Papa Gregorio I (el Grande)

San Gregorio I, conocido históricamente como Gregorio Magno, fue el 64.º Papa de la Iglesia Católica, cuyo pontificado se extendió desde el 3 de septiembre de 590 hasta el 12 de marzo de 6041. Es una de las figuras más influyentes en la historia de la Iglesia, reconocido por su impacto en la doctrina, la organización y la disciplina eclesiástica. Su liderazgo fue fundamental para la configuración del catolicismo medieval y sentó las bases para el desarrollo posterior de la Iglesia2. Gregorio I es célebre por haber revitalizado el papado, enfatizando el cuidado pastoral, expandiendo la influencia de la Iglesia en Europa y por iniciar la misión gregoriana para evangelizar a los anglosajones1. También se le asocia tradicionalmente con la reforma litúrgica y el desarrollo del Canto Gregoriano1.
Tabla de contenido
Primeros años y vocación monástica
Nacido en Roma alrededor del año 540, Gregorio Magno provenía de una rica familia patricia, posiblemente de la prominente gens Anicia2. Su padre, Gordiano, poseía grandes propiedades en Sicilia y una mansión en el Monte Celio en Roma2,3. Su madre, Silvia, también de buena familia, es venerada como santa2,3. La familia de Gregorio se distinguía por su piedad, habiendo dado a la Iglesia dos papas anteriores: Agapito I y Félix III, este último su tatarabuelo3.
Gregorio recibió una excelente educación para su época en Roma y siguió una carrera en la administración pública. En el año 568, Italia sufrió la primera invasión lombarda, y para el 571, las hordas bárbaras se acercaban peligrosamente a Roma3. Durante este periodo de pánico, Gregorio demostró la sabiduría y energía que lo caracterizarían más tarde, alcanzando el cargo civil más alto en Roma: el de prefecto de la ciudad a la edad de unos treinta años3. En este puesto, ganó el respeto de los romanos y desarrolló un gran aprecio por el orden en la administración de los asuntos, una cualidad que mantuvo durante toda su vida3.
A pesar de cumplir sus deberes con fidelidad y honor, Gregorio sintió un llamado a una vocación superior. Decidió retirarse del mundo y dedicarse por completo al servicio de Dios3. Siendo uno de los hombres más ricos de Roma, renunció a todas sus posesiones, transformando su propia casa en el Monte Celio en un monasterio dedicado a San Andrés3,4. Los pocos años que pasó en este retiro monástico fueron los más felices de su vida, aunque su excesivo ayuno le provocó problemas gástricos y sembró las semillas de una dolorosa enfermedad que lo atormentaría el resto de su vida4.
Servicio a la Iglesia antes del papado
La capacidad y el prestigio de Gregorio hicieron que su retiro no durara mucho. Fue ordenado séptimo diácono de la Iglesia Romana y enviado como apocrisiario papal (embajador) a la corte bizantina en Constantinopla4. El contraste entre la magnificencia de Constantinopla y la precaria situación de Roma lo impresionó profundamente. Sin embargo, encontró el protocolo de la corte tedioso y las intrigas, repulsivas4. No dominaba el griego, lo que lo llevó a vivir una vida monástica con varios monjes de San Andrés que lo habían acompañado4. Durante su estancia en Constantinopla, conoció a San Leandro, obispo de Sevilla, con quien forjó una amistad duradera y a petición suya, comenzó un comentario sobre el Libro de Job, conocido como sus Moralia, que completaría más tarde en Roma4.
Hacia el año 586, Gregorio fue llamado de regreso a Roma por el Papa Pelagio II4. A pesar de ser diácono de Roma, se estableció nuevamente en su monasterio de San Andrés, del cual pronto se convirtió en abad4. Se le atribuye la famosa historia, narrada por San Beda el Venerable, sobre su encuentro con jóvenes anglosajones de cabellos dorados en el mercado romano. Al enterarse de que eran paganos, exclamó que no eran «Angli» (anglos) sino «Angeli» (ángeles) y que debían ser salvados de la «ira» de Dios para que «Aleluya» se cantara en su tierra4. Impresionado por su belleza y la compasión por su ignorancia de Cristo, Gregorio decidió predicar el Evangelio en Britania y partió con varios de sus monjes. Sin embargo, el clamor del pueblo de Roma llevó al Papa Pelagio a enviar emisarios para que regresaran4. Aunque algunos historiadores modernos han cuestionado la veracidad de este episodio, la primera parte de la historia, la escena en el mercado, podría ser cierta4.
Elección al papado y desafíos iniciales
En enero de 590, una terrible inundación del Tíber fue seguida por un brote excepcionalmente severo de la peste, que diezmó Roma y cobró la vida del Papa Pelagio II5. El pueblo eligió unánimemente a Gregorio como el nuevo Papa5,1. Para implorar el cese de la plaga, Gregorio ordenó una gran letanía procesional por las calles de Roma, con siete columnas de personas partiendo de siete iglesias y reuniéndose en Santa María la Mayor5. Durante la procesión, la plaga seguía causando estragos, pero Gregorio infundió valor al pueblo con su predicación constante y la insistencia en la oración continua5. La fe del pueblo fue recompensada con la rápida disminución y cese de la plaga5.
A pesar de su dedicación pública, Gregorio seguía anhelando la vida contemplativa y no tenía intención de aceptar el papado si podía evitarlo5. Escribió al emperador Mauricio, rogándole que no confirmara su elección5. Sin embargo, fue «capturado y llevado a la basílica de San Pedro, y allí, habiendo sido consagrado al oficio pontificio, fue dado como papa a la ciudad»5. Esto ocurrió el 3 de septiembre de 5905.
Pontificado de Gregorio Magno (590-604)
Los catorce años de pontificado de Gregorio I fueron de intensa actividad, a pesar de su constante mala salud, que incluía indigestión crónica, ataques de fiebre y, en la última mitad de su papado, gota2. A pesar de estas dolencias, su biógrafo, Pablo el Diácono, afirmó que «nunca descansó»2.
Reformas administrativas y pastorales
Al inicio de su pontificado, Gregorio publicó su Liber pastoralis curae (Libro de la Regla Pastoral), una obra sobre el oficio episcopal que se convirtió en un texto fundamental para el episcopado católico durante siglos2. En esta obra, Gregorio presenta al obispo como un «médico de almas» y describe cómo debe ordenarse la vida del obispo desde un punto de vista espiritual, cómo debe enseñar y amonestar a sus subordinados, y cómo debe recordar su propia debilidad a pesar de sus buenas obras2,5,6. El emperador Mauricio lo hizo traducir al griego, y San Agustín de Canterbury lo llevó a Inglaterra, donde el rey Alfredo el Grande lo tradujo trescientos años después5,7.
Gregorio vivió con sencillez monástica como Papa, y una de sus primeras acciones fue reemplazar a todos los asistentes laicos del Palacio de Letrán por clérigos2. Ante la ausencia de un magister militum en Roma, el control de los asuntos militares recayó también en el Papa2. Las incursiones lombardas habían llenado la ciudad de refugiados indigentes, para quienes Gregorio proveyó apoyo utilizando la maquinaria de los distritos eclesiásticos existentes, cada uno con su diaconía u «oficina de limosnas»2. El grano distribuido procedía principalmente de Sicilia y era suministrado por las propiedades de la Iglesia2.
También se preocupó por las necesidades espirituales de su pueblo, y un gran número de sus sermones han llegado hasta nosotros2. Instituyó las «estaciones» que aún se observan en el Misal Romano, reuniéndose con el clero y el pueblo en una iglesia preestablecida para luego ir en procesión a la iglesia de la estación, donde se celebraba la Misa y el Papa predicaba2. Estos sermones eran exposiciones sencillas y populares de la Escritura, caracterizadas por su dominio bíblico y el uso de anécdotas2.
Gregorio prohibió la exacción de tarifas por entierros en iglesias, ordenaciones o la concesión del palio, y prohibió a los diáconos dirigir la parte cantada de la Misa para evitar que fueran elegidos por sus voces en lugar de por su carácter8. Su sentido de la justicia también se manifestó en su trato ilustrado hacia los judíos, a quienes no permitió que fueran oprimidos o privados de sus sinagogas8,9. Declaró que debían ser ganados por la mansedumbre y la caridad, no por la coacción8,9.
Liturgia y Canto Gregoriano
Gregorio Magno es tradicionalmente asociado con la reforma de la liturgia romana y el desarrollo del Canto Gregoriano1,10,11. Aunque existía un canto litúrgico distintivo en Roma antes de su tiempo, fue este Pontífice quien le dio mayor prominencia y una «cierta disposición final» al canto romano10,11. Se le atribuye la compilación del Antifonario y la revisión y reorganización del sistema de música eclesiástica7,12.
En el Canon de la Misa, introdujo dos cambios significativos: la inserción de las palabras «Y dispón nuestros días en tu paz, y manda que seamos preservados de la condenación eterna, y que seamos contados en el rebaño de tus elegidos» y la alteración de la posición del Padrenuestro para que se dijera inmediatamente después del Canon13. Argumentó que era inapropiado recitar una oración compuesta por un escolar sobre la oblación, en lugar de la oración que el Redentor mismo compuso sobre su Cuerpo y Sangre14.
El Canto Gregoriano se caracteriza por su cadencia meditativa y conmovedora, que expresa alegría, tristeza, arrepentimiento, petición, esperanza, alabanza o acción de gracias, según la fiesta o la oración10. Ha sido elogiado por papas como San Pío X y el Concilio Vaticano II, que lo reconoció como propio de la liturgia romana y le otorgó el «primer lugar» en los servicios litúrgicos10.
Misiones y evangelización
Uno de los logros más queridos por Gregorio fue la conversión de Inglaterra15. Aunque el episodio de los «Anglos y Ángeles» es debatido, es probable que el impulso inicial para enviar una misión viniera de la propia Inglaterra15. Gregorio ordenó la compra de esclavos ingleses para educarlos en un monasterio para el servicio de Dios15. Sin embargo, la misión principal la confió a un grupo de cuarenta misioneros de su propio monasterio de San Andrés, bajo el liderazgo de San Agustín de Canterbury15. La exitosa evangelización de los anglosajones es un testimonio duradero de su visión misionera1.
Relaciones con Constantinopla
Durante casi todo su pontificado, San Gregorio estuvo en conflicto con Constantinopla, ya sea con el emperador, el patriarca o ambos15. Protestó constantemente contra las exacciones de los funcionarios bizantinos que oprimían al pueblo italiano y remonstró con el emperador por un edicto que prohibía a los soldados hacerse monjes15.
Tuvo una correspondencia acalorada con Juan el Ayunador, Patriarca de Constantinopla, por el uso del título de «Ecumenico» o «Universal» que este jerarca había asumido16,15. Gregorio interpretó este título como un acto de orgullo y lo consideró arrogante16,15. Él, por su parte, aunque fue un firme defensor de la dignidad papal, prefirió llamarse a sí mismo con el título humildemente orgulloso de Servus servorum Dei (Siervo de los siervos de Dios), un título que aún conservan sus sucesores16,15.
Escritos
Las obras de Gregorio Magno son extensas y abarcan diversos géneros. Entre sus escritos más importantes se encuentran2:
Moralium Libri XXXV (Comentario moral sobre el Libro de Job): Iniciado en Constantinopla y completado en Roma, es una obra extensa de exégesis bíblica y moral4.
Regulae Pastoralis Liber (Libro de la Regla Pastoral): Una guía para obispos sobre el liderazgo eclesiástico y la conducta moral, que se convirtió en un texto fundamental para el episcopado2,5.
Dialogorum Libri IV (Diálogos): Una colección de historias de milagros y vidas de santos, especialmente de Italia, que le valió el epíteto de «el Diálogo» en Oriente2,16.
Homiliarum in Ezechielem Prophetam Libri II (Homilías sobre el profeta Ezequiel): Sermones que, según la tradición, fueron dictados bajo la inspiración de una paloma2.
Homiliarum in Evangelia Libri II (Homilías sobre los Evangelios): Sermones populares y elocuentes, que a menudo concluían con una lección moral2,8.
Epistolarum Libri XIV (Cartas): Una vasta colección de correspondencia que ofrece una visión invaluable de su pontificado, sus políticas y las condiciones de su tiempo2.
También se le atribuyen ciertos himnos litúrgicos, el Sacramentario Gregoriano y el Antifonario2,7.
Legado
San Gregorio I es justamente llamado «el Grande» y es venerado como el cuarto Doctor de la Iglesia Latina2,7. Su influencia en la doctrina, la organización y la disciplina de la Iglesia Católica fue trascendental2. Es considerado el verdadero padre del papado medieval, y su espíritu moldeó el carácter de la Iglesia, extendiéndose por todas las tierras2.
Su trabajo fue crucial para fortalecer la posición de la Sede Romana7. Como lo expresó el historiador anglicano Milman, «Es imposible concebir cuál habría sido la confusión, la anarquía, el estado caótico de la Edad Media sin el papado medieval; y del papado medieval, el verdadero padre es Gregorio el Grande»7.
Gregorio Magno falleció el 12 de marzo de 604 y fue sepultado en la Basílica de San Pedro13,7. Su epitafio destaca que «después de haber conformado todas sus acciones a sus doctrinas, el gran cónsul de Dios fue a disfrutar de triunfos eternos»7.
Citas
Papa #64: San Gregorio I, Magisterium AI. Breve Historia de los Papas de la Iglesia Católica, §Papa 64: San Gregorio I (2024). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Papa San Gregorio I («el Grande»), The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa San Gregorio I («el Grande»). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25
B12: San Gregorio el Grande, Papa, Doctor de la Iglesia (d.C. 604), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 581. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 582. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 583. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12
Libro II - Carta 54, Gregorio Magno, Papa. Epístolas de San Gregorio Magno, §Libro II, Carta 54 (590). ↩
San Maximiliano, mártir (d.C. 295), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 586. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 584. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Libro XIII - Carta 12, Gregorio Magno, Papa. Epístolas de San Gregorio Magno, §Libro XIII, Carta 12 (590). ↩ ↩2
B4. Canto gregoriano, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Discurso de apertura del Card. Arinze, Prefecto, en la Conferencia Litúrgica Gateway (San Luis - Misuri, 11 de noviembre de 2006), § 4 (2006). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Canto gregoriano, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Canto Gregoriano. ↩ ↩2
Antifonario, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Antifonario. ↩
Beda el Venerable. Historia Eclesiástica de Inglaterra - Libro II, § 7. ↩ ↩2
Libro IX - Carta 12, Gregorio Magno, Papa. Epístolas de San Gregorio Magno, §Libro IX, Carta 12 (590). ↩
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 585. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9
Gregorio I el Grande, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Gregorio I el Grande (2015). ↩ ↩2 ↩3 ↩4