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Papa León IV

Papa León IV
Fresco del siglo IX del Papa León IV en la Basílica de San Clemente en Roma. Original, PalauanLibertarian, CC BY 4.0 📄

El Papa San León IV, el 103.er Papa de la Iglesia Católica, reinó desde el 10 de abril de 847 hasta el 17 de julio de 855. Su pontificado estuvo marcado por un liderazgo enérgico y defensivo frente a la amenaza sarracena que asolaba Italia y Roma. Es recordado principalmente por la construcción de la Ciudad Leonina, una fortificación alrededor de la Colina Vaticana, y por su papel en la victoria naval de Ostia. Además de sus esfuerzos militares, León IV se dedicó a la restauración de iglesias dañadas, la promoción de la disciplina eclesiástica y el fomento del bienestar espiritual de la Iglesia.

Tabla de contenido

Primeros años y elección papal

León IV era romano, hijo de Radoaldo. Recibió su educación inicial en el monasterio de San Martín, cerca de San Pedro en Roma. Su piedad y buen comportamiento llamaron la atención del Papa Gregorio IV, quien lo nombró subdiácono. Posteriormente, fue creado Cardenal-Presbítero de la iglesia de los Quatuor Coronati por el Papa Sergio II1.

Tras la muerte de Sergio II, León fue elegido unánimemente para sucederlo. Debido al alarmante ataque de los sarracenos a Roma en 846, que generó temor por la seguridad de la ciudad, fue consagrado el 10 de abril de 847 sin esperar el consentimiento imperial, una práctica habitual en la época1.

Defensa de Roma contra los sarracenos

La amenaza sarracena fue una preocupación central durante el pontificado de León IV. Un devastador asalto sarraceno en 846 había saqueado la Basílica de San Pedro, que se encontraba fuera de las murallas de la ciudad, exponiendo la vulnerabilidad de Roma1,2,3.

La Batalla de Ostia

Mientras se llevaban a cabo las obras de fortificación, una gran flota sarracena, aparentemente procedente de Cerdeña, se dirigía hacia Roma en 849. Sin embargo, esta flota fue completamente destruida frente a las costas de Ostia por una coalición de flotas aliadas de Roma, Nápoles, Amalfi y Gaeta, y por una tempestad1,4,2. Esta victoria naval fue crucial para la defensa de Italia.

La Ciudad Leonina

Consciente de la necesidad de proteger la ciudad, especialmente la Basílica de San Pedro, León IV emprendió un ambicioso proyecto de fortificación. Fue el primero en rodear la colina vaticana con una muralla1. Para financiar esta obra, recibió fondos del emperador y ayuda de las ciudades y colonias agrícolas (domus cultae) del Ducado de Roma1. El trabajo tomó cuatro años, y la porción recién fortificada fue nombrada Ciudad Leonina en su honor1,2,3. Las fortificaciones se completaron en 852 y fueron bendecidas por el Papa con gran solemnidad1.

Una vez finalizada la reconstrucción de las murallas de Roma, León IV también reconstruyó Portus y lo entregó a exiliados corsos que habían sido desplazados por los sarracenos1. Asimismo, otras ciudades del ducado romano fueron fortificadas por el propio Papa o por su exhortación1.

Restauración de iglesias y disciplina eclesiástica

Además de sus esfuerzos militares, León IV se dedicó a reparar el daño causado por la incursión sarracena de 846 en varias iglesias1.

Restauración de Basílicas y Monasterios

La Basílica de San Pedro había sufrido gravemente, y aunque no recuperó por completo su antigua magnificencia, León logró hacerla más hermosa en algunas de sus partes. También renovó la iglesia de San Martín, donde se había educado, la de los Quatuor Coronati, de la cual había sido sacerdote, el Palacio de Letrán, el Borgo anglosajón, Subiaco y muchos otros lugares dentro y fuera de Roma1. Fue también bajo su pontificado que se construyó la iglesia de Santa María Nova para reemplazar a Santa María Antiqua, que estaba en riesgo de ser engullida por el decadente Palacio de los Césares1.

Sínodos y Reformas

En 853, León IV celebró un importante sínodo en Roma, donde se aprobaron varios decretos para el avance de la disciplina y el aprendizaje eclesiásticos. En este sínodo también se condenó al recalcitrante Anastasio, Cardenal de San Marcelo y en un tiempo bibliotecario de la Iglesia Romana1.

El comportamiento rebelde de Juan, Arzobispo de Rávena, obligó a León a viajar a esa ciudad para inculcarle a él y a sus cómplices respeto por la ley. León IV también intentó inspirar reverencia por la ley en Hincmar de Reims, otro arzobispo1.

Relaciones con los poderes seculares

El pontificado de León IV se desarrolló en un período de estrecha interacción entre el papado y el Imperio Carolingio.

Coronación de Luis II

En 850, León IV asoció a Luis, hijo de Lotario I, en el imperio, imponiéndole la corona imperial1,2. Tres años más tarde, «consagró al niño Alfredo como rey ungiéndolo; y recibiéndolo como hijo propio por adopción, le dio la confirmación y lo envió de regreso [a Inglaterra] con la bendición de San Pedro Apóstol», según un antiguo historiador inglés1.

Desafíos imperiales y eclesiásticos

A pesar de la alianza con los emperadores francos, el papado enfrentó desafíos. El duque Noménoe de Bretaña, deseoso de independencia de la autoridad imperial, desafió tanto a León IV como a Carlos el Calvo. Noménoe depuso a varios obispos y creó nuevas sedes metropolitanas, como Dol, sin la aprobación papal. La jurisdicción del Arzobispo de Tours sobre los obispos bretones no se recuperaría hasta el siglo XIII1.

León IV también tuvo diferencias con la Iglesia Oriental. Cuando San Ignacio, Patriarca de Constantinopla, depuso a Gregorio Asbestas, Obispo de Siracusa, por haber consagrado a un obispo fuera de su diócesis, el Papa se negó a confirmar la deposición. Argumentó que Ignacio había reunido obispos y depuesto a otros sin su conocimiento, lo cual no debía hacerse «en ausencia de nuestros legados o de cartas nuestras»1.

Un incidente notable ocurrió cuando Daniel, un magister militum dependiente de León, lo acusó ante el emperador franco Luis de querer derrocar la dominación franca mediante una alianza griega. León logró convencer a Luis de que la acusación era infundada, y Daniel fue condenado a muerte, aunque escapó gracias a la intercesión del emperador1.

Legado

León IV falleció el 17 de julio de 855 y fue enterrado en la Basílica de San Pedro1. Su nombre se encuentra en el Martirologio Romano1. Es recordado como un Papa enérgico y defensor de la Iglesia, cuya labor de fortificación de Roma y su liderazgo contra los sarracenos dejaron una huella duradera en la historia de la ciudad y del papado4. Se le atribuyen milagros tanto por su biógrafo como por el Patriarca Focio1.

Citas

  1. Papa San León IV, La Prensa de la Enciclopedia. Enciclopedia Católica, §Papa San León IV. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23

  2. Estados de la Iglesia, La Prensa de la Enciclopedia. Enciclopedia Católica, §Estados de la Iglesia. 2 3 4

  3. Roma, La Prensa de la Enciclopedia. Enciclopedia Católica, §Roma. 2

  4. Papa #103: San León IV, Magisterium AI. Breve Historia de los Papas de la Iglesia Católica, §Papa 103: San León IV (2024). 2