Papa Inocencio XI

El Papa Inocencio XI, nacido Benedetto Odescalchi, fue el 240º Papa de la Iglesia Católica, cuyo pontificado se extendió desde el 21 de septiembre de 1676 hasta el 12 de agosto de 1689. Es recordado por su firme defensa de la autoridad papal frente al absolutismo monárquico, especialmente el del rey Luis XIV de Francia, y por sus significativos esfuerzos en la reforma moral y financiera de la Iglesia. Su liderazgo fue crucial en la lucha contra el laxismo moral y el quietismo, y desempeñó un papel vital en la organización de la defensa europea contra la amenaza otomana.
Tabla de contenido
Primeros Años y Carrera Eclesiástica
Benedetto Odescalchi nació en Como el 16 de mayo de 16111. Recibió su educación de los jesuitas en Como y posteriormente estudió jurisprudencia en Roma y Nápoles1. Su carrera eclesiástica comenzó bajo el pontificado de Urbano VIII, quien lo nombró sucesivamente protonotario, presidente de la Cámara Apostólica, comisario en Ancona, administrador de Macerata y Gobernador de Picena1.
El Papa Inocencio X lo elevó al cardenalato, nombrándolo Cardenal-Diácono de Santi Cosma e Damiano el 6 de marzo de 1645, y más tarde Cardenal-Presbítero de Sant' Onofrio1,2. Como cardenal, fue ampliamente apreciado por su profunda piedad, caridad y dedicación desinteresada al deber1. Un ejemplo notable de su caridad fue su misión como legado en Ferrara, donde fue enviado para asistir a la población afectada por una grave hambruna. El papa lo presentó a los ferrarenses como el «padre de los pobres» («Mittimus patrem pauperum»)1.
En 1650, fue nombrado Obispo de Novara, utilizando todos los ingresos de su diócesis para aliviar a los pobres y enfermos1. Con permiso del papa, renunció a su obispado en 1656 en favor de su hermano Giulio y se trasladó a Roma, donde participó activamente en las congregaciones de las que era miembro1.
Elección al Papado
Después de la muerte de Clemente IX en 1669, Odescalchi fue un fuerte candidato para el papado, pero el gobierno francés se opuso a su elección1. Tras el fallecimiento de Clemente X, Luis XIV de Francia nuevamente intentó utilizar su influencia real para evitar la elección de Odescalchi1. Sin embargo, al percibir la unanimidad de los cardenales y del pueblo romano en su deseo de tener a Odescalchi como papa, Luis XIV instruyó a regañadientes a los cardenales de la facción francesa para que aceptaran su candidatura1. Así, Odescalchi fue elegido papa por unanimidad el 21 de septiembre de 1676, adoptando el nombre de Inocencio XI1,3.
Pontificado y Reformas
Desde el inicio de su pontificado, Inocencio XI se dedicó a reformar la Curia Romana y la disciplina eclesiástica.
Reformas Financieras y Morales
Inmediatamente después de su elección, Inocencio XI se esforzó por reducir los gastos de la Curia1. Emitió estrictas ordenanzas contra el nepotismo entre los cardenales y practicó una vida de gran austeridad, exhortando a los cardenales a seguir su ejemplo1. Gracias a estas medidas, no solo logró eliminar el déficit anual de 170.000 escudos que existía al inicio de su pontificado, sino que en pocos años los ingresos papales superaron los gastos1.
También se enfocó en preservar la pureza de la fe y la moral entre el clero y los fieles1. Insistió en una educación rigurosa y una vida ejemplar para el clero, reformó los monasterios de Roma y promulgó ordenanzas estrictas sobre la modestia en el vestir de las damas romanas1. Además, combatió la creciente pasión por el juego, suprimiendo las casas de juego en Roma, y fomentó la comunión frecuente, incluso diaria, mediante un decreto del 12 de febrero de 16791.
En su bula «Sanctissimus Dominus», emitida el 2 de marzo de 1679, condenó sesenta y cinco proposiciones que favorecían el laxismo en la teología moral1. Asimismo, en un decreto del 26 de junio de 1680, defendió el probabiliorismo de Thyrsus González, S.J.1. En 1687, condenó sesenta y ocho proposiciones quietistas de Miguel de Molinos en su decreto del 28 de agosto y en la Constitución «Cœlestis Pastor» del 19 de noviembre1,4. Aunque fue indulgente con los jansenistas, no adoptó sus doctrinas1.
La Taxa Innocentiana
El 1 de octubre de 1678, Inocencio XI emitió la Taxa Innocentiana, un decreto que regulaba las tarifas que las oficinas de la cancillería episcopal podían exigir o aceptar por diversos actos, instrumentos o escritos5. Este decreto prohibía a los obispos o sus oficiales aceptar pagos, incluso si se ofrecían libremente, por ordenaciones, cartas dimisorias, institución a beneficios o dispensas matrimoniales5. En el caso de las dispensas matrimoniales, solo se permitían limosnas destinadas a usos piadosos5. Se establecía un cargo moderado, fijado por Inocencio, para el canciller por la expedición de documentos necesarios, excepto aquellos que concedían permiso para decir Misa, administrar los sacramentos o predicar5. Aunque algunos sostenían que esta legislación solo aplicaba a Italia, reflejaba la intención universal de la Iglesia5,6.
Conflicto con Luis XIV de Francia
El pontificado de Inocencio XI estuvo marcado por una constante lucha contra el absolutismo del rey Luis XIV de Francia1,3.
La Régale y la Declaración del Clero Francés
El conflicto se intensificó a partir de 1673, cuando Luis XIV extendió unilateralmente el derecho de la régale (el derecho del rey a percibir los ingresos de las diócesis vacantes y a nombrar a sus beneficiarios) a provincias donde previamente no se había ejercido, a pesar de que el Concilio de Lyon en 1274 había prohibido tal extensión bajo pena de excomunión1. Los obispos Pavillon de Alet y Caulet de Pamiers protestaron contra esta extralimitación real y fueron perseguidos por el rey1. Todos los esfuerzos de Inocencio XI para que Luis XIV respetara los derechos de la Iglesia resultaron inútiles1.
En 1682, Luis XIV convocó una Asamblea del Clero Francés que, el 19 de marzo, adoptó los Cuatro Artículos conocidos como la «Declaración del Clero Francés» (véase galicanismo)1,7. Estos artículos afirmaban la independencia del poder temporal del rey respecto al papa, la autoridad de los concilios ecuménicos sobre el papa, la inviolabilidad de las costumbres y reglas de la Iglesia francesa, y la necesidad del consentimiento de la Iglesia para que las decisiones papales en materia de fe fueran infalibles7. Inocencio XI anuló los cuatro artículos mediante un rescripto el 11 de abril de 1682 y se negó a aprobar a cualquier candidato episcopal que hubiera participado en la asamblea1,7.
El Derecho de Asilo y la Persecución de los Protestantes
Para apaciguar al papa, Luis XIV adoptó la postura de un celoso defensor del catolicismo1. En 1685, revocó el Edicto de Nantes, lo que llevó a una cruel persecución de los protestantes1. Sin embargo, Inocencio XI expresó su descontento con estas medidas drásticas y continuó negando su aprobación a los candidatos episcopales1,7.
Además, Inocencio XI irritó aún más al rey al abolir el derecho de asilo, una prerrogativa por la cual los embajadores extranjeros en Roma podían dar refugio en sus palacios y alrededores a cualquier criminal buscado por la justicia papal1. En un decreto del 7 de mayo de 1685, el papa notificó al nuevo embajador francés, el Marqués de Lavardin, que no sería reconocido a menos que renunciara a este derecho1. Luis XIV se negó a ceder, y en noviembre de 1687, Lavardin entró en Roma al frente de una fuerza armada de unos 800 hombres y tomó posesión de su palacio por la fuerza1. Inocencio XI lo trató como excomulgado y puso bajo interdicto la iglesia de San Luis en Roma, donde Lavardin asistió a los servicios el 24 de diciembre de 16871,7.
La Sede de Colonia
La tensión entre el papa y el rey se exacerbó aún más por el procedimiento del papa para ocupar la sede arzobispal vacante de Colonia1. La decisión recayó en el papa, quien designó a José Clemente como Arzobispo y Elector de Colonia1. Luis XIV tomó represalias apoderándose del territorio papal de Aviñón, encarcelando al nuncio papal y apelando a un concilio general1. Incluso insinuó su intención de separar completamente la Iglesia francesa de Roma, pero el papa se mantuvo firme1,7.
La caída de Jacobo II de Inglaterra destruyó la preponderancia francesa en Europa, y poco después de la muerte de Inocencio, el conflicto entre Luis XIV y el papado se resolvió a favor de la Iglesia1.
Defensa de Europa contra los Otomanos
Inocencio XI fue un ferviente defensor de la cristiandad frente a la amenaza otomana3. Fue gracias a sus serias e incesantes exhortaciones que los Estados alemanes y el rey Juan Sobieski de Polonia acudieron en 1683 al socorro de Viena, que estaba siendo asediada por los turcos1,8,9. Después de que se levantara el asedio, Inocencio no escatimó esfuerzos para inducir a los príncipes cristianos a ayudar en la expulsión de los turcos de Hungría1. Contribuyó con millones de escudos al fondo de guerra contra los turcos en Austria y Hungría, y tuvo la satisfacción de sobrevivir a la captura de Belgrado el 6 de septiembre de 16881.
Relación con Jacobo II de Inglaterra
Inocencio XI no aprobó la manera imprudente en que Jacobo II intentó restaurar el catolicismo en Inglaterra1. También expresó repetidamente su descontento por el apoyo que Jacobo II brindó al autocrático rey Luis XIV en sus medidas hostiles a la Iglesia1. Por lo tanto, no es sorprendente que Inocencio XI tuviera poca simpatía por el rey católico de Inglaterra y que no lo asistiera en su momento de prueba1. Sin embargo, no hay base para la acusación de que Inocencio XI estaba al tanto de los planes de Guillermo de Orange sobre Inglaterra, y mucho menos que lo apoyara en el derrocamiento de Jacobo II1.
Legado y Beatificación
El legado de Inocencio XI incluye su firme compromiso con la defensa de la autoridad papal, la reforma moral y financiera de la Iglesia, y su papel crucial en la contención de la expansión otomana3. Su pontificado es un testimonio de su dedicación a los principios de la Contrarreforma y a la misión de la Iglesia en una era desafiante3.
El proceso de su beatificación fue introducido por Benedicto XIV y continuado por Clemente XI y Clemente XII, pero la influencia francesa y la acusación de jansenismo hicieron que se abandonara1. Sin embargo, fue beatificado en 19003. Sus «Epistolæ ad Principes» fueron publicadas por Berthier (2 vols., Roma, 1891-5), y sus «Epistolæ ad Pontifices», por Bonamico (Roma, 1891)1.
Conclusión
El Papa Inocencio XI se erige como una figura pivotal en la historia de la Iglesia Católica, recordado por su integridad inquebrantable, su visión reformista y su valiente defensa de la autonomía papal frente a las presiones políticas de su tiempo. Su pontificado fue un período de intensa lucha, pero también de profundas reformas que dejaron una huella duradera en la disciplina y la moral de la Iglesia.
Citas
Papa Inocencio XI, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa Inocencio XI. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29 ↩30 ↩31 ↩32 ↩33 ↩34 ↩35 ↩36 ↩37 ↩38 ↩39 ↩40 ↩41 ↩42 ↩43 ↩44 ↩45 ↩46 ↩47 ↩48 ↩49
Papa Inocencio X, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa Inocencio X. ↩
Papa #240: Beato Inocencio XI, Magisterium AI. Breve Historia de los Papas de la Iglesia Católica, §Papa 240: Beato Inocencio XI (2024). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Taxa Innocentiana, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Taxa Innocentiana. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Sobre los abusos en impuestos y beneficios, Papa Clemente XIV. Decet Quam Maxime, § 1 (1769). ↩
Luis XIV, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Luis XIV. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Sobre el milenio húngaro - Inocencio XI, Papa León XIII. Insignes, § 9 (1896). ↩
Papa Juan Pablo II. 10 de septiembre de 1983: Celebración de las Vísperas de Europa en la Plaza de los Héroes en Viena - Homilía, § 4 (1983). ↩