Nuestra Señora de las Virtudes

Nuestra Señora de las Virtudes es una advocación mariana que destaca a la Virgen María como modelo y portadora de las virtudes cristianas. Su culto, particularmente arraigado en comunidades hispanohablantes, invita a los fieles a imitar la humildad, la caridad, la fortaleza y demás virtudes que María encarna según la tradición católica. El artículo revisa su origen histórico, su fundamento teológico, la práctica devocional, la iconografía asociada y su presencia litúrgica.
Historia y origen
Primeras manifestaciones
El título Nuestra Señora de las Virtudes surge en el contexto de la renovación mariana del siglo XX, cuando el Magisterio resaltó a María como modelo de todas las virtudes para la Iglesia universal1. En la Argentina, el Papa Pío XII recordó la «excelencia de sus virtudes» durante el Primer Congreso Nacional Mariano de 1947, subrayando la necesidad de honrar a María como «modelo más acabado de toda virtud»2. Estas palabras impulsaron la difusión del título en América Latina.
Expansión en el mundo hispano
A partir de la segunda mitad del siglo XX, diversas parroquias y santuarios en países como México, Colombia y España adoptaron la devoción bajo este nombre, organizando fiestas patronales y novenas. La popularidad se alimentó de la enseñanza papal que vinculaba la virtud de la castidad con la intercesión de María, como se observa en la carta Sanctitatis altrix de San Juan XXIII, que exhorta a honrar a la Virgen Inmaculada para proteger la castidad y otras virtudes morales3.
Fundamento teológico
La Virgen como modelo de virtudes
El Concilio Vaticano II, en Lumen Gentium n.º 65, declara que María «brilla ante toda la comunidad de los elegidos como modelo de virtudes»4. Esta afirmación se complementa con la enseñanza del Catecismo de la Iglesia Católica, que define las virtudes humanas como disposiciones estables del intelecto y la voluntad, agrupadas en las cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza5. María, al vivir en perfecta obediencia a la voluntad divina, encarna estas virtudes y, por extensión, las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad6.
Virtudes específicas atribuidas a María
Humildad – Hildegarda de Bingen describe la humildad como la virtud que «mantiene todas las cosas en la caridad» y que Dios «reunió con ella» en la Virgen7.
Obediencia – La respuesta «sí» al Ángel Gabriel ejemplifica la generosa obediencia resaltada en Marialis Cultus1.
Fortaleza – La resistencia de María en la pasión y su apoyo a Jesús son citados como ejemplos de fortaleza mariana1.
Caridad – La solicitosa caridad de María hacia su hijo y la humanidad se menciona como una de sus virtudes esenciales1.
Culto y devoción
Prácticas litúrgicas y populares
La devoción incluye la celebración de una fiesta propia, normalmente el 12 de octubre, día en que se recuerda la proclamación del título en el Congreso Mariano de 1947. Se organizan misas, procesiones y la recitación de la Novena a Nuestra Señora de las Virtudes, que invoca su intercesión para adquirir y fortalecer las virtudes cristianas.
Oraciones y novenas
Una oración típica es:
Oh María, Señora de las Virtudes, enséñanos a vivir la humildad, la justicia y la caridad, para que, siguiendo tu ejemplo, podamos alcanzar la santidad.
Las novenas, de nueve días, suelen concluir con la bendición de rosarios y la entrega de medallas que llevan la inscripción «Virtudes».
Iconografía y símbolos
Representaciones artísticas
En los altares dedicados a Nuestra Señora de las Virtudes, María suele aparecer con una corona de flores y frutos que simbolizan las virtudes florecientes. A menudo sostiene una espada (fortaleza) y una paloma (paz y caridad). Los colores predominantes son el blanco (pureza) y el dorado (gloria divina).
Símbolos asociados
La rosa – representa la virginal pureza y la amorosa caridad de María.
El libro – alude a la sabiduría y a la obediencia a la Palabra de Dios.
La lámpara – simboliza la luz de la fe que guía a los fieles hacia la virtud.
Celebraciones litúrgicas
Misa solemne y liturgia de las horas
En la solemnidad de Nuestra Señora de las Virtudes, el sacerdote proclama la antífona mariana del Magníficat y se recitan los Salmos que alaban la humildad y la fortaleza (Salmo 131, Salmo 145). La liturgia de las horas incluye el Himno a María de San Ambrosio, que la describe como «modelo de virtudes»4.
Peregrinaciones y fiestas locales
Muchas comunidades organizan peregrinaciones a santuarios dedicados a la Virgen bajo este título. En México, la Basílica de Nuestra Señora de las Virtudes acoge una gran procesión el 12 de octubre, donde los fieles llevan estandartes que representan cada una de las virtudes cardinales.
Influencia cultural
Educación y formación moral
Escuelas católicas en varios países hispanos incluyen en su currículo la formación en virtudes inspirada en la vida de María, citando documentos papales como Sanctitatis altrix y Marialis Cultus para reforzar la conexión entre la devoción mariana y la moral cristiana3,1.
Arte y literatura
Poetas y escritores latinoamericanos han dedicado obras a Nuestra Señora de las Virtudes, destacando su papel como intercesora y guía moral. En la música litúrgica, se han compuesto himnos que resaltan la humildad y la caridad marianas, siguiendo la tradición de los cantos marianos del Concilio Vaticano II4.
Conclusión
Nuestra Señora de las Virtudes constituye una expresión profunda del reconocimiento católico de la Virgen María como modelo integral de la vida cristiana. Su culto, arraigado en la tradición y reforzado por la enseñanza magisterial, invita a los fieles a imitar sus virtudes para crecer en santidad y servir a la Iglesia con humildad, caridad y fortaleza.
Citas
Conclusión - Valor teológico y pastoral de la devoción a la Santísima Virgen, Papa Pablo VI. Marialis Cultus, § 57 (1974). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Papa Pío XII. Radiomensaje a los participantes en el Primer Congreso Mariano Nacional de Argentina (12 de octubre de 1947) - Discurso (1947). ↩
Papa Juan XXIII. Sanctitatis altrix (27 de febrero de 1962) (1962). ↩ ↩2
Papa Pablo VI. Radiomensaje con motivo del homenaje de la Rosa de Oro al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe (31 de mayo de 1966) - Discurso (1966). ↩ ↩2 ↩3
Sección primera la vocación del hombre la vida en el Espíritu, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1834. ↩
Sección segunda los diez mandamientos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2095. ↩
Hildegarda de Bingen. Libro de las obras divinas, § 495. ↩