Papa Alejandro V

Pietro Philarghi, conocido como Alejandro V, fue una figura central durante el Gran Cisma de Occidente (1378-1417), un período tumultuoso en la historia de la Iglesia Católica. Su elección en el Concilio de Pisa en 1409, aunque buscaba resolver la división papal, en realidad complicó la situación al introducir un tercer reclamante al trono papal. A pesar de su breve pontificado de diez meses, su vida, desde sus humildes orígenes en Creta hasta su ascenso como erudito y líder eclesiástico, refleja las complejidades y los desafíos de una Iglesia dividida. La legitimidad de su papado ha sido objeto de debate entre canonistas e historiadores, y la Iglesia nunca ha emitido una opinión definitiva al respecto.
Tabla de contenido
Primeros años y educación
Pietro Philarghi nació alrededor de 1339 en la isla de Creta, entonces conocida como Candia1. De orígenes muy humildes, era un niño mendigo sin conocimiento de sus padres ni parientes. Fue acogido por un fraile capuchino, quien reconoció su extraordinario talento y le proporcionó una educación básica1. Bajo la guía de este fraile, Pietro ingresó en la Orden Franciscana en un monasterio cretense1.
Su prometedora inteligencia lo llevó a continuar sus estudios en Italia, luego en la prestigiosa Universidad de Oxford, y finalmente en París1. En París, se distinguió como profesor, predicador y escritor, siendo autor de un notable comentario sobre las «Sentencias» de Pedro Lombardo1. Durante su estancia en París, el Gran Cisma comenzó a dividir la Iglesia, y Philarghi se alineó con los partidarios de Urbano VI1.
Carrera eclesiástica y el Gran Cisma
Al regresar a Italia, Pietro Philarghi encontró un lugar en la corte de Giovanni Galeazzo Visconti, Duque de Milán, donde sirvió como tutor de sus hijos y embajador en misiones importantes1. Gracias al favor de los Visconti, fue nombrado sucesivamente obispo de Piacenza (1386), Vicenza (1387), Navoya (1389) y, finalmente, arzobispo de Milán (1402)1. En 1405, el Papa Inocencio VII lo nombró cardenal, aprovechando su habilidad y amistad con los Visconti al confirmarlo como legado papal en Lombardía1.
A partir de este momento, su trayectoria se entrelazó directamente con la historia del Cisma de Occidente1. El cardenal de Milán se convirtió en uno de los principales defensores de la convocatoria de un concilio para poner fin a la división de la Iglesia1.
El Concilio de Pisa
El Gran Cisma de Occidente había dejado a la Iglesia con dos papas rivales: Gregorio XII en Roma y Benedicto XIII en Aviñón2,3. La insatisfacción con la persistencia de esta división llevó a un grupo de cardenales de ambas obediencias a retirarse de sus respectivos papas y convocar un concilio general1,4. Pietro Philarghi apoyó el retiro de los cardenales de Gregorio XII y negoció la neutralidad de Inglaterra1. Este acto le valió la desaprobación de Gregorio XII, quien lo despojó de su arzobispado de Milán y de su dignidad cardenalicia1.
El Concilio de Pisa se inauguró el 25 de marzo de 1409, con el cardenal Philarghi como figura principal1. Predicó el sermón de apertura, una contundente condena de la tenacidad de los papas rivales, y presidió las deliberaciones de los teólogos que declararon a ambos papas herejes y cismáticos1. El 5 de junio de 1409, el concilio depuso a Gregorio XII y Benedicto XIII2,4.
El 26 de junio de 1409, Pietro Philarghi fue elegido unánimemente por los cardenales para ocupar la Sede Papal, tomando el nombre de Alejandro V1,2. Su elección fue recibida con alegría generalizada, y el nuevo papa anunció su ascensión a todos los soberanos de la Cristiandad, recibiendo expresiones de simpatía2. Se esperaba que su carácter intachable, vasta erudición, experiencia y capacidad administrativa trajeran gloria al Papado y paz a la Iglesia1.
Pontificado de Alejandro V
El pontificado de Alejandro V duró solo diez meses1. Aunque su elección fue un intento de resolver el cisma, el Concilio de Pisa no tenía una base canónica sólida, ya que no había sido convocado por un papa legítimo5. En lugar de poner fin a la división, la acción del concilio resultó en la existencia de tres papas: Gregorio XII, Benedicto XIII y el recién elegido Alejandro V1,5,6.
Alejandro V encontró el apoyo de la mayoría de las naciones, con la excepción de España, Escocia y algunas ciudades italianas que mantenían su lealtad a Benedicto XIII1. Sus esfuerzos por llegar a Roma fueron infructuosos, ya que la ciudad estaba bajo el control del rey Ladislao de Nápoles1. Alejandro V despojó a Ladislao de su reino en favor de Luis II de Anjou1. Sin embargo, fue retenido en Bolonia por el cardenal Baldassare Cossa, una figura ambiciosa que ejercía una considerable influencia sobre él1,7.
Durante su breve papado, las esperanzas que su elección había inspirado disminuyeron1. Su ardor por la reforma decayó, y fue criticado por su excesiva generosidad, que lo llevó a conceder favores de manera indiscriminada1. En particular, los órdenes mendicantes fueron favorecidos con privilegios que los párrocos y las facultades teológicas consideraron una usurpación de sus derechos1.
Muerte y sucesión
Alejandro V falleció en Bolonia el 3 de mayo de 1410, en circunstancias que generaron sospechas1,7. Los enemigos del cardenal Cossa, quien lo sucedió como Juan XXIII, lo acusaron de haber envenenado al papa de Pisa, aunque esta acusación fue posteriormente desacreditada1.
Tras su muerte, el cardenal Baldassare Cossa fue elegido como su sucesor el 17 de mayo de 1410, tomando el nombre de Juan XXIII7. La elección de Juan XXIII, también del partido de Pisa, continuó la línea de papas que no eran reconocidos universalmente, exacerbando aún más el Gran Cisma7,8.
Legado y legitimidad
La legitimidad del papado de Alejandro V ha sido un tema de debate continuo entre canonistas e historiadores del Cisma1. La Iglesia Católica nunca ha emitido una opinión definitiva al respecto, y es poco probable que lo haga1. Sin embargo, el Gerarchia Cattolica Romana, una obra no autorizada, lo designó como el 211º papa antes de 1906, sucediendo a Gregorio XII1.
A pesar de las controversias en torno a su elección y la exacerbación del cisma que su papado representó, Alejandro V fue una figura de gran erudición y experiencia1. Su vida y pontificado son un testimonio de los profundos desafíos que enfrentó la Iglesia durante el Gran Cisma de Occidente, un período que finalmente se resolvió con la elección del Papa Martín V en el Concilio de Constanza en 1417, quien fue universalmente reconocido como el pontífice legítimo9,8,5,3.
Citas
Alejandro V, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Alejandro V. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29 ↩30 ↩31 ↩32 ↩33
Concilio de Pisa, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Concilio de Pisa. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Cisma de Occidente, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Cisma de Occidente. ↩ ↩2
Papa Gregorio XII, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa Gregorio XII. ↩ ↩2
Unión de la Cristiandad, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Unión de la Cristiandad. ↩ ↩2 ↩3
Concilio de Constanza, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Concilio de Constanza. ↩
Juan XXIII, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Juan XXIII. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Introducción 1, Documento del Concilio. Concilio de Constanza (1414-1418 d. C.) (1418). ↩ ↩2
Papa Martín V, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa Martín V. ↩