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Parábola de la oveja perdida

Parábola de la oveja perdida
IdentificaciónTítulo (s): Parábola de la oveja perdida Tipo de objeto: grabado Número de objeto: RP-P-OB-46.022 Referencia de catálogo: Van Eeghen 4317 Inscripciones / Marcas: marca de coleccionista, verso, sellado: Lugt 2228 número, recto, manuscrito en tinta marrón: ‘77’ Fabricación Autor: grabador: Jan Luyken Lugar de fabricación: Ámsterdam Fecha: 1712 Características físicas: aguafuerte; prueba de estado Material: papel Técnica: aguafuerte Dimensiones: hoja: al. 117 mm × an. 153 mm Comentario Prueba de estado de la ilustración de: Luyken, Jan. Las historias y parábolas bíblicas del Antiguo y Nuevo Testamento, 2 tomos. Ámsterdam: Viuda de Pieter Arentsz II y Cornelis van der Sys, 1712, vol. II. Asunto Qué: la oveja perdida buscada y encontrada por el pastor ~ parábola del buen pastor (Mateo 18:12-14; Lucas 15:4-7) Adquisición y derechos Adquisición: desconocido Copyright: Dominio público. http://hdl.handle.net/10934/RM0001.COLLECT.147567, Rijksmuseum, CC0

La Parábola de la Oveja Perdida es una de las narraciones más conocidas de Jesús, registrada en los Evangelios de Mateo (Mt 18:12-14) y Lucas (Lc 15:3-7), siendo la versión de Lucas la más detallada y contextualizada. Esta parábola central en la enseñanza de Jesús revela la infinita misericordia de Dios Padre, quien no se resigna a la pérdida de nadie y sale activamente en busca del pecador extraviado. Junto con las parábolas de la moneda perdida y el hijo pródigo, forma el tríptico de la misericordia en el Evangelio de Lucas, destacando la inmensa alegría celestial que acompaña el arrepentimiento y el retorno de un solo pecador. La figura del Pastor, que deja a las noventa y nueve ovejas seguras en el desierto para buscar a la única descarriada, se ha convertido en un ícono fundamental de la fe cristiana, simbolizando el cuidado personal de Jesús por cada alma y el estilo de la acción divina: la búsqueda activa y fiel de la salvación de todos los hombres.

Tabla de contenido

I. Contexto Bíblico y Estructura

La Parábola de la Oveja Perdida se encuentra en el Evangelio de Lucas, capítulo 15, y es presentada por Jesús como una respuesta directa a las críticas de los fariseos y los escribas1.

El Marco de la Misericordia

El Evangelio de Lucas relata que los publicanos (recaudadores de impuestos) y los pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas, al ver que Jesús «acogía a los pecadores y comía con ellos,» se escandalizaban y murmuraban2,1. La parábola es, por lo tanto, una defensa y una explicación de la conducta de Jesús, cuyo acercamiento a los pecadores no debe ser motivo de escándalo, sino de profunda reflexión sobre cómo se vive la fe2.

En Lucas 15, la parábola de la Oveja Perdida es la primera de tres narraciones consecutivas que ilustran la misericordia de Dios: la Oveja Perdida (vv. 4-7), la Moneda Perdida (vv. 8-10), y el Hijo Pródigo (vv. 11-32)3,1. Este tríptico es fundamental para comprender el concepto de la alegría divina por el arrepentimiento4,5.

El Desarrollo de la Narración

La parábola se centra en un pastor que tiene cien ovejas y pierde una. Jesús plantea una pregunta retórica: «¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y pierde una, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada hasta que la encuentra?» (Lc 15:4)2,1.

  1. La Búsqueda Activa: El pastor es el único protagonista activo de la historia2. Su acción es paradójica, pues abandona la mayoría (las noventa y nueve) en el desierto, un lugar de peligro y muerte, para buscar a la única perdida2. Esta acción subraya el valor inmenso de cada individuo ante Dios2.

  2. El Hallazgo y la Alegría: Al encontrarla, el pastor no la castiga ni la regaña, sino que la pone sobre sus hombros, regocijándose2,6.

  3. La Celebración Comunitaria: Al llegar a casa, llama a sus amigos y vecinos para compartir su alegría: «Alégrense conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido» (Lc 15:6)6,1.

  4. La Conclusión Teológica: Jesús concluye la parábola con una enseñanza explícita: «Les digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento» (Lc 15:7)4,1.

II. Interpretación Teológica Católica

La Iglesia Católica ha interpretado consistentemente esta parábola como una revelación profunda del carácter de Dios y la misión de Jesucristo.

Jesús como el Buen Pastor

La imagen del pastor que carga a la oveja sobre sus hombros es un ícono tradicional que expresa el cuidado de Jesús por los pecadores y la misericordia de Dios2. El pastor en la parábola es Cristo mismo, el Buen Pastor, cuya misión es «buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lc 19:10)7,8.

El acto de buscar a la oveja perdida hasta encontrarla demuestra que el amor de Dios es un amor que busca activamente y un amor que salva6. Este deseo ardiente de Dios de no perder a una sola persona es absoluto2. El Señor no acepta que una sola persona se pierda, y su acción es la de quien sale a buscar a sus hijos extraviados2.

La Misericordia y el Arrepentimiento

La parábola es una advertencia clara de que la misericordia hacia los pecadores es el estilo con el que Dios actúa2. Dios es absolutamente fiel a su voluntad salvífica, y nada ni nadie puede distraerlo de ella2.

La oveja perdida representa al pecador que se ha alejado de Dios4,9. San Cipriano de Cartago, al comentar esta parábola, la utiliza para argumentar que la esperanza de perdón no debe negarse a los que han caído (los lapsi), ya que Cristo trae de vuelta al pecador tierno y extraviado, llevándolo sobre sus hombros4.

El retorno de la oveja perdida simboliza el arrepentimiento del pecador4,5. La parábola enseña que aquellos que se reconocen extraviados y se arrepienten recuperan su dignidad principal como hijos de Dios, un retorno simbolizado en la parábola del hijo pródigo por la túnica, el anillo y las sandalias10.

La Alegría en el Cielo

Un punto central de la parábola es la desproporcionada alegría que se produce en el cielo por el retorno de uno solo2,4,5. Jesús afirma que hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente que por los noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento1.

San Agustín de Hipona reflexiona sobre esta alegría, señalando que Dios se regocija más por la salvación de un alma desesperada y liberada de un gran peligro, que si siempre hubiera habido esperanza para ella5. Esta mayor alegría está siempre precedida por el mayor dolor11.

Santo Tomás de Aquino aborda la paradoja de que Dios se regocije más por el penitente que por el inocente. La alegría se debe a que el penitente y el inocente se relacionan como «excedente y excedido»12. El pecador que regresa a Dios con arrepentimiento compensa sus pérdidas pasadas con ganancias subsiguientes, de modo que hay más alegría por su causa10.

III. Implicaciones para la Vida Cristiana y la Iglesia

La Parábola de la Oveja Perdida no solo describe la acción de Dios, sino que también establece un modelo para la vida de la Iglesia y la misión de los creyentes.

Un Llamado al Celo Apostólico

La parábola es un llamado a la misión evangelizadora y al celo apostólico3. El corazón pastoral de Jesús sufre por aquellos que se alejan y, en respuesta a este sufrimiento, toma un riesgo, dejando a las noventa y nueve seguras para aventurarse en busca de la perdida3.

Para los cristianos, la parábola enseña la nostalgia por los que se han ido3. Jesús no siente ira ni resentimiento por el que se distancia de la Iglesia, sino pura añoranza, y este es el celo de Dios3. La comunidad cristiana no debe encerrarse «en el redil» con olor a encierro, sino que debe salir con celo misionero al encuentro de los demás2. En la visión de Jesús, no hay ovejas definitivamente perdidas, sino solo ovejas que deben ser encontradas de nuevo2.

Rechazo a la Cultura del Descarte

El Papa Francisco ha enfatizado que la parábola es una advertencia contra la «cultura del descarte»2. Dios no comparte esta cultura; Él no descarta a nadie, sino que ama a todos y busca a todos, uno por uno2.

La parábola se dirige inicialmente a los fariseos y escribas, quienes se creían «justos» y se alejaban de Jesús por su comportamiento2. La lección que Jesús quiere transmitir es que ninguno de nosotros puede perderse2.

La Responsabilidad del Pastor (Obispo)

Los primeros escritos cristianos interpretaron la parábola como un mandato directo a los líderes de la Iglesia. Las Constituciones Apostólicas exhortan al obispo a ser un «pastor compasivo y diligente alimentador del rebaño,» buscando lo que falta y guiando al descarriado7. El obispo tiene la autoridad para restaurar a los penitentes, liberándolos de sus pecados y reincorporándolos a la Iglesia, que es el «puerto de tranquilidad»7.

La Universalidad de la Salvación

La parábola de la oveja perdida, junto con el pasaje de Mateo 18:14 («no es voluntad de vuestro Padre que está en los cielos que se pierda uno de estos pequeños»), subraya la enseñanza de que el amor de Dios no excluye a nadie13,14. Cristo murió por todos los hombres sin excepción, y no hay un solo ser humano por el que Cristo no haya sufrido13. Dios desea que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad15.

En resumen, la Parábola de la Oveja Perdida es una profunda declaración teológica de que Dios es todo amor, todo misericordia2. El Pastor (Jesús) siempre buscará a la oveja (el pecador) que está más necesitada, más abandonada y más descartada, desafiando a las noventa y nueve a participar en la reunificación del rebaño2.

Citas

  1. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Lucas 15. 2 3 4 5 6 7

  2. B17. La ovejita perdida (cf Lc 15, 1:7), Papa Francisco. Audiencia General del 4 de mayo de 2016: 17. La ovejita perdida (cf Lc 15, 1:7) (2016). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21

  3. Catequesis. La pasión por la evangelización: El celo apostólico del creyente. 2. Jesús, modelo de evangelización, Papa Francisco. Audiencia General del 18 de enero de 2023 - Catequesis. La pasión por la evangelización: El celo apostólico del creyente. 2. Jesús, modelo de evangelización (2023). 2 3 4 5

  4. Que la esperanza del perdón no sea negada a los caídos, Cipriano de Cartago. Contra Novaciano, § 15 (258). 2 3 4 5 6

  5. Capítulo 3. Que Dios y los ángeles se regocijan más por el retorno de un pecador que por muchos justos, Agustín de Hipona. Las Confesiones - Libro 8, § 6 (400). 2 3 4

  6. Papa Juan Pablo II. Viaje Apostólico a América: Concelebración Eucarística en el Trans World Dome, St. Louis (27 de enero de 1999), § 2 (1999). 2 3

  7. Cómo el obispo debe tratar a los inocentes, a los culpables y a los penitentes - Cómo los gobernados deben obedecer a los obispos que están sobre ellos, Autor desconocido. Constituciones Apostólicas, §Libro II. Sección 3. XX (380). 2 3

  8. Parte cuatro - Leyendo el Nuevo Testamento, Conferencias Episcopales de Inglaterra y Gales, y de Escocia. El don de la Escritura, § 56 (2005).

  9. Agustín de Hipona. Tratado 7 Juan 1:34-51, § 21 (420).

  10. Tercera parte - De la recuperación de la virtud por medio de la penitencia - ¿Si, por la penitencia, el hombre es restaurado a su dignidad anterior? , Tomás de Aquino. Summa Theologiae, § III, Q. 89, A. 3, co. (1274). 2

  11. Capítulo 3. Que Dios y los ángeles se regocijan más por el retorno de un pecador que por muchos justos, Agustín de Hipona. Las Confesiones - Libro 8, § 8 (400).

  12. Primera parte - El amor de Dios - ¿Si Dios ama siempre más las cosas mejores? , Tomás de Aquino. Summa Theologiae, § I, Q. 20, A. 4 (1274).

  13. Sección dos I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 605. 2

  14. Sección dos el Padre Nuestro, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2822.

  15. Sección uno «creo» - «creemos», Catecismo de la Iglesia Católica, § 74.