Papa Inocencio VI

El Papa Inocencio VI, nacido Étienne Aubert, fue el quinto Papa de Aviñón, cuyo pontificado se extendió desde el 18 de diciembre de 1352 hasta el 12 de septiembre de 1362. Su papado se caracterizó por importantes reformas administrativas dentro de la Iglesia, esfuerzos diplomáticos para restaurar la paz en Europa, especialmente entre Francia e Inglaterra, y un compromiso con la integridad moral y la gobernanza eclesiástica en un período de desafíos significativos, incluyendo la recuperación de la Peste Negra y conflictos en los Estados Pontificios.
Tabla de contenido
Primeros años y carrera eclesiástica
Étienne Aubert nació alrededor de 1282 en Les Monts, en la diócesis de Limoges, Francia1. Inició su carrera como profesor de derecho civil en Toulouse, donde llegó a ocupar altas posiciones judiciales1. Posteriormente, ingresó al estado eclesiástico y ascendió rápidamente en la jerarquía de la Iglesia1. Fue nombrado obispo de Noyon en 1338 y luego obispo de Clermont en 13401.
En 1342, el Papa Clemente VI lo elevó a la dignidad de cardenal-presbítero de los Santos Juan y Pablo. Más tarde, en 1352, fue nombrado cardenal-obispo de Ostia y Velletri y Gran Penitenciario1. En septiembre de 1347, el cardenal Étienne Aubert, junto con el cardenal Annibaldo, fue enviado por el Papa Clemente VI en una misión de paz que culminó en la Tregua de Calais1.
Elección y pontificado
Étienne Aubert fue elegido Papa el 18 de diciembre de 1352, sucediendo a Clemente VI, y fue coronado el 30 de diciembre del mismo año1. Tomó el nombre de Inocencio VI, siendo el único Papa con este nombre durante el Papado de Aviñón1.
Un hecho notable de su elección fue que, antes de ser elegido, los cardenales redactaron y firmaron una capitulación electoral, un acuerdo que buscaba limitar el poder papal y distribuir las rentas con el Colegio Cardenalicio1. Aubert también firmó este compromiso, pero con la salvedad de que sería válido «en la medida en que no fuera contrario al derecho canónico»1. Una vez elegido, Inocencio VI declaró nulo este pacto, argumentando que restringía el poder papal conferido por Dios1.
Reformas y administración de la Iglesia
El pontificado de Inocencio VI se distinguió por su espíritu eclesiástico y su política de reformas1. Inmediatamente después de su coronación, ordenó a los numerosos eclesiásticos que se habían congregado en Aviñón en busca de prebendas que regresaran a sus respectivas residencias, bajo pena de excomunión1. Anuló nombramientos de beneficios hechos por su predecesor, abolió numerosas reservas y desaprobó la pluralidad de cargos1. También eliminó el lujo de la corte papal e impuso a los cardenales la obligación de seguir su ejemplo1. Para asegurar una administración de justicia más imparcial, asignó un ingreso fijo a los auditores de la Rota, cuyos servicios eran gratuitos1.
Restauración de la autoridad papal en Italia
Durante su pontificado, los Estados Pontificios habían sido usurpados por príncipes locales1. Para restaurar la autoridad papal en estos territorios, Inocencio VI envió al cardenal Gil de Albornoz con poderes ilimitados1. Gracias a su habilidad militar y diplomática, Albornoz logró restablecer el control papal en los Estados de la Iglesia1.
En 1355, Inocencio VI permitió la coronación de Carlos IV como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en Roma, pero le exigió una promesa solemne de que abandonaría la ciudad el mismo día de la ceremonia, lo cual Carlos IV cumplió fielmente1. Sin embargo, el Papa protestó contra la «Bula de Oro» emitida por Carlos IV al año siguiente, ya que omitía las reivindicaciones papales de confirmar a los reyes alemanes y administrar el imperio durante una vacante1. También hubo objeciones en 1359 a los planes del emperador de reformar el clero alemán de forma independiente del Papa, aunque estos planes recibieron posteriormente la aprobación eclesiástica1.
Esfuerzos diplomáticos y paz en Europa
Inocencio VI desempeñó un papel crucial en la diplomacia europea. Se esforzó por poner fin a la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra, y su intervención fue fundamental para la conclusión del Tratado de Brétigny en 13601.
También intentó infructuosamente restaurar la paz entre Castilla y Aragón1. Sus planes para una cruzada y la reunificación de la Iglesia Oriental con Roma tampoco tuvieron éxito, a pesar de que el emperador bizantino Juan V Paleólogo ofreció someter a la Iglesia Ortodoxa Griega a la Sede Romana a cambio de ayuda contra Juan VI Cantacuceno1. Sin embargo, los recursos del Papa eran necesarios para las exigencias más cercanas a casa, y la oferta fue declinada1.
Desafíos financieros y patronato
El pontificado de Inocencio VI estuvo marcado por desafíos financieros, en gran parte debido a las guerras en Italia y la recuperación de Aviñón de la peste1. Para hacer frente a estas dificultades, el Papa implementó medidas de austeridad, reduciendo el personal de la capilla de doce a ocho y vendiendo obras de arte en lugar de encargar nuevas1. A pesar de la pobreza que enfrentaba en 1357, Inocencio VI fue un generoso patrón de las letras1.
Críticas y legado
Aunque Inocencio VI es generalmente recordado por su justicia y misericordia, fue criticado por algunos, como Santa Brígida de Suecia, por sus acciones contra los Fraticelli1. Instituyó la fiesta de la Santa Lanza y los Clavos para Alemania y Bohemia en 1354, a petición del emperador Carlos IV, y renovó los privilegios de las órdenes mendicantes1. A pesar de haber sido «manchado por el nepotismo», se le considera uno de los mejores Papas de Aviñón1. Su patronato de las artes y su integridad moral son ampliamente reconocidos1.
Inocencio VI falleció el 12 de septiembre de 1362 y fue sucedido por Urbano V1. Su tumba se encuentra en la Cartuja de Val de Bénédiction en Villeneuve-lès-Avignon1.