Orden Franciscana del Sagrado Corazón de Jesús y María

La Orden Franciscana del Sagrado Corazón de Jesús y María es una rama del Tercer Orden Franciscano dedicada a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María, inspirada en el espíritu de san Francisco de Asís. Fundada en el contexto de la tradición franciscana, esta orden secular promueve una vida de pobreza, humildad y caridad, centrada en la reparación eucarística y el apostolado laical. Sus miembros, conocidos como terciarios franciscanos, buscan imitar la simplicidad evangélica mientras integran la adoración al Corazón de Cristo y de su Madre en su cotidianidad, contribuyendo a la renovación espiritual en comunidades católicas contemporáneas.
Tabla de contenido
Historia y Fundación
Orígenes en el Tercer Orden Franciscano
El Tercer Orden Franciscano, establecido por san Francisco de Asís en el siglo XIII, ha sido un pilar de la espiritualidad laica en la Iglesia Católica. Esta orden secular permite a los fieles no consagrados vivir los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia en el mundo. La devoción al Sagrado Corazón de Jesús, promovida por santos como Margarita María de Alacoque en el siglo XVII, se entrelazó con el carisma franciscano a lo largo de los siglos, especialmente en encíclicas papales que destacaban la caridad fraterna como sello distintivo de los terciarios.1
La Orden Franciscana del Sagrado Corazón de Jesús y María surge como una expresión particular de esta tradición en el siglo XX, influida por la renovación del movimiento franciscano y la expansión de la devoción al Sagrado Corazón. Aunque no se remonta directamente a la fundación asisiana, sus raíces se encuentran en las exhortaciones de los pontífices para que los terciarios franciscanos incorporen la adoración eucarística y la reparación por los pecados contra el amor divino. Documentos como la bula Sacra Propediem de Benedicto XV (1921) enfatizan cómo el Tercer Orden fomenta la paz interior y la concordia social mediante la imitación de Cristo, un ideal que esta orden específica amplifica con la centralidad de los Sagrados Corazones.2,3
Desarrollo en el Siglo XX
En el contexto de las persecuciones religiosas y las guerras mundiales, la orden se consolida como respuesta a la llamada de la Iglesia por una espiritualidad reparadora. Inspirada en figuras como la beata María de Jesús Sacramentado Venegas, fundadora de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús, y la beata María del Tránsito de Jesús Sacramentado Villegas, creadora de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas, esta rama terciaria adopta un enfoque laical que une el ideal franciscano con la devoción mariana y cristocéntrica.4,5
La aprobación canónica de ramas similares, como las Suore Francescane dei Sacri Cuori (fundadas por la madre Carmen del Niño Jesús González Ramos en 1884), ilustra el crecimiento de congregaciones franciscanas dedicadas a los Sagrados Corazones. La orden en cuestión recibe impulsos de mensajes papales, como el de Pío XII en 1949, que une la Eucaristía con el Corazón de Jesús como fuente de amor misericordioso.6 En España y América Latina, se expande durante el posconcilio vaticano II, adaptándose a la vida secular mientras mantiene la regla franciscana.
Espiritualidad y Carisma
El Espíritu Franciscano y la Devoción a los Sagrados Corazones
La espiritualidad de la orden se basa en la Regla del Tercer Orden, que prescribe una vida de penitencia, oración y servicio a los pobres, en sintonía con el Evangelio. Sin embargo, su carisma único radica en la integración de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús —símbolo del amor divino herido por el pecado— y al Inmaculado Corazón de María —modelo de entrega total—. Los miembros practican la adoración reparadora, inspirada en la tradición eucarística, donde el Corazón de Cristo se presenta como «depositario de todos los tesoros de sabiduría y ciencia».7
Esta devoción no es meramente piadosa, sino apostólica: los terciarios ven en los Sagrados Corazones un llamado a la conversión personal y social. Como señala Juan Pablo II en su homilía de beatificación de 1992, la unión con Dios y la obediencia a la Iglesia son pilares de esta espiritualidad, extendiéndose al cuidado de los enfermos y marginados como imagen viva de Cristo.4 La oración diaria incluye letanías y consagraciones, fomentando una «llama ardiente» en el corazón, similar a la experiencia de los discípulos de Emaús.5,8
Prácticas Diarias y Regla de Vida
Los miembros profesan votos privados de obediencia al superior local y a la Iglesia, viviendo en el mundo sin separarse de él. La regla enfatiza:
Pobreza evangélica: Renuncia a bienes superfluos para compartir con los necesitados.
Humildad franciscana: Imitación de la pobreza de Asís, unida a la mansedumbre del Corazón de Jesús.
Caridad activa: Obras de misericordia, como visitas a enfermos y ancianos, recordando el lema «Ten fe y todo irá bien».4
La oración comunitaria incluye la Hora Santa ante el Santísimo Sacramento, y la consagración familiar al Sagrado Corazón, promovida por Pío XII en mensajes radiales a naciones como Colombia y Argentina.7,9 En España, esta práctica se alinea con tradiciones locales de devoción mariana, fortaleciendo la identidad católica peninsular.
Estructura y Organización
Gobierno y Miembros
La orden se organiza en fraternidades locales bajo la supervisión de los Frailes Menores (Primera Orden Franciscana), con un ministro general elegido por los capítulos. Los miembros son laicos —hombres y mujeres— que ingresan tras un período de formación, culminando en la profesión. No es una orden religiosa claustral, sino secular, permitiendo el matrimonio y el trabajo profesional, lo que la hace accesible para familias y profesionales.
En España, cuenta con fraternidades en diócesis como Madrid y Sevilla, vinculadas a parroquias dedicadas a los Sagrados Corazones. Internacionalmente, se extiende a Latinoamérica, influida por beatas mexicanas y argentinas.10 El número de miembros varía, pero su énfasis en la formación laical la posiciona como puente entre la vida consagrada y el apostolado cotidiano.
Relación con la Iglesia
Aprobada por la Santa Sede, la orden sigue las normas del Código de Derecho Canónico para asociaciones de fieles (cánones 298-311). Recibe indulgencias plenarias en jubileos franciscanos, como las concedidas por Benedicto XV en 1921 para el centenario del Tercer Orden.11 Su obediencia al Romano Pontífice es absoluta, reflejando la sumisión franciscana a la Iglesia, como prescribe la Regla de los Frailes Menores.12
Apostolado y Misión
Obras de Caridad y Evangelización
El apostolado se centra en la promoción de la devoción eucarística y la justicia social. Los terciarios participan en:
Educación cristiana: Formación de jóvenes en centros espirituales, priorizando a los pobres, similar al carisma de las Esclavas del Sagrado Corazón.13
Reparación y oración: Adoración perpetua y consagraciones nacionales, como la de Honduras en 1959 bajo Juan XXIII.14
Servicio a los vulnerables: Atención a enfermos y ancianos, viendo en ellos el rostro de Cristo sufriente.
En el contexto contemporáneo, abordan desafíos como la secularización y la pobreza, promoviendo la fraternidad social cristiana contra ideologías de odio.7 Su misión se extiende a la familia, fomentando la sumisión mutua en el amor de Dios, como enseña Juan Pablo II.15
Influencia en la Sociedad Española
En España, la orden contribuye a la vitalidad católica postfranquista, participando en movimientos como el Apostolado de la Oración. Su devoción mariana resuena con apariciones como las de Fátima, integrando la reparación por los pecados del mundo. Eventos como visitas papales a parroquias de los Sagrados Corazones refuerzan su rol en la nueva evangelización.16
Figuras Destacadas y Legado
Beatas y Fundadoras Relacionadas
Aunque no exclusiva de esta orden, figuras como la beata María de Jesús Sacramentado Venegas (beatificada en 1992) inspiran su espiritualidad. Su veneración por los sacerdotes y su trabajo en hospitales del Sagrado Corazón ejemplifican la entrega abnegada.4,10 De igual modo, la beata Carmen del Niño Jesús González Ramos, fundadora de una congregación franciscana de los Sagrados Corazones, encarna la portadora de paz y bien.17
Otras influencias incluyen a santa Rafaela Porras y Ayllón, cuya congregación de Esclavas del Sagrado Corazón enfatiza la reparación eucarística.13 Estas mujeres destacan la dimensión femenina en la tradición franciscana, promoviendo la igualdad en la santidad laical.
Legado Actual
Hoy, la orden enfrenta retos como la disminución de vocaciones laicales, pero su énfasis en la oración reparadora la posiciona como antídoto espiritual en una era de crisis. Bajo el pontificado de León XIV, se alinea con llamadas a la sinodalidad y la misericordia, continuando el servicio a la humanidad doliente. Su legado radica en formar corazones ardientes por Cristo, extendiendo el «pax et bonum» franciscano a través de los Sagrados Corazones.
En resumen, la Orden Franciscana del Sagrado Corazón de Jesús y María representa una síntesis viva del franciscanismo y la devoción cristocéntrica, invitando a los fieles a una consagración total que transforma el mundo desde el amor divino.
Citas
Papa Benedicto XV. Sacra Propediem, § 10 (1921). ↩
Papa Benedicto XV. Sacra Propediem, § 4 (1921). ↩
Papa Benedicto XV. Sacra Propediem, § 15 (1921). ↩
Papa Juan Pablo II. María de Jesús Sacramentado Venegas de la Torre (1868-1959) - Homilía de beatificación, § 6 (2000). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Juan Pablo II. Gaetano Errico (1791-1860) - Homilía de beatificación, § 5 (2008). ↩ ↩2
Papa Pío XII. Radiomensaje a los participantes en el Segundo Congreso Eucarístico Nacional de Ecuador (19 de junio de 1949) (1949). ↩
Papa Pío XII. Radiomensaje a los fieles de Colombia con ocasión del 100º aniversario del Apostolado de la Oración (30 de septiembre de 1945) - Discurso (1945). ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan Pablo II. Lodovico Pavoni (1784-1849) - Homilía de beatificación, § 5 (2016). ↩
Papa Pío XII. Radiomensaje a los fieles argentinos con ocasión del 100º aniversario del Apostolado de la Oración (28 de octubre de 1945) - Discurso (1945). ↩
Papa Juan Pablo II. 22 de noviembre de 1992: Beatificación de 22 sacerdotes, 3 laicos y la Madre María de Jesús Sacramentado Venegas - Homilía (1992). ↩ ↩2
Papa Benedicto XV. Sacra Propediem, § 26 (1921). ↩
Pío XI. Rite Expiatis, § 25 (1926). ↩
Papa Pablo VI. Rafaela Porras y Ayllón (1850-1925) - Homilía (1977). ↩ ↩2
Papa Juan XXIII. Radiomensaje a Honduras por la consagración del pueblo al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María (16 de agosto de 1959) (1959). ↩
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 11 de agosto de 1982 (1982). ↩
Papa Juan Pablo II. 17 de marzo de 1985: Visita a la parroquia romana de los Sagrados Corazones de Jesús y María en Tor Fiorenza - Homilía, § 6 (1985). ↩
Dicasterio para las Causas de los Santos. Carmen del Niño Jesús González Ramos: Homilía de beatificación (6 de mayo de 2007), §Homilía (2007). ↩
