Papa Alejandro II

El Papa Alejandro II, cuyo nombre de nacimiento era Anselmo de Baggio, fue una figura central en el movimiento de reforma papal del siglo XI. Su pontificado, que se extendió desde 1061 hasta 1073, estuvo marcado por su firme oposición a la simonía y al matrimonio clerical, así como por sus esfuerzos para consolidar la autoridad papal y las reformas iniciadas por sus predecesores. Desempeñó un papel crucial en la transición del método de elección papal, que pasó a estar dominado por el Colegio Cardenalicio, y enfrentó un antipapa respaldado por el Imperio. Además, su liderazgo influyó en campañas militares y sentó bases importantes para el espíritu de las Cruzadas.
Tabla de contenido
Primeros años y ascenso al episcopado
Anselmo de Baggio nació en Baggio, Milán, en el seno de una familia noble1. Su formación en la abadía de Cluny le inculcó un profundo celo por la reforma de la Iglesia1.
Actividad en Milán y la Pataria
El primer ámbito de su actividad fue Milán, donde fue uno de los fundadores de la Pataria, un movimiento popular que luchaba contra la simonía (la compra o venta de cargos eclesiásticos) y la incontinencia clerical1. La elocuencia de Anselmo y su noble origen le dieron un peso considerable en esta agitación1.
Los oponentes a la reforma en Lombardía, incluido el arzobispo Guido, intentaron silenciarlo enviándolo a la corte del emperador Enrique III1. Sin embargo, esta acción tuvo el efecto contrario, permitiéndole difundir la causa reformista en Alemania1.
Obispado de Lucca y legaciones papales
En 1057, el emperador lo nombró obispo de Lucca1. Con un prestigio creciente, Anselmo regresó a Milán en dos ocasiones como legado de la Santa Sede: en 1057, acompañado por Hildebrando (futuro Gregorio VII), y en 1059, junto a San Pedro Damiano1. Bajo la dirección de este «triunvirato de santos», las fuerzas reformistas se prepararon para el conflicto inminente1.
Elección papal y el cisma
El pontificado de Alejandro II comenzó en un momento de tensión, con la reciente promulgación del decreto de Nicolás II (1059) que otorgaba virtualmente el derecho de elección papal al Colegio Cardenalicio1,2,3. Este decreto fue el punto central de la disputa que surgió tras la muerte del Papa Nicolás II en 10611,3.
La elección de Alejandro II
Tras la muerte de Nicolás II, las dos facciones principales estaban listas para la batalla1. Los «hildebrandistas», apoyados por los cardenales, propusieron a Anselmo de Lucca1. Los cardenales se reunieron formalmente y eligieron a Anselmo, quien tomó el nombre de Alejandro II1.
Antes de su entronización, el Sacro Colegio notificó a la corte alemana su decisión1. Los alemanes fueron considerados como habiendo perdido el privilegio de confirmar la elección, un derecho que el decreto de Nicolás II había reservado a su rey con una vaguedad intencionada1. El embajador de los cardenales fue despedido sin ser escuchado, lo que llevó a los cardenales a completar la elección con la ceremonia de entronización el 30 de septiembre de 1061, previendo una guerra civil1,4.
El antipapa Honorio II (Cadalus)
Mientras tanto, una delegación de nobles romanos, indignados por su exclusión como factor dominante en las elecciones papales, se unió a obispos lombardos no reformados y se dirigió a la corte alemana1,5. La emperatriz Inés, regente de su hijo de diez años, Enrique IV, convocó una asamblea en Basilea1,5. Allí, sin derecho legal y sin la presencia de un solo cardenal, Cadalus, obispo de Parma, fue declarado Papa y tomó el nombre de Honorio II el 28 de octubre1,5.
La resolución del conflicto
En el conflicto subsiguiente, Alejandro II recibió el apoyo de la opinión pública que clamaba por la reforma, la ayuda de los normandos aliados del sur de Italia, y la benevolencia de Beatriz y Matilde de Toscana1. En Alemania, la situación también le fue favorable cuando Anno de Colonia tomó la regencia y la emperatriz arrepentida se retiró a un convento1,5.
En un nuevo concilio celebrado en Augsburgo en octubre de 1062, se decidió que Burchard, obispo de Halberstadt, investigaría la elección de Alejandro en Roma y presentaría un informe1. El informe de Burchard fue completamente favorable a Alejandro1.
Alejandro II defendió su causa con elocuencia en un concilio en Mantua en Pentecostés de 1064, donde fue formalmente reconocido como el Papa legítimo1,2. Su rival fue excomulgado, pero continuó la contienda con perspectivas decrecientes hasta su muerte en 10721.
Pontificado y reformas
Durante su papado (1061-1073), Alejandro II, junto con su canciller Hildebrando, mantuvo un firme control sobre el gobierno de la Iglesia, incluso en los momentos más oscuros del cisma1.
Lucha contra la simonía y la incontinencia clerical
Alejandro II fue omnipresente a través de sus legados, castigando a obispos simoníacos y clérigos incontinentes1. No dudó en disciplinar incluso a su protector, Anno de Colonia, a quien convocó a Roma en 1068 para hacer penitencia por sus relaciones con el antipapa y nuevamente en 1070 para purgarse de la acusación de simonía1. Una disciplina similar se aplicó a Sigfrido de Maguncia, Hermann de Bamberg y Werner de Estrasburgo1.
Mediante su legado, San Pedro Damiano, en la Dieta de Frankfurt en 1089, Alejandro II disuadió a Enrique IV de divorciarse de su reina, Berta de Turín, bajo amenaza de excomunión y exclusión del trono imperial1. Su mayor triunfo fue obligar a los obispos Carlos de Constanza y al abad Roberto de Reichenau a devolver al rey los báculos y anillos que habían obtenido a través de la simonía1.
Relaciones con el Imperio y la Iglesia inglesa
Una seria disputa con Enrique IV quedó para ser resuelta por su sucesor1. En 1069, el Papa había rechazado al subdiácono Godofredo, a quien Enrique había nombrado arzobispo de Milán, por simonía1. Ante la falta de aquiescencia de Enrique, el Papa confirmó a Atto, la elección del partido reformista1. Cuando el rey ordenó la consagración de su nominado, Alejandro fulminó un anatema contra los consejeros reales1.
Alejandro II también contribuyó significativamente a la Iglesia inglesa al elevar a su antiguo maestro, Lanfranco de Bec, a la Sede de Canterbury y nombrarlo Primado de Inglaterra1.
Apoyo a campañas militares
Alejandro II apoyó campañas militares importantes. Bajo estandartes bendecidos por él, Roger avanzó en la conquista de Sicilia y Guillermo en la conquista de Inglaterra1. También se le atribuye haber respaldado la Primera Cruzada, instando a los cristianos a tomar las armas para recuperar Tierra Santa, lo que fortaleció el vínculo entre el papado y el espíritu cruzado emergente4.
Muerte y legado
El Papa Alejandro II falleció el 21 de abril de 10731,4. Su fiel canciller, Hildebrando, heredó sus triunfos y dificultades, ascendiendo al papado como Gregorio VII1,2,3.
El pontificado de Alejandro II, el 156º Papa de la Iglesia Católica, fue crucial para la consolidación de la autoridad papal y la implementación de las reformas gregorianas4,6. Su legado incluye la afirmación de la independencia de la elección papal del control imperial y el fortalecimiento de la moral clerical, sentando las bases para una Iglesia más unificada y reformada.
Citas
Papa Alejandro II, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa Alejandro II. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29 ↩30 ↩31 ↩32 ↩33 ↩34 ↩35 ↩36 ↩37 ↩38 ↩39 ↩40
John Henry Newman. La Reforma del Siglo XI: Ensayos selectos de John Henry Cardenal Newman, § 37. ↩ ↩2 ↩3
Papa San Gregorio VII, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa San Gregorio VII. ↩ ↩2 ↩3
Papa #156: Alejandro II, Magisterium AI. Breve Historia de los Papas de la Iglesia Católica, §Papa 156: Alejandro II (2024). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Cadalous, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Cadalous. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
La lista de papas, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §La lista de papas. ↩