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Nuestra Señora del Mayor Dolor

Nuestra Señora del Mayor Dolor es una advocación mariana que enfatiza la profunda compasión y sufrimiento de la Madre de Jesús al compartir la Pasión de su Hijo. Esta devoción, arraigada en la tradición de los Siete Dolores de la Virgen, se celebra en distintas partes del mundo hispano‑latino y está vinculada a prácticas litúrgicas, pías y pastorales que resaltan la solidaridad de María con los que padecen. El artículo explora el origen del título, su desarrollo histórico, la celebración litúrgica, las expresiones devocionales, la iconografía típica, los santuarios principales y la dimensión teológica de esta veneración.

Tabla de contenido

Etimología y significado del título

El nombre Mayor Dolor (también traducido como Gran Dolor o Mayor Sufrimiento) alude a la sufrida participación de María en la Redención. El término dolor proviene del latín dolor, que significa «pena» o «sufrimiento», y se emplea para describir la dolorosa experiencia de la Madre al contemplar la muerte de su Hijo. En la tradición católica, esta expresión se relaciona directamente con la profecía de Simeón: «una espada te traspasará el corazón» (Lc 2, 35), que anticipa los futuros sufrimientos marianos1.

Desarrollo histórico

Orígenes patrísticos y medievales

Los primeros rastros de la veneración de los dolores marianos aparecen en los escritos patrísticos y en la liturgia primitiva, donde María es presentada como socia passionis (compañera de la Pasión)2. Durante la Edad Media, la devoción se difundió en los monasterios y entre los laicos, especialmente a través de la Oración de la Desolada y el Planctus Mariae, que expresaban el llanto de la Madre por la muerte de Cristo3.

Consolidación en la época moderna

En el siglo XVI surgió la práctica del Via Matris dolorosae, una ruta de meditación que recorre los siete dolores de María, aprobada por la Santa Sede en el siglo XIX y formalizada en los documentos de la Congregación para el Culto Divino (1992)2. El Calendario Litúrgico incorporó la memoria de Nuestra Señora del Dolor (también conocida como Our Lady of Dolours) como celebración obligatoria en la Semana Santa y el 15 de septiembre, reforzando su presencia en la vida eclesial3.

Celebración litúrgica

Día de la conmemoración

La Iglesia universal celebra el 15 de septiembre como la fiesta de Nuestra Señora del Mayor Dolor, recordando los siete momentos de sufrimiento que la Virgen vivió desde la profecía de Simeón hasta la sepultura de Jesús4. En la liturgia se emplean oraciones específicas, como el Magnificat y el Memorare, y se invita a los fieles a meditar el Via Matris durante la Cuaresma5.

Liturgia de las Horas y misas

Los salmos y cantos del Oficio de las Horas incluyen el Planctus Mariae, una pieza poética que clama por la compasión divina y la intercesión de la Madre sufrida3. En la Misa, el sacerdote puede proclamar la Intención de la Virgen y ofrecer la unción de los enfermos bajo su patronato, siguiendo la tradición de los papas que resaltan la compasión mariana (Benedicto XVI, 2008)5.

Prácticas devocionales

Oración de la Desolada (El Pésame)

En varios países latinoamericanos, los fieles realizan la Ora della Desolata, una vigilia nocturna en la que se contempla la imagen de la Pietà y se rezan letanías que expresan la dolorosa unión con Cristo3. Esta práctica, conocida también como El Pésame, no se limita a la expresión de emoción, sino que busca profundizar la fe en la Resurrección3.

Via Matris dolorosae

El Via Matris comprende siete estaciones que reflejan los siete dolores: (1) la profecía de Simeón, (2) la huida a Egipto, (3) la pérdida del niño en el Templo, (4) el camino al Calvario, (5) la crucifixión, (6) la toma del cuerpo, y (7) el entierro2. Los peregrinos recorren estas estaciones en santuarios dedicados a la Virgen del Mayor Dolor, rezando el Padrenuestro y el Ave María en cada punto.

Devoción popular

En comunidades de habla hispana, la advocación se manifiesta en procesiones, rosarios especiales y la veneración de imágenes que representan a María con la espada de siete espadas atravesando su corazón, símbolo de sus dolores5. El Papa Juan Pablo II, en sus viajes, subrayó la importancia de esta imagen como «Madre de los sufridos» que acoge a los enfermos y a los que atraviesan pruebas difíciles6.

Iconografía

Las representaciones artísticas de Nuestra Señora del Mayor Dolor suelen presentar a la Virgen con el Niño Jesús en brazos, a la vez que una espada o siete espadas atraviesan su pecho, aludiendo al dolor profético de Simeón5. En la escultura de la Pietà, María sostiene el cuerpo sin vida de Cristo, reflejando la dolorosa entrega materna que ha inspirado la devoción en siglos7. Los colores litúrgicos asociados son el violeta (penitencia) y el blanco (pureza), que aparecen en vestiduras y mantos de las imágenes.

Patronazgo y santuarios principales

Santuarios en España y América Latina

Patronazgo de grupos vulnerables

La devoción se ha convertido en patrona de los enfermos, los pobres y los emigrantes, pues la Virgen es invocada como Madre compasiva que alivia el sufrimiento humano6. En la Carta Apostólica Marialis Cultus (1974), el Papa Pablo VI reconoce a María como modelo de fe y esperanza frente a la persecución y el dolor, resaltando su papel como intercesora de los afligidos8.

Significado teológico

María como socia passionis

El Catolicismo entiende a María como participante activa en la redención, una socia passionis que comparte, sin culpa, el sufrimiento de Cristo para unir la humanidad al misterio pascual2. El Salvifici Doloris de Juan Pablo II describe a María como la primera testigo del Evangelio del sufrimiento, cuya vida ofrece un modelo de ofrenda amorosa ante el dolor1.

Doctrina de la compasión mariana

Según la Encíclica Lumen Gentium (n. 58)*, María «avanza en su peregrinación de fe siguiendo a su Hijo», y su dolor se transforma en gracia para los fieles, convirtiéndose en una fuente de consuelo y esperanza para los que padecen9. Esta doctrina subraya que el dolor mariano no es meramente pasivo, sino redentor, pues su unión a la Pasión contribuye a la salvación del mundo.

Vínculos con otras devociones marianas

Bibliografía y referencias

Citas

  1. VI. El evangelio del sufrimiento, Papa Juan Pablo II. Salvifici Doloris: Sobre el sentido cristiano del sufrimiento humano, § 25 (1982). 2

  2. Parte segunda: Orientaciones para la armonización de la piedad popular con la liturgia - Capítulo cuarto: El año litúrgico y la piedad popular - Cuaresma - La Via Matris, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Directorio sobre la piedad popular y la liturgia: Principios y orientaciones, § 136 (2001). 2 3 4

  3. Parte segunda: Orientaciones para la armonización de la piedad popular con la liturgia - Capítulo cuarto: El año litúrgico y la piedad popular - Viernes Santo - Nuestra Señora de los Dolores, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Directorio sobre la piedad popular y la liturgia: Principios y orientaciones, § 145 (2001). 2 3 4 5

  4. B15: Los siete dolores de la Santísima Virgen María, Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 558.

  5. Celebración eucarística para los enfermos en la explanada frente a la basílica de Nuestra Señora del Rosario en Lourdes, Papa Benedicto XVI. 15 de septiembre de 2008: Celebración Eucarística para los enfermos en la Explanada frente a la Basílica de Nuestra Señora del Rosario en Lourdes (2008). 2 3 4

  6. Papa Juan Pablo II. Viaje apostólico - Cuba: Encuentro con los enfermos y los que sufren en el Santuario de San Lázaro (24 de enero de 1998) - Discurso, § 5 (1998). 2

  7. Papa Juan Pablo II. Viacrucis: oración de apertura (21 de abril de 2000) - Discurso (2000).

  8. Parte primera - Sección primera - La Santísima Virgen en la liturgia romana revisada, Papa Pablo VI. Marialis Cultus, § 7 (1974).

  9. «Statio» y procesión penitencial de la basílica de San Anselmo a la basílica de Santa Sabina - Santa Misa, bendición e imposición de las cenizas, Papa Benedicto XVI. 6 de febrero de 2008: «Statio» y Procesión Penitencial de la Basílica de San Anselmo a la Basílica de Santa Sabina - Santa Misa, Bendición e Imposición de las Cenizas (2008).