Wikitólica

La enciclopedia y wiki católica en español

Cruz

Oración mental

La oración mental es una forma esencial de la oración cristiana que implica la aplicación de las facultades del alma —memoria, imaginación, intelecto y voluntad— a la consideración de verdades o misterios divinos. Su propósito es fomentar emociones espirituales adecuadas y fortalecer la voluntad para conformarse a la voluntad de Dios, buscando así una unión más profunda con Él. Aunque la práctica de la meditación ha existido desde tiempos antiguos, su desarrollo como un método estructurado es más reciente en la historia de la Iglesia. Esta forma de oración es un camino hacia la contemplación, un encuentro íntimo y silencioso con Dios que no requiere la vocalización de palabras, sino una disposición del corazón guiada por el Espíritu Santo.

Tabla de contenido

Definición y Naturaleza de la Oración Mental

La oración mental es una forma de oración interior que no se limita a la recitación de fórmulas vocales, sino que implica una profunda reflexión y diálogo con Dios en el corazón1. Santa Teresa de Ávila la describe como «nada otra cosa es oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama»2,3,4. Esta definición subraya la naturaleza personal e íntima de la oración mental, concibiéndola como una conversación entre amigos.

El Catecismo de la Iglesia Católica explica que la meditación, una forma de oración mental, es principalmente una búsqueda2,3,5. La mente procura comprender el porqué y el cómo de la vida cristiana para adherirse y responder a lo que el Señor pide2. Esta atención requerida puede ser difícil de mantener, por lo que los cristianos suelen ayudarse de diversas fuentes, como las Sagradas Escrituras (especialmente los Evangelios), iconos sagrados, textos litúrgicos, escritos de los Padres espirituales, obras de espiritualidad, y la creación misma2.

Facultades Involucradas

La oración mental involucra activamente varias facultades del alma:

La movilización de estas facultades es esencial para profundizar las convicciones de fe, impulsar la conversión del corazón y fortalecer la voluntad de seguir a Cristo2,5.

Oración Mental y sus Relaciones con Otras Formas de Oración

La oración mental no es una práctica aislada, sino que se entrelaza con otras formas de oración en la vida cristiana.

Meditación y Contemplación

El Catecismo de la Iglesia Católica distingue entre meditación y oración contemplativa (o contemplación), aunque a menudo se usan indistintamente o se considera la oración mental como un paso hacia la contemplación2,3.

La meditación es una búsqueda activa donde la mente se esfuerza por comprender y aplicar las verdades de la fe2,6,5. Implica la reflexión sobre lo que se lee, confrontándolo con la propia vida para discernir los movimientos del corazón y actuar en consecuencia2. Existen muchos métodos de meditación, pero todos son guías para avanzar con el Espíritu Santo en el camino de la oración, que es Cristo Jesús2.

La oración contemplativa, por su parte, es un paso más allá de la meditación, donde la atención se fija en el Señor mismo2,3. Es un «tratar de amistad» con Aquel que sabemos que nos ama2,3,4. En la contemplación, la búsqueda de Dios se realiza en una fe pura, que nos hace nacer y vivir en Él2,3. No se emprende solo cuando se tiene tiempo, sino que se hace tiempo para el Señor, con la firme determinación de no desistir ante las pruebas o la aridez2,3. El corazón es el lugar de este encuentro, en pobreza y fe2,3.

El Papa Francisco ha enfatizado que la meditación cristiana es un encuentro con el «Otro» con mayúscula, un encuentro trascendente con Dios, y no solo una introspección o búsqueda del «ego profundo»8. Los resultados como la paz interior o el autodominio son efectos secundarios de la gracia de la oración cristiana, que es el encuentro con Jesús8.

Oración Vocal y Oración Mental

Aunque la oración mental no requiere la pronunciación de palabras, no significa que la oración vocal sea inferior o separada de ella. La oración vocal es la forma de oración más accesible, especialmente para los grupos3. Sin embargo, incluso la oración interior no puede descuidar la oración vocal, ya que la oración se interioriza a medida que nos hacemos conscientes de «Aquel a quien hablamos»3. De hecho, la oración vocal puede convertirse en una forma inicial de oración contemplativa3.

El Papa Juan Pablo II enseñó que toda oración debe ser una oración del corazón1. Jesús recomendó orar al Padre en secreto, no por la multitud de palabras, sino con humildad y sinceridad1. No obstante, la oración interior tiende, por la naturaleza humana, a expresarse en palabras y gestos, cuya alma sigue siendo la oración del corazón1.

Historia y Desarrollo de la Oración Mental

La práctica de la oración mental ha sido una constante en las almas temerosas de Dios a lo largo de la historia bíblica y eclesial.

Antiguo y Nuevo Testamento

Hay abundante evidencia de la oración mental en el Antiguo Testamento, como se ve en varios salmos (Salmo 38:4; 62:7; 76:13; 118; Sirac 14:22; Isaías 26:9; 57:1; Jeremías 12:11)9. En el Nuevo Testamento, Cristo dio frecuentes ejemplos de esta práctica, y San Pablo se refiere a ella en varias ocasiones (Efesios 6:18; Colosenses 4:2; 1 Timoteo 4:15; 1 Corintios 14:15)9.

Los Padres de la Iglesia y la Tradición Antigua

Los Padres de la Iglesia, como San Juan Crisóstomo, Casiano, San Jerónimo y San Basilio, también recomendaron la oración mental a los fieles9. Sus escritos y los de los grandes teólogos son, en gran medida, fruto de la meditación devota y del estudio de los misterios de la religión9.

Desarrollo Metódico

A pesar de su antigüedad, no hay rastro de una meditación metódica antes del siglo XV9. Antes de este período, incluso en los monasterios, no parece haber existido una regulación sobre el tema, el orden, el método o el tiempo de la consideración9.

Los cartujos, antes de mediados del siglo XII, ya tenían tiempos dedicados a la oración mental, según el «Consuetudinario» de Guigo, pero sin una regulación detallada9. A principios del siglo XVI, Jean Mombaer de Bruselas, de los Hermanos de la Vida Común, publicó una serie de temas o puntos para la meditación9. Las reglas monásticas generalmente prescribían tiempos para la oración común (el Oficio), dejando al individuo la libertad de reflexionar sobre los textos9.

Fue en el siglo XVI cuando la oración mental comenzó a ser formalmente regulada:

El Concilio Vaticano II, por su parte, recordó a los presbíteros la necesidad de una unión habitual con Cristo y recomendó la asiduidad en la oración, destacando la oración mental por su probada eficacia10. El Concilio la describe como una forma de oración libre de fórmulas rígidas, que no requiere la pronunciación de palabras y responde a la guía del Espíritu Santo en la contemplación del misterio divino10.

El Papa Pablo VI, en 1974, lamentó la dificultad de la mentalidad moderna, tan extrovertida y reacia a la fe y a la meditación, para comprender el lenguaje de la oración mental, y exhortó a reaprenderlo, pues sin él no se puede dialogar con Dios ni escuchar su voz11.

Métodos y Guías para la Oración Mental

Existen numerosos métodos de meditación, tantos como maestros espirituales2,3,8. Sin embargo, el método es solo una guía; lo importante es avanzar con el Espíritu Santo en el único camino de la oración, que es Cristo Jesús2,3,8.

Fuentes de Inspiración

Para la oración mental, los cristianos pueden ayudarse de diversas fuentes2,3:

El Papa Benedicto XVI animó a la «rumia» de las palabras de la Sagrada Escritura, los Evangelios, los Hechos de los Apóstoles o las Cartas de los Apóstoles, así como de pasajes de autores espirituales12. También sugirió reflexionar sobre experiencias espirituales intensas o sobre palabras que resuenan de la Eucaristía dominical12.

El Papel del Espíritu Santo

El Espíritu Santo es el guía fundamental en la oración mental8. Él es quien enseña a la Iglesia y le recuerda todo lo que Jesús dijo, formándola en la vida de oración14. Sin el Espíritu Santo, la meditación cristiana no es posible; Él nos guía al encuentro con Jesús8.

Disposición del Corazón

Para la oración mental, se requiere una disposición de humildad y fidelidad2. Es fundamental «hacer tiempo para el Señor» con una firme determinación de no rendirse, a pesar de las pruebas o la sequedad espiritual2,3. El corazón es el lugar de esta búsqueda y encuentro con Dios, en pobreza y fe2,3.

En última instancia, el objetivo de la meditación es confiarse cada vez más a las manos de Dios, con confianza y amor, seguros de que solo haciendo su voluntad se encuentra la verdadera felicidad12.

Citas

  1. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 4 de enero de 1995 (1995). 2 3 4 5

  2. capítulo tres la vida de oración, Catecismo de la Iglesia Católica, § 4.1.3. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29

  3. sección uno la oración en la vida cristiana, Catecismo de la Iglesia Católica, § 4.1. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

  4. Il messaggio dell’orazione, 27 de septiembre de 1970: Santa Teresa de Ávila, Doctora de la Iglesia (1970). 2

  5. II. Meditación, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2708 (1992). 2 3 4 5 6 7 8 9 10

  6. Parte cuatro - La oración cristiana. Capítulo III - La vida de oración. Oración cristiana, Promulgado por el Papa Benedicto XVI. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, § 570 (2005). 2 3 4 5

  7. Roch Kereszty, O.Cist. Contemporaneidad: El misterio del tiempo litúrgico, § 13.

  8. Resumen de las palabras del Santo Padre: Papa Francisco. Audiencia General del 28 de abril de 2021 - Catequesis sobre la oración: 31. La meditación (2021). 2 3 4 5 6

  9. Oración, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Oración. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13

  10. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 2 de junio de 1993, § 3 (1993). 2

  11. Ascoltare Cristo con intensa vita interiore, Papa Pablo VI. Audiencia General del 9 de enero de 1974 (1974).

  12. El hombre en oración (10), Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 17 de agosto de 2011: El hombre en oración (10) (2011). 2 3 4

  13. Papa Juan Pablo II. Francisco Coll y Guitart (1812-1875) - Homilía de beatificación, § 3 (2009).

  14. capítulo I la revelación de la oración - La llamada universal a la oración, Catecismo de la Iglesia Católica, § 4.1.1.