Papa Gregorio V

Gregorio V, nacido Bruno de Carintia, fue el primer papa de origen alemán, cuyo pontificado abarcó desde el 3 de mayo de 996 hasta el 18 de febrero de 999. Su elección fue un reflejo de la creciente influencia del Sacro Imperio Romano Germánico en los asuntos papales, y su reinado estuvo marcado por esfuerzos para restaurar la autoridad de la Iglesia y abordar las complejidades de las intrigas políticas en Roma. A pesar de su breve pontificado, trabajó en estrecha colaboración con su primo, el emperador Otón III, para implementar reformas eclesiásticas y enfrentar la oposición de facciones romanas, destacando su lucha contra el antipapa Juan XVI y el noble Crescencio Nomentano.
Tabla de contenido
Primeros años y elección papal
Bruno de Carintia nació alrededor del año 970 y era hijo del duque Otón de Carintia y de Judith, lo que lo vinculaba directamente con la influyente familia de Otón I, el Sacro Emperador Romano1,2. Se distinguió por su erudición, especialmente por su conocimiento de los dialectos que eventualmente darían origen a las lenguas modernas de Europa1.
Tras la muerte del Papa Juan XV en 996, una delegación romana fue enviada a Otón III, solicitándole que nombrara a un candidato para el papado1,3. Otón III propuso a su capellán y pariente, Bruno, quien fue considerado un candidato digno a pesar de su temperamento algo impetuoso1. Su elección honró a los romanos que lo eligieron, y fue consagrado el 3 de mayo de 996, adoptando el nombre de Gregorio V1,2,3. Su ascenso fue recibido con satisfacción general, marcando un hito al convertirse en el primer papa de nacionalidad alemana1,3.
Pontificado y relación con Otón III
El pontificado de Gregorio V se caracterizó por una estrecha colaboración con su primo, el emperador Otón III1,2. Pocos días después de su consagración, Gregorio V coronó a Otón III como emperador el 21 de mayo de 9961. Juntos, celebraron un sínodo en el que se ordenó la restitución de Arnulfo a la sede de Reims y se condenó a Gerberto (el futuro Silvestre II) como intruso1.
Desafíos y la revuelta de Crescencio
A pesar de la armonía inicial, el reinado de Gregorio V enfrentó considerables desafíos. Uno de los problemas más persistentes fue la turbulenta presencia del noble romano Crescencio Nomentano, conocido como «del Caballo de Mármol»1,3. Otón III, a instancias de Gregorio V, no desterró a Crescencio de Roma, una decisión que tendría graves consecuencias1,3.
Poco después de que Otón III abandonara Roma, Crescencio levantó a sus seguidores en armas, forzando a Gregorio V a huir hacia el norte en septiembre de 9961,3. En respuesta a esta rebelión, Gregorio V convocó un sínodo en Pavía en febrero de 997, donde excomulgó a Crescencio y a su antipapa1,3.
El antipapa Juan XVI
Crescencio no se detuvo en la expulsión del papa legítimo, sino que proclamó a un antipapa, el astuto ítalo-griego Juan Filagato de Rossano, quien había logrado una posición en la corte de los Otón y tomó el título de Juan XVI1,3. Filagato, un griego de Calabria, debía su ascenso al episcopado a la emperatriz Teófano y a su hijo, pero estaba dispuesto a traicionar a su señor3.
Furioso por el desafío a su autoridad, Otón III marchó sobre Roma. Filagato huyó de la ciudad, y Crescencio se atrincheró en el Castillo de Sant’Angelo1. Las tropas imperiales persiguieron al antipapa, lo capturaron y lo mutilaron brutalmente, privándolo de la nariz, las orejas, los ojos y la lengua1. Fue llevado de regreso a Roma, degradado públicamente y, después de ser exhibido ignominiosamente por las calles de Roma sobre un asno, fue enviado a Alemania, donde se cree que murió en el monasterio de Fulda en 10131.
El Castillo de Sant’Angelo fue asediado, y una vez capturado, Crescencio fue ahorcado en sus muros en 9981.
Reformas y decisiones eclesiásticas
A lo largo de su pontificado, Gregorio V se esforzó por promover reformas dentro de la Iglesia, centrándose en la moralidad clerical y abordando cuestiones como la simonía y la influencia corruptora del poder secular2. También trabajó para fortalecer los lazos con la autoridad imperial2.
Entre sus acciones notables, alrededor del año 997, el arzobispo Aelfric de Canterbury viajó a Roma para obtener su palio y consultar al papa sobre el reemplazo de los canónigos seculares por monjes en la catedral de Canterbury, siguiendo una comisión del rey Etelredo y el Witan1. En un gesto de honor especial, Gregorio V colocó su propio palio sobre Aelfric y le encargó establecer en su monasterio de Canterbury «hombres de la orden que el Beato Gregorio mandó a Agustín que colocara allí»1.
A petición de Otón III, Gregorio V concedió privilegios excepcionales a muchos monasterios alemanes y, en compañía del emperador, celebró varios sínodos para la regulación de los asuntos eclesiásticos1. También tuvo que amenazar con el anatema a Ardoino, marqués de Ivrea, si no reparaba los daños causados a la propiedad de Santa María de Ivrea, a sus siervos y a su obispo1.
El caso de Roberto II de Francia
En un sínodo convocado por Gregorio V en Pavía, no solo fueron anatematizados Crescencio y su antipapa, sino que también el rey Roberto II de Francia fue amenazado con la excomunión si no repudiaba a Berta, con quien se había casado a pesar de estar relacionado con ella tanto por parentesco espiritual como por consanguinidad1. Después de cierta resistencia, Roberto finalmente cedió, se arrepintió de sus acciones, repudió a Berta y se casó con Constanza1. Gerberto, quien también había sido condenado por este sínodo, abandonó la sede de Reims y fue recompensado con la sede de Rávena1.
Muerte y legado
El pontificado de Gregorio V, aunque breve, subraya las complejidades de la relación entre el papado y el Sacro Imperio Romano Germánico, así como los desafíos persistentes que enfrentaban los papas para afirmar su autoridad en medio de las dinámicas políticas de la época2. Falleció el 4 de febrero de 9991. Fue enterrado en la Basílica de San Pedro «frente a la sacristía, es decir, en el lado del Evangelio, cerca del Papa Pelagio»1.
Su reinado, aunque marcado por conflictos y la necesidad de afirmar la autoridad papal frente a la nobleza romana y las ambiciones imperiales, sentó precedentes importantes para la futura interacción entre la Iglesia y los poderes seculares en Europa. La firmeza con la que abordó la cuestión del antipapa y la excomunión de un rey francés demostraron su compromiso con la disciplina eclesiástica y la primacía papal.
Citas
Papa Gregorio V, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa Gregorio V. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27
Papa #138: Gregorio V, Magisterium AI. Breve Historia de los Papas de la Iglesia Católica, §Papa 138: Gregorio V (2024). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Crescencio, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Crescencio. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9