Papa Luna

Pedro Martínez de Luna y Goth, conocido históricamente como el Papa Luna, fue una figura central durante el Cisma de Occidente, sirviendo como antipapa bajo el nombre de Benedicto XIII desde 1394 hasta su deposición en 1417 por el Concilio de Constanza. A pesar de su deposición, continuó considerándose el único pontífice legítimo hasta su muerte. Su vida estuvo marcada por una profunda erudición en derecho canónico, una vida austera y una tenaz defensa de su legitimidad papal, lo que lo convirtió en un símbolo de la división eclesiástica de su tiempo.
Tabla de contenido
Primeros Años y Carrera Eclesiástica
Pedro Martínez de Luna nació en Illueca, Aragón, en 13281. Pertenecía a la noble familia de los Luna1. Estudió derecho en Montpellier, donde obtuvo su doctorado y posteriormente enseñó derecho canónico en la misma universidad1. Su noble linaje, su vida austera y su gran erudición, junto con su incansable energía y prudencia, atrajeron la atención del Papa Gregorio XI, quien lo nombró cardenal diácono de Santa María en Cosmedin el 30 de diciembre de 13751.
El cardenal Pedro de Luna regresó a Roma con Gregorio XI. Tras la muerte de este último en 1378, participó en el cónclave que eligió a Urbano VI1. Durante un ataque inesperado al cónclave, demostró un gran coraje, negándose a huir y declarando: «Aunque deba morir, caeré aquí»1. Fue uno de los primeros cardenales en regresar al Vaticano el 9 de abril para continuar la elección de Urbano VI, y al principio se mostró firme partidario de este papa1.
Sin embargo, alrededor del 24 de junio de 1378, se unió a otros cardenales no italianos en Anagni, donde se convenció de la invalidez del voto a favor de Urbano VI1. Posteriormente, participó en la elección de Roberto de Ginebra (Clemente VII) en Fondi el 20 de septiembre de 1378, convirtiéndose en un ferviente adherente de este antipapa y defendiendo enérgicamente su legalidad1.
El Papado de Aviñón y la Elección como Benedicto XIII
Clemente VII envió a Pedro de Luna como legado a España, abarcando los reinos de Castilla, Aragón, Navarra y Portugal, con la misión de ganar su obediencia al papa de Aviñón1. Gracias a sus poderosas conexiones, su influencia en Aragón fue considerable1. En 1393, Clemente VII lo nombró legado para Francia, Brabante, Flandes, Escocia, Inglaterra e Irlanda, aunque sus actividades no se limitaron a los países que ya estaban bajo la obediencia de Aviñón1. En este período, no se opuso a los esfuerzos de la Universidad de París para suprimir el cisma, lo que generó cierta frialdad entre él y Clemente VII a su regreso a la Curia de Aviñón1.
Cuando Clemente VII falleció el 16 de septiembre de 1394, Pedro de Luna fue elegido unánimemente como su sucesor el 28 de septiembre1. Su deseo de poner fin al cisma, incluso si ello implicaba renunciar a la dignidad papal (via cessionis), fue un fuerte incentivo para que los cardenales de la obediencia de Aviñón unieran sus votos a su favor1. Tras su elección, renovó solemnemente sus promesas hechas durante el cónclave de trabajar por el restablecimiento de la unidad y, si fuera necesario, renunciar al papado para poner fin al cisma1. Al ser solo diácono, fue ordenado sacerdote el 3 de octubre y consagrado obispo y entronizado como papa el 11 de octubre, tomando el nombre de Benedicto XIII1.
El Cisma de Occidente y la Resistencia de Benedicto XIII
La elección de Benedicto XIII fue inicialmente bien recibida por la corte francesa y la Universidad de París, quienes esperaban que el nuevo papa, estimado por su vida austera y habilidades personales, restauraría la unidad de la Iglesia1. Sin embargo, Benedicto XIII buscó preservar una completa libertad de acción en sus relaciones con el rey de Francia y la Universidad de París1.
La Via Cessionis y la Postura de Benedicto XIII
La asamblea del clero francés, celebrada del 3 al 18 de febrero de 1395, acordó que la única forma de poner fin al cisma era que ambos papas abdicaran (via cessionis)1. Una embajada francesa llevó esta resolución a Benedicto XIII, buscando su consentimiento. A pesar de que los cardenales apoyaban la embajada, el papa se opuso obstinadamente, insistiendo en que las negociaciones personales entre ambos papas (via discussionis) eran el mejor camino1.
La corte francesa y la Universidad de París intentaron entonces ganar el apoyo de los príncipes seculares para la via cessionis, pero las embajadas de 1396 tuvieron poco éxito1. Mientras tanto, Benedicto XIII intentó aliarse con el papa romano Bonifacio IX, pero este último se negó a considerar la renuncia, tan convencido como Benedicto de su legitimidad1.
Retirada y Restablecimiento de la Obediencia Francesa
La posición de Benedicto XIII en Francia se deterioró debido a su negativa a abdicar y a sus impuestos sobre los beneficios eclesiásticos1. En mayo de 1398, una tercera asamblea del clero francés resolvió retirar su obediencia a Benedicto, una resolución que se publicó el 27 de julio de 1398 y entró en vigor de inmediato1. Avignon fue ocupada por tropas, y Benedicto XIII fue asediado en su palacio1.
Sin embargo, la opinión pública cambió a su favor, y muchos teólogos, incluidos Gerson y Nicolás de Clémanges, comenzaron a atacar la retirada de la obediencia francesa como ilegal1. El 12 de marzo de 1403, Benedicto XIII huyó secretamente de Aviñón, y poco después, su obediencia fue restablecida en toda Francia1.
El Concilio de Constanza y la Deposición
Los intentos de reunificación continuaron, pero Benedicto XIII se mantuvo firme en su convicción de ser el único papa legítimo1. Cuando Inocencio VII murió en 1406, se esperaba que Benedicto abdicara, pero sus respuestas evasivas llevaron a la elección de Gregorio XII en Roma1. Aunque ambos papas acordaron en principio abdicar, una reunión planeada en Savona nunca se llevó a cabo1.
La posición de Benedicto XIII se volvió más precaria. Francia declaró su neutralidad en 1408, y un número de cardenales de ambas obediencias convocaron el Concilio de Pisa, que depuso a ambos papas1. Benedicto XIII huyó a Perpiñán y convocó su propio concilio allí1.
El Concilio de Constanza (1414-1418), convocado para poner fin al cisma, fue un punto de inflexión. El emperador Segismundo viajó a Perpiñán en 1415 para instar a Benedicto a abdicar, pero sin éxito1. En diciembre de 1415, se decidió en Narbona que los países que aún reconocían a Benedicto le retirarían su obediencia debido a su obstinación1.
Finalmente, Benedicto XIII se retiró al castillo de Peñíscola, cerca de Valencia, que pertenecía a su familia1. Una embajada del Concilio de Constanza no logró doblegar su terquedad1. El 26 de julio de 1417, el Concilio de Constanza pronunció una sentencia definitiva por la cual Pedro de Luna, Benedicto XIII, fue despojado del papado y privado de su fe2. El concilio lo declaró perjuro, causa de escándalo para la Iglesia universal, promotor del cisma, obstaculizador de la paz y unidad, perturbador cismático y hereje, y desviado de la fe2. Fue depuesto de todo título, rango, honor, dignidad, beneficio y oficio, y se prohibió a los fieles obedecerle2.
Últimos Años y Legado
Benedicto XIII nunca se sometió a la decisión del Concilio de Constanza1. Continuó considerándose el único papa legítimo y comparó Peñíscola con el Arca de Noé1. Cuatro cardenales que permanecieron con él reconocieron más tarde a Martín V como el papa legítimo1.
La fecha exacta de la muerte de Pedro de Luna no se ha determinado con certeza, pero se sitúa entre el 29 de noviembre de 1422 y el 23 de mayo de 14231. Sus pocos seguidores le dieron un sucesor, Muñoz, quien continuó el cisma por un tiempo1. Pedro de Luna escribió uno o dos tratados de derecho canónico, «De concilio generali» y «De novo schismate», editados solo en parte1.
La figura del Papa Luna es un testimonio de la complejidad y las profundas divisiones que caracterizaron el Cisma de Occidente. Su inquebrantable convicción en su propia legitimidad, a pesar de la condena de un concilio ecuménico, lo convierte en una figura controvertida pero fascinante en la historia de la Iglesia.
Confusión con el Papa Benedicto XIII (1724-1730)
Es importante no confundir a Pedro de Luna, el antipapa Benedicto XIII (1394-1423), con el Papa Benedicto XIII (Pietro Francesco Orsini), quien reinó como el 245º Papa de la Iglesia Católica desde el 29 de mayo de 1724 hasta el 21 de febrero de 17303,4. Pietro Francesco Orsini, un fraile dominico, tomó inicialmente el nombre de Benedicto XIV en honor a Benedicto XI, pero lo cambió a Benedicto XIII al reconocer que Pedro de Luna, quien había llevado ese nombre anteriormente, era un cismático4.
El Papa Benedicto XIII (Pietro Francesco Orsini) se destacó por su dedicación a la disciplina eclesiástica, la abolición del lujo entre los cardenales, el fomento de seminarios diocesanos y la promoción de la aceptación de la bula Unigenitus4,5. Su pontificado, aunque empañado por la confianza mal depositada en el cardenal Nicolò Coscia, quien se aprovechó de su posición, se caracterizó por su celo pastoral y su compromiso con la renovación moral y espiritual de la Iglesia4.
La distinción entre estas dos figuras es crucial para una comprensión precisa de la historia papal.
Citas
Pedro de Luna, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Pedro de Luna. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29 ↩30 ↩31 ↩32 ↩33 ↩34 ↩35 ↩36 ↩37 ↩38 ↩39 ↩40 ↩41 ↩42 ↩43
Sesión 37 – 26 de julio de 1417 - Sentencia definitiva por la que Pedro de Luna, Papa Benedicto XIII, es despojado del papado y privado de la fe. Documento del Concilio. Concilio de Constanza (1414-1418 d.C.) (1418). ↩ ↩2 ↩3
Papa #245: Benedicto XIII, Magisterium AI. Breve Historia de los Papas de la Iglesia Católica, §Papa 245: Benedicto XIII (2024). ↩
Papa Benedicto XIII, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa Benedicto XIII. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Romanus Cessario, O.P. Premoción, Santidad y Papa Benedicto XIII (1724–30): Algunas Retrospectivas Históricas sobre Veritatis Splendor, § 3. ↩