Orden de Oblatos del Sagrado Corazón
La Orden de Oblatos del Sagrado Corazón es un instituto secular de vida consagrada en la Iglesia católica, fundado en Italia por el sacerdote Francesco Mottola en la década de 1930. Inspirado en el carisma de la oblatio o entrega total a Dios y a los hermanos, este instituto combina la contemplación espiritual con la acción apostólica en el mundo, sin separación del ámbito secular. Su espiritualidad se centra en el Sagrado Corazón de Jesús, promoviendo una santidad accesible a laicos, sacerdotes y consagrados que viven en el corazón de la sociedad, especialmente al servicio de los pobres, los marginados y las familias. Reconocido por la Iglesia, el instituto ha extendido su influencia más allá de Calabria, su origen, y fue enriquecido por la beatificación de su fundador en 2021, destacando su legado en la renovación eclesial y social.
Tabla de contenido
Historia
Orígenes y fundación
La Orden de Oblatos del Sagrado Corazón surgió en el contexto de la Italia de entreguerras, marcada por desafíos sociales y espirituales en el sur del país. Francesco Mottola, un sacerdote diocesano de la diócesis de Mileto-Nicotera-Tropea en Calabria, fundó el instituto en 1938, aunque sus raíces se remontan a sus experiencias pastorales desde la década de 1920. Mottola, nacido en 1901 en Tropea, se ordenó sacerdote en 1923 y pronto se distinguió por su compromiso con la Azione Cattolica y obras de caridad hacia los enfermos, los pobres y los huérfanos. Su visión era crear una forma de vida consagrada que permitiera a los fieles vivir el Evangelio en el mundo, sin el retiro de un claustro, inspirándose en la oblación eucarística y la devoción al Sagrado Corazón.
El instituto se aprobó inicialmente como asociación privada en 1943 y recibió el reconocimiento diocesano en 1956. Tras la muerte de Mottola en 1969, el proceso de canonización de su fundador impulsó su consolidación. En 2021, el papa Francisco beatificó a Mottola, declarando su fiesta el 30 de junio, lo que fortaleció la identidad del instituto como un modelo de «santidad social» en la Iglesia contemporánea.1,2,3
Desarrollo y expansión
Durante las décadas siguientes, la orden creció modestamente, manteniendo su carácter secular y adaptándose a las necesidades locales. En los años 1970 y 1980, se extendió a otras diócesis italianas y, más tarde, a misiones en América Latina y Europa. El papa Juan Pablo II, en un discurso de 2001 con motivo del centenario del nacimiento de Mottola, elogió su influencia más allá de Calabria, destacando cómo su acción apostólica trascendió fronteras regionales.2 Hoy, el instituto opera principalmente en Italia, con presencias en parroquias y centros sociales, enfocándose en la formación espiritual y el apoyo a familias en crisis.
Fundador: Francesco Mottola
Francesco Mottola (1901-1969), beatificado como Siervo de Dios y luego Beato, es la figura central de la orden. Nacido en Tropea (Calabria), Mottola mostró desde joven una personalidad vivaz y sensible, que moldeó mediante una ascética rigurosa basada en la oración diaria y la identificación con Cristo. Ordenado sacerdote a los 22 años, se dedicó a la pastoral juvenil y social, fundando iniciativas de voluntariado para marginados y ancianos.
Su espiritualidad se resumía en la oblatio: una entrega absoluta al Sagrado Corazón de Jesús, vivida en la Eucaristía como centro de la vida espiritual. Mottola escribió en su regla de vida: «El eje central de mi vida espiritual será el abandono completo y absoluto en el Corazón de Jesús». Enfrentó años de enfermedad grave desde 1943, que lo inmovilizó en cama, pero transformó en un «calvario» fructífero, intensificando su influencia espiritual mediante cartas y dirección espiritual.3,4 Su lema, «Usque ad sanguinem!» (¡Hasta la sangre!), reflejaba su disposición al sacrificio total. La beatificación en 2021 reconoció su carisma oblativo, que propuso como camino de santidad para todos los estados de vida.5
Mottola también promovió la devoción a la Virgen María, especialmente a Nuestra Señora de Romania, patrona de Tropea, como modelo de contemplación y servicio. Su legado incluye numerosas obras concretas, como centros para huérfanos y apoyo a desempleados, que continúan inspirando al instituto.
Carisma y espiritualidad
El carisma de los Oblatos del Sagrado Corazón se basa en la integración armónica de contemplación y acción, según el principio benedictino «Contemplata aliis tradere» (transmitir a los demás lo contemplado). Los miembros buscan la perfección espiritual mediante la oración contemplativa, centrada en el Sagrado Corazón, mientras permanecen inmersos en el mundo para reconocer «la voz del dolor y la soledad». Esta dualidad permite una santidad social, accesible a laicos casados o solteros, sacerdotes diocesanos y consagrados, sin votos religiosos tradicionales, pero con compromisos de oblación total.1,3
La espiritualidad enfatiza:
Oblación eucarística: La entrega diaria a Cristo en la Misa como fuente de apostolado.
Servicio a los pobres: Prioridad a los necesitados, imitando la caridad de Jesús.
Mariología: María como modelo de equilibrio entre oración y servicio activo.
Vida en el mundo: Los oblatos son «cenobitas de la calle», rechazando el aislamiento monástico para evangelizar en entornos cotidianos.
Juan Pablo II describió este carisma como un equilibrio inseparable entre oración y compromiso civil, fomentando iniciativas como los «Viernes de Corello», encuentros de oración para renovar comunidades.1 El instituto vive los consejos evangélicos (pobreza, castidad, obediencia) de forma secular, adaptada a los deberes del estado laical o sacerdotal.
Estructura y organización
La orden se organiza como una familia espiritual diversa, sin una estructura jerárquica rígida típica de órdenes religiosas. Incluye tres ramas principales:
Sacerdotes del Sagrado Corazón: Diocesanos que viven el carisma oblativo en su ministerio parroquial, colaborando en la formación familiar y el retorno de Cristo a los hogares.1
Consagradas del Sagrado Corazón: Mujeres que se consagran totalmente mediante promesas, dedicadas a la oración y el apostolado en el mundo, sin hábito ni clausura.
Oblatos laicos: Fieles seglares (jóvenes, adultos, casados o solteros) que incorporan la espiritualidad en su vida profesional y familiar, testigos de contemplación en la sociedad.1
El gobierno se ejerce mediante un superior general y consejos locales, en comunión con los obispos diocesanos. No se conocen cifras exactas de miembros, pero el instituto mantiene una presencia discreta, con énfasis en la calidad espiritual sobre la cantidad. En Italia, opera en diócesis como Mileto y Tropea, con extensiones a parroquias y asociaciones afines.
Apostolado y misiones
El apostolado de los Oblatos se centra en la renovación de la sociedad mediante la oración y la acción concreta, especialmente en contextos de pobreza y soledad. Sus actividades incluyen:
Formación espiritual y parroquial: Colaboración en comunidades eclesiales, acompañamiento familiar y retiros para fomentar la devoción al Sagrado Corazón.
Obras sociales: Apoyo a desempleados, ancianos, huérfanos y marginados, heredado de las iniciativas de Mottola. Ejemplos incluyen centros de voluntariado y programas para jóvenes en riesgo.
Iniciativas de oración: Encuentros como los «Viernes de Corello», que combinan adoración y reflexión social para revitalizar entornos locales.1
Misión universal: Aunque arraigado en Italia, el instituto inspira misiones en América Latina, donde se adapta a realidades de desigualdad, promoviendo la «regeneración sobrenatural» mediante la fe.2
Los oblatos priorizan el testimonio personal: sacerdotes como «viajeros en el mundo» que fluyen de la contemplación a la caridad, y laicos que renuevan su entorno con compromisos cívicos. Su labor se alinea con la doctrina social de la Iglesia, enfatizando la justicia y la misericordia en un mundo secularizado.
Influencia en la Iglesia católica
La Orden de Oblatos del Sagrado Corazón representa un modelo de vida consagrada postconciliar, alineado con el Concilio Vaticano II, que promueve la santidad en el mundo laical. El papa Juan Pablo II, en 2001, exhortó a sus miembros a preservar celosamente su carisma para el bien de la Iglesia y la sociedad, destacando su rol en la familia oblativa como comunión de ideales.4 La beatificación de Mottola en 2021, bajo el pontificado de Francisco, subraya su relevancia en la sinodalidad y la opción por los pobres.
En el contexto español, aunque el instituto no tiene una presencia masiva, su espiritualidad influye en movimientos laicales y devociones al Sagrado Corazón, promoviendo una Iglesia en salida. Su énfasis en la oblación total resuena con enseñanzas papales sobre la vocación universal a la santidad, invitando a todos los fieles a una entrega generosa.
Legado y perspectivas futuras
El legado de los Oblatos radica en su capacidad para fomentar una espiritualidad viva y accesible, que transforma el dolor social en oportunidades de evangelización. En un mundo marcado por la soledad y la crisis familiar, el instituto continúa impulsando iniciativas que devuelven a Cristo el centro de los hogares y comunidades. Con el ejemplo de Mottola, que vivió su inmovilidad como oblación fecunda, los oblatos inspiran a generaciones a equilibrar la oración interior con el servicio activo.
Mirando al futuro, la orden aspira a una mayor inserción en la sociedad digital y global, manteniendo su esencia secular. Su contribución a la Iglesia radica en demostrar que la santidad no es privilegio de pocos, sino llamada para todos, en el corazón palpitante del Sagrado Corazón de Jesús.
Citas
Papa Juan Pablo II. A las Oblatas del Sagrado Corazón (15 de septiembre de 2001) - Discurso, § 3 (2001). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Papa Juan Pablo II. A las Oblatas del Sagrado Corazón (15 de septiembre de 2001) - Discurso, § 1 (2001). ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan Pablo II. A las Oblatas del Sagrado Corazón (15 de septiembre de 2001) - Discurso, § 2 (2001). ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan Pablo II. A las Oblatas del Sagrado Corazón (15 de septiembre de 2001) - Discurso, § 4 (2001). ↩ ↩2
Dicasterio para las Causas de los Santos. Francesco Mottola: Decreto, §Resumen (2021). ↩
