Papa León I (el Grande)

San León I, conocido históricamente como León el Grande, fue el 45º obispo de Roma, cuyo pontificado abarcó desde el 29 de septiembre de 440 hasta su muerte el 10 de noviembre de 4611,2,3. Es reconocido como uno de los papas más influyentes de la antigüedad cristiana, destacándose por su sagacidad, su defensa de la fe católica contra diversas herejías, y su significativa intervención política ante figuras como Atila el Huno y Genserico el Vándalo4,1,5,2. Su liderazgo elevó el prestigio de la Sede Romana a niveles sin precedentes, lo que le valió el título de «el Grande», una distinción que solo otros dos papas han recibido: San Gregorio I y San Nicolás I4. La Iglesia lo honra como Doctor de la Iglesia debido a sus magistrales exposiciones de la doctrina cristiana4,2.
Tabla de contenido
Primeros Años y Diaconado
Aunque la fecha y lugar exactos de su nacimiento son inciertos, se cree que León I nació en Roma, como él mismo la llamaba su «patria», y su familia era probablemente de origen toscano4,1,2,3,6. Recibió una buena educación, aunque no incluía el griego4.
Su primera aparición en los registros históricos lo muestra como diácono de la Iglesia romana bajo el pontificado de Celestino I (422-432) y luego bajo Sixto III (432-440)4,1,3,6. Durante este período, ocupó una posición de gran importancia, lo que se evidencia en que San Cirilo de Alejandría le escribió directamente, y Casiano le dedicó su tratado contra Nestorio, De Incarnatione Domini contra Nestorium, a sugerencia de León4,1,3,6. Su notable capacidad política y diplomática le ganó la estima tanto de las autoridades eclesiásticas como imperiales6. En el año 440, fue enviado a la Galia para mediar en una disputa entre los generales imperiales Aecio y Albino, cuya contienda amenazaba con dejar la región a merced de los bárbaros4,2,3.
Elección al Papado y Pontificado
Mientras León se encontraba en su misión de paz en la Galia, el Papa Sixto III falleció en el verano del 4402,3. El clero y el pueblo romano, reconociendo su incomparable conocimiento teológico y su sabiduría práctica, lo aclamaron como sucesor de San Pedro3,6. Fue consagrado obispo el 29 de septiembre de 440, iniciando así un pontificado de más de 21 años, uno de los más importantes en la historia de la Iglesia4,2,3.
Durante su pontificado, León I demostró excepcionales dotes como pastor y gobernante4,2. Se dedicó sistemáticamente a la predicación, instruyendo a los fieles de Roma con la intención de que sirvieran de modelo para otras iglesias4. Sus noventa y seis sermones genuinos, que han llegado hasta nosotros, enfatizan la limosna y otros aspectos sociales de la vida cristiana, además de exponer las doctrinas católicas, especialmente la de la Encarnación4,2. La vasta correspondencia de León, que incluye 143 cartas escritas por él y 30 dirigidas a él, revela su extraordinaria vigilancia sobre la Iglesia y sus necesidades en todas las partes del Imperio4,2.
Defensa de la Doctrina y el Concilio de Calcedonia
San León I fue un incansable defensor de la ortodoxia católica frente a las herejías de su tiempo.
Lucha contra Herejías en Occidente
En Occidente, León I combatió el maniqueísmo en Roma, el pelagianismo en Aquileia y el priscilianismo en España4. En su respuesta al obispo Turibio de Astorga, quien le envió una copia de una carta sobre el priscilianismo, el Papa refutó extensamente estas doctrinas, que combinaban astrología con fatalismo y una teoría maniquea sobre la maldad de la materia4. También aconsejó la convocatoria de un concilio de obispos para combatir esta herejía4.
El Tomo a Flaviano y el Concilio de Calcedonia (451)
Uno de los logros más significativos de León I fue su intervención en la controversia cristológica en Oriente, que culminó en el Concilio de Calcedonia en el año 4511,5,2,3.
La controversia surgió a raíz de la herejía del eutiquianismo, que negaba la verdadera naturaleza humana de Cristo, sosteniendo que en Él solo había una naturaleza divina2,7. En el año 448, León recibió una carta del abad constantinopolitano Eutiques, quien se quejaba de un resurgimiento del nestorianismo7. Sin embargo, Eutiques mismo fue excomulgado por San Flaviano, Patriarca de Constantinopla, por negar las dos naturalezas de Cristo7.
León I escribió una importante carta doctrinal a Flaviano el 13 de junio de 449, conocida como el «Tomo a Flaviano» o la «Carta Dogmática», en la que exponía claramente la fe católica sobre las dos naturalezas de Nuestro Señor, evitando tanto los errores del nestorianismo (que dividía las naturalezas de Cristo) como del eutiquianismo (que las confundía)5,2,8,9.
Tras el «Sínodo Ladrón» de Éfeso en 449, donde Flaviano fue condenado y Eutiques absuelto, León I instó al emperador Teodosio II y a la emperatriz Pulqueria a convocar un concilio general para restaurar la paz en la Iglesia1,7. El concilio se celebró en Calcedonia en 451 bajo el emperador Marciano, sucesor de Teodosio1,5,2,10.
En este concilio, el Tomo a Flaviano fue leído y recibido con la aclamación unánime de los obispos presentes, quienes exclamaron: «¡Pedro ha hablado por boca de León!»5,2,8. Los obispos ilirios, al ser preguntados sobre a quién seguirían, respondieron: «Creemos como León. Los que contradicen son Eutiquianos. León ha expuesto correctamente la fe»11. El Concilio de Calcedonia afirmó la unión en la única Persona de Cristo de sus dos naturalezas, humana y divina, sin confusión y sin separación, lo que se convirtió en la enseñanza oficial de la Iglesia para todas las edades posteriores5,2,11.
León I confirmó los decretos del Concilio, aunque eliminó el canon que elevaba el Patriarcado de Constantinopla, ya que consideraba que socavaba las prerrogativas de otras iglesias más antiguas y la autoridad de la Sede Apostólica1,3.
Intervenciones Políticas y Autoridad Moral
El pontificado de León I se desarrolló en un período de profunda crisis en el Imperio Romano de Occidente, con constantes invasiones bárbaras y el debilitamiento de la autoridad imperial1,2,6. Esto lo llevó a desempeñar un papel importante en los asuntos civiles y políticos, lo que aumentó la importancia y el prestigio de la Sede Romana2.
Encuentro con Atila el Huno (452)
Uno de los episodios más célebres de su vida ocurrió en el año 452, cuando Atila el Huno invadió Italia, devastando el noreste y saqueando ciudades como Aquileia, Milán y Pavía1,5,2,3. Con el ejército huno dirigiéndose hacia Roma, el pánico se apoderó de la población5. El emperador Valentiniano III y el senado encargaron a León la tarea de negociar con el enemigo5,1.
León I, acompañado por el cónsul Avieno, el prefecto Trigetio y algunos de sus sacerdotes, se encontró con Atila en el río Mincio, cerca de Mantua1,5,2,3. El Papa logró persuadir al «temido enemigo» para que se retirara de Italia y negociara la paz con el emperador, salvando así el resto de la península y, en particular, Roma1,5,2,3. Este evento se convirtió en un símbolo de la acción pacificadora del Pontífice2.
Intercesión ante Genserico el Vándalo (455)
Tres años después, en el 455, Genserico el Vándalo apareció con su ejército ante las murallas de Roma, que se encontraba casi indefensa1,5,2. Aunque la intervención de San León esta vez no impidió el saqueo de la ciudad durante quince días, logró obtener de Genserico la promesa de que la ciudad no sería incendiada y que las vidas de los habitantes serían respetadas1,5,2. Además, las basílicas de San Pedro, San Pablo y San Juan, donde parte de la población aterrorizada buscaba refugio, fueron preservadas2. Después de la retirada de los vándalos, León se dedicó a reparar los daños, enviando sacerdotes para atender a los cautivos en África y restaurando los vasos y ornamentos de las iglesias devastadas5.
Estos incidentes demuestran la alta autoridad moral que gozaba el Papa, manifestada incluso en asuntos temporales1.
Legado y Reconocimiento
San León I falleció el 10 de noviembre de 461 y fue sepultado cerca de la tumba de San Pedro, en la Basílica Vaticana, donde sus reliquias se conservan actualmente5,2,3.
Su pontificado es considerado crucial para el fortalecimiento del primado romano2. León se presentó como el auténtico heredero del Apóstol Pedro, afirmando que «a un solo Apóstol se le confió lo que se comunicó a todos los Apóstoles»2. Los obispos del Concilio de Calcedonia reconocieron esta autoridad al exclamar «Pedro ha hablado por boca de León»2.
La Iglesia ha honrado a San León I incluyéndolo entre sus Doctores, en virtud de sus magistrales exposiciones de la doctrina cristiana4. El Papa Benedicto XIV lo proclamó Doctor de la Iglesia en 17542. Su sabiduría de gobierno, la riqueza y el alcance de su enseñanza, la nobleza de su espíritu y su caridad inagotable, realzaron la fama de la Sede de Pedro3. Su figura es un testimonio de la fortaleza moral y la preocupación pastoral en tiempos de grandes desafíos, manteniendo una ecuanimidad inalterable incluso en los momentos más difíciles5.
Citas
Papa San León I (Magno), The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Papa San León I (Magno). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17
San León Magno, Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 5 de marzo de 2008: San León Magno (2008). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29 ↩30
Papa Juan XXIII. Aeterna Dei Sapientia (1961). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15
B11: San León Magno, papa y doctor de la Iglesia (d.C. 461), Alban Butler. Butler’s Lives of the Saints: Volumen II, § 71. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17
Alban Butler. Butler’s Lives of the Saints: Volumen II, § 73. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16
Cuaresma, Grande, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Cuaresma, Grande (2015). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Alban Butler. Butler’s Lives of the Saints: Volumen II, § 72. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Concilio de Calcedonia (d.C. 451) - Sesión II (Continuación), Documento del Concilio. Concilio de Calcedonia (d.C. 451), §Sesión II (Continuación) (451). ↩ ↩2
B11, John Henry Newman. Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana, § 319. ↩
Concilio de Calcedonia (d.C. 451) - Sesión V, Documento del Concilio. Concilio de Calcedonia (d.C. 451), §Sesión V (451). ↩ ↩2