Wikitólica

La enciclopedia y wiki católica en español

Cruz

Orden Mínima

Orden Mínima
Dominio Público.

La Orden de los Mínimos es una congregación religiosa católica fundada en el siglo XV por San Francisco de Paula, caracterizada por su énfasis en la humildad extrema, la penitencia rigurosa y una vida inspirada en la austeridad cuaresmal. Surgida en el sur de Italia como una respuesta a las necesidades espirituales de la época, la orden se distingue por su cuarto voto solemne de perpetua abstinencia de carne y lácteos, simbolizando el compromiso con una existencia de sacrificio y servicio a los más humildes. A lo largo de su historia, ha influido en la vida eclesial mediante su apostolado de reconciliación y caridad, manteniendo una presencia modesta pero fiel en la Iglesia contemporánea, con comunidades principalmente en Italia y España. Este artículo explora su fundación, espiritualidad, estructura y legado, destacando su rol en la tradición católica.

Tabla de contenido

Historia

Fundación y orígenes

La Orden de los Mínimos tiene sus raíces en la vida eremítica de San Francisco de Paula, nacido en 1416 en Paula, una pequeña localidad calabresa en Italia. Desde joven, Francisco mostró una profunda vocación religiosa, influida por la espiritualidad franciscana. A los trece años, ingresó temporalmente en un convento de los Frailes Menores para cumplir un voto de sus padres, pero pronto optó por una vida solitaria en una cueva junto al mar Mediterráneo. Allí, dedicó años a la oración, la penitencia y la mortificación, atrayendo a discípulos que compartían su anhelo de mayor austeridad.

En 1435, dos compañeros se unieron a él, marcando el inicio formal de la comunidad. Francisco construyó celdas y una capilla sencilla, estableciendo una regla de vida basada en la imitación de Cristo humilde y pobre. Inicialmente conocida como los Eremitas de San Francisco de Asís, la grupo creció rápidamente, fundando conventos en Paterno (1444) y Milazzo, en Sicilia (1469). El nombre «Mínimos» surgió de la convicción de ser los «más pequeños» entre los religiosos, aludiendo a la humildad evangélica expresada en Mateo 25:40: «En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis». Esta denominación fue confirmada por el papa León X en la bula de canonización del fundador, subrayando el carisma de insignificancia voluntaria.

Aprobación de la regla y desarrollo normativo

Durante casi seis décadas (1435-1493), la orden careció de una regla escrita, guiándose por prácticas orales inspiradas en la Regla de San Francisco de Asís. En 1471, el arzobispo de Cosenza concedió exención de su jurisdicción, privilegio ratificado por Sixto IV en 1473, quien también les otorgó el estatus de mendicantes. La primera regla formal, con trece capítulos y muy similar a la franciscana, fue aprobada por Alejandro VI en 1493.

Posteriormente, se emitieron revisiones que enfatizaron la identidad propia. En 1501, otra versión en diez capítulos introdujo el distintivo cuarto voto de vida cuaresmal (vita quadragesimalis), que impone abstinencia perpetua de carne, huevos y lácteos, salvo en casos graves de enfermedad. Esta norma, aprobada en la misma bula junto con la regla para el tercer orden, define el espíritu penitencial de los Mínimos. Finalmente, en 1506, Julio II confirmó la regla definitiva para el primer orden, adaptando también la del segundo orden para monjas, surgido en España. Francisco de Paula redactó además un Correctorium en diez capítulos para regular las penitencias por infracciones, aprobado en 1506 y 1517.

Estos documentos normativos reflejan un compromiso con la abnegación, la pobreza evangélica y la obediencia, adaptados a la vida conventual mendicante.

Expansión y actividad apostólica

La orden se propagó rápidamente desde Italia. Invitado por Luis XI de Francia en 1482, Francisco fundó los primeros conventos en Plessis-les-Tours, Amboise y cerca de París, donde los Mínimos fueron apodados bons hommes por su simplicidad. En 1495, Carlos VIII erigió el convento de la Trinidad del Monte en Roma, reservado a frailes franceses por bula de Inocencio X en 1645.

En España, se les llamó Padres de la Victoria tras la reconquista de Málaga en 1487. Maximiliano I introdujo la orden en Alemania en 1497. Al morir Francisco en 1507, existían cinco provincias en Italia, Francia, España y Alemania. En su apogeo, hacia 1623, contaba con 359 conventos, 6.430 miembros y 30 provincias, extendiéndose a Bohemia, las Indias Occidentales y misiones en Canadá (aprobadas en 1646, aunque de dudosa ejecución).

Los Mínimos destacaron en teología, historia y ciencias: figuras como Bernard Boil, primer vicario apostólico en América (1493), o matemáticos como Mersenne. Su apostolado se centró en la predicación, la dirección espiritual y la caridad, atrayendo a nobles y reyes como Luis XII, quien retuvo a Francisco en la corte francesa.

Declive y supervivencia

El declive comenzó con la Revolución Francesa, que dispersó comunidades y redujo drásticamente su número. Siglos de secularizaciones y guerras diezmaron la orden, que en el siglo XIX apenas sobrevivía en Italia y España. En el siglo XX, los papas como Juan Pablo II alentaron su renovación, enfatizando la fidelidad al carisma en contextos modernos de pobreza espiritual y material.1,2

A pesar de las adversidades, la orden perseveró gracias a su énfasis en la humildad, que evitó ambiciones expansivas.

Carisma y espiritualidad

El carisma de los Mínimos se centra en la penitencia evangélica como vía de conversión y expiación, imitando a Cristo siervo en Filipenses 2:7. Inspirados por San Francisco de Paula, buscan ser «el menor» en humildad, viviendo una Lenten life (vida cuaresmal) que prioriza el desapego del mundo, la oración y la ascesis física. Este espíritu, descrito en las Constituciones como «testimonio diario del Evangelio de la penitencia», integra caridad activa con contemplación.2

En la era contemporánea, Juan Pablo II instó a los Mínimos a evangelizar «nuevos areópagos» mediante escucha, dirección espiritual y solidaridad con los pobres, sin diluir su identidad penitencial.2 La espiritualidad mínima rechaza el hedonismo, promoviendo la reconciliación en familias y comunidades, y la primacía del espíritu sobre la materia.

Regla y votos

La regla actual, confirmada en 1506, consta de preceptos obligatorios que vinculan en conciencia, aunque con matices: algunos bajo pecado mortal, otros venial. Los frailes profesan los votos solemnes clásicos: pobreza, castidad y obediencia, más el cuarto de vida cuaresmal, que exige abstinencia perpetua y ayuno frecuente, dispensable solo por salud grave.

La vida conventual sigue el modelo mendicante: superiores llamados «correctores» (general cada seis años, provinciales cada tres, locales anualmente). El hábito es de lana negra basta, con mangas anchas, cordón delgado y capucha en forma de escapulario. La regla del segundo orden (monjas) es similar, mientras la del tercero (terciarios) adapta estos principios a laicos, enfatizando caridad activa.3,4

Francisco de Paula enfatizó la caridad mutua y la corrección fraterna para mantener la rigorosidad.

Estructura de la orden

La orden se organiza en tres ramas interconectadas:

Primer orden: Frailes Mínimos

Clérigos mendicantes con votos solemnes, dedicados a la oración, penitencia y apostolado. Viven en conventos, predicando y sirviendo en parroquias.

Segundo orden: Monjas Mínimas

Fundado en España, sigue la misma regla con énfasis en clausura y contemplación. En 1623, contaba con 11 conventos y 360 religiosas; hoy, se concentra en España, con casas en Marsella, Roma y Todi.1

Tercer orden: Terciarios Mínimos

Laicos que comparten el carisma mediante fraternidades, enfocadas en penitencia, perdón y caridad. Extendido en países latinos y América del Sur, donde sacerdotes seculares los guían. Juan Pablo II los exhortó a una «nueva creatividad de caridad» en el nuevo milenio, integrando contemplación y obras.3,4

La familia mínima colabora en capítulos generales, como el de 2000, fomentando unidad carismática.2

Presencia actual

Tras la Revolución Francesa, la orden se redujo significativamente. Hoy, cuenta con unos 330 frailes en 19 conventos: 15 en Italia (incluyendo la curia general en Sant’Andrea delle Fratte, Roma), 2 en Sicilia, 1 en Cerdeña y 1 en España. El segundo orden tiene 10 conventos en España y otros aislados. El tercero prospera en América Latina.1

Los Mínimos mantienen un apostolado discreto: formación espiritual, reconciliación ecuménica y servicio a los marginados. En 1990 y 2000, Juan Pablo II elogió su vigencia en una sociedad cambiante, urgiéndolos a la santidad mediante penitencia.2,5 Su lema implícito, «Soy el menor», resuena en un mundo de desigualdades.

Santos y figuras notables

San Francisco de Paula (canonizado en 1519) es el fundador y patrono. Su cuerpo, incorrupto hasta 1562, fue profanado por hugonotes, pero reliquias se veneran en sus iglesias. Otros santos incluyen a San Francisco de Sales y Santa Juana de Valois, terciarios mínimos.

Figuras destacadas: teólogos como Lalemandet (m. 1647); historiadores como Giry (m. 1688); y el beato Tomás Felton, mártir inglés (1588). En América, Bernard Boil evangelizó como vicario apostólico.

La orden ha producido obispos y misioneros, contribuyendo al patrimonio católico con su testimonio de humildad.

En resumen, la Orden de los Mínimos encarna la llamada evangélica a la pequeñez y la penitencia, ofreciendo un modelo perenne de vida cristiana en servicio a la Iglesia y al mundo.

Citas

  1. Mínimos, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Mínimos. 2 3

  2. Papa Juan Pablo II. A la Orden de los Mínimos (3 de julio de 2000) - Discurso (2000). 2 3 4 5

  3. Papa Juan Pablo II. Mensaje a la Tercera Orden de los Mínimos (30 de abril de 2001) - Discurso, § 3 (2001). 2

  4. Papa Juan Pablo II. Mensaje a la Tercera Orden de los Mínimos (30 de abril de 2001), § 5 (2001). 2

  5. Papa Juan Pablo II. A los participantes en la Asamblea General de la Orden de los Mínimos (24 de noviembre de 1990) - Discurso, § 4 (1990).