Orden Oblata de San Francisco de Sales
La Orden Oblata de San Francisco de Sales es una congregación religiosa católica femenina fundada en el siglo XIX en Francia, inspirada en la espiritualidad del santo obispo de Ginebra, San Francisco de Sales. Dedicada principalmente a la educación y formación de las jóvenes, especialmente en entornos obreros y rurales, la orden enfatiza la devoción práctica y la imitación de Cristo en la vida cotidiana. Sus miembros, conocidas como oblatas, se comprometen a una vida de oración, servicio y apostolado educativo, extendiendo su labor a misiones, escuelas y obras sociales en diversos países. A lo largo de su historia, ha enfrentado desafíos como persecuciones políticas, pero ha crecido gracias a la guía de sus fundadores y la aprobación eclesiástica, manteniendo un carisma centrado en la caridad y la formación integral de la mujer.
Tabla de contenido
Historia
Orígenes
Los raíces de la Orden Oblata de San Francisco de Sales se remontan al deseo de revivir el espíritu salesiano en la Iglesia del siglo XIX, un período marcado por la industrialización y las necesidades espirituales de las clases trabajadoras en Francia. San Francisco de Sales (1567-1622), con su enfoque en una devoción accesible y amorosa hacia Dios, sirvió como inspiración principal. Aunque el santo había soñado con una congregación de sacerdotes oblatos, su muerte impidió su realización inicial. Siglos después, en el contexto de la Restauración postrevolucionaria, figuras como la venerable María de Sales Chappuis y el sacerdote Louis Brisson comenzaron a promover una espiritualidad similar para mujeres consagradas.1,2
En Troyes, una ciudad con fuerte tradición visitandina —la orden fundada por San Francisco de Sales y Santa Juana Francisca de Chantal—, surgió la semilla de la congregación. Chappuis, superiora de las Visitandinas locales, enfatizó la idea de «La Voie», un camino espiritual de dependencia total de la voluntad de Dios, imitación de Cristo y servicio al prójimo. Esta visión se materializó cuando Brisson, confesor de la comunidad, colaboró en la formación de un grupo de mujeres dedicadas a la educación.2
Fundación
La fundación formal ocurrió en 1868, impulsada por el beato Louis Brisson (1817-1908) y Léonie Françoise de Sales Aviat (1844-1914), quien tomó el nombre religioso de Francesca de Sales. Brisson, un sacerdote innovador y profesor en el seminario de Troyes, había fundado previamente escuelas para jóvenes y buscaba extender el apostolado salesiano. Aviat, una joven educada en el convento de la Visitación, entró en el «Opera San Francesco di Sales» en 1866 junto a otras compañeras, respondiendo al llamado de Chappuis para formar un grupo que atendiera a las obreras textiles de la región, expuestas a condiciones precarias y alejadas de la fe.3,4
El 30 de octubre de 1868, Aviat recibió el hábito religioso, adoptando el nombre que reflejaba su programa de vida: imitar el espíritu humilde y devoto de San Francisco de Sales. La oración personal de Aviat revelaba su compromiso: «San Francisco de Sales, me habéis elegido para guiar a este pequeño grupo. Dadme vuestro espíritu, vuestro corazón… Hacedme partícipe del vínculo que os une a Dios».4 El grupo se denominó «Oblatas de San Francisco de Sales», término que evoca la ofrenda total a Dios y al servicio, similar a los antiguos oblados monásticos. La primera profesión de votos de Aviat tuvo lugar el 11 de octubre de 1871, y al año siguiente fue elegida superiora, consolidando la congregación canónicamente.4
La Santa Sede otorgó la aprobación diocesana inicial, y el desarrollo se aceleró con la apertura de escuelas elementales en parroquias y pensionados para chicas en París. Brisson, quien también fundó la rama masculina de los Oblatos en 1875, vio en las oblatas un complemento esencial para la evangelización integral.1,3
Desarrollo y desafíos
Durante las últimas décadas del siglo XIX, la orden expandió sus obras pese a las tensiones anticlericales en Francia. Bajo el liderazgo de Madre Francesca de Sales, se crearon centros educativos para diferentes clases sociales, incluyendo misiones en el extranjero. En 1893, tras un período de retiro humilde, Aviat fue reelegida superiora general, guiando la expansión a Europa, África del Sur y Ecuador hasta su muerte en 1914.4
La congregación enfrentó graves pruebas con las leyes laicas francesas de 1901-1903, que cerraron escuelas y exiliaron comunidades. Muchas oblatas se dispersaron, pero la fe inquebrantable de Brisson —quien exclamó ante las adversidades: «Cuando todo parece perdido… el Señor mostrará su Potencia"— sostuvo el espíritu.3 La aprobación definitiva por el papa León XIII en 1897 para la rama relacionada fortaleció su identidad, y la orden se reorganizó en provincias internacionales.1
En el siglo XX, la beatificación de Brisson en 2012 por Benedicto XVI y la canonización de Aviat en 2001 por Juan Pablo II revitalizaron la congregación, reconociendo su contribución a la educación católica.3,4,5
Carisma y espiritualidad
El carisma de las Oblatas de San Francisco de Sales se centra en la formación integral de la mujer, inspirada en la pedagogía salesiana de gentileza, optimismo y devoción práctica. San Francisco de Sales enseñó en obras como la Introducción a la vida devota que la santidad es accesible a todos, sin rigideces, enfatizando el amor filial a Dios en las ocupaciones diarias. Las oblatas viven este espíritu mediante votos de pobreza, castidad y obediencia, ofreciéndose como «oblatas» —es decir, dedicadas— al servicio eclesial.4
Su espiritualidad, conocida como «La Voie», implica una dependencia constante de la voluntad divina, el gusto por lo que agrada a Dios y la imitación externa de Jesús. Chappuis describió este camino como un estado de alma que une el interior con el exterior, propagando la gracia para guiar almas hacia la resemblance con el Salvador.2 En la práctica, esto se traduce en una vida de oración intensa, comunidad fraterna y apostolado activo, priorizando la educación de jóvenes obreras para que descubran su dignidad en Cristo.
Juan Pablo II, en su homilía de canonización de Aviat, elogió este enfoque: «Unión al Sacrificio redentor de Cristo por la práctica cotidiana del renuncia a sí mismo», destacando el deseo de ser «el pequeño instrumento de Dios».5 Las oblatas responden al llamado profético de Isaías a «llevar la buena nueva a los pobres», sirviendo con desapego y confianza en la Providencia.4,5
Organización y vida comunitaria
La orden se gobierna mediante una superiora general elegida por un período definido, asistida por un consejo que vela por la fidelidad al carisma. La formación inicial incluye un postulantado de seis a nueve meses, noviciado de uno a dieciocho meses, y votos anuales durante tres años antes de los perpetuos.1 Adaptada a los tiempos modernos, incorpora laicos en sus obras, reconociendo su rol esencial en la evangelización, como exhortó Juan Pablo II: «La colaboración de los laicos es indispensable… para transformar la sociedad según el espíritu del Evangelio».6
La vida diaria combina oración litúrgica, meditación salesiana y trabajo apostólico. En comunidades pequeñas, fomentan la humildad y el servicio mutuo, con énfasis en la formación continua para responder a desafíos contemporáneos como la secularización y la migración.7
Presencia mundial
Hoy, las Oblatas de San Francisco de Sales están presentes en más de veinte países, con énfasis en América Latina, África y Europa. En Ecuador, asumieron seminarios y parroquias desde finales del XIX; en África del Sur, misiones educativas; y en Europa, pensionados y centros juveniles.1,4 En Roma, la parroquia de San Francisco de Sales, confiada a la rama relacionada, simboliza su arraigo eclesial.3
Sus obras incluyen escuelas, retiros espirituales y atención a marginados, adaptándose a necesidades locales como la formación profesional de mujeres en zonas rurales. La orden promueve la justicia social, alineada con el llamado papal a una caridad activa y creativa.8
Figuras destacadas
Beato Louis Brisson: Fundador y guía espiritual, beatificado en 2012. Su fe ante la persecución francesa inspiró la resiliencia de la orden.3,9
Santa Francesca de Sales Aviat: Cofundadora y primera superiora, canonizada en 2001. Su lema, «Olvidarme enteramente», ejemplifica el desapego salesiano.4,5
Venerable María de Sales Chappuis (1792-1875): Precursor espiritual, cuya visión de «La Voie» dio forma al carisma. Murió en olor de santidad.2
Estas figuras encarnan el ideal oblato: servicio humilde y devoción ardiente, invitando a las nuevas generaciones a unirse a esta misión.
Citas
Oblatos de San Francisco de Sales, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Oblatos de San Francisco de Sales. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Venerable Mary de Sales Chappuis, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, § Venerable Mary de Sales Chappuis. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Dicasterio para las Causas de los Santos. Louis Brisson: Biografia (settembre 2012), §Biografía (2012). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
El Dicasterio para las Causas de los Santos. Léonie Françoise de Sales Aviat (1844-1914) - Biografía (2001). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9
Papa Juan Pablo II. Rafael Arnáiz Barón (1911-1938) - Homilía de beatificación, § 3 (2009). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Juan Pablo II. A los Oblatos de San José (17 de febrero de 2000) - Discurso (2000). ↩
Papa Juan Pablo II. A los Superiores de los Institutos fundados por los Oblatos de María Inmaculada (26 de abril de 1991) - Discurso, § 2 (1991). ↩
Papa Juan Pablo II. Mensaje a los Misioneros de San Francisco de Sales (27 de mayo de 2000) - Discurso (2000). ↩
Dicasterio para las Causas de los Santos. Louis Brisson: Biografia (settembre 2012), §Resumen (2012). ↩
