Nuestra Señora del Monte Carmelo

Nuestra Señora del Monte Carmelo es una advocación mariana venerada en la Iglesia Católica, ligada a la Orden de los Carmelitas. Su festividad se celebra el 16 de julio. Esta devoción se centra en la especial protección y guía de la Santísima Virgen María hacia aquellos que se consagran a ella, particularmente a través del uso del escapulario marrón, un signo de afiliación a la familia carmelita y un recordatorio de un compromiso con una vida cristiana de oración y caridad. La historia de esta advocación se entrelaza con el origen y desarrollo de la Orden Carmelita en el Monte Carmelo, en Tierra Santa, y se ha difundido globalmente, enriqueciendo la espiritualidad mariana de la Iglesia.
Tabla de contenido
Orígenes de la Devoción Carmelita
La devoción a Nuestra Señora del Monte Carmelo tiene sus raíces en el Monte Carmelo de Tierra Santa, un lugar con profunda significación bíblica. Desde los tiempos de los profetas Elías y Eliseo, existieron comunidades de hombres dedicados a Dios, conocidos como los «Hijos de los Profetas»1. Estos hombres llevaron una vida comunitaria y se consagraron al servicio divino, con Elías y Eliseo como sus superiores más destacados, ambos asociados con el Monte Carmelo1.
En el siglo XII, ermitaños latinos se establecieron en el Monte Carmelo, buscando emular el estilo de vida de los profetas del Antiguo Testamento y dedicar sus vidas a la adoración de Jesucristo, siguiendo el ejemplo de la Virgen María y el profeta Elías2. Alrededor de 1210, el Patriarca de Jerusalén, Alberto de Vercelli, les proporcionó una regla de vida, que incluía la elección de un prior, la vida en celdas separadas para la meditación y el trabajo manual, la asistencia diaria a Misa y la observancia de la abstinencia y el ayuno1. Estos ermitaños construyeron una capilla en honor a Nuestra Señora alrededor del año 1220, lo que llevó a que se les conociera como los «Ermitaños de Santa María del Monte Carmelo»1.
El Escapulario de Nuestra Señora del Monte Carmelo
El escapulario marrón es el signo más reconocido de la devoción a Nuestra Señora del Monte Carmelo y una síntesis efectiva de la espiritualidad mariana3.
La Tradición del Escapulario
Según una piadosa tradición carmelita, el 16 de julio de 1251, la Santísima Virgen María se apareció a San Simón Stock en Cambridge, Inglaterra4,5. En respuesta a la súplica de San Simón por la ayuda para su oprimida orden, la Virgen se le apareció con un escapulario en la mano y le dijo: «Toma, hijo amado, este escapulario de tu orden como insignia de mi confraternidad y para ti y todos los Carmelitas un signo especial de gracia; quienquiera que muera con esta vestidura, no sufrirá el fuego eterno. Es el signo de salvación, una salvaguardia en los peligros, una prenda de paz y de la alianza»5.
Aunque la formulación precisa de esta tradición aparece por primera vez en 1642 y su apoyo en documentos históricos ha sido objeto de examen, el contenido general de la tradición sigue siendo piadosamente creíble5. Se cree que San Simón Stock recibió una seguridad sobrenatural de la protección especial de la Santísima Virgen para toda su orden y para todos los que llevaran el hábito carmelita5. La Virgen prometió una ayuda especial, especialmente en la hora de la muerte, a aquellos que fielmente llevaran este hábito en su honor durante toda su vida, para que fueran preservados del infierno5.
Significado del Escapulario
El escapulario es esencialmente un «hábito»3,6. Aquellos que lo reciben se asocian más o menos estrechamente con la Orden del Carmelo y se dedican al servicio de Nuestra Señora para el bien de toda la Iglesia3,6. Su uso es un recordatorio constante de la protección de la Santísima Virgen, no solo durante la vida, sino también en el momento de la transición a la plenitud de la gloria eterna3,6.
Además, el escapulario simboliza que la devoción a María no puede limitarse a oraciones ocasionales, sino que debe convertirse en un «hábito», una orientación permanente de la conducta cristiana3,6. Esta conducta se teje con la oración, la vida interior, la frecuente recepción de los sacramentos y la práctica concreta de las obras de misericordia espirituales y corporales3,6. De este modo, el escapulario se convierte en un signo de la «alianza» y la comunión recíproca entre María y los fieles, traduciendo concretamente el don de Jesús a Juan en la Cruz de su Madre, y la entrega del apóstol amado y de todos nosotros a ella, que se convirtió en nuestra Madre espiritual3,6.
El escapulario de Nuestra Señora del Monte Carmelo es un signo externo de la relación filial entre la Santísima Virgen María, Madre y Reina del Monte Carmelo, y los fieles que se encomiendan totalmente a su protección, recurren a su intercesión maternal y son conscientes de la primacía de la vida espiritual y la necesidad de la oración7. La imposición del escapulario por medio de un rito especial de la Iglesia lo describe como «un recordatorio de que en el Bautismo hemos sido revestidos de Cristo, con la ayuda de la Santísima Virgen María, solícita por nuestra conformación al Verbo Encarnado, para la alabanza de la Trinidad, podamos llegar a nuestra morada celestial vistiendo nuestro traje nupcial»7.
El Privilegio Sabatino
El privilegio sabatino es el segundo privilegio del escapulario, que significa que la ayuda maternal de María para sus siervos en la Cofradía del Escapulario continuará después de la muerte, y se manifestará especialmente el sábado (día consagrado a su honor), siempre que los miembros cumplan fielmente las condiciones necesarias para obtener este privilegio5.
La Festividad de Nuestra Señora del Monte Carmelo
La festividad de Nuestra Señora del Monte Carmelo se celebra el 16 de julio4,5. Esta fecha fue elegida porque, según las tradiciones carmelitas, en ese día de 1251, la Santísima Virgen entregó el escapulario a San Simón Stock4. La fiesta fue aprobada por Sixto V en 1587 y, después de un examen de las tradiciones carmelitas por parte del Cardenal Bellarmino en 1609, fue declarada la fiesta patronal de la orden4. En 1726, el Papa Benedicto XIII extendió la celebración a toda la Iglesia Latina4. El objeto de la fiesta es la predilección especial de María por aquellos que se profesan sus siervos llevando su escapulario4.
La Espiritualidad Mariana Carmelita
La Orden del Carmelo, desde sus inicios, ha buscado modelar sus vidas según el ejemplo de María en su camino hacia «la montaña de Dios, Cristo el Señor»8,9. En el Carmelo, y en toda alma movida por el afecto hacia la Santísima Virgen, ha florecido la contemplación de María, quien desde el principio supo abrirse a escuchar la Palabra de Dios y obedecer su voluntad8,9. María, enseñada y formada por el Espíritu, comprendió su propia historia por la fe y, dócil a las inspiraciones divinas, «avanzó en su peregrinación de fe, y perseveró fielmente en su unión con su Hijo hasta la cruz, donde permaneció, según el plan divino, sufriendo con su Hijo Unigénito la intensidad de su dolor y asociándose a su sacrificio en su corazón de Madre»8,9.
Los Carmelitas han elegido a María como su Patrona y Madre espiritual, manteniendo siempre ante los ojos de su corazón a la Virgen Purísima que guía a todos al conocimiento perfecto y a la imitación de Cristo10,11. Para los miembros de la Familia Carmelita, María no es solo un modelo a imitar, sino también la dulce presencia de una Madre y Hermana en quien confiar10,11. Santa Teresa de Jesús exhortaba a sus hermanas: «Imitad a Nuestra Señora y considerad cuán grande debe ser y qué bueno es que la tengamos por Patrona»10,11.
Esta intensa vida mariana, expresada en la oración confiada, la alabanza entusiasta y la imitación diligente, permite comprender que la forma más genuina de devoción a la Santísima Virgen, expresada por el humilde signo del Escapulario, es la consagración a su Inmaculado Corazón12. De esta manera, el corazón crece en comunión y familiaridad con la Santísima Virgen, como una nueva forma de vivir para Dios y de continuar en la tierra el amor de Jesús Hijo por su Madre María12.
La Influencia de la Orden Carmelita
La Orden Carmelita, una de las órdenes mendicantes, ha tenido una rica historia de desarrollo y reforma1. Desde su fundación en el Monte Carmelo, se extendió a Europa, donde San Simón Stock, elegido general en 1247, trabajó para establecer casas en universidades y aumentar las vocaciones1.
Figuras como Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz son los ornamentos más brillantes de la Orden Carmelita1. Santa Teresa, nacida en 1515, entró en el convento de la Encarnación en Ávila y, tras un período de pruebas interiores, sintió el deseo de una vida más perfecta1. Aprendiendo que la regla primitiva buscaba la vida contemplativa y prescribía austeridades que habían sido dispensadas, resolvió fundar un convento para trece monjas, establecido el 24 de agosto de 15621. La reforma teresiana buscaba fortalecer el trabajo apostólico con la oración y proponer un estilo de vida evangélico que sirviera de modelo para quienes buscaban la perfección, basándose en la convicción de que toda reforma personal y eclesial auténtica pasa por reproducir fielmente la «forma» de Cristo13.
Las monjas carmelitas, inmersas en el silencio y la oración, recuerdan a todos los creyentes el primado absoluto de Dios14,15. Consagradas totalmente a la búsqueda de Dios, testifican que Él es la fuente de la plena realización de la persona humana y de toda actividad espiritual14,15.
Conclusión
Nuestra Señora del Monte Carmelo representa una profunda y duradera tradición mariana dentro de la Iglesia Católica. A través de la historia de la Orden Carmelita, el don del escapulario y la vida ejemplar de sus santos, la devoción a la Madre de Dios se ha enriquecido y extendido, ofreciendo a los fieles un camino de protección, gracia y una constante invitación a vivir una vida de oración, virtud y amor a Dios y al prójimo, bajo el manto protector de María3,6,7.
Citas
La Orden Carmelita, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §La Orden Carmelita. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9
Papa Benedicto XVI. Carta al Prior General de la Orden de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo con motivo del octavo centenario de la Formula Vitæ (14 de agosto de 2007) (2007). ↩
Papa Juan Pablo II. Mensaje a la Orden Carmelita (26 de marzo de 2001) - Discurso, § 5 (2001). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8
Fiesta de Nuestra Señora del Monte Carmelo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Fiesta de Nuestra Señora del Monte Carmelo. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Escapulario, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Escapulario. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Papa Juan Pablo II. Mensaje a la Orden Carmelita (26 de marzo de 2001), § 5 (2001). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Parte segunda: Orientaciones para la armonización de la piedad popular con la liturgia - Capítulo quinto: La veneración de la santísima madre de dios - Ejercicios piadosos recomendados por el magisterio - El escapulario marrón y otros escapularios, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia: Principios y Orientaciones, § 205 (2001). ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan Pablo II. Mensaje a la Orden Carmelita (26 de marzo de 2001), § 2 (2001). ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan Pablo II. Mensaje a la Orden Carmelita (26 de marzo de 2001) - Discurso, § 2 (2001). ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan Pablo II. Mensaje a la Orden Carmelita (26 de marzo de 2001), § 3 (2001). ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan Pablo II. Mensaje a la Orden Carmelita (26 de marzo de 2001) - Discurso, § 3 (2001). ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan Pablo II. Mensaje a la Orden Carmelita (26 de marzo de 2001), § 4 (2001). ↩ ↩2
Papa Benedicto XVI. Mensaje al Obispo de Ávila (España) con motivo del 450º aniversario de la fundación del Monasterio de San José en Ávila y del inicio de la reforma de la Orden del Carmen (16 de julio de 2012), § 3 (2012). ↩
Papa Juan Pablo II. Mensaje al Rvdo. Joseph Chalmers, Prior General de la Orden de los Carmelitas con motivo del 550º aniversario de la incorporación de las monjas de clausura y la Tercera Orden de los laicos a la Orden Carmelita (7 de octubre de 2002) - Discurso, § 2 (2002). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. Mensaje al Rvdo. Joseph Chalmers, Prior General de la Orden de los Carmelitas con motivo del 550º aniversario de la incorporación de las monjas de clausura y la Tercera Orden de los laicos a la Orden Carmelita (7 de octubre de 2002), § 2 (2002). ↩ ↩2