Orden Piarista
La Orden Piarista, conocida formalmente como Clerigos Regulares de las Escuelas Pías, es una congregación religiosa católica fundada en el siglo XVII por San José de Calasanz, dedicada principalmente a la educación integral de los jóvenes, especialmente de los más pobres y marginados. Inspirada en el modelo de Cristo como maestro, la orden se centra en la formación humana y cristiana a través de escuelas gratuitas y accesibles, promoviendo valores evangélicos en un entorno secularizado. A lo largo de su historia, ha enfrentado desafíos como persecuciones y reformas internas, pero ha expandido su misión a nivel global, colaborando con laicos y enfatizando una espiritualidad mariana y de servicio. Este artículo explora su fundación, desarrollo, carisma, estructura y presencia actual en la Iglesia.
Tabla de contenido
Historia
Fundación por San José de Calasanz
La Orden Piarista tiene sus orígenes en la visión educativa de San José de Calasanz, un sacerdote aragonés nacido en 1556 en el castillo de Calasanza, cerca de Peralta de la Sal. Tras una formación académica destacada en filosofía, derecho y teología en universidades como Lérida, Valencia y Alcalá de Henares, Calasanz fue ordenado sacerdote en 1583. Su vocación se transformó radicalmente en 1597, cuando, en Roma, se encontró con el sacerdote Antonio Brendani, párroco de Santa Dorotea en el barrio de Trastevere. Este encuentro le impulsó a abrir la primera escuela pública gratuita de Europa, destinada a los niños pobres de la zona, un acto de caridad que marcó el inicio de las Escuelas Pías.1
Calasanz, inspirado en el Evangelio, vio en la educación un medio para evangelizar y renovar la sociedad. No se limitó a impartir conocimientos profanos, sino que integró la sabiduría del Evangelio, enseñando a los alumnos a reconocer la acción amorosa de Dios en sus vidas. Esta iniciativa, que comenzó como una pequeña escuela en la primavera de 1597, se expandió rápidamente, atrayendo a colaboradores laicos y religiosos. Calasanz consideraba la escuela como un «nuevo modo de evangelizar», donde la dimensión religiosa se viviera de forma profunda, elevando el oficio de maestro a una dignidad ministerial.2
Desarrollo y aprobación canónica
En 1617, la congregación recibió la aprobación inicial como instituto religioso por el papa Pablo V. Cuatro años después, en 1621, el papa Gregorio XV la elevó a la categoría de orden religiosa mediante una bula, denominándola Congregatio Paulina Clericorum regularium pauperum Matris Dei scholarum piarum. Las Constituciones, aprobadas en 1622, otorgaron a la orden privilegios similares a los de las órdenes mendicantes, y Calasanz fue nombrado superior general, con asistentes como Pedro Casani y otros compañeros destacados.3
El noviciado se estableció en San Onofre, Roma, en mayo de 1622. Sin embargo, la orden enfrentó tensiones internas y externas. En 1646, Calasanz fue destituido como general debido a calumnias, muriendo en 1648 en pobreza y oración. Fue canonizado en 1767 por Clemente XIII y proclamado patrono de las escuelas católicas en 1948 por Pío XII.2 A lo largo del siglo XVII, la orden se expandió por Europa, fundando escuelas en Italia, España y otros países, aunque sufrió supresiones durante la Revolución Francesa y la Guerra Civil Española, donde trece piaristas fueron martirizados en 1936.4
Siglos XVIII y XIX: Pruebas y reformas
El siglo XVIII trajo reformas papales que alteraron la estructura de la orden. En 1656, Alejandro VII eliminó los votos solemnes, reemplazándolos por un juramento de perseverancia. Clemente IX restauró en 1669 el estatus de regulares, pero Clemente X permitió dispensas en 1670 para algunos miembros, devolviendo a clérigos ordenados a la jurisdicción diocesana si poseían bienes.3 En 1690, Alejandro VIII abolió la norma de descalzos.
Durante el siglo XIX, la orden se recuperó de las supresiones napoleónicas y se expandió a América Latina y Asia. En España, pese a las guerras carlistas y la desamortización, los piaristas mantuvieron su compromiso educativo. Figuras como el beato Miguel Febres Cordero, piarista ecuatoriano del siglo XIX, ejemplificaron la misión en contextos lejanos, dedicándose a la enseñanza en América.5
Siglo XX y actualidad
El siglo XX vio un renacimiento gracias a los papas. Pío XII elogió a los «desconocidos piaristas» por su fidelidad en la educación.2 Juan Pablo II, en mensajes de 1997 por el cuarto centenario de la fundación, instó a priorizar a los marginados y a cultivar una espiritualidad evangélica profunda, nutrida por la oración y la liturgia.1 En 1995, beatificó a catorce piaristas, incluyendo al beato Pedro Casani y trece mártires españoles, destacando su testimonio de fe en la persecución.4
Hoy, la orden responde a los desafíos de la secularización, promoviendo escuelas inclusivas y paridad educativa en democracias.1 Bajo el papa actual, León XIV, continúa su labor en un mundo globalizado, adaptando su carisma a la evangelización digital y la formación integral.
Carisma y misión
El carisma piarista, heredado de Calasanz, se centra en la educación de los pobres y marginados como forma de caridad evangélica. Inspirados en Cristo, que tuvo compasión de las multitudes como «ovejas sin pastor» (Mc 6,34), los piaristas ofrecen una formación integral: humana, cultural y religiosa, gratuita y accesible a todos.1 Calasanz veía la educación como «levadura de renovación social y eclesial», impartida de manera «breve, simple y efectiva».2
La misión incluye priorizar a los excluidos, combatiendo la pobreza educativa como una forma grave de marginación. Los piaristas integran fe y cultura en su labor, guiando a los jóvenes hacia el horizonte trascendente de Dios.1 Colaboran con laicos desde los inicios, considerándolos miembros plenos de la comunidad por su dedicación, contribuyendo así a la renovación cristiana de la sociedad.1
En el contexto actual, el carisma se adapta a la secularización, promoviendo escuelas católicas que respeten programas educativos propios y fomenten la evangelización de generaciones jóvenes.2
Estructura y organización
La Orden Piarista es una orden clerical exenta de jurisdicción episcopal, sujeta solo al superior general, elegido cada seis años con cuatro asistentes.3 Los miembros profesan votos simples de pobreza, castidad y obediencia, con un énfasis en la perseverancia. Históricamente, se permitió flexibilidad para laicos y clérigos menores, permitiendo dispensas en votos solemnes.3
La orden se organiza en provincias y demarcaciones, con comunidades dedicadas a la formación y la oración. El general reside en Roma, y las constituciones originales de Calasanz guían la vida comunitaria, fomentando la virtud y el ascetismo.1 Hoy, integra a laicos en la misión educativa, formando un «familia calasancia» que incluye cooperadores y antiguas alumnas.
Espiritualidad
La espiritualidad piarista es profundamente evangélica y mariana. Calasanz legó un modelo de oración personal y comunitaria, liturgia y escucha de la Palabra, inspirado en sus Constituciones y cartas.1 Veneran a María como «Madre de Dios», bajo cuyo título se llaman «Pobres de la Madre de Dios», invocándola con confianza como protectora.1
El beato Pedro Casani, primer compañero de Calasanz, enfatizaba la paciencia y la oración: «La paciencia y la oración pueden hacer mucho».4 Esta espiritualidad sostiene la dedicación diaria a la educación, reflejando la consagración total a Dios en el servicio a los niños.1
Presencia en el mundo
La orden está presente en más de 30 países, con centros educativos en Europa (España, Italia, Polonia), América (México, Argentina, Perú), Asia (India, Filipinas) y África. Gestiona cientos de escuelas, colegios y parroquias, enfocadas en la formación integral. En España, su origen, mantiene una fuerte presencia en provincias como Aragón y Cataluña.1
En el siglo XXI, colabora en misiones ad gentes y proyectos sociales, respondiendo a las necesidades de la Iglesia universal. Su labor se extiende a la formación de educadores cristianos, integrando fe y cultura en un mundo plural.2
Santos y beatos
San José de Calasanz (1556-1648): Fundador y patrono de las escuelas católicas.
Beato Pedro Casani (1570-1647): Compañero de Calasanz, beatificado en 1995, modelo de caridad y paciencia.4
Trece mártires piaristas de la Guerra Civil Española (1936): Beatificados en 1995, incluyendo al padre Dionisio Pamplona, testigos de fe como educadores.4
Otros beatos incluyen a mártires de la Revolución Francesa y figuras como el beato Miguel Febres Cordero, educador en América.5
Estos santos ilustran la fidelidad piarista en la persecución y el servicio.
Citas
Papa Juan Pablo II. A los participantes en el 44.º Capítulo General de los Padres Escolapios (5 de julio de 1997) - Discurso (1997). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11
Papa Juan Pablo II. Carta al Superior General de los Padres Escolapios (24 de junio de 1997) (1997). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Clérigos Regulares de las Escuelas Pías, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Clérigos Regulares de las Escuelas Pías. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Juan Pablo II. 1 de octubre de 1995: Beatificación de las víctimas de la Revolución Francesa, de la Guerra Civil Española y de un Padre Escolapio - Homilía (1995). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Papa Pablo VI. Miguel Febres Cordero (1854-1910) - Homilía de beatificación (1984). ↩ ↩2
