Parábola del siervo despiadado
La Parábola del Administrador Astuto (también conocida como la Parábola del Mayordomo Infiel o Siervo Despiadado) es una de las narraciones más complejas y enigmáticas enseñadas por Jesús, registrada exclusivamente en el Evangelio de Lucas (16:1-13)1. Esta parábola aborda la correcta administración de los bienes materiales y la urgencia de utilizar las riquezas terrenales, a las que Jesús llama «riquezas deshonestas» o «mammon de iniquidad,» para asegurar el destino eterno1,2. La enseñanza central no radica en alabar la deshonestidad del administrador, sino en la prudencia y previsión con la que actúa para asegurar su futuro, contrastando la sagacidad de los «hijos de este siglo» con la falta de visión de los «hijos de la luz»3,4. El mensaje culmina con la advertencia de que no se puede servir a dos maestros: Dios y la riqueza (mammon)1,4,2.
Tabla de contenido
Contexto Bíblico y Estructura
La Parábola del Administrador Astuto se encuentra en el capítulo 16 del Evangelio de Lucas, inmediatamente antes de la Parábola del Rico y Lázaro (Lucas 16:19-31)1,5. Este contexto es crucial, ya que ambas parábolas abordan el tema central de la riqueza, la pobreza y la responsabilidad en el uso de los bienes materiales4.
El Relato (Lucas 16:1-8)
Jesús relata la historia a sus discípulos sobre un hombre rico que tenía un administrador acusado de malgastar sus bienes1. El amo lo convoca para rendir cuentas y le anuncia su despido1. Ante la inminente pérdida de su puesto, el administrador reflexiona sobre su futuro: no tiene fuerzas para cavar y le avergüenza mendigar1.
Para asegurarse un lugar donde ser bienvenido después de su despido, el administrador ideó un plan astuto: llamó a los deudores de su amo y redujo significativamente sus deudas1. Por ejemplo, a uno que debía cien barriles de aceite, le dijo que escribiera cincuenta; a otro que debía cien medidas de trigo, le dijo que escribiera ochenta1.
Lo sorprendente del relato es la reacción del amo: el amo alabó al administrador deshonesto porque había actuado prudentemente o astutamente1,3. El Evangelio añade una observación de Jesús: «porque los hijos de este siglo son más astutos en el trato con su propia generación que los hijos de la luz»1.
Las Máximas de Jesús (Lucas 16:9-13)
El relato de la parábola es seguido inmediatamente por una serie de enseñanzas y máximas pronunciadas por Jesús, que extraen la lección moral y teológica de la historia1,4.
Hacer amigos con las riquezas deshonestas: «Y yo os digo: Haceos amigos con las riquezas deshonestas, para que cuando estas falten, os reciban en las moradas eternas»1. Esta es la aplicación directa de la astucia del administrador6.
Fidelidad en lo poco: «El que es fiel en lo muy poco, es fiel también en mucho; y el que es deshonesto en lo muy poco, es deshonesto también en mucho»1,3,7.
Riquezas deshonestas y verdaderas riquezas: Jesús pregunta: «Si, pues, no habéis sido fieles en las riquezas deshonestas, ¿quién os confiará las verdaderas?»1. También: «Y si no habéis sido fieles en lo ajeno, ¿quién os dará lo que es vuestro?»1.
Imposibilidad de doble servicio: La conclusión final y más citada es: «Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o se dedicará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas (mammon)»1,4,2.
Interpretación Teológica Católica
La Parábola del Administrador Astuto ha sido considerada por los comentaristas como una de las parábolas más difíciles de interpretar debido a la aparente alabanza de una conducta injusta4. La enseñanza de la Iglesia, sin embargo, se centra consistentemente no en la inmoralidad del administrador, sino en su previsión y el uso que hace de los bienes temporales para asegurar un futuro3,6.
La Astucia y la Previsión (Prudencia)
El amo no alaba la deshonestidad del administrador, sino su prudencia o sagacidad (phronesis en griego)3. El administrador, al enfrentarse a un futuro incierto, actúa con rapidez y determinación para asegurar su bienvenida futura1,6.
El Papa Benedicto XVI explicó que el Evangelio no presenta al administrador como un modelo de honestidad, sino como un ejemplo a imitar por su astucia previsora3. Si las personas mundanas están dispuestas a recurrir a la deshonestidad para asegurarse un bienestar material imprevisible, cuánto más deben los cristianos preocuparse por proveer su felicidad eterna mediante el uso de los bienes de esta tierra3,8.
San Agustín, al reflexionar sobre la parábola, pregunta: «¿Quién es el imprudente? El que no mira por sí mismo para el futuro»8. El administrador actúa con prudencia al mirar hacia el futuro, y los cristianos deben hacer lo mismo, pero con miras a la eternidad8,9.
El Significado de «Riquezas Deshonestas» (Mammon de Iniquidad)
La frase clave de la parábola es «mammon de iniquidad» o «riquezas deshonestas» (mammon of unrighteousness)1,4.
Riqueza en general: El término mammon se refiere al dinero o a la riqueza material2.
Naturaleza «deshonesta» de la riqueza: La riqueza es calificada como «deshonesta» o «de iniquidad» no necesariamente porque haya sido adquirida de forma injusta, sino por su naturaleza transitoria y su capacidad de tentar al hombre hacia el mal2,1,6. Tertuliano señala que el dinero es el «instigador de la injusticia»2. San Agustín sugiere que la riqueza es deshonesta porque «la tienes tú y otro no la tiene, tú abundas y otro necesita»8.
Instrumento para la caridad: Jesús exhorta a usar estas riquezas transitorias como un instrumento para el bien eterno6. La única manera de hacer fructificar los talentos y riquezas para la eternidad es compartiéndolos con los hermanos3.
La Caridad como Inversión Eterna
La enseñanza fundamental de la parábola es la inversión espiritual de los bienes materiales. El administrador usó la riqueza de su amo para conseguir amigos que lo recibieran en sus casas1. Jesús instruye a sus discípulos a hacer lo mismo: usar el mammon para conseguir amigos que los reciban en las moradas eternas1.
Estos «amigos» son, según la tradición patrística, los pobres4,10. Al dar limosna y ayudar a los necesitados, el cristiano está prestando a Dios, y el pobre se convierte en un «portero del Cielo»4,11. San Agustín conecta esta enseñanza directamente con el Juicio Final, donde el Señor dirá: «Tuve hambre, y me disteis de comer… lo que hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis»10.
San Jerónimo, citando la parábola, exhorta a usar la riqueza para construir sobre «piedras vivas» (los pobres), en lugar de gastarla en «piedras que pasarán con la tierra y el mundo»11.
La Fidelidad en la Administración
Las máximas que siguen a la parábola enfatizan el concepto de mayordomía6. Los bienes materiales no son nuestros, sino que nos han sido confiados por Dios6,12.
Fidelidad en lo poco: La forma en que administramos las pequeñas cosas de este mundo (el dinero, el tiempo, los talentos) es una prueba de nuestra capacidad para manejar las «verdaderas riquezas»1,3,7. La fidelidad en la administración de lo temporal es un requisito para que Dios nos confíe los bienes eternos, que son verdaderamente nuestros1,12.
Servir a Dios, no a la Riqueza: La parábola concluye con la advertencia de que la riqueza puede convertirse en un rival de Dios1,2. Los fariseos, que eran «amantes del dinero,» ridiculizaron a Jesús por esta enseñanza1. El servicio a mammon (el dinero personificado como un ídolo o señor) es incompatible con el servicio a Dios1,2.
Interpretaciones Patrísticas Adicionales
Los Padres de la Iglesia exploraron diversas alegorías dentro de la parábola, aunque la interpretación central de la caridad como previsión se mantuvo constante.
San Agustín
San Agustín enfatiza que la riqueza es «ajena» (that which is another man’s)1,12. La vida y los bienes son un regalo del Señor, y un día se nos pedirá cuentas de cómo los hemos administrado6. La caridad es la forma de «colocarlo en la mano de Cristo» y asegurar la recompensa futura8.
Tertuliano
Tertuliano, en su obra Contra Marción, utiliza la parábola para refutar la idea de un dios rival. Él aclara que el «mammon de iniquidad» es el dinero, y no el Creador2. La parábola, según Tertuliano, fue dirigida originalmente al pueblo judío, quienes habían administrado mal el negocio del Señor (la Ley y los Profetas) y debían haber usado el «mammon» (los gentiles) para conseguir amigos antes de que la gracia se apartara de ellos13.
San Ambrosio
Algunos comentaristas, como San Ambrosio, vieron en el administrador despiadado una alegoría de un gobernante malvado en la Iglesia4. Sin embargo, esta interpretación es menos común que la aplicación directa a la responsabilidad individual de la mayordomía.
Lecciones para la Vida Cristiana
La Parábola del Administrador Astuto ofrece lecciones prácticas para el discípulo de Cristo en el manejo de sus recursos en el mundo contemporáneo14.
Urgencia y Diligencia: La parábola nos llama a imitar la diligencia del administrador, pero aplicándola a las cosas del espíritu4. Si los «hijos de este siglo» son tan sagaces en sus negocios temporales, los cristianos deben ser aún más astutos y diligentes en la búsqueda de la salvación eterna3.
Desapego de los bienes: La riqueza es transitoria y no es una seguridad contra la adversidad, ni siquiera contra la muerte14. La parábola del Rico Insensato (Lucas 12:16-21), que precede a esta sección, subraya que la acumulación de bienes no asegura la vida15,14. El discípulo debe evitar la codicia y el apego excesivo al dinero15,7,16.
Solidaridad y Bien Común: La parábola invita a usar los bienes y recursos de la tierra como instrumentos para el compartir6. Al crear redes de amistad y solidaridad, y al trabajar por el bien común, el cristiano invierte en el Reino de Dios, construyendo un mundo más justo y fraterno6.
En resumen, la parábola es un llamado a la sabiduría práctica en la vida espiritual: debemos ser tan previsores para la eternidad como los mundanos lo son para sus asuntos temporales8. La mejor inversión de la riqueza es la caridad, que transforma el «mammon de iniquidad» en una bienvenida segura a las «moradas eternas»1,11.
Citas
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Lucas 16. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29
Capítulo 33. Refutada la interpretación marcionita de Dios y Mammón. Los profetas justifican la amonestación de Cristo contra la codicia y el orgullo. Juan Bautista, el vínculo entre las antiguas y las nuevas dispensaciones del Creador. Así dijo Cristo — pero también lo había dicho Isaías mucho antes. Un solo Dios, el Creador, por su propia voluntad cambió las dispensaciones. Ningún nuevo dios tuvo que ver en el cambio, Quinto Septimio Florente Tertuliano (Tertuliano de Cartago). Contra Marción, §Libro IV. Capítulo 33 (208). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9
Visita pastoral de Su Santidad Benedicto XVI a la diócesis suburbicaria de Velletri-Segni - Concelebración eucarística, Papa Benedicto XVI. 23 de septiembre de 2007: Celebración Eucarística en la plaza frente a la Catedral de Velletri (Italia) (2007). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10
Parábolas, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Parábolas. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11
Pruebas del testimonio claro de Moisés, y de los otros profetas, cuyas palabras son las palabras de Cristo, de que hay un solo Dios, el fundador del mundo, a quien nuestro Señor predicó, y a quien llamó su Padre, Ireneo de Lyon. Contra las Herejías - Libro IV, §Capítulo 2. 4 (189). ↩
Ángelus, 21 de septiembre de 2025, Papa León XIV. Ángelus, 21 de septiembre de 2025, § 1. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10
Capítulo 10. La maravillosa integridad de Alipio en el juicio. La amistad duradera de Nebridio con Agustín, Agustín de Hipona. Las Confesiones - Libro 6, § 16 (400). ↩ ↩2 ↩3
La primera parte, Agustín de Hipona. Exposiciones sobre los Salmos - Salmo 49, § 1.12 (420). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Agustín de Hipona. Sermones sobre lecciones seleccionadas del Nuevo Testamento - Sermón 36, § 10 (420). ↩
Agustín de Hipona. Sermones sobre lecciones seleccionadas del Nuevo Testamento - Sermón 63, § 1 (420). ↩ ↩2
Eusebio Sofronio Jerónimo (Jerónimo de Estridón o San Jerónimo). Carta 108 - A Eustoquio, § 16 (404). ↩ ↩2 ↩3
Carta de Agustín a Romaniano, Agustín de Hipona. Carta 15 (390) De Agustín a Romaniano, § 2 (1887). ↩ ↩2 ↩3
Quinto Septimio Florente Tertuliano (Tertuliano de Cartago). De Fuga in Persecutione, § 14 (200). ↩
IV, Gary A. Anderson. Fe, Finanzas y Limosna en la Biblia, § 7. ↩ ↩2 ↩3
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Lucas 12. ↩ ↩2
Agustín de Hipona. Sermones sobre lecciones seleccionadas del Nuevo Testamento - Sermón 75, § 11 (420). ↩