Papa Víctor III

El Papa Beato Víctor III, nacido Desiderio de Benevento, fue el 158º Papa de la Iglesia Católica, cuyo pontificado se extendió desde el 24 de mayo de 1086 hasta el 16 de septiembre de 1087. Su vida estuvo marcada por una profunda vocación monástica y una gran reticencia a asumir el cargo papal, en un período de intensa agitación política y religiosa, conocido como la Controversia de las Investiduras. A pesar de su breve papado, Víctor III se dedicó a continuar las reformas iniciadas por su predecesor, Gregorio VII, enfocándose en la autoridad papal y combatiendo la simonía y la corrupción clerical. Su legado incluye su influencia en la política normanda en favor de la Santa Sede y el inicio de lo que algunos consideran un precursor de las Cruzadas.
Tabla de contenido
Primeros Años y Vida Monástica
Nacido en 1026 o 1027, Desiderio de Benevento provenía de una rama no reinante de los duques lombardos de Benevento1. A pesar de la oposición de sus padres, especialmente después de la muerte de su padre en batalla en 1047, Desiderio sentía una fuerte inclinación hacia la vida monástica1. Huyó de un matrimonio arreglado y, tras un segundo intento, obtuvo permiso para ingresar al monasterio de Santa Sofía en Benevento, donde adoptó el nombre de Desiderio1.
Sin embargo, la vida en Santa Sofía no era lo suficientemente estricta para él, lo que lo llevó a buscar una vida más austera. Se trasladó primero al monasterio insular de Tremite en el Adriático y luego, en 1053, a un grupo de ermitaños en Majella, en los Abruzos1. Durante este tiempo, atrajo la atención de San León IX, quien probablemente lo empleó para negociar la paz con los normandos después de la Batalla de Civitate1.
Poco después, Desiderio se unió a la corte de Víctor II en Florencia, donde conoció a dos monjes de Monte Cassino. En 1055, regresó con ellos a Monte Cassino y se unió a la comunidad1. Rápidamente ascendió, siendo nombrado superior de la casa dependiente en Capua1.
Abad de Monte Cassino
En 1057, Esteban IX (X), quien había conservado el cargo de abad de Monte Cassino, llegó al monasterio. Creyéndose moribundo en Navidad, ordenó a los monjes que eligieran un nuevo abad, y la elección recayó en Desiderio1. Aunque el Papa se recuperó y deseaba retener el cargo de abad durante su vida, nombró a Desiderio como su legado para Constantinopla1. Fue en Bari, a punto de embarcarse hacia Oriente, donde Desiderio recibió la noticia de la muerte del Papa1.
Como abad de Monte Cassino, Desiderio demostró ser un líder excepcional. Su influencia con los normandos fue crucial para la Santa Sede. En 1059, persuadió a Roberto Guiscardo y Ricardo de Capua para que se convirtieran en vasallos de San Pedro por sus territorios recién conquistados1. Gregorio VII, su predecesor, lo convocó para informarse sobre la situación de la Italia normanda y le encargó negociar una entrevista con Roberto Guiscardo en 10731. También actuó como intermediario entre los príncipes normandos en 1074 y 1075, manteniendo buenas relaciones con Monte Cassino incluso cuando los normandos estaban en guerra abierta con el Papa1.
Su reputación con la Santa Sede era tan grande que se le permitió nombrar obispos y abades de entre sus hermanos en iglesias o monasterios que hubieran quedado sin patrono1.
Elección y Pontificado
Tras la muerte de Gregorio VII, la elección de un sucesor fue un proceso complicado. Desiderio fue considerado un candidato, pero su reticencia a aceptar el papado era bien conocida1,2. En mayo de 1086, fue elegido por aclamación y la capa roja papal le fue impuesta en la iglesia de Santa Lucía, recibiendo el nombre de Víctor2. Sin embargo, cuatro días después, un levantamiento le dio la excusa para huir de nuevo a su monasterio, donde depuso las insignias papales2. No pudo ser persuadido de asumir el cargo hasta la Pascua del año siguiente2.
En la Cuaresma de 1087, un concilio de cardenales y obispos se celebró en Capua. Allí, Víctor finalmente cedió y «por la asunción de la cruz y la púrpura confirmó la elección pasada»1. Su obstinación había irritado a algunos prelados, como lo demuestra la carta de Hugo de Lyon1.
Desafíos y Brevedad del Papado
El pontificado de Víctor III fue extremadamente breve, durando poco más de un año, del 24 de mayo de 1086 al 16 de septiembre de 10873. Durante este tiempo, la ciudad de Roma estaba ocupada por el antipapa imperial Clemente III (Guiberto de Rávena)1,2. Las tropas normandas lograron expulsar al antipapa de San Pedro el tiempo suficiente para que Víctor fuera consagrado y entronizado el 9 de mayo de 10871. Sin embargo, solo permaneció ocho días en Roma antes de regresar a Monte Cassino1.
Volvió a Roma a finales de mayo, respondiendo a una llamada de la condesa Matilde, cuyas tropas controlaban la Ciudad Leonina y el Trastevere1. Pero cuando a finales de junio el antipapa recuperó San Pedro, Víctor se retiró nuevamente a su abadía1. El Papa, descrito como un hombre amante de la paz y a menudo enfermo, no podía soportar ver la ciudad apostólica convertida en un campo de batalla2.
En agosto de 1087, se celebró un concilio en Benevento, donde Víctor renovó la excomunión del antipapa y la condena de la investidura laica, además de anatematizar a Hugo de Lyon y Ricardo, abad de Marsella1. Después de tres días de concilio, Víctor enfermó gravemente y regresó a Monte Cassino para morir1.
Legado y Muerte
Víctor III fue llevado a la sala capitular de Monte Cassino, donde emitió varios decretos para el beneficio de la abadía1. Con el consentimiento de los monjes, designó al prior, el cardenal Oderisio, como su sucesor en el abadía, de la misma manera que él mismo había sido nombrado por Esteban IX (X)1. También propuso a Odón de Ostia (futuro Urbano II) como el próximo Papa ante los cardenales y obispos reunidos1. Murió el 16 de septiembre de 1087 y fue enterrado en la tumba que había preparado para sí mismo en la sala capitular1.
Aunque Víctor III es una figura menos imponente en la historia que Desiderio, el gran abad de Monte Cassino, hay abundante evidencia de que su precaria salud fue la principal razón de su renuencia a aceptar el papado1. Se dice que enfermó al celebrar su primera Misa después de su consagración, y que durante su papado «apenas celebró una sola Misa»1.
Contribuciones y Reconocimiento
A pesar de su breve pontificado y su mala salud, Víctor III dejó algunas huellas significativas:
Campaña en África: El 5 de agosto de 1087, mientras Víctor celebraba el concilio en Benevento, un ejército de tropas romanas, genovesas, pisanas y amalfitanas, enviado por él a África bajo el estandarte de San Pedro, capturó la ciudad de El Mahadia1. Esto forzó al gobernante mahometano de Túnez a prometer tributo a la Santa Sede y a liberar a todos los esclavos cristianos1. Este evento es considerado por algunos como el comienzo de las Cruzadas1.
Obra Literaria: La única obra literaria de Víctor que se conserva son sus «Diálogos» sobre los milagros obrados por San Benito y otros santos en Monte Cassino1. También existe una carta a los obispos de Cerdeña, a donde había enviado monjes cuando aún era abad de Monte Cassino1.
Culto: El culto del Beato Víctor parece haber comenzado no más tarde del pontificado de Anastasio IV, unos 60 años después de su muerte1. En 1727, el abad de Monte Cassino obtuvo de Benedicto XIII permiso para celebrar su fiesta1. Su culto fue aprobado por el Papa León XIII, quien añadió su nombre al Martirologio Romano2.
Víctor III es recordado por su compromiso con la reforma de la Iglesia y sus esfuerzos por mantener los ideales de Gregorio VII en un período tumultuoso3.
Citas
Papa Beato Víctor III, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa Beato Víctor III. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29 ↩30 ↩31 ↩32 ↩33 ↩34 ↩35 ↩36 ↩37
Bto. Vitalis de Savigny, abad (d.C. 1122), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 577. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Papa #158: Bto. Víctor III, Magisterium AI. Breve Historia de los Papas de la Iglesia Católica, §Papa 158: Bto. Víctor III (2024). ↩ ↩2