Papa Alejandro III

El Papa Alejandro III (nacido Orlando Bandinelli) fue el 170.º Papa de la Iglesia Católica, reinando desde el 7 de septiembre de 1159 hasta el 30 de agosto de 1181. Su pontificado fue notable por su firme defensa de la autoridad papal frente a las intromisiones seculares, especialmente su prolongado conflicto con el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Federico Barbarroja. Alejandro III jugó un papel crucial en la consolidación de la supremacía papal y realizó importantes contribuciones al desarrollo del derecho canónico. También se dedicó a fortalecer la autoridad moral y espiritual de la Iglesia, promoviendo el celibato clerical y combatiendo la simonía. Su legado incluye el Tercer Concilio de Letrán, que estableció el requisito de una mayoría de dos tercios para la elección papal, y su apoyo a la Tercera Cruzada.
Tabla de contenido
Primeros Años y Ascenso al Papado
Nacido Orlando Bandinelli en una distinguida familia sienesa, Alejandro III se ganó una gran reputación como canonista mientras era profesor en Bolonia. Su comentario sobre el «Decretum» de Graciano, conocido como «Summa Magistri Rolandi», consolidó su prestigio en el campo del derecho eclesiástico1. En 1150, el Papa Eugenio III lo llamó a Roma, donde su ascenso fue rápido. Fue nombrado Cardenal Diácono, luego Cardenal Presbítero del título de San Marcos, y finalmente Canciller Papal1.
Como consejero de confianza de Adriano IV, Bandinelli se convirtió en una figura central del partido cardenalicio que buscaba la independencia de la influencia germana, forjando alianzas con los normandos de Nápoles1. Su postura antiimperial se hizo evidente en la Dieta de Besançon (1157), donde afirmó que la dignidad imperial era un beneficium papal, un término que, aunque significaba «favor» en un sentido general, fue interpretado por los príncipes alemanes como «feudo», provocando la ira de Federico Barbarroja1.
El Cisma y el Conflicto con Federico Barbarroja
Tras la muerte del Papa Adriano IV el 1 de septiembre de 1159, la elección de un sucesor se vio empañada por la intervención imperial1. De los veintidós cardenales reunidos el 7 de septiembre, todos menos tres votaron por Orlando Bandinelli, quien tomó el nombre de Alejandro III1. Sin embargo, los tres cardenales imperialistas, influenciados por los emisarios del emperador, eligieron a Octaviano, quien se proclamó antipapa Víctor IV1. Una turba, contratada por el Conde de Wittelsbach, interrumpió el cónclave, forzando a Alejandro a retirarse hacia el sur normando, donde fue consagrado y coronado el 20 de septiembre en Nympha1. Víctor IV fue consagrado el 4 de octubre en el monasterio de Farfa1.
Federico Barbarroja intentó resolver la disputa convocando una asamblea en Pavía, donde mostró su parcialidad al dirigirse a Octaviano como Víctor IV y a Alejandro como Cardenal Orlando1. Alejandro III se negó a someter su legítimo derecho a este tribunal, que, como se esperaba, declaró a favor del usurpador el 11 de febrero de 11601. En respuesta, Alejandro excomulgó solemnemente al emperador y liberó a sus súbditos de sus juramentos de lealtad1. Este cisma, que duró diecisiete años y fue más perjudicial para el Imperio que para el Papado, terminó con la rendición incondicional de Barbarroja en Venecia en 1177, después de la Batalla de Legnano (1176)1,2.
Durante este período, la Iglesia enfrentó una «cruz muy pesada» debido a las continuas luchas contra el emperador, el cisma con la sucesión de cuatro antipapas (Víctor IV, Pascual III, Calixto III, e Inocencio III), la corrupción generalizada y las frecuentes guerras2,3.
Relación con Enrique II de Inglaterra y Santo Tomás Becket
El exilio forzado de Alejandro III en Francia (1162-1165) fortaleció la dignidad del papado y lo puso en contacto directo con Enrique II de Inglaterra1. Durante la disputa entre Enrique II y Santo Tomás Becket, Alejandro III defendió los derechos de la Iglesia con una cautela que, aunque a veces fue criticada, demostró ser una estrategia diplomática hábil1. Tras el asesinato de Becket, el Papa logró obtener del monarca arrepentido todos los derechos por los que el mártir había luchado, sin necesidad de recurrir a la excomunión o el interdicto1.
El Tercer Concilio de Letrán (1179)
Para sellar el triunfo de la religión y poner fin al cisma, Alejandro III convocó y presidió el Tercer Concilio de Letrán en 1179, el undécimo Concilio Ecuménico1,2,3. Rodeado por más de 300 obispos, el Pontífice emitió numerosos decretos importantes1,3.
Entre las decisiones más destacadas del concilio se encuentra la ordenanza que confirió el derecho exclusivo de las elecciones papales a una mayoría de dos tercios de los cardenales1. Este canon, junto con otros, jugó un papel fundamental en el futuro gobierno de la Iglesia y fue incorporado en las colecciones de decretales posteriores, incluyendo las de Gregorio IX3. Los cánones del concilio, muchos de los cuales eran nuevos y originales, reflejan la mente legal experta del propio Alejandro III3.
Contribuciones al Derecho Canónico y Reformas
A lo largo de su pontificado, Alejandro III demostró ser un canonista excepcional, considerado apenas superado por Inocencio III como legislador eclesiástico1. Sus contribuciones al desarrollo del derecho canónico fueron significativas, y su papado es reconocido por el establecimiento del principio de la supremacía papal, reforzado a través de sus decretales4.
Además de sus esfuerzos en el ámbito legal, Alejandro III trabajó para fortalecer la autoridad moral y espiritual de la Iglesia, promoviendo el celibato clerical y abordando la simonía4. También emitió un canon, luego ratificado por el Segundo Concilio de Lyon, que establecía que nadie debía ser nombrado párroco antes de los veinticinco años, con la obligación de ser ordenado sacerdote en el plazo de un año, residir en la parroquia y ser aprobado en conocimiento y moral5.
Legado y Muerte
Alejandro III falleció el 3 de agosto de 1181 en Civita Castellana, agotado por las pruebas de su largo pontificado1. A pesar de algunas manifestaciones hostiles en Roma, su epitafio lo describe con precisión como «la Luz del Clero, el Ornamento de la Iglesia, el Padre de su Ciudad y del Mundo»1. Fue un impulsor del movimiento académico que llevó al establecimiento de las grandes universidades medievales1. Incluso Voltaire lo consideró como uno de los hombres más meritorios de la humanidad en la Edad Media por su abolición de la esclavitud, su victoria sobre Federico Barbarroja, su exigencia de perdón a Enrique II por el asesinato de Santo Tomás Becket, la restauración de los derechos humanos y el embellecimiento de muchas ciudades1.
Su pontificado dejó una huella duradera en la Iglesia Católica, consolidando el papel del papado en la Europa medieval y moldeando la relación entre la Iglesia y el Estado4. Fue sucedido por Lucio III, quien fue elegido el 1 de septiembre de 11816.
Citas
Papa Alejandro III, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Papa Alejandro III. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24
Papa Juan Pablo II. A peregrinos italianos de Milán y Alessandria y juristas franceses (14 de noviembre de 1981) - Discurso (1981). ↩ ↩2 ↩3
Introducción, Documento del Concilio. Tercer Concilio de Letrán (1179 d.C.), § Introducción (1179). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Papa #170: Alejandro III, Magisterium AI. Breve historia de los Papas de la Iglesia Católica, §Papa 170: Alejandro III (2024). ↩ ↩2 ↩3
Constituciones - Sobre la elección y el poder de la persona elegida {6}, Documento del Concilio. Segundo Concilio de Lyon (1274 d.C.), § II. 13 (1274). ↩
Papa Lucio III, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Papa Lucio III. ↩