Papa Hormisdas

San Hormisdas fue el 52º Papa de la Iglesia Católica, cuyo pontificado se extendió desde el 20 de julio de 514 hasta el 6 de agosto de 523. Es ampliamente reconocido por su habilidad diplomática y su claridad teológica, que fueron instrumentales en la resolución del Cisma Acaciano, una importante división entre las Iglesias Oriental y Occidental que había durado décadas. Su legado incluye la Fórmula de Hormisdas, un documento crucial que afirmó la primacía de la Sede Romana y la ortodoxia cristológica, restaurando así la unidad eclesial.
Tabla de contenido
Primeros años y elección
Hormisdas nació en Frosinone, Lacio, en el seno de una familia adinerada y honorable. Antes de recibir las órdenes sagradas, estuvo casado y tuvo un hijo, que más tarde se convertiría en el Papa Silverio (536-537)1. Bajo el pontificado del Papa Símaco (498-514), Hormisdas sirvió como diácono de la Iglesia Romana y fue una figura prominente durante el cisma de Laurentius. En 502, actuó como notario en un sínodo celebrado en San Pedro. Su piedad, riqueza y distinguido linaje llevaron a Ennodio de Pavía, amigo suyo, a prever que ocuparía la Sede de Roma1. Fue elegido y consagrado sucesor de Símaco el 20 de julio de 514, sin que se registraran divisiones o disturbios en su elección1.
Una de las primeras preocupaciones de Hormisdas como Papa fue erradicar los últimos vestigios del cisma de Laurentius en Roma, reintegrando a la Iglesia a aquellos de sus adherentes que aún no se habían reconciliado1.
El Cisma Acaciano y la búsqueda de la unidad
Desde el inicio de su pontificado, Hormisdas dedicó especial atención a los asuntos de la Iglesia Griega, particularmente al Cisma Acaciano, que había surgido a raíz del Henotikon del Emperador Zenón y había provocado la separación entre las Iglesias Griega y Romana1,2. Este cisma se originó por desacuerdos sobre la naturaleza de Cristo y la autoridad eclesial3.
Negociaciones con el Emperador Anastasio I
El Emperador Anastasio I (491-518), sucesor de Zenón, mantuvo el Henotikon y se inclinó cada vez más hacia el Monofisismo, persiguiendo a los obispos que se negaban a repudiar el Concilio de Calcedonia1. En medio de esta confusión, varios obispos orientales apelaron a Roma durante el pontificado de Símaco para fortalecer sus posiciones y frenar el avance del Monofisismo1.
Vitalian, un comandante del ejército de Mesia Inferior, lideró una revuelta contra Anastasio, exigiendo el reconocimiento del Concilio de Calcedonia y el restablecimiento de la unidad con Roma1. Anastasio se vio obligado a negociar y prometió convocar un sínodo en Heraclea e invitar al Papa a asistir. En consecuencia, Anastasio escribió a Hormisdas el 28 de diciembre de 514, invitándole al sínodo que se celebraría el 1 de julio siguiente1.
Hormisdas llevó a cabo las negociaciones con cautela, convocó un sínodo en Roma y envió una embajada a Constantinopla con instrucciones detalladas y una fórmula de confesión de fe para que los obispos orientales la firmaran1. Sin embargo, esta primera embajada no tuvo éxito, ya que Anastasio dio a los enviados una carta evasiva1. Una segunda embajada papal también fracasó, e incluso el emperador intentó sobornar a los legados1. Anastasio escribió una carta insolente a Hormisdas el 11 de julio de 517, rompiendo las negociaciones y continuando la persecución de los defensores de la unión con Roma1.
La Fórmula de Hormisdas y la reunificación
La situación cambió drásticamente con la muerte repentina del Emperador Anastasio el 9 de julio de 518. Su sucesor, Justino I (518-527), era un cristiano ortodoxo y buscó de inmediato la reunificación con Roma1,2,4. Juan II, el Patriarca de Constantinopla (518-520), también estaba dispuesto a sanar el cisma4.
El pueblo de Constantinopla insistió en que el nuevo Patriarca Juan anatematizara la herejía monofisita, reconociera la definición de Calcedonia y reuniera la Iglesia Griega con Roma1. Un sínodo celebrado en Constantinopla respaldó estas opiniones. Hormisdas nombró una nueva embajada con las mismas instrucciones y la misma confesión de fe que se habían dado a los legados anteriores1.
La embajada fue recibida con gran esplendor en Constantinopla. Todas las demandas del pontífice fueron concedidas: el nombre del condenado Patriarca Acacio, así como los nombres de los Emperadores Anastasio y Zenón, fueron eliminados de los dípticos de la iglesia1,5. El Patriarca Juan aceptó la Fórmula de Hormisdas1,2.
El Jueves Santo, 28 de marzo de 519, la reunificación de la Iglesia Griega con Roma fue ratificada solemnemente en la catedral de Constantinopla1. La mayoría de los obispos orientales y griegos aprobaron y firmaron la Fórmula de Hormisdas1. En Antioquía, se eligió un patriarca ortodoxo para reemplazar al herético Severo1.
Contenido de la Fórmula de Hormisdas
La Fórmula de Hormisdas es una confesión de fe que el Papa envió a Constantinopla para ser firmada por todos los obispos que se reunieran con la Iglesia Latina1. Comienza con las palabras: «Prima salus est, regulam rectae fidei custodire et a constitutis Patrum nullatenus deviare. Et quia non potest Domini Nostri Jesu Christi praetermitti sententia dicentis: Tu es Petrus et super hanc petram aedificabo ecclesiam meam…. Haec quae dicta sunt rerum probantur effectibus, quia in sede apostolica immaculata est semper Catholica conservata religio»1.
Traducido, esto significa: «La primera condición para la salvación es guardar la regla de la fe recta y no desviarse en modo alguno de las cosas que han sido establecidas por los Padres. Y porque la sentencia de Nuestro Señor Jesucristo que dice: 'Tú eres Pedro; y sobre esta roca edificaré mi Iglesia' [Mateo 16:18], no puede ser ignorada; estas cosas que fueron dichas son demostradas por los resultados, pues la religión católica ha sido siempre preservada inmaculada en la Sede Apostólica»1.
A continuación, la fórmula condena a Nestorio y a otros heresiarcos, así como a Acacio1. Este documento fue mencionado repetidamente en el Concilio Vaticano I y significó el reconocimiento explícito de la primacía de Roma en materia de fe1,2.
Controversia Teopasquita
En medio de la actividad por el restablecimiento de la paz, surgió una nueva disputa en Constantinopla en 519, centrada en la fórmula: «Uno de la Trinidad fue crucificado» (la controversia teopasquita). Esta fórmula fue promulgada por Juan Maxentius y numerosos monjes escitas, quienes fueron apoyados por Justiniano1.
Hormisdas dictaminó que la fórmula, aunque no era falsa, era peligrosa porque admitía una interpretación errónea, y que el Concilio de Calcedonia no necesitaba enmiendas1. El Concilio de Calcedonia (451 d.C.) había definido que Jesucristo es una sola Persona en dos naturalezas, divina y humana, unidas «sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación»6,7,8. La negación de dos voluntades en Cristo por parte de los herejes implicaba necesariamente la incompletitud de su naturaleza humana9. La doctrina católica sostiene que Cristo tiene dos voluntades naturales y dos actividades naturales, la divina y la humana, y que la voluntad humana no es en absoluto contraria a la divina, sino perfectamente sujeta a ella10,11.
Otros asuntos eclesiásticos
Hormisdas también abordó otras cuestiones eclesiásticas. Cuando el obispo africano Possessor le consultó sobre la actitud de la Iglesia hacia el obispo de Riez, Provenza, cuyas opiniones semipelagianas teñían sus escritos, Hormisdas reprendió severamente el espíritu pendenciero de los monjes que lo instigaban1. No prohibió la lectura de las obras de Fausto, pero decidió que lo bueno en ellas debía conservarse y lo contrario a la doctrina de la Iglesia debía rechazarse1.
Hormisdas encargó a Dionisio el Exiguo una traducción latina de los cánones de la Iglesia Griega y publicó una nueva edición del Decretum de recipiendis Libris gelasiano1. También envió cartas a varios obispos en España y la Galia sobre asuntos eclesiásticos y dio directrices sobre la administración de la Iglesia1,12.
Sus relaciones con el rey Teodorico fueron amistosas. El Liber Pontificalis enumera valiosos regalos presentados a San Pedro por este rey, así como por el Emperador Justino1.
Poco antes de su muerte, el Papa recibió noticias de que Trasamundo, el rey vándalo del norte de África, había muerto (523), y que la severa persecución de los católicos en esa región había cesado en consecuencia1. Hormisdas fue enterrado en San Pedro1.
Legado
El pontificado de San Hormisdas es un testimonio de la importancia de la diplomacia y la firmeza doctrinal en la preservación de la unidad de la Iglesia. Su Fórmula de Hormisdas no solo puso fin al Cisma Acaciano, sino que también sentó un precedente para la autoridad papal en la resolución de conflictos doctrinales3. La aceptación de esta fórmula por parte de la Iglesia Bizantina significó el reconocimiento explícito de la primacía de Roma en materia de fe2.
Hormisdas fortaleció la autoridad de la Sede Apostólica y, a nivel religioso, anticipó el sueño político de Justiniano I: la reunificación del Imperio Romano2.
Citas
Papa San Hormisdas, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa San Hormisdas. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29 ↩30 ↩31 ↩32 ↩33 ↩34 ↩35
Hormisdas, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Hormisdas (2015). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Papa #52: San Hormisdas, Magisterium AI. Breve Historia de los Papas de la Iglesia Católica, §Papa 52: San Hormisdas (2024). ↩ ↩2
Henótico, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Henótico. ↩ ↩2
Acacio, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Acacio. ↩
Concilio de Calcedonia (a.D. 451) - Sesión V, Documento del Concilio. Concilio de Calcedonia (a.D. 451), §Sesión V (451). ↩
Concilio de Calcedonia (a.D. 451) - Sesión II (Continuación), Documento del Concilio. Concilio de Calcedonia (a.D. 451), §Sesión II (Continuación) (451). ↩
Concilio de Calcedonia (a.D. 451) - Sesión II, Documento del Concilio. Concilio de Calcedonia (a.D. 451), §Sesión II (451). ↩
Monotelismo y Monotelitas, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Monotelismo y Monotelitas. ↩
La Encarnación, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §La Encarnación. ↩
Pachomius Walker, O.P. La Controversia De Auxiliis, el Molinismo y la Premoción Física: Las Implicaciones Cristológicas, § 8. ↩