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Cruz

Papa Lucio I

Papa Lucio I
Papa Lucio I. Dominio Público.

El Papa San Lucio I fue el 22º obispo de Roma, cuyo pontificado transcurrió entre los años 253 y 254. Su breve liderazgo en la Iglesia se caracterizó por la persecución bajo el emperador Galo, su exilio y posterior regreso, y su firme postura en la cuestión de los lapsi (cristianos que habían renegado de su fe durante la persecución). Es venerado como santo en la Iglesia Católica, aunque su martirio directo es objeto de debate histórico.

Tabla de contenido

Vida Temprana y Elección

Poco se sabe sobre la vida temprana de Lucio I antes de su ascenso al papado. Según el Liber Pontificalis, nació en Roma y su padre se llamaba Porfirio, aunque la fuente de esta información no está clara1. Fue elegido obispo de Roma en el verano del año 253, sucediendo a San Cornelio, quien había fallecido en el exilio1.

Pontificado y Persecución

El pontificado de Lucio I se desarrolló en un período de intensa persecución contra los cristianos bajo el emperador Galo, la cual había llevado al exilio a su predecesor, San Cornelio1. Poco después de su consagración, Lucio I también fue enviado al exilio. Sin embargo, su destierro fue breve, y se le permitió regresar a Roma, presumiblemente cuando Valeriano asumió el cargo de emperador1. El Catálogo Feliciano, citado en el Liber Pontificalis, menciona su destierro y milagroso regreso con la frase: «Hic exul fuit et postea nutu Dei incolumis ad ecclesiam reversus est» (Este fue exiliado y después, por voluntad de Dios, regresó ileso a la Iglesia)1.

San Cipriano de Cartago, un contemporáneo y corresponsal de Lucio I, le envió dos cartas de felicitación. La primera fue por su elevación a la Sede Romana y su exilio, y la segunda por su regreso y el de sus compañeros exiliados a la Iglesia romana1. En esta segunda carta, Cipriano expresa su alegría por el regreso del pastor a su rebaño, comparando su exilio con el de los tres jóvenes hebreos en el horno ardiente, y afirmando que el regreso no disminuyó la gloria de su confesión de fe1.

La Cuestión de los Lapsi

Durante su pontificado, Lucio I mantuvo la misma postura que San Cornelio y San Cipriano respecto a los lapsi, aquellos cristianos que habían apostatado durante las persecuciones1,2. Se adhirió al principio de que a los lapsi se les debía conceder el perdón y la reconciliación con la Iglesia, siempre y cuando hubieran realizado la debida penitencia1. Esta postura se oponía a la rigidez de los novacianos, quienes negaban la absolución y la comunión a los caídos, incluso si se arrepentían1,2. San Cipriano testificó que Lucio I, al igual que Cornelio, había expresado por escrito su opinión de que el perdón debía ser concedido a los lapsi arrepentidos1.

Muerte y Veneración

San Lucio I falleció a principios de marzo del año 254. El «Cronógrafo del 354» registra la fecha de su muerte como el 5 de marzo, mientras que el «Martirologio Jeronimiano» la sitúa el 4 de marzo. Es probable que haya muerto el 4 de marzo y fuera enterrado el 5 de marzo1.

Fue sepultado en un compartimento de la cripta papal en las catacumbas de San Calixto. Durante las excavaciones, se encontró un fragmento de su epitafio original con su nombre en griego: ΛΟΥΚΙΣ (LOUKIS), probablemente seguido por el título EPISKOPOS (obispo)1. Sus reliquias fueron trasladadas posteriormente por el Papa Pablo I (757-767) a la iglesia de San Silvestre in Capite, o por el Papa Pascual I (817-824) a la Basílica de Santa Praxedes1. Actualmente, sus restos se encuentran en la iglesia de Santa Cecilia, por orden de Clemente VIII2.

¿Mártir o Confesor?

Aunque el Martirologio Romano lo describe como «Mártir en la persecución de Valeriano»2, es casi seguro que Lucio I ya había fallecido antes de que comenzara la persecución de Valeriano en el año 2571,2. El «Cronógrafo del 354» lo menciona en la Depositio episcoporum (lista de obispos), no en la Depositio martyrum (lista de mártires)1,2. Los restos de la inscripción en la catacumba tampoco indican martirio2.

San Cipriano, en una carta al Papa Esteban I, se refiere a Lucio I, junto con Cornelio, con el título honorífico de mártir: «servandus est enim antecessorum nostrorum beatorum martyrum Cornelii et Lucii honor gloriosus» (pues la gloriosa memoria de nuestros predecesores, los beatos mártires Cornelio y Lucio, debe ser preservada)1. Sin embargo, esta designación probablemente se debió a su breve exilio y a su sufrimiento por la fe, lo que le valió el título de confesor, es decir, alguien que sufrió por Cristo pero no hasta la muerte1.

Atribuciones Apócrifas

El autor del Liber Pontificalis le atribuyó erróneamente a San Lucio I un decreto según el cual dos sacerdotes y tres diáconos debían acompañar siempre al obispo para dar testimonio de su vida virtuosa1. Esta medida, aunque podría haber sido necesaria en un período posterior, se considera increíble para la época de Lucio I. Esta supuesta decretal llevó a un falsificador posterior a inventar otra decretal apócrifa y atribuírsela a Lucio1.

Asimismo, la historia en el Liber Pontificalis que narra que Lucio, mientras era llevado a la muerte, confirió al archidiácono Esteban el poder sobre la Iglesia, es también una invención1,2.

Legado

El pontificado de San Lucio I, aunque corto, fue significativo por su firmeza en la fe durante la persecución y su adhesión a la misericordia en la disciplina penitencial de la Iglesia, en contraste con el rigorismo novaciano1. Su memoria es honrada el 4 de marzo1.

Bibliografía

Citas

  1. Papa San Lucius I, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa San Lucius I. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24

  2. Santos Adrián y sus compañeros, mártires (A.D. 875?), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 495. 2 3 4 5 6 7 8 9

  3. Los obispos de Roma en aquellos tiempos, Eusebio de Cesarea. Historia Eclesiástica (Eusebio de Cesarea), §Libro VII. Capítulo 2. 1 (325).