Padrenuestro

El Padrenuestro, también conocido como la Oración del Señor o Padre Nuestro, es la oración fundamental del cristianismo, enseñada directamente por Jesucristo a sus discípulos según los Evangelios. En la tradición católica, representa el modelo perfecto de plegaria, integrando la invocación filial a Dios, la alabanza, la súplica por el Reino de Dios y peticiones cotidianas de sustento, perdón y liberación del mal. Este artículo explora su origen bíblico, estructura, significado teológico, uso litúrgico en la Iglesia católica y su relevancia espiritual, destacando su rol central en la vida de fe como expresión de la comunión eclesial y la confianza en la providencia divina.
Tabla de contenido
Origen bíblico
El Padrenuestro tiene su fundamento en las palabras de Jesús, quien lo impartió como ejemplo de cómo orar durante su enseñanza en el Sermón de la Montaña y en respuesta a una petición de los apóstoles. Esta oración no es un mero rezo repetitivo, sino una guía para la oración auténtica, alejada de la hipocresía y centrada en la relación íntima con Dios Padre.
En el Evangelio de Mateo
El texto más completo y conocido del Padrenuestro se encuentra en el Evangelio según san Mateo, en el contexto del Sermón de la Montaña (Mt 6,9-13). Jesús, tras advertir contra las oraciones ostentosas de los hipócritas, instruye: «Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal».1 Este pasaje subraya la oración secreta y sincera, dirigida al Padre que ve en lo oculto, y enfatiza el perdón mutuo como condición para recibir la misericordia divina (Mt 6,14-15).2
San Mateo presenta la oración como parte de una enseñanza más amplia sobre la piedad interior, contrastando con las prácticas fariseas. Padres de la Iglesia como san Agustín interpretan este contexto como una llamada a la pureza de intención, donde la oración no busca la alabanza humana sino la recompensa celestial.3
En el Evangelio de Lucas
Una versión más breve aparece en el Evangelio según san Lucas (Lc 11,2-4), donde un discípulo pide a Jesús: «Señor, enséñanos a orar, como enseñaste a orar a tus discípulos». Jesús responde: «Padre, santificado sea tu nombre; venga tu reino; danos cada día nuestro pan cotidiano; perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe; y no nos dejes caer en tentación».4 Esta narración resalta el carácter didáctico de la oración, respondiendo a la necesidad de los seguidores de Cristo de un modelo accesible.
La diferencia entre ambas versiones refleja adaptaciones litúrgicas tempranas, pero ambas coinciden en el núcleo: la filiación divina y las peticiones esenciales. San Juan Crisóstomo, en sus homilías, explica que esta simplicidad evita las «palabras vacías» de los gentiles, enfocándose en lo esencial.5
Estructura y contenido
La oración se divide tradicionalmente en una invocación y siete peticiones, distribuidas en dos bloques: las tres primeras orientadas a la gloria de Dios y las cuatro restantes a las necesidades humanas. Esta estructura, analizada por teólogos como santo Tomás de Aquino, refleja el equilibrio entre adoración y súplica, modelando la oración como diálogo filial.
Las siete peticiones
Santificado sea tu nombre: Primera petición, que invoca la santidad de Dios y pide que su nombre sea reverenciado en el mundo, protegiendo su misterio contra profanaciones.6
Venga a nosotros tu reino: Súplica por la venida del Reino de Dios, entendido como la soberanía divina en la historia y la consumación escatológica, alineada con la misión de Jesús.6
Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo: Petición de conformidad con la voluntad divina, inspirada en la oración de Jesús en Getsemaní («No se haga mi voluntad, sino la tuya»).
El pan nuestro de cada día dánoslo hoy: Referencia al sustento material y espiritual, simbolizando la eucaristía y la dependencia diaria de la providencia.7
Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden: Clave para la reconciliación, vinculando el perdón divino al humano, como enseña el Catecismo.8
No nos dejes caer en la tentación: Súplica por la gracia de perseverar ante las pruebas, reconociendo la debilidad humana.9
Líbranos del mal: (O «del maligno» en algunas traducciones), petición de liberación del pecado y del poder del mal, culminando en una doxología en la tradición bizantina: «Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por los siglos».
En la versión católica latina, se omite la doxología final en la liturgia, reservándola para contextos eucarísticos.10
Significado teológico
En la doctrina católica, el Padrenuestro encapsula la teología trinitaria y cristológica, revelando a Dios como Padre accesible a través de Cristo en el Espíritu Santo. Es una oración eclesial por excelencia, que une al orante con la comunión de los santos.11
Invocación a Dios como Padre
La apertura «Padre nuestro» subraya la filiación adoptiva de los cristianos, posible por el Bautismo. Como explica Benedicto XVI, no es un «mi Padre» individualista, sino un «nuestro» que integra a la Iglesia como familia de Dios.12 San Cipriano de Cartago lo ve como testimonio de unidad fraterna, superando divisiones.13 Esta invocación transforma la oración en acto de confianza, recordando la revelación de Jesús: «Abbá, Padre» (Rm 8,15).14
Peticiones principales
Las peticiones teológicas (1-3) priorizan la gloria de Dios sobre las necesidades humanas, invirtiendo el orden egoísta. Las cotidianas (4-7) abordan el perdón —central en la ética cristiana— y la lucha contra el mal, alineadas con la Pasión de Cristo. El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) lo describe como oración escatológica, que anticipa el Reino pleno en la Eucaristía.7 En contextos de prueba, como la Quaresima, Juan Pablo II lo vincula a obras de piedad interiores.15
Uso en la liturgia católica
El Padrenuestro es integral en la oración pública de la Iglesia, arraigado en la tradición apostólica. San Juan Crisóstomo lo llama oración «común para todos los hermanos», esencial en las Horas y sacramentos.10
En la Eucaristía
Durante la Misa, se reza antes de la comunión, introducido por el sacerdote: «Orad, hermanos, para que esta oración…». Expresa la unidad eclesial alrededor del Banquete del Señor, preparando para el Pan de Vida.16 En el Rito Romano, se canta o reza colectivamente, enfatizando el «nuestro» como comunión.12
En los sacramentos
Aparece en el Bautismo de niños y adultos, simbolizando la nueva filiación (Ordo Baptismi Parvulorum).17 En la Penitencia, se invoca para el perdón de pecados (Ordo Penitentiae).18 En la Unción de los Enfermos y otras bendiciones, refuerza la confianza en la misericordia divina (De Benedictionibus).19 Durante la Iniciación Cristiana de Adultos, se enseña como culmen de la catequesis (Ordo Initiationis Christianae Adultorum).14
En la Liturgia de las Horas
Forma parte de las Laudes y Vísperas diarias, anclando la oración comunitaria en el ritmo de la Iglesia. El CIC destaca su rol en las horas mayores del Oficio Divino, uniendo tierra y cielo.10 En dedicaciones de iglesias, se integra en ritos de consagración (Ordo Dedicationis Ecclesiae et Altaris).20
Tradiciones y variaciones
Aunque el texto es estable, presenta variaciones regionales y litúrgicas. En la tradición hispana, influida por la Vulgata, se usa «danos hoy nuestro pan de cada día», enfatizando la cotidianidad. En España, la versión del Misal Romano de 1970 (revisado en 2010) estandariza el texto para la unidad litúrgica.
En la tradición hispana
En la España católica, el Padrenuestro se reza en rosarios, novenas y procesiones, como en la Semana Santa. Documentos como la bula Quemadmodum nihil de Benedicto XIV (1746) promueven su recitación colectiva en parroquias y hogares, fomentando la devoción familiar.21 En la liturgia postconciliar, se adapta al español peninsular, preservando la doxología en contextos orientales.
Enseñanzas de la Iglesia
La magisterio católica ha comentado exhaustivamente el Padrenuestro, viéndolo como síntesis de la fe.
Catecismo de la Iglesia Católica
El CIC dedica la sección segunda (nn. 2759-2865) al Padrenuestro, describiéndolo como «oración de la Iglesia por excelencia», transmitida en el Bautismo y revelada plenamente en la Eucaristía.7 El Compéndium (n. 581) lo califica de oración eclesial, basada en el misterio de salvación.22 Enfoca su dimensión comunitaria: orar en el Espíritu, con la Iglesia y por la Iglesia.9
Padres de la Iglesia
San Agustín, en De Sermone Domini in Monte, lo interpreta alegóricamente: la mano derecha como obediencia divina, la izquierda como alabanza humana.3 San Juan Crisóstomo critica la oración hipócrita, urgiendo a la intimidad filial.23 San Cipriano lo une a la caridad fraterna.13 En la tradición oriental, se asocia a la oración hesicasta.
Importancia espiritual
El Padrenuestro no es fórmula mágica, sino escuela de oración que moldea el corazón cristiano. Fomenta la humildad, el perdón y la esperanza escatológica, como enseña Pablo VI en audiencias sobre la paternidad divina.24 En la vida cotidiana, invita a ver las pruebas como oportunidades de unión con Cristo. Para los fieles, rezarlo diariamente —individual o comunitariamente— nutre la fe, recordando que Dios, como Padre, provee y perdona.
En un mundo fragmentado, esta oración une a los creyentes en una sola voz, superando barreras culturales y promoviendo la paz. Su simplicidad la hace universal, accesible a niños y ancianos, y su profundidad, fuente de meditación teológica.
Citas
La Santa Biblia, La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Mateo 6:9-13 (1993). ↩
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Mateo 6. ↩
Acerca de la segunda parte del sermón de la montaña (Mateo 6-7), Agustín de Hipona. Sobre el sermón de la montaña, Libro II, §Capítulo 2. 8 (393). ↩ ↩2
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Lucas 6. ↩
Geoffrey Wainwright. Hermenéutica del Evangelio en Jesús de Nazaret de Joseph Ratzinger, § 7. ↩ ↩2
Sección Dos La oración del Señor, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2776. ↩ ↩2 ↩3
La oración del Señor - Introducción: Sobre la oración - Aquellos que no oran en verdad, Papa Pío V. Catecismo del Concilio de Trento, §La oración del Señor - Introducción: Sobre la oración (1566). ↩
II. La oración cristiana a la luz de la revelación, Congregación para la Doctrina de la Fe. Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre algunos aspectos de la Meditación Cristiana, § 7 (1989). ↩ ↩2
Sección Dos La oración del Señor, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2768. ↩ ↩2 ↩3
Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 6 de junio de 2007: San Cipriano (2007). ↩
Audiencia General del 3 de octubre de 2012, Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 3 de octubre de 2012 (2012). ↩ ↩2
Tres libros de testimonios contra los judíos - Que no debemos trabajar ruidosamente ni jactanciosamente, Cipriano de Cartago. Los Tratados de Cipriano - Tratado XII (Libro 3), § 40 (249). ↩ ↩2
B191. Diaconus dicit:, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Initiationis Christianae Adultorum (El Orden de la Iniciación Cristiana de Adultos), § 76. ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. 16 de febrero de 1983: Miércoles de Ceniza en la Basílica de Santa Sabina - Homilía, § 2 (1983). ↩
Parte Dos - La oración de la Iglesia - II. La oración de la comunidad eclesial - A. La liturgia divina—fundamento y cumbre de la vida de la comunidad cristiana - 3. La liturgia de la Eucaristía (liturgia de los fieles) - C. El «Padre Nuestro», Sínodo de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana. Catecismo de la Iglesia Católica Ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 384 (2016). ↩
Benedictio et dimissio, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Baptismi Parvulorum (El Orden del Bautismo de Niños), § 63. ↩
III. De beatitudinibus evangelicis, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Penitentiae (El Orden de la Penitencia), § 92. ↩
Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Benedictionibus (Libro de las Bendiciones), § 365. ↩
Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Dedicationis Ecclesiae et Altaris (Orden de la Dedicación de una Iglesia y un Altar), § 128. ↩
Papa Benedicto XIV. Quemadmodum nihil (1746). ↩
Parte Cuatro - La oración cristiana. Capítulo Tres - La vida de oración. La oración cristiana, Promulgado por el Papa Benedicto XVI. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, § 581 (2005). ↩
Acerca de la segunda parte del sermón de la montaña (Mateo 6-7), Agustín de Hipona. Sobre el sermón de la montaña, Libro II, §Capítulo 3. 10 (393). ↩
Il Natale di Gesù rivelazione della paternità di Dio, Papa Pablo VI. Audiencia General del 2 de enero de 1974 (1974). ↩
