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Papa Bonifacio I

Papa Bonifacio I
Papa Bonifacio I, de la Galería de los Papas en San Paolo fuori le Mura. Dominio Público.

El Papa San Bonifacio I, el 42º obispo de Roma, gobernó la Iglesia Católica desde el 28 de diciembre de 418 hasta su muerte el 4 de septiembre de 422. Su pontificado, aunque breve, estuvo marcado por desafíos significativos, incluyendo un cisma papal y la defensa de la autoridad de la Sede Romana. Bonifacio I se destacó por su celo en la organización disciplinaria, la lucha contra el pelagianismo y la afirmación de la jurisdicción papal en diversas provincias eclesiásticas.

Tabla de contenido

Primeros Años y Elección Papal

Se sabe poco de la vida temprana de Bonifacio I antes de su elección. El Liber Pontificalis lo describe como romano e hijo del presbítero Jocundus. Se cree que fue ordenado por el Papa Dámaso I (366-384) y sirvió como representante del Papa Inocencio I en Constantinopla alrededor del año 4051.

Tras la muerte del Papa Zósimo el 27 de diciembre de 418, la Iglesia romana se vio inmersa en el quinto de los cismas resultantes de dobles elecciones papales. Una facción del clero romano, compuesta principalmente por diáconos, se apoderó de la Basílica de Letrán y eligió al archidiácono Eulalio como papa. Al día siguiente, el clero superior se reunió en la iglesia de Teodora y, a pesar de su reticencia, eligió al anciano presbítero Bonifacio, quien era muy estimado por su caridad, erudición y buen carácter1,2.

Ambos fueron consagrados el domingo 29 de diciembre: Bonifacio en la Basílica de San Marcelo, con el apoyo de nueve obispos provinciales y unos setenta sacerdotes; Eulalio en la Basílica de Letrán, en presencia de diáconos, algunos sacerdotes y el obispo de Ostia. La ciudad de Roma se sumió en la confusión debido al choque de las facciones rivales1.

El prefecto de Roma, Símaco, que era hostil a Bonifacio, informó al emperador Honorio en Rávena y obtuvo la confirmación imperial de la elección de Eulalio, lo que llevó a la expulsión de Bonifacio de la ciudad1.

Resolución del Cisma

Los partidarios de Bonifacio lograron una audiencia con el emperador Honorio, quien convocó un sínodo de obispos italianos en Rávena en febrero-marzo de 419 para discutir la situación. El sínodo no pudo llegar a una decisión y, en espera de un concilio general de obispos italianos, galos y africanos en mayo, ordenó a ambos pretendientes abandonar Roma1.

Sin embargo, Eulalio regresó audazmente a Roma el 18 de marzo, reunió a sus partidarios y, desoyendo las órdenes del prefecto, se apoderó de la Basílica de Letrán el Sábado Santo (29 de marzo) con la intención de presidir las ceremonias pascuales. Las tropas imperiales tuvieron que desalojarlo para permitir que Aquileo, obispo de Spoleto, celebrara los servicios1.

Indignado por estos hechos, el emperador Honorio se negó a considerar nuevamente las pretensiones de Eulalio y reconoció a Bonifacio como el papa legítimo el 3 de abril de 418. Bonifacio reingresó a Roma el 10 de abril y fue aclamado por el pueblo. Eulalio fue nombrado obispo de Nepi o de alguna sede de Campania, y el cisma duró quince semanas1.

En el año 420, una enfermedad crítica del papa animó a los partidarios de Eulalio a intentar un nuevo esfuerzo. Tras su recuperación, Bonifacio solicitó al emperador (1 de julio de 420) que tomara medidas contra una posible renovación del cisma en caso de su muerte. Honorio promulgó una ley que estipulaba que, en elecciones papales disputadas, ninguno de los contendientes sería reconocido y se celebraría una nueva elección1.

Pontificado y Contribuciones

El reinado de Bonifacio I se caracterizó por un gran celo y actividad en la organización y control disciplinarios de la Iglesia1.

Jurisdicción Eclesiástica

Bonifacio I revirtió la política de su predecesor, Zósimo, de otorgar a ciertos obispos occidentales poderes vicariales papales extraordinarios. Zósimo había concedido a Patroclo, obispo de Arlés, una extensa jurisdicción en las provincias de Viena y Narbona, convirtiéndolo en un intermediario entre estas provincias y la Sede Apostólica. Bonifacio disminuyó estos derechos primaciales y restauró los poderes metropolitanos de los obispos principales de las provincias1.

Por ejemplo, apoyó a Hilario, arzobispo de Narbona, en su elección de un obispo para la sede vacante de Lodève, contra Patroclo, quien intentó introducir a otro (422). También insistió en que Máximo, obispo de Valence, fuera juzgado por sus supuestos crímenes no por un primado, sino por un sínodo de obispos de la Galia, y prometió apoyar su decisión (419)1.

En Oriente, Bonifacio mantuvo celosamente su jurisdicción sobre las provincias eclesiásticas de Ilírico, que el Patriarca de Constantinopla intentaba controlar debido a su incorporación al Imperio Oriental. El obispo de Tesalónica había sido constituido vicario papal en este territorio, ejerciendo jurisdicción sobre los metropolitanos y obispos. Mediante cartas a Rufo, el titular contemporáneo de la sede, Bonifacio vigiló de cerca los intereses de la Iglesia de Ilírico e insistió en la obediencia a Roma1. En 421, la insatisfacción expresada por algunos obispos descontentos, debido a la negativa del papa a confirmar la elección de Perigines como obispo de Corinto a menos que el candidato fuera reconocido por Rufo, sirvió de pretexto para que el joven emperador Teodosio II concediera el dominio eclesiástico de Ilírico al Patriarca de Constantinopla (14 de julio de 421)1.

Relación con la Iglesia Africana

Bonifacio heredó las dificultades de Zósimo con la Iglesia africana en relación con las apelaciones a Roma, particularmente en el caso de Apiario. El Concilio de Cartago, tras escuchar las representaciones de los legados de Zósimo, envió a Bonifacio el 31 de mayo de 419 una carta en respuesta al commonitorium de su predecesor. En ella se afirmaba que el concilio no había podido verificar los cánones que los legados habían citado como nicenos, pero que más tarde se descubrió que eran sardicenses. Sin embargo, acordaron observarlos hasta que se pudiera establecer la verificación1. Esta carta es a menudo citada como ilustración de una actitud desafiante de la Iglesia africana hacia la Sede Romana; sin embargo, un estudio imparcial sugiere que fue escrita con considerable irritación, pero en un tono moderado1. A pesar de la irritación por la insolencia de los legados de Bonifacio y la insistencia en obedecer leyes que no siempre se aplicaban en Roma, los africanos no repudiaron su autoridad, reconociendo el oficio del papa como guardián de la disciplina de la Iglesia1.

En 422, Bonifacio recibió la apelación de Antonio de Fussula, quien, gracias a los esfuerzos de San Agustín, había sido depuesto por un sínodo provincial de Numidia, y decidió que debía ser restaurado si se establecía su inocencia1.

Lucha contra el Pelagianismo

Bonifacio apoyó ardientemente a San Agustín en la lucha contra el pelagianismo1,2. Habiendo recibido dos cartas pelagianas que calumniaban a Agustín, se las envió. En reconocimiento a esta solicitud, San Agustín dedicó a Bonifacio su respuesta contenida en Contra duas Epistolas Pelagianorum Libri quatuor1,2.

Disposiciones Disciplinarias

Bonifacio renovó la legislación del Papa Sóter, prohibiendo a las mujeres tocar los corporales sagrados o ministrar en la quema de incienso. También hizo cumplir las leyes que prohibían a los esclavos convertirse en clérigos1.

Muerte y Legado

Bonifacio I falleció en Roma el 4 de septiembre de 422, después de un pontificado de poco menos de cuatro años1,2. Fue enterrado en el cementerio de Máximo en la Vía Salaria, cerca de la tumba de Santa Felicidad, en cuyo honor y gratitud había erigido un oratorio sobre el cementerio que lleva su nombre1,2. La Iglesia celebra su fiesta el 25 de octubre1.

El Papa San Bonifacio I es recordado por su firmeza en la defensa de la autoridad papal y su dedicación a la disciplina eclesiástica en un período de grandes desafíos para la Iglesia primitiva3. Su pontificado ayudó a consolidar la autoridad del papado en un tiempo de incertidumbre y división3.

Citas

  1. Papa San Bonifacio I, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Papa San Bonifacio I. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23

  2. San Bonifacio I, papa (d. C. 422), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 489. 2 3 4 5

  3. Papa #42: San Bonifacio I, Magisterium AI. Breve historia de los Papas de la Iglesia católica, §Papa 42: San Bonifacio I (2024). 2