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Papa Simplicio

Papa Simplicio
Papa Simplicio (Crónicas de Núremberg). Dominio Público.

San Simplicio fue el 47º Papa de la Iglesia Católica, cuyo pontificado abarcó desde el 3 de marzo de 468 hasta el 10 de marzo de 4831. Su papado se desarrolló en un período de profunda turbulencia tanto política como teológica, marcado por la caída del Imperio Romano de Occidente y la persistencia de la controversia monofisita en el Imperio de Oriente2,3. Simplicio destacó por su firme defensa de la ortodoxia católica, especialmente en lo que respecta a la doble naturaleza de Cristo, y por su incansable labor para mantener la unidad de la Iglesia y proteger sus intereses frente a las injerencias imperiales y las herejías1. También se le reconoce por su compromiso con el cuidado pastoral y el bienestar espiritual de la comunidad cristiana1.

Tabla de contenido

Contexto Histórico y Político

El pontificado de San Simplicio coincidió con el colapso final del Imperio Romano de Occidente2,3. Tras el asesinato de Valentiniano III en 455, una rápida sucesión de emperadores ineficaces caracterizó el panorama occidental, enfrentados a constantes guerras y revoluciones2. En 476, el gobernante de los hérulos, Odoacro, depuso al último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo, y asumió el título de Rey de Italia2. A pesar de ser arriano, Odoacro mostró respeto por la Iglesia Católica y mantuvo gran parte de la organización administrativa existente, lo que evitó cambios drásticos en Roma2.

Defensa de la Ortodoxia y Lucha contra el Monofisismo

Uno de los principales desafíos de San Simplicio fue la controversia monofisita en el Imperio de Oriente1,2. Esta herejía sostenía que Cristo poseía una sola naturaleza, en oposición a la doctrina católica de las dos naturalezas (divina y humana) en una sola persona1. Simplicio defendió vigorosamente la independencia de la Iglesia frente al cesaropapismo de los gobernantes bizantinos y afirmó la autoridad de la Sede Apostólica en cuestiones de fe2.

El Concilio de Calcedonia (451) había afirmado la doble naturaleza de Cristo1,2,4. Sin embargo, el canon veintiocho de este concilio, que otorgaba a la Sede de Constantinopla los mismos privilegios de honor que a la de la Antigua Roma, fue motivo de disputa2. Aunque los legados papales protestaron y el Papa León I solo confirmó los decretos dogmáticos, el Patriarca de Constantinopla, Acacio, intentó hacer valer este canon2. Simplicio rechazó la solicitud del Emperador León II para confirmar este canon, oponiéndose a su implementación, ya que también limitaba los derechos de los antiguos patriarcados orientales2.

La disputa monofisita se intensificó con la rebelión de Basilisco, quien en 476 depuso al Emperador Zenón y tomó el trono bizantino2. Basilisco buscó el apoyo de los monofisitas, permitiendo el regreso de los patriarcas monofisitas depuestos, Timoteo Ailuro de Alejandría y Pedro Fullo de Antioquía2. Emitió un edicto religioso (Enkyklikon) que solo aceptaba los tres primeros sínodos ecuménicos y rechazaba el Concilio de Calcedonia y la Carta del Papa León2. Aunque el obispo Acacio de Constantinopla inicialmente vaciló, la firme postura del pueblo, influenciado por monjes católicos, lo llevó a oponerse al emperador2.

San Simplicio se unió a los abades y sacerdotes de Constantinopla en un esfuerzo por mantener el dogma católico y las definiciones de Calcedonia2. Exhortó a la adhesión leal a la verdadera fe a través de cartas dirigidas a Acacio, a los sacerdotes y abades, y al propio usurpador Basilisco2. En una carta del 10 de enero de 476, Simplicio enfatizó la norma de la doctrina apostólica mantenida por los sucesores de Pedro, a quien el Señor confió el cuidado de todo el rebaño2.

Cuando el Emperador Zenón recuperó el poder en 477, envió al Papa una confesión de fe completamente católica2. Simplicio lo felicitó por su restauración y lo exhortó a atribuir la victoria a Dios, quien deseaba restaurar la libertad a la Iglesia2. Zenón revocó los edictos de Basilisco, desterró a Pedro Fullo de Antioquía y reinstauró a Timoteo Salofakiolo en Alejandría2.

Sin embargo, la controversia continuó. Los monofisitas de Alejandría nombraron a Pedro Mongus como sucesor de Ailuro2. A instancias del Papa y los católicos orientales, Zenón ordenó el destierro de Mongus2. Cuando Salofakiolo permitió la inclusión del nombre del patriarca monofisita Dióscoro en los dípticos, Simplicio escribió a Acacio de Constantinopla para que instara a Salofakiolo a enmendar su error2. A petición de Acacio, el Papa condenó a los herejes Mongus, Fullo, Pablo de Éfeso y Juan de Apamea, delegando a Acacio como su representante en este asunto2.

Posteriormente, Acacio y el Emperador Zenón apoyaron a Pedro Mongus contra el católico Johannes Talaia, quien había sido elegido patriarca de Alejandría2. Acacio y Mongus acordaron una fórmula de unión entre católicos y monofisitas, el Henotikon, aprobado por Zenón en 4822. Simplicio protestó enérgicamente contra la elevación de Mongus, pero murió antes de que Talaia llegara a Roma en 4832.

Relación con el Patriarcado de Antioquía

Durante el pontificado de San Simplicio, el Patriarcado de Antioquía fue un foco de la controversia monofisita2,5. Pedro Fullo, un monofisita, intentó tomar posesión de la sede patriarcal en la segunda mitad del siglo V5. El Emperador Basilisco, en su apoyo a los monofisitas, había permitido el regreso de Pedro Fullo a Antioquía2. Después de que Zenón recuperara el trono, desterró a Pedro Fullo2.

Más tarde, aunque fuera del pontificado de Simplicio, los monofisitas de Antioquía se rebelaron y asesinaron al patriarca Esteban II2. Acacio de Constantinopla consagró a Esteban III y luego a Calendión como sus sucesores2. Simplicio exigió enérgicamente al emperador que castigara a los asesinos y reprobó a Acacio por excederse en su competencia al realizar esta consagración, aunque al mismo tiempo le concedió la dispensa necesaria2.

Es importante destacar que el Concilio de Nicea (325) había reconocido la primacía de Antioquía sobre las iglesias metropolitanas de la región6,5,7. Sin embargo, la jurisdicción de Antioquía se fue restringiendo, y para mediados del siglo V, los obispos de Constantinopla comenzaron a ejercer una influencia creciente sobre la Iglesia de Antioquía5.

Semipelagianismo

Aunque la principal preocupación de Simplicio fue el monofisismo, es relevante mencionar el semipelagianismo, una doctrina que surgió en el sur de la Galia y que fue condenada como herejía en el Segundo Concilio de Orange en 5298,9. Esta doctrina buscaba un compromiso entre el pelagianismo y el agustinismo, sosteniendo que, si bien la gracia de Dios es indispensable, el primer paso hacia la salvación debe ser tomado por el hombre8,10.

San Agustín había combatido enérgicamente el semipelagianismo, y sus enseñanzas sobre la necesidad de la gracia para el inicio de la fe se convirtieron en doctrina de la Iglesia en el Segundo Concilio de Orange9,11. Este concilio definió la total impotencia de la naturaleza humana para el bien, la necesidad absoluta de la gracia preveniente para los actos salvíficos, especialmente para el comienzo de la fe, y la gratuidad absoluta de la primera gracia y la perseverancia final8,11. La doctrina semipelagiana fue declarada y condenada como falsa y herética por admitir la necesidad de una gracia interior preveniente para cada acto, incluso para el comienzo de la fe, pero deseando que esta gracia fuera tal que la voluntad humana pudiera resistir u obedecer12.

Gobierno Eclesiástico y Construcciones

San Simplicio ejerció un celoso cuidado pastoral también en Europa occidental, a pesar de las difíciles circunstancias de la Iglesia durante las desórdenes de las migraciones2. Nombró al obispo Zenón de Sevilla como vicario papal en España para que las prerrogativas de la sede papal pudieran ejercerse en el propio país en beneficio de la administración eclesiástica2. También se opuso enérgicamente al obispo Juan de Rávena en 482, quien reclamó Mutina como diócesis sufragánea y consagró al obispo Jorge para esta diócesis sin más preámbulos, defendiendo así los derechos de la sede papal2.

El Papa Simplicio estableció cuatro nuevas iglesias en Roma2. Convirtió una gran sala en forma de rotonda en el Monte Celio en una iglesia dedicada a San Esteban, cuya parte principal aún existe como la Iglesia de San Stefano Rotondo2. Una hermosa sala cerca de la Iglesia de Santa María la Mayor fue entregada a la Iglesia Romana y transformada por Simplicio en una iglesia dedicada a San Andrés, añadiéndole un ábside adornado con mosaicos (ya no existe)2. También construyó una iglesia dedicada al primer mártir, San Esteban, detrás de la iglesia conmemorativa de San Lorenzo en Agro Verano (tampoco existe)2. La cuarta iglesia fue construida en la ciudad en honor a Santa Balbina, «juxta palatium Licinianum», donde se encontraba su tumba, y esta iglesia aún permanece2.

Para asegurar la celebración regular de los servicios eclesiásticos, la administración del bautismo y la disciplina de la penitencia en las grandes iglesias de las catacumbas fuera de los muros de la ciudad (San Pedro en el Vaticano, San Pablo en la Via Ostiense y San Lorenzo en la Via Tiburtina), Simplicio ordenó que el clero de tres secciones designadas de la ciudad se encargara, en un orden establecido, de las funciones religiosas en estas iglesias de las catacumbas2.

Fallecimiento y Legado

San Simplicio falleció el 10 de marzo de 4831,2. Fue enterrado en San Pedro del Vaticano2. Tras su muerte, el rey Odoacro intentó influir en la elección del sucesor papal, pero el clero romano se opuso a este edicto, manteniendo la fuerza del edicto emitido por el Emperador Honorio a instancias del Papa Bonifacio I, que establecía que solo sería considerado obispo de Roma el elegido según la forma canónica con aprobación divina y consentimiento universal2. Simplicio es venerado como santo, y su fiesta se celebra el 2 o 3 de marzo2.

El legado de San Simplicio radica en su firme defensa de la ortodoxia durante un período de grandes disputas teológicas, su combate contra el monofisismo, y su esfuerzo por mantener la unidad y la autoridad de la Iglesia en medio del declive del Imperio Romano de Occidente1. Su liderazgo solidificó su reputación como defensor de la fe y promotor de la autoridad eclesiástica1.

Conclusión

El pontificado del Papa San Simplicio fue un testimonio de resistencia y fidelidad en tiempos de inmensa agitación. Su labor incansable para preservar la doctrina católica, especialmente la enseñanza sobre las dos naturalezas de Cristo, y su dedicación a la administración eclesiástica, sentaron bases importantes para la Iglesia en Occidente. A pesar de los desafíos políticos y las herejías, Simplicio mantuvo la primacía de la Sede Romana y aseguró la continuidad de la fe, dejando un legado duradero como un defensor inquebrantable de la verdad católica.

Citas

  1. Papa #47: San Simplicius, Magisterium AI. Breve Historia de los Papas de la Iglesia Católica, §Papa 47: San Simplicius (2024). 2 3 4 5 6 7 8 9

  2. Papa San Simplicius, La Prensa Enciclopédica. Enciclopedia Católica, §Papa San Simplicius. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47

  3. San Simplicius, papa (d.C. 483), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 560. 2

  4. Sobre el Concilio de Calcedonia, Papa Pío XII. Sempiternus Rex Christus, § 3 (1951).

  5. La Iglesia de Antioquía, La Prensa Enciclopédica. Enciclopedia Católica, §La Iglesia de Antioquía. 2 3 4

  6. Papa Juan Pablo II. Peregrinación Jubilar a Grecia, Siria y Malta: Encuentro ecuménico - Catedral greco-ortodoxa, Damasco (5 de mayo de 2001) - Discurso, § 2 (2001).

  7. Patriarca y patriarcado, La Prensa Enciclopédica. Enciclopedia Católica, §Patriarca y Patriarcado.

  8. Semipelagianismo, La Prensa Enciclopédica. Enciclopedia Católica, §Semipelagianismo. 2 3

  9. Gracia actual, La Prensa Enciclopédica. Enciclopedia Católica, §Gracia actual. 2

  10. Pelagianismo, Semipelagianismo y el Oriente, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Pelagianismo, Semipelagianismo y el Oriente (2015).

  11. Un excurso agustiniano: El segundo Concilio de Orange, Reinhard Hütter. Santo Tomás sobre la Gracia y el Libre Albedrío en el 'Initium Fidei': La Síntesis Agustiniana Sobresaliente, § 16. 2

  12. Errores (5) de Cornelio Jansen - Fragmentos de «Augustinus» y condenados en las constituciones «Cum occasione», 31 de mayo de 1658, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 2004 (1854).