Oración de Jesús
La Oración del Señor, universalmente conocida en la Iglesia Católica como el Padre Nuestro (Pater Noster en latín), es la oración cristiana por excelencia y el modelo de toda plegaria, enseñada directamente por Jesucristo a sus discípulos. Constituye un resumen de todo el Evangelio y el compendio de las peticiones que el cristiano debe elevar a Dios Padre. Esta oración, que se encuentra registrada en los Evangelios de Mateo (Mt 6:9-13) y Lucas (Lc 11:2-4), es fundamental en la liturgia y la vida espiritual de la Iglesia, estructurando las peticiones del creyente en torno a la gloria de Dios y las necesidades humanas esenciales.
Tabla de contenido
Origen y Fundamento Bíblico
La Oración del Señor fue entregada por Jesús a sus discípulos cuando le pidieron: «Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos» (Lc 11:1)1. En el Evangelio de Mateo, la oración se presenta como parte del Sermón de la Montaña, inmediatamente después de que Jesús advierte contra la oración hipócrita y la acumulación de frases vacías2,3.
Las Dos Versiones Evangélicas
Existen dos versiones canónicas de la oración en el Nuevo Testamento, aunque la forma litúrgica aceptada y más utilizada se basa en la versión de Mateo4:
Versión de Mateo (Mt 6:9-13): Esta versión es más extensa y consta de siete peticiones4. Se presenta en el contexto de las enseñanzas de Jesús sobre la piedad auténtica (limosna, oración y ayuno), donde Él prohíbe practicar la piedad para ser vistos por los demás2. Jesús instruye a orar en secreto, evitando ser como los hipócritas que aman orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para ser vistos por los hombres5,6.
Versión de Lucas (Lc 11:2-4): Esta versión es más breve, conteniendo cinco peticiones4.
La versión de Mateo se convirtió en la base de la forma litúrgica aceptada: «Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal»4,7.
Estructura Teológica y Significado
La Oración del Señor es un modelo de oración porque, al mismo tiempo que es totalmente personal, es profundamente eclesial8. El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) destaca que la oración se divide en dos partes principales, con un total de siete peticiones9,10:
Las Tres Primeras Peticiones: Se centran en la gloria del Padre9,11.
Las Cuatro Últimas Peticiones: Presentan a Dios nuestras necesidades y súplicas9.
Invocación: «Padre Nuestro que estás en el cielo»
La oración comienza con la invocación fundamental que sitúa al creyente dentro de la familia de Dios8.
«Padre Nuestro»: Al decir «Padre», el cristiano se coloca en una relación de confianza filial con Dios11. Al usar el pronombre «Nuestro», la oración se vuelve comunitaria, superando todas las fronteras y uniendo al creyente con toda la familia de Dios, vivos y difuntos8,12. Solo a través de la comunión con Jesucristo nos convertimos verdaderamente en hijos de Dios y podemos llamarle «Padre»8.
«que estás en el cielo»: Esta frase no se refiere a una ubicación física, sino a la trascendencia de Dios8. Como Padre, Dios es la fuente última de nuestro ser y Aquel a quien todos debemos regresar8.
Las Tres Peticiones Teologales
Estas peticiones se enfocan en los deseos de Dios para la humanidad y la creación:
«Santificado sea tu Nombre»: Es una súplica para que Dios se haga cargo de la santificación de su propio Nombre, protegiendo el misterio de su accesibilidad y afirmando constantemente su verdadera identidad frente a cualquier distorsión humana8. El Nombre de Dios es manifestado de manera suprema en su Hijo Encarnado8.
«Venga a nosotros tu Reino»: Esta petición declara el propósito y la meta de Dios para la creación8. Orar por el Reino de Dios es decir a Jesús que Él es el Reino de Dios en persona, y que el Reino está presente donde Él está presente8. Es una súplica por el advenimiento del Reino, que es el centro de la predicación de Jesús11.
«Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo»: Es una petición para que el plan de salvación de Dios se cumpla13. En la Cruz, la voluntad del Padre se cumple definitivamente con el consummatum est14.
Las Cuatro Peticiones de Súplica
Estas peticiones expresan las necesidades humanas esenciales para acoger el Reino y cooperar con su venida11:
«Danos hoy nuestro pan de cada día»: Esta súplica por el sustento diario incluye no solo el alimento material (salud, hogar, trabajo), sino también una referencia particular al Pan Eucarístico, que es necesario para la vida en Cristo11,15. En el contexto de la Misa, esta petición adquiere un significado aún más profundo al preceder a la recepción del Cuerpo de Cristo bajo las especies del «pan partido»14,16.
«Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden»: Es una súplica diaria por el perdón de los pecados11. La petición de perdón a Dios está condicionada a nuestro compromiso de perdonar a quienes nos han ofendido15. Jesús mismo reflejó esto perfectamente en la Cruz con las palabras: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen»14. El perdón de Dios es una gracia que debe pedirse, ya que por el esfuerzo humano solo no es posible15.
«No nos dejes caer en la tentación»: Esta petición pide ayuda durante la prueba17 y para no ser inducidos al tiempo de la prueba2.
«Y líbranos del mal»: Finalmente, se pide a Dios que nos libre del mal que nos separa de Él y nos divide de los hermanos15. Esta oración alcanza su mayor eficacia en el momento del Sacrificio Eucarístico, donde la Iglesia ofrece el precio de la redención y la liberación del mal14.
El Padre Nuestro en la Vida de la Iglesia
La Oración del Señor es la oración por excelencia de la Iglesia (oratio quintessentialis)18.
El Padre Nuestro en la Liturgia
La oración está profundamente integrada en la vida litúrgica de la Iglesia:
En la Misa (Eucaristía): El Padre Nuestro es un momento crucial de la Liturgia Eucarística, precediendo inmediatamente el Rito de la Paz y la Comunión19,12. En la Misa, se pide el pan diario (el Pan Eucarístico) y la purificación del pecado19. La oración prepara a los fieles para la Comunión Sacramental con Cristo, fomentando una actitud filial hacia Dios y de fraternidad hacia el prójimo15.
Embolismo y Doxología: En el Rito Romano, el sacerdote añade un embolismo después de la oración, ampliando la última petición al rogar por la liberación del poder del mal para toda la comunidad19. El pueblo concluye con una doxología (por ejemplo, «Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor»)19.
Otros Sacramentos y Oficios: Es parte integral de las horas mayores del Oficio Divino y de los sacramentos de la iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía18.
La Oración como Modelo de Piedad
Jesús enseñó el Padre Nuestro en el contexto de la Nueva Ley, que dirige los actos de religión (limosna, oración y ayuno) al «Padre que ve en lo secreto», en contraste con el deseo de «ser vistos por los hombres»20.
La Oración Secreta: Cristo insiste en que, al orar, el discípulo debe entrar en su «aposento» (cámara o corazón) y cerrar la puerta para orar al Padre en secreto2,21. Esto significa que la oración debe proceder del corazón y estar cerrada a las distracciones externas que puedan privarla de su perfección21.
Evitar la Ostentación: El Señor advierte contra la práctica de la piedad para ser elogiado por otros, ya que los hipócritas que buscan la gloria de los hombres ya han recibido su recompensa2,5,6. San Agustín explica que lo incorrecto no es ser visto por los hombres, sino hacer las obras con el propósito de ser visto por ellos y buscar el fruto de agradar a los hombres5,22. Esta misma regla se aplica a la limosna y el ayuno23,24,25.
Evitar las Palabras Vacías: Jesús también advierte contra la acumulación de frases vacías, como hacen los gentiles, pues piensan que serán escuchados por sus muchas palabras. El Padre ya sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos2,3.
La Oración del Señor, por lo tanto, no solo proporciona las palabras correctas para dirigirse a Dios, sino que también establece la disposición interior adecuada: una confianza filial, una humildad que evita la ostentación y una caridad que se extiende al perdón fraterno15.
Conclusión
El Padre Nuestro es la cumbre de la oración cristiana, un regalo de Jesús que nos introduce en su propia oración sacerdotal13. Al recitarla, los fieles no solo piden por sus necesidades materiales y espirituales, sino que también se unen a la voluntad salvífica de Dios, profesando su fe en el advenimiento del Reino y la santificación de su Nombre. Es una oración que, al ser rezada en comunión con la Iglesia, supera toda división y nos conforma a la imagen de Cristo8.
Citas
Sección segunda I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 520. ↩
La Sagrada Biblia, Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Sagrada Biblia, §Mateo 6:9-13 (1993). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Sagrada Biblia, §Mateo 6. ↩ ↩2
Parte segunda - La oración de la Iglesia - IV. La oración personal del cristiano - C. El «Padrenuestro», Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana. Catecismo de la Iglesia Católica Ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 674 (2016). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Sobre la segunda parte del sermón de la montaña (Mateo 6-7), Agustín de Hipona. Sobre el Sermón de la Montaña, Libro II, §Capítulo 3. 10 (393). ↩ ↩2 ↩3
Agustín de Hipona. Sermones sobre Pasajes Selectos del Nuevo Testamento - Sermón 43, § 14 (420). ↩ ↩2
Orar con el Santísimo Sacramento - Padrenuestro, Diócesis de Rochester. Oraciones ante el Santísimo Sacramento (2024). ↩
Geoffrey Wainwright. Hermenéutica del Evangelio en Jesús de Nazaret de Joseph Ratzinger, § 7. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11
Sección segunda el Padrenuestro, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2857. ↩ ↩2 ↩3
IV. Estructura de este catecismo, Catecismo de la Iglesia Católica, § 17. ↩
Catequesis sobre la oración - 18. La oración de petición, Papa Francisco. Audiencia General del 9 de diciembre de 2020: Catequesis sobre la oración - 18. La oración de petición (2020). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Parte segunda - La oración de la Iglesia - II. La oración de la comunidad eclesial - A. La divina liturgia—fundamento y culmen de la vida de la comunidad cristiana - 3. La liturgia de la Eucaristía (liturgia de los fieles) - C. El «Padrenuestro», Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana. Catecismo de la Iglesia Católica Ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 384 (2016). ↩ ↩2
Sección primera la oración en la vida cristiana, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2750. ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. Carta a los Sacerdotes, 1999, § 5 (1999). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
«partió el pan», Papa Francisco. Audiencia General del 14 de marzo de 2018 (2018). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Sección segunda los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1355. ↩
Papa Juan Pablo II. A los jóvenes de Inglaterra y Gales en Ninian Park (2 de junio de 1982) - Discurso, § 2 (1982). ↩
Sección segunda el Padrenuestro, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2776. ↩ ↩2
Capítulo II la estructura de la Misa, sus elementos y sus partes - III. Las partes individuales de la Misa - C. La liturgia de la Eucaristía - El Padrenuestro, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General del Misal Romano, § 81 (2003). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Sección primera la vocación del hombre: la vida en el Espíritu, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1969. ↩
El Padrenuestro - Introducción: Sobre la oración - Aquellos que no oran en verdad, Papa Pío V. Catecismo del Concilio de Trento, §El Padrenuestro - Introducción: Sobre la oración (1566). ↩ ↩2
Sobre la segunda parte del sermón de la montaña (Mateo 6-7), Agustín de Hipona. Sobre el Sermón de la Montaña, Libro II, §Capítulo 2. 5 (393). ↩
Tres libros de testimonios contra los judíos - Que no debemos trabajar ruidosamente ni con jactancia, Cipriano de Cartago. Los Tratados de Cipriano - Tratado XII (Libro 3), § 40 (249). ↩
Capítulo 30. Sobre la amabilidad y sus diversas partes, a saber, la buena voluntad y la liberalidad. Cómo deben combinarse. Qué más se necesita para que alguien muestre liberalidad de manera loable, Ambrosio de Milán. Sobre los Deberes del Clero, §Libro I. Capítulo 30. 147 (391). ↩
Sobre la segunda parte del sermón de la montaña (Mateo 6-7), Agustín de Hipona. Sobre el Sermón de la Montaña, Libro II, §Capítulo 12. 40 (393). ↩