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Papa Nicolás I (el Grande)

Papa Nicolás I (el Grande)
Esta ilustración es de Las vidas y los tiempos de los Papas por Chevalier Artaud de Montor, Nueva York: La Sociedad Católica de Publicaciones de América, 1911. Fue publicado originalmente en 1842. Dominio Público.

San Nicolás I, quien fue Papa desde el 24 de abril de 858 hasta el 13 de noviembre de 867, es reconocido como una de las figuras más influyentes del papado en la Alta Edad Media. Su pontificado se caracterizó por una firme defensa de la autoridad papal y la independencia de la Iglesia frente a los poderes seculares. Se destacó por su incansable lucha por la moral cristiana, la santidad del matrimonio y la disciplina eclesiástica, enfrentándose a reyes y obispos que desafiaban la ley divina. Su legado incluye el fortalecimiento del primado romano tanto en Occidente como en Oriente, y su canonización posterior subraya su importancia en la historia de la Iglesia.

Tabla de contenido

Biografía y Elección

San Nicolás I nació en Roma en una familia distinguida, siendo hijo del Defensor Teodoro1. Recibió una excelente formación y se distinguió por su piedad, benevolencia, habilidad, conocimiento y elocuencia desde temprana edad1. Sirvió a la Iglesia como subdiácono bajo el Papa Sergio II (844-847) y como diácono bajo León IV (847-855)1.

Tras la muerte del Papa Benedicto III el 7 de abril de 858, el emperador Luis II, que se encontraba cerca de Roma, influyó en la elección papal1. Nicolás fue elegido Papa el 24 de abril de 858, siendo consagrado y entronizado en la Basílica de San Pedro el mismo día, en presencia del emperador1,2. Tres días después, ofreció un banquete de despedida al emperador, quien, en un gesto de deferencia, se encontró con el Papa y le condujo el caballo por cierta distancia1.

Contexto Histórico de su Pontificado

El pontificado de San Nicolás I se desarrolló en un período de gran inestabilidad en Europa Occidental. El Imperio Carolingio se había desintegrado, y el territorio cristiano estaba bajo amenaza tanto del norte como del este, lo que generaba un clima de anarquía1,3. La moral cristiana era a menudo despreciada, y muchos obispos eran mundanos e indignos de su cargo, lo que ponía en peligro la civilización superior1,3. En este contexto, el Papa Nicolás I emergió como un defensor de la primacía romana en la Iglesia1.

Defensa de la Moral Cristiana y la Disciplina Eclesiástica

San Nicolás I fue un celoso defensor de la moral cristiana y de la ley de Dios, incluso contra obispos y gobernantes poderosos1.

La Santidad del Matrimonio

Uno de los conflictos más notables de su pontificado fue su lucha por la inviolabilidad del matrimonio con Lotario II de Lotaringia1,2. Lotario había repudiado a su esposa legítima, Teutberga, para casarse con Waldrada1,4. A pesar de que los obispos de Lorena aprobaron esta unión ilícita en el Sínodo de Aquisgrán en 862, y los legados papales, sobornados por el rey, consintieron en el Sínodo de Metz en 863, Nicolás I llevó el asunto a su propio tribunal1. En el Sínodo de Letrán de octubre de 863, el Papa condenó y depuso a los arzobispos de Colonia y Tréveris, Günther y Tietgaud, así como a Juan de Rávena y Hagano de Bérgamo1. A pesar de que el emperador Luis II apoyó a los obispos depuestos y el rey Lotario sitió Roma, Nicolás I se mantuvo firme en su determinación1. Nunca cesó en sus esfuerzos por reconciliar a Lotario con su esposa legítima, aunque sin éxito1.

Otro caso matrimonial en el que Nicolás I intervino fue el de Judith, hija de Carlos el Calvo, quien se había casado con Balduino, Conde de Flandes, sin el consentimiento de su padre1,4. Aunque obispos francos habían excomulgado a Judith, Nicolás I abogó por la indulgencia para proteger la libertad de matrimonio1,4. También excomulgó a Ingiltrud, esposa del Conde Boso, por abandonar a su marido por un amante, ordenando a los obispos que la excomulgaran si no regresaba con su esposo1.

Conflictos con Obispos y el Primado Romano

Nicolás I también tuvo que enfrentar la resistencia de varios obispos que desafiaban la autoridad papal.

Arzobispo Juan de Rávena

El Arzobispo Juan de Rávena oprimía a los habitantes del territorio papal, trataba con violencia a sus obispos sufragáneos, les exigía dinero de forma injusta y encarcelaba ilegalmente a sacerdotes1. Además, falsificó documentos para apoyar sus pretensiones contra la Sede Romana y maltrató a los legados papales1. Después de que Juan ignorara las advertencias y una triple citación para comparecer ante el tribunal papal, fue excomulgado1,3. Finalmente, se sometió al Papa en el Sínodo Romano de noviembre de 8611.

Arzobispo Hincmar de Reims

Otro conflicto importante surgió entre Nicolás I y el Arzobispo Hincmar de Reims, en relación con las prerrogativas del papado1. El obispo Rothad de Soissons había apelado al Papa contra la decisión del Sínodo de Soissons de 861, que lo había depuesto1. Hincmar se opuso a la apelación al Papa, pero finalmente tuvo que reconocer el derecho del papado a conocer las causas mayores y a emitir un juicio independiente sobre ellas1,3. También hubo una disputa sobre la elevación del clérigo Wulfad a la sede arzobispal de Bourges, donde Hincmar también se sometió a los decretos de la Sede Apostólica1.

Relaciones con la Iglesia Oriental y Actividad Misionera

En el ámbito de las relaciones con la Iglesia Oriental, Nicolás I demostró ser un gobernante divinamente designado de la Iglesia1.

El Cisma de Focio

En violación de la ley eclesiástica, el Patriarca Ignacio de Constantinopla fue depuesto en 857, y Focio fue elevado ilegalmente a la sede patriarcal1,5,2. En una carta del 8 de mayo de 862, Nicolás I instó a los patriarcas de Oriente y a todos sus obispos a rechazar el reconocimiento de Focio1. En un sínodo romano celebrado en abril de 863, excomulgó a Focio1,5. Este conflicto se agravó cuando el rey búlgaro Boris solicitó y recibió misioneros latinos de Nicolás en 866, sentando las bases para una Iglesia búlgara de rito latino5,4. En respuesta, Focio inició la controversia sobre los «usos latinos», incluyendo la cuestión del Filioque, y consiguió que Nicolás fuera depuesto por un sínodo en Constantinopla en 8675. A pesar de los esfuerzos de Nicolás, Boris finalmente se unió a la Iglesia Oriental1,4.

Misiones en Bulgaria y el Norte de Europa

Nicolás I también fomentó activamente la actividad misionera de la Iglesia1. Sancionó la unión de las sedes de Bremen y Hamburgo, y confirmó a San Anschar, Arzobispo de Bremen, y a sus sucesores el oficio de legado papal para los daneses, suecos y eslavos1.

Cuando Bulgaria fue convertida por misioneros griegos, su gobernante, el Príncipe Boris, envió una embajada al Papa en agosto de 863 con 106 preguntas sobre la enseñanza y disciplina de la Iglesia1,4. Nicolás respondió exhaustivamente a estas preguntas en su célebre obra «Responsa Nicolai ad consulta Bulgarorum», mostrando su deseo de fomentar los principios de una vida cristiana seria en este pueblo recién convertido1,4. Sin embargo, también reprochó a Boris su crueldad hacia los paganos, prohibiendo su «conversión» por la fuerza y aconsejando a los búlgaros ser menos supersticiosos y feroces en la guerra, y no usar la tortura4.

Uso de las Decretales Pseudo-Isidorianas

Una cuestión muy debatida en la evaluación de la posición de este Papa es si utilizó las Decretales Pseudo-Isidorianas falsificadas1. Después de una investigación exhaustiva, Schrörs concluyó que el Papa no estaba familiarizado con la colección pseudo-isidoriana en toda su extensión ni utilizó sus partes individuales1. Es posible que tuviera un conocimiento general de las falsas decretales, pero no basó su visión de la ley en ellas, y su conocimiento de las mismas se debió únicamente a documentos que le llegaron del Imperio Franco1.

Aunque las ideas de Isidoro ejercieron una marcada influencia en la conducta y decisiones de Nicolás I a partir del año 864, especialmente en casos de obispos desposeídos, esto no implica una crítica adversa a Nicolás, ya que la legislación favorecía a los obispos3. En general, Nicolás I simpatizaba con las ideas expresadas en los textos isidorianos desde el comienzo de su pontificado, incluso antes de conocerlos, y su influencia en él fue insignificante en comparación con la magnitud de sus propias empresas3.

Legado y Canonización

San Nicolás I fue muy estimado por los ciudadanos de Roma y por sus contemporáneos en general1. Después de su muerte, fue venerado como santo1. Su fiesta se celebra anualmente por los romanos el 13 de noviembre3.

Fue un Papa que reconstruyó y dotó varias iglesias en Roma, y constantemente buscó fomentar la vida religiosa1. Su vida personal estuvo guiada por un espíritu de ascetismo cristiano serio y profunda piedad1. Se le describe como paciente, templado, humilde, casto, hermoso de rostro y grácil de cuerpo, con un discurso erudito y modesto, ilustre por sus grandes obras, devoto de la penitencia y los Santos Misterios, amigo de viudas y huérfanos, y campeón de todo el pueblo3.

Su pontificado, aunque corto, fue de gran impacto. Se le considera «uno de los grandes papas de la Edad Media» y «el más grande papa entre Gregorio I e Hildebrando»1,4. Su firmeza en la defensa de la autoridad papal y la moral cristiana le valió el título de San Nicolás el Grande3,4.

Citas

  1. Papa San Nicolás I, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa San Nicolás I. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44

  2. Papa #105: San Nicolás I, Magisterium AI. Breve Historia de los Papas de la Iglesia Católica, §Papa 105: San Nicolás I (2024). 2 3

  3. Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen IV, § 336. 2 3 4 5 6 7 8 9

  4. San Nicolás I, papa (d.C. 867), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen IV, § 335. 2 3 4 5 6 7 8 9 10

  5. Nicolás I, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Nicolás I (2015). 2 3 4