Orden Servita (Siervos de María)
La Orden de los Siervos de María, conocida también como Orden Servita, es una de las principales órdenes mendicantes de la Iglesia católica, fundada en el siglo XIII en Florencia por siete nobles laicos inspirados por una visión de la Virgen María. Su carisma se centra en la devoción a la Madre de Dios, especialmente en sus dolores durante la Pasión de Cristo, promoviendo la santificación personal, la predicación del Evangelio y el servicio a los más necesitados. A lo largo de su historia, la orden ha enfrentado desafíos como supresiones temporales y expansiones misioneras, manteniendo una presencia global con conventos en Europa, América, África y Asia. Sus miembros profesan los votos de pobreza, castidad y obediencia, siguiendo la Regla de san Agustín, y destacan por su vida de oración, austeridad y apostolado en parroquias, misiones y centros educativos.
Tabla de contenido
Historia
Fundación
La Orden de los Siervos de María surgió en el contexto de la devoción mariana medieval en Italia, particularmente en la ciudad de Florencia durante el siglo XIII. Sus orígenes se remontan a un grupo de siete jóvenes nobles florentinos pertenecientes a familias patricias: Buonfiglio dei Monaldi (Bonfilius), Giovanni di Buonagiunta (Bonajuncta), Bartolomeo degli Amidei (Amideus), Ricovero dei Lippi-Ugguccioni (Hugh), Benedetto dell’Antella (Manettus), Gherardino di Sostegno (Sosteneus) y Alessio de' Falconieri (Alexius). Estos hombres, inicialmente mercaderes y miembros de la Confraternidad de los Laudesi (Elogiadores de María), se reunían para rezar y meditar sobre la Virgen María.1,2,3
El momento fundacional ocurrió el 15 de agosto de 1233, fiesta de la Asunción de María. Mientras participaban en los ejercicios espirituales de la confraternidad en una iglesia de Florencia, los siete tuvieron una visión colectiva de la Bienaventurada Virgen María, quien les exhortó a abandonar el mundo y dedicarse por completo a las cosas eternas. Inspirados por esta aparición, decidieron retirarse de la vida secular. Inicialmente, se establecieron cerca del convento de los Frailes Menores en La Camarzia, un suburbio de Florencia, pero buscando mayor soledad, se trasladaron al Monte Senario, a unos once kilómetros al norte de la ciudad.1,2,4
En Monte Senario, experimentaron una segunda visión de la Virgen, quien les entregó un hábito negro como símbolo de los dolores que ella sufrió al pie de la Cruz, junto con la Regla de san Agustín y el título de «Siervos de María». Este evento, datado alrededor del 13 de abril de 1240, marca el nacimiento formal de la orden. Los fundadores adoptaron una vida de penitencia extrema, oración y pobreza voluntaria, viviendo en celdas rudimentarias y dedicándose a la questua (mendicidad) para sostenerse. Su austeridad atrajo a numerosos fieles, que veían en ellos un testimonio vivo de conversión radical.1,3,4
Aprobación y primeros desarrollos
La orden recibió su primera aprobación oficial el 13 de marzo de 1249 por el cardenal Raniero Capocci, legado papal en Toscana. En 1251, el papa Inocencio IV nombró al cardenal Guglielmo Fieschi como protector de los Siervos. Sin embargo, el camino no fue fácil: el II Concilio de Lyon (1274) amenazó con suprimir las nuevas órdenes mendicantes, lo que llevó a intentos de disolución en 1276 bajo el papa Inocencio V. La intervención de san Felipe Benizi, un joven miembro de la orden que se convirtió en su prior general en 1267, fue crucial para su supervivencia. Benizi, conocido como el «Octavo Fundador» por su labor de propagación, defendió la orden ante los papas y obtuvo confirmaciones sucesivas.1,2,3
La aprobación definitiva llegó el 11 de febrero de 1304 con la bula «Dum levamus» del papa Benedicto XI, que reconoció a los Siervos de María como una orden religiosa independiente con capacidad para elegir un general. Para entonces, la orden se había expandido más allá de Toscana, estableciendo provincias en Umbria, Romagna y Lombardía. De los siete fundadores, solo Alessio Falconieri vivió para ver esta consolidación; falleció el 17 de febrero de 1310, a una edad avanzada cercana a los 110 años.1,3
En sus primeros siglos, los Siervos enfrentaron oposiciones de otras órdenes y autoridades eclesiásticas, pero su devoción a los Siete Dolores de María ganó adeptos. La orden se extendió rápidamente a Francia, Alemania y otros países europeos, fundando conventos y promoviendo la piedad mariana.2
Edad Moderna y desafíos
Durante la Edad Moderna, la orden experimentó un período de crecimiento, pero también de crisis. En el siglo XV, bajo el generalato de figuras como Rafael de Firenze, se impulsaron reformas internas para mantener la austeridad original. La Contrarreforma revitalizó su apostolado, con énfasis en la predicación y la educación. Sin embargo, las supresiones napoleónicas en el siglo XIX afectaron gravemente sus casas en Europa, aunque la orden se recuperó gracias a misiones en Italia y el resurgimiento de vocaciones.1
En el siglo XX, los papas fomentaron su renovación. El papa Pablo VI en 1974 elogió su fidelidad al Concilio Vaticano II, instando a una adaptación de su disciplina religiosa a los tiempos modernos.5 Juan Pablo II, en mensajes de 1989 y 2001, destacó su rol en la promoción de vocaciones y el servicio apostólico, especialmente en África y Asia, recordando el 750 aniversario del «Acto de Pobreza» en Monte Senario en 2001.6,7,8
Carisma y misión
El carisma de la Orden Servita se inspira directamente en la figura de María como Sierva del Señor (Lc 1,38) y en su dolorosa compasión con Cristo en la Cruz. Su misión principal es la santificación de sus miembros mediante una vida de oración y penitencia, la predicación del Evangelio y la propagación de la devoción a la Virgen Dolorosa. Los Siervos se ven como «testigos de los valores humanos y evangélicos en María», enfatizando la humildad, el servicio y la consolación a los afligidos.9,10
Central en su espiritualidad es la meditación de los Siete Dolores de María, que incluye la profecía de Simeón, la huida a Egipto, la pérdida del Niño Jesús, el encuentro en el vía crucis, la crucifixión, el descendimiento de la Cruz y la sepultura. Esta devoción se promueve a través del Rosario de los Siete Dolores y la Vía Matris (Camino de la Madre), prácticas que invitan a la imitación de la Virgen en el sufrimiento redentor.1
La misión apostólica de los Siervos abarca misiones populares, cuidado de almas en parroquias, enseñanza en instituciones educativas y servicio a los pobres y enfermos. En un mundo marcado por la «cultura de la muerte», son llamados a ser «servidores de la vida» bajo la protección de María, «Madre de la Vida», respondiendo a necesidades contemporáneas como la promoción de la familia, la paz y la justicia social.9,10 Su estilo apostólico prioriza la gracia de Dios sobre la eficiencia humana, manteniendo el espíritu mendicante de transitoriedad y disponibilidad para ir adonde sea necesario.9
Vida espiritual
La vida de los Siervos de María se rige por la Regla de san Agustín, adaptada a su carisma mariano, y por sus Constituciones, que enfatizan la lectio divina, la oración comunitaria y la liturgia. La profesión solemne incluye el compromiso de «escuchar la Palabra de Dios» al estilo de María, la «Virgen que escucha», integrando la oración personal con la celebración eucarística común.11
Entre sus prácticas destacan ayunos rigurosos durante el Adviento, la Cuaresma y vigilias de fiestas marianas, junto con una austeridad que recuerda el «Acto de Pobreza» de 1251, donde se renunció a toda posesión personal a imitación de Cristo (Lc 9,58). La Virgen aparece como modelo: en el Cenáculo como Orans (orante), invocando el Espíritu Santo, fuente de toda vocación.6,7
La espiritualidad servita fomenta el testimonio radical del Evangelio, atrayendo vocaciones no por facilidad, sino por la fidelidad comprometida. Los miembros buscan consolar a los crucificados del mundo, participando en las «infinitas cruces» con espíritu redentor, como María Addolorata.8
Organización y estructura
La orden se organiza en una estructura democrática y electiva. Todos los cargos son temporales: los priores locales y provinciales duran tres años, mientras que el prior general y los asistentes generales lo hacen por seis años. El Capítulo General, convocado cada seis años, elige al prior general y define las líneas programáticas, como en los capítulos de 1974, 1989 y 2001.8,5
Los Siervos profesan los tres votos evangélicos: pobreza, castidad y obediencia. La orden incluye frailes (primera orden), monjas cloistradas (segunda orden, originadas en conversiones de san Felipe Benizi) y las Mantellate (tercera orden femenina, fundada por santa Juliana Falconieri, sobrina de Alessio). Existe también una tercera orden secular y una Archicofradía de los Siete Dolores, que puede erigirse en cualquier iglesia.1
Provincias y presencia internacional
Hoy, la Orden de los Siervos de María cuenta con alrededor de 700 miembros en más de 60 conventos distribuidos globalmente. En Italia, donde se concentra el núcleo histórico (36 casas en 1910), Monte Senario sigue siendo un centro espiritual. Europa alberga comunidades en España, Francia, Alemania, Inglaterra y Austria.1
En América, la presencia data del siglo XIX: en 1874 se fundó un monasterio en Chicago (EE.UU.), y en 1908 se estableció la provincia americana con conventos en Chicago, St. Louis, Milwaukee, Superior y Denver. En América Latina, hay casas en México, Brasil y Argentina, enfocadas en misiones y educación.1
El siglo XX vio un auge en misiones ad gentes: en África y Asia, donde surgen nuevas vocaciones en «jóvenes Iglesias», respondiendo a necesidades misioneras en Europa del Este, Asia y África.8,9 En España, las Siervas de María (ramo femenino) destacan en el servicio a enfermos y pobres, como en la fundación de Madrid en 1878.12
Miembros notables y santos
Los Siete Santos Fundadores fueron canonizados el 15 de enero de 1888 por el papa León XIII, con fiesta el 12 de febrero (o 17 de febrero para Alessio). Otros santos servitas incluyen a san Felipe Benizi (fiesta 23 de agosto), propagador de la orden; san Peregrino Laziosi (30 de abril), patrono de los cáncer; y santa Juliana Falconieri (19 de junio), fundadora de las Mantellate.1,3
Entre beatos y figuras destacadas se encuentra beata María de los Desposorios (María Catalina Irigoyen), beatificada en 2011, quien ingresó en las Siervas de María en 1881 dedicándose al cuidado de enfermos.12 En tiempos modernos, el padre David Maria Turoldo (1916-1992) fue un predicador y poeta renombrado que renovó la espiritualidad servita.3
Estos miembros notables encarnan el carisma de servicio mariano, inspirando a la Iglesia contemporánea en su compromiso con la oración y la caridad.
Citas
Orden de los Servitas, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Orden de los Servitas. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11
Siervos de María (Orden de los Servitas), The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Siervos de María (Orden de los Servitas). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Resumen biográfico, El Dicasterio para las Causas de los Santos. Siete Santos Fundadores (siglos XIII-XIV) - Biografía (1888). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 327. ↩ ↩2
Papa Pablo VI. A los participantes en el Capítulo General de los Siervos de María (12 de octubre de 1974) - Discurso (1974). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. Mensaje a la Orden de los Frailes Siervos de María (12 de octubre de 2001), § 4 (2001). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. Mensaje a la Orden de los Frailes Siervos de María (12 de octubre de 2001) - Discurso, § 4 (2001). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. A los participantes en el Capítulo General de la Orden de los Siervos de María (27 de octubre de 1989) - Discurso (1989). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Juan Pablo II. Mensaje a la Orden de los Frailes Siervos de María (12 de octubre de 2001), § 3 (2001). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Juan Pablo II. Mensaje a la Orden de los Frailes Siervos de María (12 de octubre de 2001) - Discurso, § 3 (2001). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. Mensaje a la Orden de los Frailes Siervos de María (12 de octubre de 2001) - Discurso, § 2 (2001). ↩
Dicasterio para las Causas de los Santos. Maria dello Sposalizio Irigoyen: Homilía de beatificación (29 de octubre de 2011), § 3 (2011). ↩ ↩2
