Papa Hilario

El Papa Hilario (también conocido como Hilarus) fue obispo de Roma desde el 461 hasta el 468 d.C. Su pontificado se caracterizó por una firme defensa de la autoridad papal y la disciplina eclesiástica, especialmente en Galia y España, así como por su celo en la salvaguarda de la fe ortodoxa frente a las herejías de su tiempo. Anteriormente, como archidiácono, había sido un distinguido legado del Papa León I en el «Concilio de los Ladrones» de Éfeso en el 449, donde demostró gran valentía al oponerse a la condena de Flaviano de Constantinopla.
Tabla de contenido
Primeros años y legado en Éfeso
Hilario, originario de Cerdeña, sirvió como archidiácono bajo el pontificado del Papa León I el Grande1. En el año 449, fue enviado por el Papa León I, junto con Julio, obispo de Pozzuoli, como legado papal al controvertido sínodo de Éfeso, conocido históricamente como el «Concilio de los Ladrones»1,2. En este concilio, Hilario se opuso enérgicamente a la condena de Flaviano de Constantinopla y luchó por los derechos de la Sede Romana1.
Debido a su firme postura ortodoxa, Hilario fue objeto de la violencia de Dióscoro de Alejandría, quien presidía el sínodo y apoyaba al heresiarca Eutiques1,2. Hilario logró escapar con dificultad para llevar al pontífice la noticia de lo ocurrido en el concilio1,2. En una carta dirigida a la emperatriz Pulqueria, Hilario se disculpó por no haberle entregado personalmente la carta del Papa después del sínodo, explicando que la violencia y las intrigas de Dióscoro le impidieron llegar a Constantinopla2. Como acción de gracias por su milagrosa preservación, más tarde construyó una capilla dedicada a San Juan Apóstol en el baptisterio de San Juan de Letrán en Roma, con una inscripción que rezaba: «Hilarus, obispo y siervo de Cristo, a su libertador, el bendito Juan Evangelista»2.
Elección al Pontificado y Gobierno de la Iglesia
Tras la muerte de León I en el 461, el archidiácono Hilario fue elegido para sucederle, siendo consagrado probablemente el 19 de noviembre del 4611,2. Su pontificado, que duró seis años, tres meses y diez días, se caracterizó por una política enérgica, siguiendo el ejemplo de su predecesor1.
Defensa de la Fe y la Disciplina Eclesiástica
Hilario mostró un gran celo por la integridad de la fe. En Roma, se enfrentó al emperador Antemio, quien favorecía a Filoteo, un partidario de la herejía macedonia. En una visita del emperador a San Pedro, el Papa Hilario le reprendió públicamente por la conducta de su favorito, exhortándole junto a la tumba de San Pedro a prometer que haría todo lo posible para detener el mal1,2.
Su principal labor como Papa fue el fortalecimiento de la disciplina y la administración eclesiástica en Galia y España2.
Asuntos en la Galia
La desorganización política en la Galia hizo crucial salvaguardar la jerarquía eclesiástica. Hilario tuvo que intervenir en varias ocasiones para corregir abusos y afirmar la autoridad episcopal1,2.
Hermes de Narbona: Hermes, un antiguo archidiácono, había obtenido ilegalmente el obispado de Narbona. El Papa Hilario abordó este asunto, asegurando que las consagraciones episcopales solo serían válidas con la sanción del metropolitano y que ningún obispo podía ser trasladado de una diócesis a otra1.
Concilios anuales: Hilario también ordenó que los obispos de la Galia se reunieran en un sínodo anual presidido por el obispo de Arlés1.
Derechos metropolitanos: Protegió los derechos metropolitanos de la Sede de Embrun sobre las diócesis de los Alpes Marítimos contra las intromisiones del obispo Auxanio, particularmente en relación con las iglesias de Niza y Cimiez1.
Asuntos en España
En España, Hilario también intervino para resolver problemas disciplinarios y confirmar la legalidad de las ordenaciones1.
Silvano de Calahorra: Silvano, obispo de Calahorra, había violado las leyes eclesiásticas con sus ordenaciones episcopales. Los obispos de la provincia de Tarragona y el metropolitano Ascanio se quejaron al Papa, quien dictaminó que solo serían reconocidos los obispos consagrados por Silvano que hubieran sido designados para sedes vacantes y que cumplieran con los requisitos de la Iglesia1.
Nombramiento de Ireneo: El obispo Nundinario de Barcelona, antes de su muerte, deseó que Ireneo fuera su sucesor, a pesar de que él mismo había nombrado a Ireneo obispo de otra sede. Un sínodo en Tarragona confirmó la nominación, pero los obispos buscaron la aprobación papal. El sínodo romano del 19 de noviembre de 465 abordó estos asuntos, decidiendo que las leyes de la Iglesia no debían ser alteradas. Hilario envió una carta a los obispos de Tarragona, declarando que ninguna consagración era válida sin la sanción del metropolitano Ascanio y que ningún obispo podía ser transferido de una diócesis a otra, por lo que se debía elegir a otra persona para Barcelona en lugar de Ireneo1. Este sínodo romano es el más antiguo del que se conservan registros originales1.
Obras arquitectónicas en Roma
El Papa Hilario fue un constructor activo en Roma1,2.
Oratorios en el Laterano: A él se deben dos oratorios en el baptisterio de Letrán, uno en honor a San Juan Bautista y otro a San Juan Apóstol1,2.
Capilla de la Santa Cruz: También erigió una capilla de la Santa Cruz en el baptisterio1.
Otros edificios: Construyó un convento, dos baños públicos y bibliotecas cerca de la Iglesia de San Lorenzo Extramuros, y otro convento dentro de las murallas de la ciudad1,2. El Liber Pontificalis menciona numerosas ofrendas votivas que Hilario hizo en diferentes iglesias1.
Muerte y Legado
El Papa Hilario falleció el 28 de febrero del 468 d.C. y fue sepultado en la iglesia de San Lorenzo Extramuros en Roma1,2. Su fiesta se celebra el 17 de noviembre1. Se le considera un digno sucesor de León el Grande, habiendo continuado su vigorosa política en la defensa de la fe y el fortalecimiento de la disciplina eclesiástica2. Aunque no se sabe mucho de su vida personal, su pontificado dejó una marca significativa en la organización y la ortodoxia de la Iglesia en Occidente2.
Citas
Papa San Hilario, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa San Hilario. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23
San Hilario, papa (d.C. 468), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 454. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15