Papa Clemente I

San Clemente I, también conocido como Clemente de Roma, fue el cuarto obispo de Roma, ejerciendo su pontificado aproximadamente del 88 al 97 d.C. Es una figura crucial en la Iglesia primitiva, reconocido como uno de los Padres Apostólicos y el primer sucesor de San Pedro del que se tiene conocimiento definitivo a través de sus escritos auténticos. Su Carta a los Corintios es considerada una de las primeras manifestaciones de la autoridad papal, donde interviene en una disputa en la comunidad de Corinto, enfatizando la unidad y el orden eclesiástico. La tradición lo asocia con los Apóstoles Pedro y Pablo, y su vida y escritos contribuyeron significativamente a la formación de la teología cristiana temprana.
Tabla de contenido
Pontificado y Sucesión Apostólica
El pontificado de San Clemente I se sitúa en los últimos años del siglo I, específicamente desde el 88 hasta el 97 d.C.1,2,3. Es considerado el tercer sucesor de San Pedro, después de Lino y Anacleto2,4. Aunque algunas tradiciones antiguas, como la mencionada por Tertuliano y San Jerónimo, lo situaban como el segundo sucesor de Pedro, la evidencia más antigua, incluyendo listas como la de Hegesipo y San Ireneo, lo posiciona consistentemente como el cuarto Papa5,4. San Ireneo de Lyon, obispo hasta el 202 d.C., atestigua que Clemente «había visto a los benditos Apóstoles», «había conversado con ellos» y que la predicación de los Apóstoles aún resonaba en sus oídos y sus tradiciones estaban ante sus ojos2,4. Esto subraya su cercanía a la fuente apostólica y la importancia de su testimonio para la transmisión de la fe.
La sucesión apostólica, que garantiza la continuidad de la autoridad y la enseñanza desde los Apóstoles, es un punto clave en la comprensión del papel de Clemente. Los Apóstoles, conscientes de futuras contiendas por el oficio episcopal, establecieron un sistema para asegurar la sucesión legítima de ministros5.
La Carta a los Corintios
La obra más importante y el único escrito de Clemente I cuya autenticidad es universalmente reconocida es su Carta a los Corintios1,2,5. Esta carta fue escrita en nombre de la Iglesia de Roma a la Iglesia de Corinto, donde había surgido una sedición que llevó a la deposición de los presbíteros de la comunidad por parte de algunos jóvenes2,5.
Contexto y Fecha
La carta fue escrita en griego y se estima que fue redactada poco después de la persecución de Domiciano, probablemente después del año 96 d.C.2,5. En ella, Clemente expresa su pesar por los «sucesos calamitosos repentinos y sucesivos» que habían impedido una intervención más temprana de la Iglesia de Roma2. Estos eventos se identifican con la persecución de Domiciano. La autoridad y el prestigio de Clemente y de la Iglesia de Roma eran tales que esta carta adquirió un carácter casi canónico y fue leída públicamente en muchas iglesias2,6.
Ejercicio del Primado Romano
La intervención de Clemente en los asuntos de la Iglesia de Corinto es considerada por muchos como un primer ejercicio del primado romano después de la muerte de San Pedro2,7. La carta, aunque escrita en nombre de la Iglesia de Roma, siempre fue atribuida a Clemente por las autoridades tempranas5. El tono de autoridad con el que habla la carta es notable, especialmente en las secciones posteriores, donde advierte que la desobediencia a las palabras transmitidas a través de ellos implicaría una transgresión y un peligro considerables5. San Ireneo describe la carta como «potentísima», exhortando a la paz, renovando la fe y declarando la tradición recibida de los Apóstoles4. Esta preocupación de la Iglesia de Roma por el bienestar de otra Iglesia es una clara muestra de su posición preeminente7.
Contenido Teológico y Moral
La Carta a los Corintios aborda temas importantes, algunos de los cuales eran queridos por San Pablo, quien también había escrito dos cartas a los Corintios2. Clemente enfatiza la dialéctica entre la gracia salvífica y el compromiso moral2. Proclama la gracia salvadora de Dios, su perdón y amor, que llenan de alegría la vida cristiana. Al mismo tiempo, insta a un compromiso coherente con el don recibido y a una generosa y valiente conversión2.
Clemente también aborda la identidad y misión de la Iglesia, atribuyendo los abusos en Corinto a un debilitamiento de la caridad y otras virtudes cristianas indispensables2. En cuanto a la doctrina, la carta contiene poca enseñanza dogmática intencional, siendo predominantemente exhortatoria5. Sin embargo, incluye un pasaje importante sobre la Santísima Trinidad, utilizando la afirmación del Antiguo Testamento «El Señor vive» y sustituyéndola por la Trinidad5. Cristo es frecuentemente presentado como el Sumo Sacerdote, y se hace referencia a la redención5. Clemente también enfatiza la justificación por las obras5.
Sus palabras sobre el ministerio cristiano han generado mucho debate. Afirma que los Apóstoles, habiendo recibido el Evangelio de Cristo, nombraron a sus primeros frutos, probados por el Espíritu, para ser obispos y diáconos5. No distingue entre presbíteros y obispos en la carta, y las autoridades eclesiásticas en Corinto son mencionadas en plural5.
Martirio y Culto
Aunque los testimonios más antiguos sobre la vida de Clemente no mencionan su martirio, las tradiciones que datan de los siglos IV al VI le atribuyen el título de mártir2. Una tradición, revivida por Eusebio de Cesarea y San Jerónimo, sostiene que Clemente murió en el tercer año del reinado del emperador Trajano (101 d.C.)1,8. Otra tradición, casi contemporánea a la primera, relata que Clemente fue exiliado a una antigua ciudad en la península de Quersoneso, en el Mar Negro, donde fue ejecutado por negarse a renunciar a su fe en Cristo y adorar a los dioses del Imperio Romano1. La leyenda popular sostiene que fue atado a un ancla y arrojado al mar3. Su culto se extendió ampliamente desde el siglo II al V en diversas regiones como Italia, Siria, Egipto, África, Grecia y España1.
Otros Escritos Atribuidos
A la figura de San Clemente I se le atribuyeron numerosos textos relacionados con las enseñanzas de los Apóstoles, reglas litúrgicas y cánones eclesiásticos1. Todo lo referente a la organización de la vida de la Iglesia y lo que se consideraba de tradición apostólica directa, se presentaba como recibido a través de la mediación de Clemente, «Discípulo de los Apóstoles» y «Sucesor del Bendito Pedro»1.
Entre los escritos apócrifos atribuidos a él se encuentran las Constituciones Apostólicas, los Cánones Apostólicos y el Testamento de Nuestro Señor5. También existe una antigua homilía anónima, conocida como la Segunda Carta de Clemente a los Corintios, que Eusebio consideró espuria por ser desconocida para los antiguos5.
Las Clementinas son un romance religioso que nos ha llegado en dos formas principales: las Homilías Clementinas (en griego) y las Recogniciones (en latín, traducidas por Rufino)9. Estos escritos, aunque no son genuinos de Clemente, narran una historia de Clemente y su padre Fausto, y fueron muy populares en la Edad Media9. En ellos, Clemente de Roma es presentado como un compañero de San Pedro, participando en debates contra los gentiles y buscando la verdad sobre la mortalidad del alma y la creación del mundo10,11,12,13.
Identidad y Orígenes
Aunque Orígenes, Eusebio, Epifanio y San Jerónimo identificaron a Clemente con el colaborador de San Pablo mencionado en Filipenses 4:3, es más probable que este Clemente fuera un filipense y no el Papa5,8,14. La teoría de que el Papa Clemente I era el cónsul del 95 d.C., T. Flavio Clemente, martirizado por el emperador Domiciano, es improbable, ya que los antiguos nunca lo sugieren y se dice que el Papa vivió hasta el reinado de Trajano5.
El uso continuo del Antiguo Testamento en su Carta a los Corintios ha llevado a algunos estudiosos a sugerir que Clemente era de origen judío5. Es posible que fuera un liberto o hijo de un liberto de la casa imperial, lo que incluiría a muchos cristianos5.
Legado
San Clemente I es una figura fundamental en la historia de la Iglesia, no solo por su pontificado como cuarto obispo de Roma, sino también por su Carta a los Corintios. Esta carta representa una temprana afirmación de la autoridad de la sede romana y su preocupación por la unidad y el orden en las iglesias. Su testimonio, como alguien que conoció a los Apóstoles, conecta directamente a la Iglesia de finales del siglo I con la era apostólica, preservando y transmitiendo la «tradición que había recibido recientemente de los Apóstoles»4. Su legado se extiende a través de la influencia de sus escritos auténticos y la rica tradición de textos que se le atribuyeron, que reflejan su importancia en la memoria de la Iglesia primitiva.
Citas
Clemente I, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Clemente I (2015). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
San Clemente, Obispo de Roma, Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 7 de marzo de 2007: San Clemente, Obispo de Roma (2007). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14
Papa #4: San Clemente I, Magisterium AI. Breve Historia de los Papas de la Iglesia Católica, §Papa 4: San Clemente I (2024). ↩ ↩2
Una refutación de los herejes, por el hecho de que, en las diversas iglesias, se mantuvo una sucesión perpetua de obispos, Ireneo de Lyon. Contra las Herejías - Libro III, §Capítulo 3. 3 (189). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Papa San Clemente I, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa San Clemente I. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19
La epístola de Clemente, Eusebio de Cesarea. Historia Eclesiástica (Eusebio de Cesarea), §Libro III. Capítulo 16. 1 (325). ↩
Perspectivas para un ministerio de unidad en una iglesia reunificada - 3.2. Los criterios del primer milenio - 3.2.3. Un «primado de honor» del Obispo de Roma, El Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. El Obispo de Roma, § 3.94 (2024). ↩ ↩2
B15. Papa Clemente, Eusebio Sofronio Jerónimo (Jerónimo de Estridón o San Jerónimo). De Viris Illustribus (Sobre los Hombres Ilustres), § 15 (392). ↩ ↩2
Clementinas, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Clementinas. ↩ ↩2
La revelación de Clemente, Clemente de Roma. Reconocimientos de Clemente, §Libro X. Capítulo 15 (300). ↩
Ventaja del retraso, Clemente de Roma. Reconocimientos de Clemente, §Libro I. Capítulo 21 (300). ↩
Primeros años de Clemente; dudas, Clemente de Roma. Reconocimientos de Clemente, §Libro I. Capítulo 1 (300). ↩
Su relato de sí mismo, Clemente de Roma. Reconocimientos de Clemente, §Libro I. Capítulo 14 (300). ↩
Clemente, el tercer Obispo de Roma, Eusebio de Cesarea. Historia Eclesiástica (Eusebio de Cesarea), §Libro III. Capítulo 15. 1 (325). ↩