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Cruz

Orden de Jesuitas (Sociedad de Jesús)

Orden de Jesuitas (Sociedad de Jesús)
Versión monocromática del emblema IHS de los Jesuitas. El diseño del emblema se atribuye a Ignacio de Loyola (1541). La cruz se dibuja aquí como patada y afilada. Esto no forma parte necesariamente del diseño. Las representaciones modernas tempranas a veces muestran una cruz sencilla o varias ornamentaciones barrocas. Los tres clavos a veces se muestran traspasando un corazón. Los rayos rectos y ondulados alternos se encuentran en ejemplares históricos, pero no necesariamente, y a veces con dos o tres rayos rectos que separan los rayos ondulados. El número de rayos es a menudo 32, como aquí, pero a veces también 12, 16 o 24. El emblema a veces está rodeado por la inscripción et vocatum est nomen eius Iesus (Lucas 2:21). Dominio Público.

La Sociedad de Jesús, comúnmente conocida como Orden de Jesuitas o simplemente Jesuitas, es una orden religiosa católica fundada en el siglo XVI por San Ignacio de Loyola. Aprobada por el papa Pablo III en 1540, esta comunidad de clérigos regulares se caracteriza por su dedicación a la educación, las misiones evangelizadoras y el servicio a la Iglesia en los confines del mundo. Con un carisma centrado en la obediencia especial al pontífice romano y una espiritualidad ignaciana basada en los Ejercicios Espirituales, los jesuitas han jugado un papel fundamental en la Contrarreforma, la expansión global del catolicismo y la promoción de la ciencia y la cultura. A lo largo de su historia, han enfrentado supresiones y restauraciones, pero su influencia perdura en instituciones educativas, obras pastorales y el compromiso con la justicia social, contando hoy con miles de miembros en todo el planeta.

Tabla de contenido

Fundación e historia temprana

Orígenes y San Ignacio de Loyola

La Sociedad de Jesús surgió en un contexto de profundas transformaciones en Europa durante el siglo XVI, marcado por la Reforma protestante y el Concilio de Trento. Su fundador, San Ignacio de Loyola (1491-1556), fue un noble vasco que, tras una herida en la batalla de Pamplona en 1521, experimentó una conversión espiritual profunda. Durante su convalecencia, leyó vidas de santos y se inspiró en la imitación de Cristo, lo que lo llevó a emprender un peregrinaje de penitencia y oración. En 1522, en la cueva de Manresa, desarrolló los fundamentos de sus Ejercicios Espirituales, un método de discernimiento y oración que se convertiría en el pilar de la espiritualidad jesuita.1

Ignacio estudió en la Universidad de París, donde reunió a un grupo de compañeros: Pedro Fabro, Francisco Javier, Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Simón Rodríguez, Nicolás Bobadilla, Claudio Le Jay, Juan Codure y Paschasio Broët. El 15 de agosto de 1534, en la colina de Montmartre, pronunciaron votos de pobreza y castidad, comprometiéndose a peregrinar a Tierra Santa o, en su defecto, a ponerse al servicio del papa.2 Ante las dificultades para viajar a Jerusalén debido a conflictos con los turcos, el grupo se dirigió a Roma en 1537, ofreciendo sus servicios al papa Pablo III. Allí, tras un período de oración y discernimiento cerca de Vicenza, decidieron formalizar su unión en una orden religiosa.3

Ignacio, ordenado sacerdote en 1537, difería su primera misa para prepararse intensamente, celebrándola finalmente en Navidad de 1538. Su visión en La Storta, donde Cristo le prometió favor en Roma, reforzó su determinación.3 El grupo se dedicó inicialmente a la predicación, la confesión y la atención a los marginados en Roma, fundando casas para conversos judíos y penitentes.4

Aprobación papal y primeros pasos

El 3 de septiembre de 1539, Pablo III aprobó verbalmente la primera fórmula del Instituto de la Sociedad, y el 27 de septiembre de 1540, lo hizo formalmente con la bula Regimini militantis Ecclesiae. Esta constituía a los jesuitas como una «compañía» o «sociedad» de Jesús, enfatizando su carácter militar-espiritual bajo el estandarte de Cristo.2 Ignacio fue elegido superior general el 19 de abril de 1541, cargo que ocupó hasta su muerte. Bajo su liderazgo, la orden creció rápidamente: de diez miembros iniciales a mil en quince años, extendiéndose por Europa, India y Brasil.5

Los primeros jesuitas se destacaron por su movilidad y adaptabilidad. En 1540, Francisco Javier y Simón Rodríguez partieron a Portugal, desde donde Javier evangelizó las Indias Orientales y Japón.4 Otros, como Gonçalves y Juan Núñez Barreto, atendieron a esclavos cristianos en Marruecos; se enviaron misioneros al Congo, Etiopía y América del Sur.4 Laínez y Salmerón participaron como teólogos en el Concilio de Trento, instruidos por Ignacio en humildad y servicio a los pobres.4 En Roma, Ignacio fundó el Colegio Romano (hoy Pontificia Universidad Gregoriana), modelo para futuras instituciones educativas jesuitas.4

Estructura y carisma

Votos y espiritualidad ignaciana

La Sociedad de Jesús se distingue por sus cuatro votos perpetuos: pobreza, castidad, obediencia y un cuarto voto especial de obediencia al papa en materia de misiones, lo que permite enviar jesuitas a cualquier parte del mundo sin apego a lugares fijos.2 A diferencia de otras órdenes, no recitan el Oficio Divino en coro para dedicarse plenamente a obras apostólicas, priorizando la predicación, la educación y las misiones.3 Este «espíritu de movilidad» refleja el carisma de Ignacio: una obediencia absoluta al superior general y, a través de él, al pontífice, como «soldados de Cristo».6

La espiritualidad jesuita se basa en los Ejercicios Espirituales, un retiro de treinta días para discernir la voluntad de Dios mediante oración, examen de conciencia y contemplación de la vida de Cristo.1 Ignacio enfatizaba la «magis» (lo mayor), buscando siempre el bien mayor de la Iglesia. Esta tradición fomenta la «indiferencia santa», una detachment libre para responder a las necesidades del tiempo.7

Gobierno y organización

El superior general, elegido de por vida por una Congregación General, reside en Roma y dirige la orden con autoridad absoluta, sujeta al papa.8 La estructura incluye provincias (actualmente unas 60), asistidos por provinciales, y comunidades locales. Las Constituciones de Ignacio, redactadas entre 1541 y 1556, equilibran contemplación y acción, adaptándose a los «signos de los tiempos».2 La 32ª Congregación General (1975) y posteriores han actualizado el carisma post-Vaticano II, enfatizando la justicia social y el diálogo interreligioso.9

Misión y actividades

Educación y formación intelectual

Desde sus inicios, los jesuitas han priorizado la educación como medio para formar líderes cristianos. Ignacio fundó colegios gratuitos para los pobres, como el de Messina en 1548, y el Colegio Romano en 1551, financiado por San Francisco de Borja.4 Hoy, gestionan unas 200 universidades y miles de escuelas en todo el mundo, como la Georgetown University o la Universidad de Deusto en España, integrando fe, razón y servicio.10

Su pedagogía, inspirada en el humanismo renacentista, promueve el desarrollo integral: intelectual, moral y espiritual. Figuras como San Pedro Canisio, doctor de la Iglesia, destacaron en la catequesis y la defensa de la fe en Alemania.4 En el siglo XX, jesuitas como Pierre Teilhard de Chardin contribuyeron a la teología y la ciencia, reconciliando evolución y fe.11

Misiones evangelizadoras

La misión ad gentes es el corazón de la orden. Francisco Javier bautizó a cientos de miles en Asia, muriendo en 1552 ante las costas de China.4 En América, jesuitas como San Francisco de Borja y misioneros en Paraguay crearon las reducciones guaraníes, protegiendo indígenas de la esclavitud.12 En el siglo XVII, Matteo Ricci evangelizó China adaptando el cristianismo a la cultura confuciana.13

En épocas modernas, jesuitas como Diego Luis de San Vitores martirizado en Guam (1672) y José María Rubio en España (1929) ejemplifican el celo misionero.11 Hoy, están presentes en fronteras culturales, como en África y Asia, promoviendo el diálogo con otras religiones y la paz.7

Compromiso con la ciencia, cultura y justicia social

Los jesuitas han excelido en ciencia y cultura, fundando observatorios astronómicos y contribuyendo a la cartografía. Durante la Contrarreforma, defendieron la ortodoxia católica mediante tratados teológicos y predicación.4 En el siglo XX, se involucraron en la justicia social, influenciados por el Concilio Vaticano II. Pablo VI y Juan Pablo II alabaron su rol en la evangelización y la opción por los pobres.9,14

En la actualidad, abordan desafíos como la ecología (siguiendo Laudato si') y la reconciliación en conflictos, como en Lampedusa o zonas de guerra.7 Su compromiso con la sinodalidad eclesial fomenta la escucha y la transparencia.7

Historia posterior

La Contrarreforma y expansión global

La Sociedad jugó un rol pivotal en la Contrarreforma, consolidando la fe católica frente al protestantismo. En Inglaterra, jesuitas como San Edmund Campion fueron mártires durante la persecución elisabetina.4 Su obediencia y orden contrarrestaron el desorden de la Reforma, predicando «a Cristo crucificado».4 Para 1556, tenían 12 provincias en Europa, Asia y América.8

Bajo generales como Diego Laínez (1558-1565) y Francisco de Borja (1565-1572), crecieron a 3.500 miembros en 18 provincias.8 Participaron en el Concilio de Trento y fundaron seminarios para formar clérigos.8

Supresión y restauración

En el siglo XVIII, tensiones con monarquías absolutas llevaron a la supresión por Clemente XIV en 1773 mediante la bula Dominus ac Redemptor. Acusados de interferir en política, fueron expulsados de Portugal (1759), Francia (1764) y España (1767).2 Sobrevivieron en Rusia bajo Catalina la Grande.

Pío VII restauró la orden en 1814 con Sollicitudo omnium Ecclesiarum, respondiendo a necesidades post-napoleónicas. Crecieron rápidamente, alcanzando 36.000 miembros en 1965.2 En el siglo XX, enfrentaron desafíos internos post-Vaticano II, pero congregaciones generales como la 34ª (1995) y 35ª (2006) reafirmaron su fidelidad al papa.6

Jesuitas en la actualidad

Hoy, la Sociedad cuenta con unos 30.000 miembros en 112 países, dirigida por el prepósito general Arturo Sosa desde 2016.9 Su misión se centra en «ir a las periferias», como exhortó Francisco.7 En España y Portugal, mantienen una presencia histórica en educación y pastoral.15 El papa León XIV, en 2025, les instó a innovar en fronteras como la inteligencia artificial, la ecología y la reconciliación, invocando la «indiferencia santa» ignaciana.7

Enfrentan desafíos como el envejecimiento y la secularización, pero su dinamismo apostólico perdura. Juan Pablo II los llamó «apóstoles corajudos» para la nueva evangelización.14

Santos y beatos jesuitas

La orden ha producido 41 santos y 138 beatos, testigos de santidad.14 Destacan San Ignacio, San Francisco Javier, San Pedro Canisio, San Roberto Belarmino y beatos como Francisco Gárate (portero humilde) y José María Rubio (apóstol de Madrid).11,16 Sus vidas ilustran frutos de apostolado, misiones y santidad en la educación y la pastoral.11

Citas

  1. Papa Juan Pablo II. A los provinciales de la Compañía de Jesús (27 de febrero de 1982) - Discurso, § 3 (1982). 2

  2. La Compañía de Jesús, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §La Compañía de Jesús. 2 3 4 5 6

  3. Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 228. 2 3

  4. Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 229. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

  5. Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 230.

  6. Papa Benedicto XVI. Carta al Padre Peter-Hans Kolvenbach con motivo de la 35ª Congregación General de la Compañía de Jesús (10 de enero de 2008) (2008). 2

  7. A los superiores mayores de la Compañía de Jesús (24 de octubre de 2025), Papa León XIV. A los Superiores Mayores de la Compañía de Jesús (24 de octubre de 2025), § 1. 2 3 4 5 6

  8. Generales jesuitas anteriores a la supresión de la Compañía (1541-1773), The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Generales Jesuitas Anteriores a la Supresión de la Compañía (1541-1773). 2 3 4

  9. Papa Pablo VI. 32ª Congregación General de la Compañía de Jesús (3 de diciembre de 1974) - Discurso, §Prefacio (1974). 2 3

  10. Papa Juan Pablo II. A los Rectores universitarios de la Compañía de Jesús, 9 de noviembre de 1985 - Discurso, § 6 (1985).

  11. Papa Juan Pablo II. 6 de octubre de 1985: Beatificación de tres Siervos de Dios: Diego Luis de San Vitores Alonso, José María Rubio y Peralta y Francisco Gárate Araguren - Homilía (1985). 2 3 4

  12. Papa Juan Pablo II. 22 de junio de 1980: Santa Messa per la proclamazione di cinque nuovi beati - Homilía, § 1 (1980).

  13. Papa Juan Pablo II. A los provinciales de la Compañía de Jesús (27 de febrero de 1982) - Discurso, § 5 (1982).

  14. Papa Juan Pablo II. 22 de abril de 1991: Celebración por el Año Ignaciano - Homilía (1991). 2 3

  15. Papa Pablo VI. A los Padres Provinciales de la Compañía de Jesús de España y Portugal (17 de junio de 1970) - Discurso (1970).

  16. Papa Juan Pablo II. José María Rubio y Peralta (1864-1929) - Homilía de beatificación, § 2 (2003).