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Origen histórico de la celebración del 25 de diciembre

La celebración del 25 de diciembre como fecha de la Natividad de Jesucristo se consolidó en la Iglesia Católica durante el siglo IV, aunque su origen preciso permanece envuelto en debate histórico. Aunque los Evangelios no especifican la fecha exacta del nacimiento de Cristo, la tradición occidental la fijó en esta jornada, posiblemente influida por el Natalis Invicti romano, el solsticio de invierno y cálculos simbólicos o litúrgicos. Roma la observó antes del año 354, extendiéndose luego al Oriente cristiano, mientras que algunas comunidades orientales mantuvieron la conmemoración unificada con la Epifanía el 6 de enero. Este artículo examina las evidencias documentales, las teorías etiológicas, la expansión geográfica y las interpretaciones patrísticas y papales, destacando cómo la fiesta subraya la victoria de la Luz verdadera sobre las tinieblas.1,2,3

Tabla de contenido

Evidencias documentales más antiguas

En Roma y el Occidente

La primera mención clara de la celebración del 25 de diciembre en Roma aparece en el Calendario Filocaliano de 354, que registra bajo esa fecha: «Natus Christus in Betleem Iudeæ» (Cristo nació en Belén de Judá) y alude al consulado de César Augusto.1 Este calendario distingue la Natividad de la Epifanía, indicando una tradición ya establecida en la Ciudad Eterna antes de esa fecha. El papa Siricio, en 385, diferenciaba ambas solemnidades en su correspondencia con Himerio de España, lo que sugiere una práctica romana consolidada.1

En el Occidente latino, concilios como el de Zaragoza (380) aún no mencionan el 25 de diciembre, pero para la época de san Jerónimo y san Agustín (finales del siglo IV), la fiesta ya formaba parte de los calendarios eclesiásticos.1 San Agustín, aunque no la incluye en su lista de festivales de primera clase, confirma su observancia generalizada.1 En Galia, Amiano Marcelino relata una visita del emperador Juliano el Apóstata a una iglesia de Viena en una fecha que podría corresponder a la Natividad o Epifanía alrededor de 361.1

En el Oriente cristiano

El Oriente adoptó la fecha más tardíamente. En Antioquía, san Juan Crisóstomo predicó sobre ella hacia 386-388, afirmando que se celebraba «desde Tracia hasta Cádiz» y defendiendo su autenticidad mediante cálculos sobre el ministerio de Zacarías.1 En Constantinopla, san Gregorio Nacianceno introdujo la fiesta en 379-380 con tres homilías en la capilla Anastasia, aunque desapareció temporalmente tras su exilio en 381.1 San Gregorio de Nisa y otros capadocios la mencionan alrededor de 380.4

Jerusalén resistió más: la peregrina Egeria (c. 385) describe celebraciones navideñas centradas en el 6 de enero, con procesiones a Belén durante la octava de la Epifanía.1,4 Solo en el siglo VI, con Cosmas Indicopleustes y san Sofronio (c. 638), se adopta plenamente el 25 de diciembre.3

Teorías sobre el origen de la fecha

Influencia del Natalis Invicti y fiestas paganas

Una hipótesis ampliamente aceptada vincula el 25 de diciembre con el Natalis Invicti, fiesta solar romana del solstizio de invierno instituida por Aureliano en 274.1,3,5 El Calendario Filocaliano marca ese día como «Natalis Invicti» junto a la Natividad cristiana, sugiriendo una superposición intencional para «bautizar» la celebración pagana.1 Autores como Duchesne y Botte argumentan que los cristianos, en un contexto de paganismo dominante, adaptaron la fecha para evangelizar, sustituyendo al sol pagano por Cristo, Sol de Justicia.2,3,6

Papa Juan Pablo II (1993) y Benedicto XVI (2009) enfatizan esta sustitución: el 25 de diciembre reemplazó al «Sol Invicto», simbolizando la victoria de la Luz verdadera sobre la oscuridad del mal.2,6 No se trata de sincretismo, sino de purificación litúrgica.5

Cálculos basados en la Escritura

San Juan Crisóstomo calculó la fecha desde el servicio sacerdotal de Zacarías (clase Abías), estimando la concepción de Juan Bautista en septiembre y la de Jesús seis meses después, en marzo, con nacimiento en diciembre.1 Hipólito de Roma (c. 204) menciona explícitamente el 25 de diciembre en su comentario a Daniel.7 Estos cálculos, aunque especulativos, reflejan un esfuerzo por anclar la fiesta en la Biblia.1

Teoría astronómica y simbólica

Louis Duchesne propone que, partiendo de la muerte de Cristo el 25 de marzo (equinoccio primaveral), la concepción nueve meses antes caería en diciembre, cumpliendo el simbolismo de una vida divina de años exactos.1,3 Benedicto XVI conecta esto con la fiesta judía de la Dedicación del Templo (Hanukkah), el 25 de diciembre, simbolizando a Jesús como el nuevo Templo iluminado en la noche de invierno.7 Montanistas y tradiciones antiguas apoyan esta simbología numérica.1

Otras teorías, como la analogía con Tabernáculos o Saturnalia, carecen de solidez.1,3

Expansión y consolidación de la fiesta

En el Occidente

Hacia el siglo IV, todos los calendarios occidentales fijan la Natividad el 25 de diciembre.1 Concilios como el de Tours (566-567) santifican los «doce días» hasta Epifanía, prohibiendo ayunos.1 En África, introducida en el siglo V, se celebra con gran solemnidad junto a Epifanía.8 El Sacramentario Gelasiano y Gregoriano establecen tres misas: de medianoche, aurora y día, simbolizando nacimientos eterno, temporal y en el alma.1

Hasta el siglo X, Navidad marca el inicio del año eclesiástico en algunas regiones.1

En el Oriente y excepciones

Antioquía (376), Constantinopla (c. 398-402) y Capadocia siguen a Roma.1,4 Jerusalén adopta tardíamente.3 Los armenios mantienen la unidad con Epifanía el 6 de enero, preservando la tradición primitiva.9 Nestorianos la adoptan en el siglo XIV.3

Influencia de santos y tradiciones

San Francisco de Asís populariza el pesebre en Greccio (1223), inspirado en Belén y Santa María la Mayor, enfatizando la humanidad de Cristo.2

Liturgia y significado teológico

La fiesta integra Circumcisión (1 enero), Purificación y otras en el ciclo navideño.10 Enseña la Encarnación como luz divina, opuesta a paganismo.2 Papas modernos la ven como victoria de Cristo sobre tinieblas.2,6

Enseñanzas papales contemporáneas

Benedicto XVI destaca su origen en el siglo IV, sustituyendo Sol Invictus, y su dimensión franciscana de ternura.2 Juan Pablo II la califica de «convencional» pero lógica para la Verdad luminosa.6

En resumen, el 25 de diciembre surgió en Roma pre-354, expandiéndose por cálculo bíblico, simbolismo solar purificado y necesidad litúrgica, afirmando a Cristo como Luz del mundo.

Citas

  1. Navidad, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Navidad (1913). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21

  2. Navidad, Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 23 de diciembre de 2009 (2009). 2 3 4 5 6 7

  3. Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen IV, § 614 (1990). 2 3 4 5 6 7 8

  4. Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 56 (1990). 2 3

  5. Paganismo, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Paganismo (1913). 2

  6. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 22 de diciembre de 1993, § 1 (1993). 2 3 4

  7. Pablo T. Gadenz. Jesús el Nuevo Templo en el Pensamiento del Papa Benedicto XVI, § 7 (2013). 2

  8. Liturgia africana, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Liturgia africana (1913).

  9. Iglesia armenia: Año litúrgico, Edward G. Farrugia. Diccionario enciclopédico del Oriente cristiano, § Iglesia armenia: Año litúrgico (2015).

  10. Breviario, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Breviario (1913).