Órdenes militares

Las órdenes militares católicas son instituciones religiosas de caballería que surgieron en la Edad Media, combinando la vida monástica con el servicio militar, principalmente para la defensa de la fe y la protección de peregrinos y los necesitados. Estas órdenes, como los Templarios, Hospitalarios y Caballeros Teutónicos, desempeñaron un papel crucial en las Cruzadas y en la configuración de la Europa medieval, aunque con el tiempo muchas evolucionaron o fueron suprimidas, dejando un legado complejo en la historia de la Iglesia y la caballería.
Tabla de contenido
Orígenes y Naturaleza de las Órdenes Militares
Las órdenes militares surgieron en un período de la historia caracterizado por una profunda conexión entre la guerra y la religión, especialmente durante las Cruzadas1. Estas instituciones combinaban los ideales de la caballería con los votos monásticos de pobreza, castidad y obediencia, lo que las distinguía de otras formas de caballería secular1,2. Su propósito principal era la defensa de los reinos cristianos, la protección de los peregrinos que se dirigían a Tierra Santa y la asistencia a los enfermos y pobres3,4.
Los caballeros de estas órdenes eran considerados análogos a los monjes, profesando los tres votos y compartiendo inmunidades monásticas. Respondían directamente al Papa y tenían sus propias capillas, clérigos y cementerios, exentos de la jurisdicción del clero secular. Sus propiedades estaban libres de diezmos y no estaban sujetos a los interdictos episcopales1.
Las Grandes Órdenes Militares Regulares
Las grandes órdenes militares tuvieron su origen en las Cruzadas y adoptaron la cruz como insignia distintiva1.
Caballeros Templarios
Los Caballeros Templarios son el modelo más antiguo y arquetípico de las órdenes militares1,2. Fundados en 1118 por Hugo de Payens y ocho compañeros, su propósito inicial era defender el reino cristiano de Jerusalén y escoltar a los peregrinos2. Al principio, vivían de limosnas, lo que les valió el título de «pobres caballeros del Templo»2.
En el Concilio de Troyes (1128), con la guía de San Bernardo, los Templarios adoptaron una regla basada en la de San Benito, reformada por los Cistercienses. Profesaron los tres votos perpetuos, además del voto de cruzado, y siguieron normas austeras para la capilla, el refectorio y el dormitorio2. También adoptaron el hábito blanco de los Cistercienses, al que añadieron una cruz roja2.
La orden creció rápidamente, atrayendo a muchos reclutas debido a que combinaba la devoción religiosa con la destreza marcial, dos grandes pasiones de la Edad Media. Recibieron numerosos favores espirituales y temporales de las autoridades eclesiásticas y laicas. Los Papas los tomaron bajo su protección directa, eximiéndolos de toda otra jurisdicción, episcopal o secular. Sus propiedades fueron equiparadas a las eclesiásticas y exentas de impuestos, incluidos los diezmos, y sus iglesias y cementerios no podían ser sometidos a interdicto2.
Los Templarios se organizaron en cuatro rangos de hermanos:
Caballeros: la caballería pesada de la orden2.
Sargentos: la caballería ligera2.
Granjeros: encargados de la administración de los bienes temporales2.
Capellanes: los únicos con órdenes sacerdotales, para atender las necesidades espirituales de la orden2.
A pesar de su éxito y servicio, los Templarios fueron suprimidos por el Papa Clemente V en el Concilio de Vienne (1311-1312)1,5. Las acusaciones contra ellos incluían apostasía impía, idolatría, el crimen de sodomía y varias herejías5. Aunque las investigaciones no proporcionaron una sentencia definitiva que probara estos crímenes, el Papa decidió suprimir la orden por «provisión o ordenanza apostólica» para el honor de Dios y la exaltación de la fe cristiana5,6. Sus propiedades fueron transferidas a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, con algunas excepciones en los reinos de Castilla, Aragón, Portugal y Mallorca7,8,9.
Tras la supresión, dos remanentes de los Templarios perduraron: la Orden de Cristo en Portugal y la Orden de Montesa en España1. La Orden de Avis en Portugal también tomó su regla de los Templarios en el siglo XII1.
Caballeros Hospitalarios (Orden de San Juan de Jerusalén / Caballeros de Malta)
Los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, también conocidos como Caballeros de Malta, fueron fundados con un doble propósito: militar y hospitalario1. Su origen se remonta a una fraternidad hospitalaria dedicada a San Juan Bautista en Jerusalén, establecida para socorrer y cuidar a los peregrinos pobres10,11. El Papa Pascual II, en 1113, colocó a esta fraternidad bajo la protección de la Iglesia, otorgándole estatus soberano y constituyéndola como una orden en el derecho canónico11.
A lo largo de los siglos, la Orden de San Juan se distinguió por la defensa de la fe, a menudo hasta el derramamiento de sangre, y por su servicio caritativo a peregrinos, enfermos y necesitados12. Su lema es «Tuitio fidei, obsequium pauperum» (Defensa de la fe, servicio a los pobres)12,13. Han mantenido una historia gloriosa al servicio de Cristo y de los valores espirituales de la Cristiandad: la fe, la justicia, el orden social y la paz4.
Después de dos siglos en Palestina, dos en Rodas y dos siglos y medio en Malta, esta milicia de caballeros luchó no por la conquista, sino por los derechos sagrados de Dios y la protección de los débiles y oprimidos4. La orden, que aún existe hoy, ha evolucionado para centrarse principalmente en obras de caridad y asistencia a los más necesitados, manteniendo su carácter religioso y católico1,14,10,15. El Papa Juan Pablo II y Benedicto XVI han elogiado su dedicación a la fe y la caridad, especialmente en el cuidado de los enfermos y peregrinos12,16,13,11,17.
Caballeros Teutónicos
Los Caballeros Teutónicos surgieron como una orden militar-hospitalaria, siguiendo el modelo de los Hospitalarios de San Juan1. También continúan existiendo en la actualidad1.
Otras Órdenes Militares Regulares Importantes
Orden de Calatrava: Surgió en Castilla casi al mismo tiempo que la Orden de Aviz1.
Orden de Alcántara: Fundada en León1.
Orden de Santiago: Se extendió por Castilla, León y Portugal1.
Órdenes Militares Menores y Seculares
Además de las grandes órdenes, existieron otras de menor envergadura o de carácter más secular.
Órdenes Menores Regulares
Orden de Montjoie: Mencionada en el siglo XII en Castilla, confirmada por Alejandro III en 1180, pero pronto se fusionó con la Orden de Calatrava1.
Orden de San Tomás de Canterbury: Fundada por Ricardo I de Inglaterra en 1191 después del asedio de Acre, era una orden hospitalaria para peregrinos ingleses. Parece haber dependido de los Hospitalarios de San Juan1.
Órdenes Seculares Pontificias
A lo largo de la historia, varios Papas instituyeron órdenes de caballería para recompensar servicios o con propósitos específicos, aunque no siempre con un carácter militar en el sentido tradicional. Algunas de ellas fueron:
Orden de Nuestra Señora de Loreto: Encargada por Sixto V en 1558 de custodiar y preservar el santuario de Loreto1.
Orden del Santo Sepulcro: Antiguamente dependiente del Patriarca de Jerusalén y reorganizada por el Papa Pío X1. Sus orígenes históricos son algo oscuros, pero hay evidencia de investiduras de caballeros «del Santo Sepulcro» desde 1336. Los Papas gradualmente la anexaron a la Santa Sede y le otorgaron privilegios18.
El Papel de la Iglesia en las Guerras y las Cruzadas
La Iglesia Católica ha tenido una relación compleja con la guerra a lo largo de su historia. Si bien la doctrina de la guerra justa ha sido fundamental, la idea de una «guerra santa» en el sentido estricto, es decir, una guerra librada por la Iglesia en nombre de la fe cristiana, se considera una contradicción19. La Iglesia no puede participar en la violencia por virtud de su poder canónico como sucesora de San Pedro19.
Sin embargo, los Papas medievales ejercieron una autoridad temporal significativa, actuando como protectores (tuteurs) de la Cristiandad20,19. En este papel, instigaron guerras, como las Cruzadas para recuperar Tierra Santa, y ofrecieron beneficios espirituales como indulgencias21. Estas guerras, aunque tenían un propósito religioso y contaban con la bendición papal, eran en realidad guerras libradas para la defensa de intereses seculares y no tenían una relación inmediata con lo espiritual22. Se les puede llamar «guerras santas» en un sentido impropio o atenuado, ya que eran emprendidas directamente por los Papas con un propósito religioso, pero siempre dentro de la categoría más amplia de guerras justas21.
En el siglo XX, las enseñanzas de la Iglesia han enfatizado la resolución pacífica de disputas a través de organizaciones internacionales, aunque sin excluir la posibilidad del uso de la fuerza en legítima defensa o defensa de otros en circunstancias específicas y bajo condiciones estrictas23.
Evolución y Legado
La era de las Cruzadas y el auge de las órdenes militares como cuerpos combatientes ha pasado1. Sin embargo, el espíritu de servicio y caridad que animó a muchas de estas órdenes perdura en instituciones como la Soberana Orden Militar de Malta, que hoy se dedica a obras humanitarias y de asistencia en todo el mundo14,12,10,13. La historia de las órdenes militares es un testimonio de la capacidad de la Iglesia para adaptarse a los desafíos de cada época, combinando la fe con la acción en un esfuerzo por defender los valores cristianos y servir a la humanidad.
Citas
Las órdenes militares, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Las Órdenes Militares. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22
Los caballeros templarios, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Los Caballeros Templarios. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11
Papa Juan Pablo II. Al Gran Maestre y a los miembros de la Soberana Orden Militar de Malta (junio 26, 1984) - Discurso, § 2 (1984). ↩
A la Soberana Orden Militar de Malta (enero 15, 1940), Papa Pío XII. A la Soberana Orden Militar de Malta (enero 15, 1940) (1940). ↩ ↩2 ↩3
Bulas y ordenanzas de la curia romana referentes a la orden de los templarios y el asunto de Tierra Santa, Documento Conciliar. Concilio de Vienne (1311-1312 D.C.), §Bulas. 1 (1312). ↩ ↩2 ↩3
Bulas y ordenanzas de la curia romana referentes a la orden de los templarios y el asunto de Tierra Santa, Documento Conciliar. Concilio de Vienne (1311-1312 D.C.), §Bulas. 2 (1312). ↩
Bulas y ordenanzas de la curia romana referentes a la orden de los templarios y el asunto de Tierra Santa, Documento Conciliar. Concilio de Vienne (1311-1312 D.C.), §Bulas. 7 (1312). ↩
Bulas y ordenanzas de la curia romana referentes a la orden de los templarios y el asunto de Tierra Santa, Documento Conciliar. Concilio de Vienne (1311-1312 D.C.), §Bulas. 4 (1312). ↩
Bulas y ordenanzas de la curia romana referentes a la orden de los templarios y el asunto de Tierra Santa, Documento Conciliar. Concilio de Vienne (1311-1312 D.C.), §Bulas. 8 (1312). ↩
Papa Juan Pablo II. Al Embajador de la Soberana Orden Militar de Malta ante la Santa Sede (marzo 26, 1983) - Discurso (1983). ↩ ↩2 ↩3
Papa Benedicto XVI. A los miembros de la Soberana Orden Militar de Malta (2013). ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan Pablo II. Al nuevo Embajador de la Soberana Orden Militar de Malta ante la Santa Sede (octubre 13, 1997) - Discurso (1997). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Juan Pablo II. A los miembros de la Soberana Orden Militar de Malta (junio 24, 1999) - Discurso (1999). ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan Pablo II. A la Soberana Orden Militar de Malta (julio 9, 1979) - Discurso (1979). ↩ ↩2
Papa Pablo VI. Al Gran Maestre de la Soberana Orden Militar de Malta (junio 28, 1971) - Discurso (1971). ↩
Papa Juan Pablo II. Al Embajador de la Soberana Orden Militar de Malta acreditado ante la Santa Sede con ocasión de la presentación de Credenciales (enero 12, 2001) - Discurso, § 1 (2001). ↩
Papa Juan Pablo II. Al Príncipe y Gran Maestre de la Soberana Orden Militar de Malta (junio 22, 2004) - Discurso (2004). ↩
La Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén. Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, §Una Breve Historia (2023). ↩
Imposibilidad de las cruzadas hoy, Gregory M. Reichberg. Journet sobre la Imposibilidad de la Guerra Santa Cristiana, § 26. ↩ ↩2 ↩3
Gregory M. Reichberg. Journet sobre la Imposibilidad de la Guerra Santa Cristiana, § 21. ↩
Gregory M. Reichberg. Journet sobre la Imposibilidad de la Guerra Santa Cristiana, § 20. ↩ ↩2
Gregory M. Reichberg. Journet sobre la Imposibilidad de la Guerra Santa Cristiana, § 19. ↩
I. Pío X, Benedicto XV, y Pío XI: La Primera Guerra Mundial y la era de la Liga de las Naciones, Robert John Araujo, S.J. Enseñanzas Católico Romanas sobre el Uso de la Fuerza: Evaluando Derechos y Errores desde la Primera Guerra Mundial hasta Irak, § 2. ↩