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Papa Símaco

Papa Símaco
Sant’Agnese fuori le mura - Rome. Original, José Luiz, CC BY-SA 4.0 📄

El Papa San Símaco (498-514 d.C.) fue el quincuagésimo primer obispo de Roma, cuyo pontificado estuvo marcado por un significativo cisma conocido como el Cisma Laurenziano. Este conflicto surgió de una disputada elección papal y se prolongó durante varios años, desafiando la autoridad de Símaco y la unidad de la Iglesia en Roma. A pesar de las acusaciones y la agitación, Símaco defendió vigorosamente la independencia de la Sede Apostólica y la ortodoxia católica, dejando un legado de firmeza en la fe y una notable preocupación por los pobres y las iglesias.

Tabla de contenido

Primeros Años y Elección

Símaco nació en Cerdeña y su padre se llamaba Fortunato. Fue bautizado en Roma y se unió al clero romano, siendo ordenado diácono1. Tras el fallecimiento del Papa Anastasio II, Símaco fue elegido su sucesor por la mayoría del clero romano en la Basílica de Letrán el 22 de noviembre de 498 d.C.1. Esta elección fue respaldada por una parte del Senado romano, y fue consagrado obispo de Roma de inmediato1.

Sin embargo, ese mismo día, una minoría del clero, que era afín a los bizantinos y contaba con el apoyo de una facción del Senado, se reunió en la Basílica de Santa María la Mayor y eligió al arcipreste romano Laurencia como antipapa1. Según Teodoro Lector, el partido laurenziano recibió apoyo económico principalmente del senador Festo, quien esperaba que Laurencia firmara el Henotikon, un edicto de fe del emperador Zenón1. Ambas facciones acordaron someter la decisión al rey godo Teodorico, gobernante de Italia, en Rávena1. Teodorico se pronunció a favor de Símaco, basándose en que había sido elegido primero y por la mayoría del clero, a lo que Laurencia se sometió1.

El Cisma Laurenziano

El Cisma Laurenziano fue un período tumultuoso en la historia del papado que se extendió desde 498 hasta 506 d.C.1.

Sínodo de 499 y Primeros Intentos de Reconciliación

En un sínodo celebrado en Roma el 1 de marzo de 499 d.C., Símaco, ya universalmente reconocido, otorgó a Laurencia la diócesis de Nocera en Campania1. El sínodo también decretó que cualquier clérigo romano que buscara votos para un sucesor papal durante la vida del pontífice, o que convocara conferencias y consultas con ese propósito, sería depuesto1. El rey Teodorico recibió un voto de agradecimiento por su decisión imparcial1. Cuando el rey visitó Roma al año siguiente, fue recibido con gran esplendor tanto por el papa como por el pueblo1.

Resurgimiento del Cisma y Acusaciones contra Símaco

A pesar de la aparente reconciliación, el partido bizantino, liderado por los senadores Festo y Probinus, persistió en su hostilidad, buscando derrocar a Símaco y asegurar la sede papal para Laurencia1. La oportunidad surgió en el año 501 d.C.1. El Papa Símaco celebró la Pascua el 25 de marzo, siguiendo el antiguo ciclo romano, mientras que los bizantinos y otros observaron la fiesta el 22 de abril, según un nuevo cálculo1. El partido laurenziano apeló al rey Teodorico contra el papa, presentando otras acusaciones además de esta discrepancia en la celebración de la Pascua1.

Teodorico convocó al papa, y Símaco partió para encontrarse con él1. En Rímini, Símaco se enteró del contenido de la acusación y, negándose a reconocer al rey como su juez, regresó a Roma1. La parte opositora lo acusó entonces de malversar las propiedades de la Iglesia y de otros asuntos1. Ganó fuerza y ocupó el Palacio de Letrán, obligando al papa a residir cerca de la Basílica de San Pedro, fuera de las murallas de la ciudad1. Sus oponentes solicitaron al rey que convocara un sínodo para investigar las acusaciones y nombrar un visitador para Roma1. Símaco accedió a la convocatoria del sínodo, pero él y sus partidarios protestaron contra el envío de un visitador1.

Sínodos y la Defensa de la Sede Romana

Durante el cisma, se redactaron varios escritos polémicos. El partido de Laurencia publicó el tratado Contra Synodum absolutionis incongruae, al que el diácono Ennodio respondió con Libellus adversus eos qui contra Synodum scribere praseumpserunt1.

Los partidarios de Símaco también elaboraron cuatro escritos apócrifos, conocidos como las «Falsificaciones Simmalianas». Estas obras, que incluyen Gesta synodi Sinuessanae de Marcellino, Constitutum Silvestri, Gesta Liberii, y Gesta de purgatione Xysti et Polychronii accusatione, tenían como objetivo presentar supuestos precedentes históricos para apoyar el procedimiento de los seguidores de Símaco, y en particular, la postura de que el obispo romano no podía ser juzgado por ningún tribunal compuesto por otros obispos1. No obstante, estas falsificaciones no fueron los primeros documentos en sostener este principio1.

Defensa de la Ortodoxia y Obras Caritativas

Símaco defendió con celo a los partidarios de la ortodoxia durante los disturbios del Cisma Acaciano1. Aunque sin éxito, defendió a los oponentes del Henotikon en una carta al emperador Anastasio I (491-518)1. Posteriormente, muchos obispos orientales perseguidos se dirigieron al papa, a quien enviaron una confesión de fe1. Poco después del 506 d.C., el emperador le envió una carta llena de invectivas, a la que el papa respondió con firmeza, manteniendo enérgicamente los derechos y la libertad de la Iglesia1. En una carta del 8 de octubre de 512 d.C., dirigida a los obispos de Iliria, el papa advirtió al clero de esa provincia que no debía comulgar con herejes1.

Además de su defensa doctrinal, Símaco se dedicó a la construcción y embellecimiento de iglesias en Roma. Reconstruyó completamente la Basílica de San Silvestre y San Martín, y realizó mejoras sobre las Catacumbas de los Jordanos en la Vía Salaria1. También edificó casas episcopales (episcopia) a derecha e izquierda del atrio de San Pedro1. Estas construcciones estaban relacionadas con la residencia del papa cerca de San Pedro durante los desórdenes del cisma1. Asimismo, construyó asilos para los pobres cerca de las tres iglesias de San Pedro, San Pablo y San Lorenzo, que estaban fuera de las murallas de la ciudad1.

El papa contribuyó con grandes sumas para el apoyo de los obispos católicos de África que eran perseguidos por los gobernantes de los vándalos arrianos1. También ayudó a los habitantes de las provincias del norte de Italia que sufrían gravemente por la invasión de los bárbaros1.

Fallecimiento y Legado

El Papa San Símaco falleció el 19 de julio de 514 d.C. y fue sepultado en San Pedro1,2. Es venerado en la Iglesia Romana como santo1. Su pontificado, aunque marcado por el conflicto del Cisma Laurenziano, demostró su inquebrantable compromiso con la autoridad de la Sede Apostólica y la pureza de la fe católica. Sus esfuerzos en la construcción de iglesias y la asistencia a los necesitados también resaltan su celo pastoral y caridad.

Citas

  1. Papa San Símaco (498-514), The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa San Símaco (498-514). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38

  2. San Ambrosio Autpert (d. C. 778?), Alban Butler. Las Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 153.