Orden de Oblatos de San Francisco de Sales
La Orden de Oblatos de San Francisco de Sales es una congregación religiosa católica de derecho pontificio, compuesta principalmente por sacerdotes y hermanos laicos, dedicada a la educación, las misiones y el apostolado parroquial. Inspirada en la espiritualidad del santo obispo de Ginebra, San Francisco de Sales, esta orden busca formar a los jóvenes en la fe cristiana y servir a las comunidades más necesitadas, promoviendo una vida de obediencia, humildad y devoción salesiana. Fundada en el siglo XIX tras un intento inicial del propio santo, la congregación ha expandido su labor a lo largo de Europa, América y África, destacando por su compromiso con la evangelización y la formación integral de las personas.
Tabla de contenido
Historia
Orígenes en el siglo XVII
Los orígenes de la Orden de Oblatos de San Francisco de Sales se remontan al santo obispo de Ginebra, San Francisco de Sales, quien en el siglo XVII concibió la idea de crear una congregación de sacerdotes dedicados a una vida más espiritual y desprendida, al servicio de la diócesis. Este proyecto surgió a petición de Santa Juana Francisca de Chantal, cofundadora de la Orden de la Visitación, con el fin de apoyar la administración diocesana y fomentar un clero más dedicado a la salvación de las almas. El establecimiento inicial en Thonon fue un paso preparatorio, pero la muerte prematura del santo impidió su plena realización.1
Posteriormente, con el aliento de Santa Juana Francisca de Chantal, el sacerdote Raymond Bonal de Agde, en Francia, intentó llevar a cabo el plan salesiano. Sin embargo, esta primera congregación se extinguió a principios del siglo XVIII, dejando el ideal como un sueño inconcluso en la tradición católica.
Fundación en el siglo XIX
El renacimiento de la orden ocurrió en el siglo XIX, impulsado por la venerable Madre María de Sales Chappuis, quien falleció en 1875 con fama de santidad, y el abate Louis Alexandre Alphonse Brisson, profesor en el seminario de Troyes. Brisson, nacido en 1817 en Plancy (departamento de Aube, Francia) y ordenado sacerdote en 1840, era un educador innovador y devoto de la espiritualidad salesiana. Como capellán de las religiosas de la Visitación en Troyes, Brisson se encontró con la Madre Chappuis, quien lo guió espiritualmente durante décadas, animándolo a revivir la visión de San Francisco de Sales.2
En 1869, Brisson fundó el Colegio de San Bernardo cerca de Troyes, una institución educativa católica que salvó de la ruina el antiguo colegio de Saint-Étienne. Este proyecto educativo se convirtió en el núcleo de la nueva congregación. En septiembre de 1871, el padre Gilbert se unió a Brisson, y el obispo de Troyes, monseñor Ravinet, recibió a ellos y a cuatro compañeros en el noviciado. El 27 de agosto de 1876, se pronunciaron las primeras profesiones religiosas, marcando el nacimiento formal de los Oblatos.2
La Madre Chappuis jugó un rol crucial, interpretando eventos como signos de la voluntad divina. Bajo su influencia, Brisson transformó su labor pedagógica en una fundación religiosa, inspirada en el deseo de monseñor Mermillod, administrador de la diócesis de Ginevra, de difundir el pensamiento salesiano entre los sacerdotes.2
Aprobación y desarrollo inicial
La Santa Sede otorgó una aprobación temporal de las constituciones el 21 de diciembre de 1875, durante el pontificado de Pío IX. La aprobación definitiva llegó el 8 de diciembre de 1897, bajo el papa León XIII, consolidando la orden como instituto de derecho pontificio.1 Los miembros se dividen en clérigos (sacerdotes) y hermanos laicos, con un postulantado de seis a nueve meses y un noviciado de uno a dieciocho meses. Los votos iniciales son anuales durante tres años, seguidos de votos perpetuos de obediencia, pobreza y castidad.1
La congregación creció rápidamente en Francia, estableciendo siete colegios y cinco casas educativas. Sin embargo, las leyes anticlericales de 1903 obligaron al cierre de estas instituciones, forzando al fundador a retirarse a Plancy, donde falleció el 2 de febrero de 1908. A pesar de las persecuciones —incluyendo las derivadas de la Revolución Francese—, Brisson mantuvo una fe inquebrantable, declarando: «Cuando todo parece perdido y todos han perdido la esperanza, el Señor mostrará su Potencia y su Autoridad». Su causa de beatificación se abrió en Troyes en 1938 y fue beatificado por Benedicto XVI el 22 de septiembre de 2012.3
La casa madre se trasladó a Roma, dividiendo la orden en tres provincias: la Latina (Francia, Bélgica, Italia, Grecia y Sudamérica), la Germánica (Austria, Imperio Alemán y parte de África Sudoccidental) y la Inglesa (Inglaterra, Estados Unidos y noroeste de la Colonia del Cabo). Cada provincia está dirigida por un provincial nombrado por diez años, asistido por tres consejeros.1
Organización y gobierno
La orden se rige por un superior general elegido de por vida, asistido por cinco consejeros generales elegidos en el capítulo general, que se celebra cada diez años. Este estructura asegura una gobernanza centralizada pero adaptable a las necesidades locales, fiel a la tradición salesiana de humildad y servicio.1
Los oblates profesan votos simples de obediencia al superior y se comprometen a una vida comunitaria cuando sea posible, priorizando la evangelización y la educación. El postulantado y noviciado enfatizan la formación espiritual, inspirada en las enseñanzas de San Francisco de Sales sobre la devoción amable y accesible.
En la actualidad, la orden mantiene esta estructura, con énfasis en la renovación postconciliar del Vaticano II, promoviendo una vida fraterna y misionera abierta a las periferias del mundo.
Espiritualidad
La espiritualidad de los Oblatos de San Francisco de Sales se basa en el carisma del santo fundador, que enfatiza la devoción como un amor tierno y práctico a Dios, accesible a todos los estados de vida. Los oblates buscan imitar la mansedumbre y la paciencia de San Francisco, dedicándose a la formación de la juventud y al cuidado de las almas en contextos educativos y pastorales.1
Influenciados por la Madre Chappuis y Brisson, incorporan una confianza absoluta en la Providencia divina, incluso en tiempos de adversidad. Su lema implícito refleja la obediencia salesiana: ofrecerse completamente a Dios y al prójimo, como oblación viva. Esta espiritualidad fomenta comunidades transparentes, fraternas y alegres, generadoras de fervor apostólico.
Actividades y misiones
Educación y apostolado parroquial
Desde sus inicios, los Oblatos se han dedicado primordialmente a la educación católica. En Francia, gestionaron colegios como el de San Bernardo; en Estados Unidos, fundaron un noviciado en Wilmington (Delaware) en 1903, trasladado a Childs (Maryland) en 1907, donde dirigen escuelas secundarias para boys y sirven como capellanes en instituciones como prisiones, hospitales y comunidades religiosas.1
En Inglaterra, mantienen internados en Walmer (Kent) y parroquias en Faversham. La provincia inglesa también asumió el Vicariato Apostólico del Río Orange en África.1
Expansión misionera
La orden ha extendido su labor misionera a múltiples continentes. En la provincia Latina, en Grecia operan la Escuela Comercial Sainte Croix en Naxos (con unos cincuenta alumnos) y el Colegio San Pablo en El Pireo (Atenas, con doscientos). En Sudamérica, cuatro oblates en Montevideo (Uruguay) dirigen misiones y una Asociación de Jóvenes; en Brasil, tres padres atienden el distrito de Don Pedrito do Sul (11.000 millas cuadradas, 20.000 católicos); y en Ecuador, uno está estacionado tras haber gestionado seminarios y colegios en Riobamba antes de la Revolución de 1897.1
En la provincia Germánica, en Viena sirven iglesias como Santa Ana y Nuestra Señora de los Dolores en Kaasgraben, y una parroquia en Artstetten (1907). En 1910, recibieron la iglesia de Marienburg en Alemania para misiones.1 En Italia, en 1967 se fundó la parroquia de San Francisco de Sales en Roma (barrio Alessandrino), confiada a la provincia italiana.2
En Bélgica, abrieron una escuela para la congregación en Dampicourt en 1909. Su apostolado incluye misiones ad gentes, educación de jóvenes y servicio a los marginados, alineado con el ideal salesiano de alcanzar a todos con el Evangelio.
Figuras notables
Louis Brisson
Beatificado en 2012, Brisson es el principal fundador de los Oblatos y las Hermanas Oblatas de San Francisco de Sales. Inventor de un reloj astronómico estudiado por la NASA, su genio se subordinó a su vocación religiosa. Sufrió las persecuciones francesas, pero su fe lo impulsó a crear instituciones duraderas. Sus restos reposan en la cripta de Troyes junto a Santa Léonie Aviat.2,3
Marie de Sales Chappuis
Venerable superiora de la Visitación, guió espiritualmente a Brisson y vio en sus proyectos la mano de Dios. Su influencia fue clave para la fundación, interpretando milagros como confirmaciones divinas.1
Léonie Aviat
Aunque cofundadora de las hermanas oblatas en 1868, su colaboración con Brisson enriqueció la espiritualidad compartida. Canonizada como Santa Francesca Salesia, enfatizó la educación de las jóvenes y las misiones.4
Otras contribuciones
La orden también se relaciona con otras congregaciones salesianas, como las Oblatas de María Inmaculada, destacadas por su labor misionera desde el siglo XIX hasta el ecuador, con figuras como monseñor Vital Grandin.5
En resumen, la Orden de Oblatos de San Francisco de Sales encarna el legado de un santo que soñó con un clero devoto y accesible. Su historia de resiliencia ante adversidades, su compromiso educativo y misionero, y su espiritualidad humilde continúan inspirando a la Iglesia católica en el servicio al Evangelio.
Citas
Oblatos de San Francisco de Sales, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Oblatos de San Francisco de Sales. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11
Dicasterio para las Causas de los Santos. Louis Brisson: Biografía (septiembre 2012), §Biografía (2012). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Dicasterio para las Causas de los Santos. Louis Brisson: Biografía (septiembre 2012), §Resumen (2012). ↩ ↩2
El Dicasterio para las Causas de los Santos. Léonie Françoise de Sales Aviat (1844-1914) - Biografía (2001). ↩
Papa Juan Pablo II. A los Oblatos de María Inmaculada (2 de octubre de 1986) - Discurso, § 2 (1986). ↩