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Orden de Sociedad del Verbo Divino

Orden de Sociedad del Verbo Divino
Logotipo de la Societas Verbi Divini. Dominio Público.

La Sociedad del Verbo Divino (en latín, Societas Verbi Divini, abreviada como SVD) es una congregación religiosa católica de derecho pontificio dedicada a la misión evangelizadora en todo el mundo. Fundada en 1875 por el sacerdote alemán Arnold Janssen en Steyl, Países Bajos, esta sociedad misionera se centra en la proclamación del Evangelio entre pueblos no cristianos, promoviendo la justicia social, el apostolado bíblico y el uso de los medios de comunicación. Compuesta por sacerdotes y hermanos laicos, ha crecido hasta contar con miles de miembros de más de sesenta nacionalidades, presentes en numerosos países de Asia, África, América y Oceanía. Su carisma se inspira en el misterio del Verbo encarnado, enfatizando la contemplación de la Palabra de Dios y su difusión como medio de transformación humana y eclesial.

Tabla de contenido

Historia

Fundación

La Sociedad del Verbo Divino surgió en un contexto de tensiones religiosas en Europa, particularmente durante el Kulturkampf en Alemania, una política anticatólica impulsada por Otto von Bismarck en la década de 1870. Arnold Janssen, un sacerdote diocesano de Münster nacido en 1837 en Goch, Renania, sintió un llamado profundo a la misión universal de la Iglesia. Tras años de trabajo pastoral y enseñanza de ciencias naturales, Janssen identificó la necesidad de formar misioneros alemanes para evangelizar tierras paganas, especialmente en Asia y África, donde la presencia católica era escasa.

El 8 de septiembre de 1875, con el apoyo de varios obispos locales, Janssen inauguró una casa misionaria en Steyl, un pequeño pueblo cerca de Tegelen en los Países Bajos, para evitar las restricciones prusianas. Esta humilde fundación marcó el nacimiento de la sociedad, inicialmente concebida como un centro de formación para sacerdotes destinados a las misiones extranjeras. Janssen, junto con cuatro compañeros, se consagró a la oración y al estudio, inspirado en el mandato evangélico de predicar el Evangelio a todas las criaturas (Mc 16,15). La tipografía establecida poco después jugó un rol crucial, al publicar revistas y materiales que atrajeron vocaciones y fondos de laicos devotos en los países de habla alemana.1,2

Expansión inicial

Los primeros frutos llegaron rápidamente. El 2 de marzo de 1879, dos misioneros de la sociedad partieron hacia China, uno de ellos el beato Joseph Freinademetz, quien se convertiría en un pionero de la evangelización en Shandong. La primera misión formal se estableció en el sur de Shandong en 1882, un vasto territorio con apenas unos cientos de católicos entre millones de habitantes no cristianos. A pesar de desafíos como persecuciones y enfermedades, la sociedad creció, incorporando hermanos laicos desde sus inicios para apoyar las labores prácticas y educativas.

En 1892, se abrió una misión en Togo, África Occidental, donde la presencia católica era casi nula. Posteriormente, en 1896, los misioneros llegaron a Nueva Guinea Alemana, enfrentando lenguas diversas y condiciones hostiles. Estas iniciativas reflejaban el espíritu fundacional: una comunidad de sacerdotes y hermanos unidos por los votos de pobreza, castidad y obediencia, con énfasis en la adaptación cultural y el respeto a las tradiciones locales.3 Para 1909, año de la muerte de Janssen, la sociedad ya contaba con misiones en América del Sur, como Argentina y Brasil, y una red de casas formativas en Europa.

Siglo XX y desarrollo contemporáneo

El siglo XX vio un auge extraordinario de la Sociedad del Verbo Divino, impulsado por el apoyo de la Iglesia y el aumento de vocaciones. En 1909, al fallecer Janssen, la congregación tenía presencia en varios continentes, con miles de laicos colaborando en la animación misionera. La canonización de Janssen en 2003 por el papa Juan Pablo II, junto con Freinademetz, reconoció su legado como apóstol incansable del Evangelio.4

Durante el pontificado de Juan Pablo II, la sociedad experimentó un crecimiento notable. En 1988, se ordenaron 117 misioneros nuevos, con vocaciones fuertes en Polonia, India, Indonesia y Filipinas, reflejando la diversidad cultural de la Iglesia.5 Para el año 2000, durante el Jubileo, la SVD celebró su 125 aniversario con más de sesenta nacionalidades entre sus miembros, operando en más de sesenta países. Sus actividades se extendieron a la antigua Unión Soviética, África subsahariana y Asia, incorporando el uso de nuevos medios de comunicación para la evangelización, como lo exhortaba la encíclica Redemptoris Missio.1

En la actualidad, la sociedad sigue adaptándose a los desafíos globales, como la secularización en Occidente y el crecimiento en el Sur global. En 2003, se reportaban más de 6.000 misioneros en 63 países, un testimonio de su vitalidad.2 La SVD ha contribuido significativamente al apostolado bíblico mediante publicaciones y centros educativos, así como a la promoción de la justicia, la paz y el desarrollo social, siempre en comunión con la doctrina eclesial.

Carisma y misión

El carisma de la Sociedad del Verbo Divino se ancla en la adoración y proclamación del Verbo Divino, Cristo, la Palabra encarnada. Los miembros se consagran a hacer presente el misterio de la Encarnación en el mundo, escuchando al Espíritu Santo para discernir las necesidades misioneras contemporáneas.1 Su espiritualidad enfatiza la contemplación de la Escritura como fuente de vida y misión, integrando la oración diaria con la acción apostólica.

La misión principal es la evangelización ad gentes, es decir, entre pueblos que no conocen a Cristo, aunque también incluye la animación misionera en comunidades cristianas establecidas. Los verbitas, como se les conoce coloquialmente, priorizan la formación integral: doctrinal, moral y cultural, para inculturar el Evangelio. Esto implica un compromiso con la pobreza evangélica, que les permite servir a los marginados y promover la opción preferencial por los pobres.1

Además, la sociedad fomenta el apostolado de la prensa y los medios, heredado de Janssen, y colabora en la nueva evangelización mediante educación, catequesis y obras sociales. Su lema implícito, inspirado en el fundador, es hacer que el Verbo se haga carne en cada cultura, transformando corazones y sociedades a través del poder del Espíritu Santo.5

Organización

Estructura interna

La SVD es una sociedad de vida apostólica, no una orden monástica, compuesta por sacerdotes y hermanos coadjutores. Los estudiantes, tras estudios filosóficos, realizan un noviciado de un año, seguido de votos temporales por tres años. Antes de la ordenación, emiten votos perpetuos; los hermanos renuevan los suyos cada tres años hasta alcanzar la perpetuidad tras nueve.3

Gobernada por un superior general elegido en capítulos generales cada seis años, la sede central se encuentra en Roma, aunque Steyl permanece como lugar simbólico. El superior general, asistido por un consejo, coordina las provincias y delegaciones autónomas. La formación es rigurosa, incluyendo preparación misionera en discernimiento, ortodoxia doctrinal y comunión eclesial.1

Provincias y presencia global

La sociedad se organiza en provincias territoriales o lingüísticas, adaptadas a las realidades locales. Aunque el número exacto varía, hay provincias en Europa (como la de Alemania, Países Bajos y Austria), América (Brasil, Argentina, Estados Unidos), Asia (India, Filipinas, Indonesia, China) y África (Togo, Sudáfrica). Cada provincia maneja misiones locales, seminarios y obras sociales, reportando al generalato.

En Europa, centros como San Miguel en Steyl o San Gabriel cerca de Viena forman a cientos de estudiantes. En América, la SVD administra parroquias, colegios y seminarios en diócesis como Buenos Aires o São Paulo. Asia y África representan el grueso de las vocaciones y misiones, con énfasis en el diálogo interreligioso y el desarrollo sostenible.3 Hoy, con alrededor de 6.000 miembros, la SVD opera en más de 70 países, priorizando regiones de pobreza y pluralismo religioso.

Fundador: Arnold Janssen

Arnold Janssen (1837-1909), beatificado en 1975 por Pablo VI y canonizado en 2003 por Juan Pablo II, es el alma de la SVD. Nacido en una familia humilde, Janssen combinó su devoción a la ciencia con una fe ardiente, ordenado sacerdote en 1861. Su visión misionera maduró tras un peregrinaje a Roma y encuentros con obispos asiáticos.

Janssen era un hombre de oración incesante, devoto del Sagrado Corazón, el Verbo y el Espíritu Santo. Fundó la sociedad con confianza en la Providencia, sin grandes recursos humanos, y extendió su obra a congregaciones femeninas. Su vida de trabajo incansable y búsqueda de la voluntad divina lo convirtió en modelo para los misioneros modernos.2,6

Misiones y obras destacadas

Las misiones de la SVD han transformado comunidades enteras. En China, pese a revueltas como la de los Bóxers, crearon diócesis prósperas. En África, en Togo y Nueva Guinea, superaron barreras lingüísticas y sanitarias para educar y bautizar miles. En América Latina, gestionan reducciones indígenas y programas contra la pobreza.

Obras emblemáticas incluyen el Instituto Bíblico en Roma, centros de comunicación como Divine Word Publications y proyectos de justicia social alineados con Gaudium et Spes. La SVD también colabora en la formación de laicos y en el ecumenismo, siempre fiel a la ortodoxia católica.1,5

Congregaciones asociadas

Janssen fundó dos ramas femeninas vinculadas: las Misioneras Siervas del Espíritu Santo (1889), dedicadas a la misión directa en educación y salud, con más de 3.800 miembros en 1895 partiendo a Argentina; y las Siervas del Espíritu Santo de la Adoración Perpetua (1896), un instituto contemplativo que ora por las misiones ante el Santísimo Sacramento, con unas 400 religiosas.2

Estas congregaciones comparten el carisma trinitario de la SVD, ampliando su impacto en la Iglesia universal.

En resumen, la Sociedad del Verbo Divino encarna el dinamismo misionero de la Iglesia católica, continuando la obra de su fundador para llevar la luz del Verbo a los confines de la tierra. Su legado de fe, adaptabilidad y servicio sigue inspirando a generaciones en un mundo cambiante.

Citas

  1. Papa Juan Pablo II. A la Sociedad del Verbo Divino (30 de junio de 2000) - Discurso (2000). 2 3 4 5 6

  2. El Dicasterio para las Causas de los Santos. Arnold Janssen (1837-1909) - Biografía (2003). 2 3 4

  3. Sociedad del Verbo Divino, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Sociedad del Verbo Divino. 2 3

  4. Papa Juan Pablo II. Daniele Comboni (1831-1881) - Homilía, § 1 (2003).

  5. Papa Juan Pablo II. A los miembros del Generalato de la Sociedad del Verbo Divino (19 de diciembre de 1988) - Discurso (1988). 2 3

  6. Papa Pablo VI. Josef Freinademetz (1852-1908) - Homilía de beatificación, § II.2 (2003).