Orden Redentorista
La Orden Redentorista, oficialmente conocida como Congregación del Santísimo Redentor (C.Ss.R.), es una sociedad de vida apostólica católica fundada en el siglo XVIII por San Alfonso María de Ligorio. Dedicada principalmente a la predicación del Evangelio entre los más pobres y abandonados, esta congregación se caracteriza por su énfasis en la imitación de Cristo Redentor y en misiones populares que fomentan la conversión y la devoción mariana. Con una presencia global en más de sesenta países, los redentoristas han contribuido significativamente a la teología moral, la evangelización y la formación espiritual, manteniendo un compromiso vivo con la misericordia divina y la opción preferencial por los marginados.
Tabla de contenido
Historia
Fundación
La Congregación del Santísimo Redentor surgió en el contexto del sur de Italia durante el siglo XVIII, un período marcado por profundas desigualdades sociales y un abandono espiritual en las zonas rurales. San Alfonso María de Ligorio, un abogado napolitano convertido en sacerdote en 1726, experimentó una llamada profunda a servir a los más necesitados tras un encuentro con pastores en las montañas cerca de Amalfi en 1730. Este episodio le reveló la grave situación de ignorancia religiosa y pobreza material entre los campesinos, lo que lo impulsó a dejar su vida en Nápoles para fundar una nueva comunidad dedicada a la predicación evangélica sencilla y accesible.1
El 9 de noviembre de 1732, en Scala, cerca de Amalfi, Alfonso estableció la primera casa de la congregación en un modesto edificio adyacente al convento de las monjas Redemptoristinas. Inicialmente, el grupo constaba de siete postulante, incluyendo al propio Alfonso, y se inspiraba en la regla de las Cappelle serotine, grupos laicos que evangelizaban a los jóvenes de la calle en Nápoles. El carisma fundacional se centraba en imitar las virtudes de Cristo Redentor, predicando la palabra de Dios a los pobres con simplicidad y persuasión, y fomentando prácticas como la oración y la devoción a la Virgen María.2,3
Los inicios no estuvieron exentos de dificultades. Disensiones internas, relacionadas con la autoridad del obispo Tommaso Falcoia —quien actuaba como superior informal—, llevaron a un cisma temporal. Alfonso se vio incluso solo con un hermano lego durante cinco meses, pero la providencia trajo nuevos miembros, permitiendo la expansión a casas en Nocera, Ciorani, Iliceto y Caposele en los primeros diez años.2,3
Desarrollo y expansión
A pesar de las oposiciones políticas y eclesiásticas, la congregación creció rápidamente en el sur de Italia y Sicilia. En 1749, el papa Benedicto XIV otorgó la aprobación canónica bajo el título de Congregación del Santísimo Redentor, reconociendo su labor misionera entre los abandonados. Sin embargo, el absolutismo del rey Carlos III de Nápoles, asesorado por el marqués Tanucci, generó hostilidades: en 1737, un sacerdote malintencionado difundió calumnias contra la casa de Villa degli Schiavi, lo que culminó en un ataque armado y el cierre temporal de la fundación.2,3
La reunificación de las casas neapolitanas y papales se logró en 1793 bajo el superior general Pietro Paolo Blasucci. Hacia finales del siglo XVIII, la orden adquirió un carácter internacional gracias a figuras como San Clemente María Hofbauer, un austríaco que, junto a Thaddeus Hübl, se unió en Roma en 1785 y extendió la congregación a Europa central. Hofbauer fundó la primera casa en Varsovia en 1786, donde los redentoristas atendieron la iglesia de San Benito, laborando entre los pobres en un contexto de secularización.2
En el siglo XIX, la expansión llegó a América del Norte. En 1841, un grupo de redentoristas alemanes llegó a Pittsburgh, Pensilvania, estableciendo la primera provincia en 1850 bajo el padre Bernhard. Desde entonces, se organizaron misiones regulares, incorporando a conversos notables como los padres Hecker, Hewit y Walworth, quienes más tarde fundaron los paulistas. Para finales del siglo, la provincia de Baltimore registraba miles de confesiones, conversiones y bautismos anuales, combinando trabajo parroquial con misiones itinerantes.2
Aprobación papal y desafíos modernos
La aprobación definitiva y la consolidación vinieron con hitos como la canonización de San Alfonso en 1831 y su declaración como Doctor de la Iglesia en 1871 por Pío IX. En el siglo XX, los papas han reafirmado el carisma redentorista. Juan Pablo II, en discursos de 1985 y 2003, elogió su fidelidad a la predicación entre los pobres y su rol en la nueva evangelización, destacando la devoción a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, cuya imagen fue colocada en su iglesia romana en 1866 por orden de Pío IX.4,5,6
Durante el siglo XX, la congregación enfrentó persecuciones en regímenes comunistas y totalitarios, pero su expansión global la llevó a Asia, África y Oceanía. En 1987, con motivo del bicentenario de la muerte de San Alfonso, Juan Pablo II subrayó su vigencia en un mundo secularizado, llamando a los redentoristas a intensificar las misiones populares y la catequesis.7,4
Carisma y misión
El carisma de los redentoristas se resume en la imitación de Jesús Cristo como Redentor, consagrándose a la predicación de la palabra de Dios a los más pobres y abandonados. Su regla, inspirada en la vida apostólica, enfatiza la sencillez, la persuasión y la solidez en las homilías, obligando a incluir sermones sobre la oración y la intercesión de la Virgen María en cada misión.2
La misión principal abarca misiones populares, retiros espirituales y ejercicios similares, con un énfasis en el sacramento de la reconciliación. Tras una misión inicial, regresan cuatro o cinco meses después para un curso más breve que consolide los frutos. En parroquias, promueven la Archicofradía de la Sagrada Familia para mantener el fervor religioso y atienden escuelas parroquiales, especialmente para la juventud.2,5
Juan Pablo II describió esta labor como una participación en la misión de la Iglesia, combinando vida consagrada con actividad misionera, siempre guiados por María, Madre del Redentor.5,8 En contextos contemporáneos, adaptan su apostolado a desafíos como la pobreza urbana, la migración y la secularización, fomentando la solidaridad con los oprimidos y la educación cristiana.4,9
Estructura y organización
La Congregación del Santísimo Redentor es una sociedad clerical exenta de derecho pontificio, gobernada por un superior general elegido por el Capítulo General cada seis años. Actualmente, cuenta con provincias y viceprovincias en los cinco continentes, con casas de formación y misiones autónomas. Los miembros profesan votos simples de pobreza, castidad y obediencia, más un voto y juramento de perseverancia hasta la muerte, y renuncian a dignidades eclesiásticas externas.2,10
La organización interna prioriza la comunidad como base para la vida apostólica, con énfasis en la oración comunitaria y la formación continua. En 2003, el Capítulo General se centró en el tema «Dar la vida por la redención abundante», renovando el impulso misionero.11
Vida religiosa
La vida redentorista se estructura en torno a la oración litúrgica, la adoración eucarística y la meditación del misterio de la Redención. Los religiosos buscan ser «hombres de Dios», reflejando la misericordia del Padre y la búsqueda del Buen Pastor por las ovejas perdidas.5,12 La devoción a la Virgen, bajo el título de Perpetuo Socorro, es central, como invocada por Alfonso en sus escritos.
En la formación, se cultiva la teología moral alfonziana, equilibrada entre rigor y misericordia, y se prepara para un apostolado itinerante que exige movilidad y adaptabilidad.8
Obras y contribuciones
Los redentoristas han enriquecido la Iglesia con contribuciones teológicas, litúrgicas y sociales. San Alfonso, Doctor de la Iglesia, es patrono de los moralistas y confesores, con obras como Theologia Moralis que promueven la probablismo moderado y la pastoral de la misericordia.1,13
En el ámbito social, han fundado escuelas, orfanatos y centros para marginados, como en América Latina y África, donde combaten la pobreza y promueven la justicia. Su labor misionera ha generado millones de conversiones y sacramentos administrados, como documentan estadísticas de provincias del siglo XIX.2 En el siglo XXI, participan en la nueva evangelización, con énfasis en la ecología integral y los derechos humanos, fieles al llamado de los papas a abrir «inmensos espacios de caridad y solidaridad hacia los pobres y oprimidos».9,14
Santos y beatos
La congregación cuenta con varios santos y beatos que encarnan su carisma:
San Alfonso María de Ligorio (1696-1787): Fundador, obispo, Doctor de la Iglesia.
San Clemente María Hofbauer (1751-1820): Apóstol de Viena y patrono de Viena.
San Gerardo Majella (1726-1755): Hermano lego, conocido por sus dones proféticos y milagros.
Beato Pietro Donders (1809-1887): Misionero en Surinam, dedicado a leprosos e indígenas.
Beata María Celeste Crostarosa (1696-1759): Cofundadora de las Redemptoristinas, mística vinculada al origen femenino de la familia redentorista.15,16
Estos santos ilustran la diversidad de vocaciones en la orden, desde la predicación hasta la contemplación.
Presencia actual
Hoy, los redentoristas superan los 5.000 miembros en 60 países, con un fuerte enfoque en América Latina, Europa y Asia. Mantienen santuarios marianos, como el de Nuestro Señor del Perpetuo Socorro en Roma, y participan en conferencias episcopales y obras de desarrollo. Bajo el liderazgo del superior general actual, la congregación responde a los desafíos del mundo posmoderno, promoviendo la sinodalidad y la interreligiosidad, siempre anclados en la redención copiosa de Cristo.4,11
Citas
El Dicasterio para las Causas de los Santos. Alfonso Maria de' Liguori (1696-1787) - Biografía (1839). ↩ ↩2
Redentoristas, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Redentoristas. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 248. ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan Pablo II. A los Padres Redentoristas (18 de noviembre de 1985) - Discurso, § 2 (1985). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Juan Pablo II. A los participantes en el Capítulo General de la Congregación del Santísimo Redentor (Redentoristas) (3 de octubre de 2003) - Discurso, § 3 (2003). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Juan Pablo II. A los Padres Redentoristas (18 de noviembre de 1985) - Discurso, § 5 (1985). ↩
Papa Juan Pablo II. A las Redentoristas, monjas de clausura (24 de mayo de 1987) - Discurso (1987). ↩
Papa Juan Pablo II. Al Consejo General de los Redentoristas (15 de diciembre de 1997) - Discurso (1997). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. 9 de junio de 1992: Concelebración Eucarística en la «Praça de Casseque» en Benguela, Angola - Homilía, § 6 (1992). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. A los Padres Redentoristas (18 de noviembre de 1985) - Discurso, § 1 (1985). ↩
Papa Juan Pablo II. A los participantes en el Capítulo General de la Congregación del Santísimo Redentor (Redentoristas) (3 de octubre de 2003) - Discurso, § 1 (2003). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. Adoración eucarística en la Basílica Vaticana (31 de octubre de 1983) - Discurso, § 3 (1983). ↩
Papa Juan Pablo II. A los miembros del Consejo General de los Padres Redentoristas (8 de febrero de 1992) - Discurso, § 1 (1992). ↩
Papa Juan Pablo II. A los Obispos polacos en su visita ad Limina (11 de octubre de 1982) - Discurso, § 6 (1982). ↩
Biografía, Dicasterio para las Causas de los Santos. Maria Celeste Crostarosa: Biografía (2016). ↩
Papa Juan Pablo II. Mensaje a las monjas de la Congregación del Santísimo Redentor (31 de octubre de 1996) (1996). ↩
