Ordenación presbiteral
La ordenación presbiteral es el sacramento por el cual un varón bautizado es configurado con Cristo Sacerdote, Maestro y Pastor, y es incorporado al orden de los presbíteros, convirtiéndose en colaborador de los obispos en el servicio al Pueblo de Dios. Este sacramento confiere una potestad sagrada para enseñar, santificar y gobernar, y es indispensable para la estructura orgánica de la Iglesia.
Tabla de contenido
El Sacramento del Orden Sagrado y el Presbiterado
El sacramento del Orden Sagrado es uno de los siete sacramentos de la Iglesia Católica y confiere una participación en el sacerdocio de Cristo. Dentro de este sacramento, existen tres grados: el episcopado (obispos), el presbiterado (presbíteros o sacerdotes) y el diaconado (diáconos)1. La ordenación presbiteral es el segundo de estos grados, por el cual se confiere el sacerdocio ministerial, que difiere en esencia del sacerdocio común de los fieles recibido en el Bautismo1.
Configuración con Cristo Sacerdote
Mediante la unción del Espíritu Santo, los presbíteros son sellados con un carácter especial que los configura con Cristo Sacerdote, permitiéndoles actuar in persona Christi Capitis (en la persona de Cristo Cabeza)2,3. Esta configuración les capacita para predicar el Evangelio, pastorear a los fieles y celebrar el culto divino como verdaderos sacerdotes del Nuevo Testamento2,4.
Misión y Servicio del Presbítero
Los presbíteros participan en la misión universal que Cristo confió a los apóstoles2. Su ministerio no es limitado, sino que los prepara para una misión de salvación que se extiende «hasta los confines de la tierra»2.
Funciones Principales
Las principales funciones del presbítero son1,3:
Enseñar (munus docendi): Anunciar la palabra divina a todos1,3.
Santificar (munus liturgicum): Ejercen su oficio sagrado de manera suprema en la asamblea eucarística, donde, actuando en la persona de Cristo, unen las ofrendas de los fieles al sacrificio de Cristo, haciendo presente y aplicando el único sacrificio del Nuevo Testamento2,3. También administran los sacramentos de la reconciliación y la unción de los enfermos3.
Gobernar (munus regendi): Ejercen la función de Cristo Pastor y Cabeza, reuniendo a la familia de Dios como una fraternidad animada y conduciéndola a Dios Padre en el Espíritu1,3.
Requisitos para la Ordenación Presbiteral
La Iglesia Católica tiene requisitos específicos para la admisión al orden del presbiterado, que buscan asegurar la idoneidad del candidato para el ministerio.
Cualidades del Candidato
Solo pueden ser promovidos al orden presbiteral aquellos que, a juicio prudente de su obispo propio o del superior mayor competente, posean fe íntegra, recta intención, conocimientos requeridos, buena reputación, moralidad íntegra, virtudes probadas y las demás cualidades físicas y psíquicas adecuadas para el orden que van a recibir5.
Edad y Formación
Edad: Para el presbiterado, el candidato debe haber cumplido los veinticinco años de edad y poseer suficiente madurez. Debe observarse un intervalo de al menos seis meses entre el diaconado y el presbiterado6. La conferencia episcopal puede establecer una edad superior6.
Estudios: Los aspirantes al presbiterado solo pueden ser promovidos al diaconado después de haber completado el quinto año del plan de estudios filosóficos y teológicos7. Después de completar el currículo de estudios y antes de ser promovido al presbiterado, el diácono debe participar en la atención pastoral, ejerciendo el orden diaconal durante un tiempo adecuado definido por el obispo o superior mayor competente7.
Admisión formal: El aspirante al presbiterado no debe ser ordenado a menos que haya sido primero inscrito entre los candidatos mediante el rito litúrgico de admisión8.
Celibato
En la Iglesia Latina, el sacramento del Orden Sagrado para el presbiterado se confiere normalmente solo a candidatos que están dispuestos a abrazar libremente el celibato y que manifiestan públicamente su intención de permanecer célibes por amor al Reino de Dios y al servicio de los hombres1,9,10.
Documentación y Verificación
Para la promoción a las órdenes sagradas, se requieren documentos como el testimonio de la correcta finalización de los estudios y el testimonio de haber recibido el diaconado11. Además, se realiza una investigación sobre las cualidades del candidato, incluyendo un testimonio del rector del seminario sobre su sana doctrina, piedad genuina, buenas costumbres y aptitud para el ministerio, así como su estado de salud física y psíquica12.
El Rito de la Ordenación Presbiteral
La ordenación presbiteral es una ceremonia solemne que se lleva a cabo dentro de la Misa, después de la liturgia de la palabra y antes de la liturgia eucarística13.
Lugar y Tiempo
La celebración tiene lugar preferentemente en la iglesia catedral o en iglesias importantes, con la mayor afluencia posible de fieles, en domingo o día de fiesta, a menos que razones pastorales aconsejen otro día13. Se excluyen el Triduo Pascual, el Miércoles de Ceniza, toda la Semana Santa y la Conmemoración de todos los fieles difuntos13.
Elementos Esenciales del Rito
Presentación y Elección de los Candidatos: Después del Evangelio, la Iglesia local pide al Obispo que ordene a los candidatos. Un presbítero designado para ello informa al Obispo que no hay dudas sobre los candidatos13,14.
Homilía: El Obispo pronuncia una homilía explicando el ministerio que los candidatos están a punto de recibir.
Interrogatorio y Promesas: Los candidatos expresan públicamente ante el Obispo y todos los fieles su voluntad de ejercer su ministerio según la mente de Cristo y de la Iglesia, bajo la dirección del Obispo. Prometen obediencia al obispo13,2.
Letanías de los Santos: Todos imploran la gracia de Dios para los candidatos mediante las letanías13,14.
Imposición de Manos y Plegaria de Ordenación: Este es el momento central y esencial del rito13,14. El Obispo impone las manos en silencio sobre la cabeza de cada candidato. Luego, los presbíteros presentes también imponen las manos sobre los candidatos, significando su cooptación en el presbiterio13,14. A continuación, el Obispo pronuncia la Plegaria de Ordenación, cuya fórmula esencial confiere el don del Espíritu Santo para el ministerio presbiteral13,14.
Investidura de los Ornamentos Litúrgicos: Inmediatamente después de la Plegaria de Ordenación, los recién ordenados se visten con la estola presbiteral y la casulla, manifestando externamente su ministerio litúrgico14.
Unción de las Manos: El Obispo unge las manos de los nuevos presbíteros con el Santo Crisma, significando su participación especial en el sacerdocio de Cristo14.
Entrega del Pan y el Vino: Se les entrega el pan y el vino, indicando su función de presidir la celebración de la Eucaristía y de seguir a Cristo crucificado14.
Ósculo de Paz: El Obispo y los presbíteros presentes saludan a los recién ordenados con el ósculo de paz, como signo de su recepción en el presbiterado15.
Concelebración Eucarística: Los nuevos presbíteros concelebran la liturgia eucarística con el Obispo y los demás presbíteros15.
El Presbiterio y la Dependencia del Obispo
Los presbíteros están unidos a los obispos en dignidad sacerdotal y, al mismo tiempo, dependen de ellos en el ejercicio de sus funciones pastorales1,2. Forman con su obispo un único colegio sacerdotal llamado presbiterio, que tiene la responsabilidad de la Iglesia particular1,2. La unidad del presbiterio se expresa litúrgicamente en la costumbre de que los presbíteros impongan las manos junto con el obispo durante el rito de ordenación2. La promesa de obediencia que hacen al obispo en el momento de la ordenación y el ósculo de paz al final de la liturgia significan que el obispo los considera sus colaboradores, hijos, hermanos y amigos, y que ellos, a su vez, le deben amor y obediencia2.
Conclusión
La ordenación presbiteral es un momento trascendental en la vida de la Iglesia, donde, a través de la imposición de manos y la oración de consagración, se perpetúa el ministerio apostólico. Los presbíteros, configurados con Cristo Sacerdote, se dedican al servicio del Pueblo de Dios, predicando el Evangelio, santificando a los fieles y guiándolos en la fe, siempre en comunión con su obispo. Este sacramento imprime un carácter sacramental indeleble, lo que significa que la ordenación es para siempre1.
Citas
capítulo tres los sacramentos al servicio de la comunión, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2.2.3. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9
sección dos los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2.2. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10
Caput II de ordinatione presbyterorum, Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum et Diaconorum (La Ordenación de Obispos, Presbíteros y Diáconos), § 65. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum et Diaconorum (La Ordenación de Obispos, Presbíteros y Diáconos), § 9. ↩
Capítulo II. Aquellos que deben ser ordenados, Código de Derecho Canónico, § 1029 (1983). ↩
Capítulo II. Aquellos que deben ser ordenados, Código de Derecho Canónico, § 1031 (1983). ↩ ↩2
Capítulo II. Aquellos que deben ser ordenados, Código de Derecho Canónico, § 1032 (1983). ↩ ↩2
Capítulo II. Aquellos que deben ser ordenados, Código de Derecho Canónico, § 1034 (1983). ↩
En resumen, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1599 (1992). ↩
Capítulo II. Aquellos que deben ser ordenados, Código de Derecho Canónico, § 1037 (1983). ↩
Capítulo II. Aquellos que deben ser ordenados, Código de Derecho Canónico, § 1050 (1983). ↩
Capítulo II. Aquellos que deben ser ordenados, Código de Derecho Canónico, § 1051 (1983). ↩
Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum et Diaconorum (La Ordenación de Obispos, Presbíteros y Diáconos), § 67. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9
Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum et Diaconorum (La Ordenación de Obispos, Presbíteros y Diáconos), § 156. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8
II de officiis et ministeriis, Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum et Diaconorum (La Ordenación de Obispos, Presbíteros y Diáconos), § 66. ↩ ↩2