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Parábolas de Jesús

Las parábolas de Jesús son un elemento central de su enseñanza, revelando verdades profundas sobre el Reino de Dios de una manera accesible y memorable. A través de relatos tomados de la vida cotidiana y la naturaleza, Jesús invitó a sus oyentes a una reflexión radical y a una elección personal, ocultando al mismo tiempo los misterios del Reino a aquellos que no estaban dispuestos a comprender. Estas narraciones no solo tienen un significado ético y dogmático, sino que también apuntan a la consumación de todas las cosas y a la presencia de Cristo mismo.

Tabla de contenido

Contexto Histórico y Cultural

El uso de parábolas era una forma de instrucción familiar en el judaísmo del tiempo de Jesús1. La palabra «parábola» (del hebreo mashal, sirio mathla, griego parabole) significa generalmente una comparación o un paralelo, donde una cosa se usa para ilustrar otra1. Es una semejanza tomada de incidentes reales, sensibles o terrenales para transmitir un significado ideal, espiritual o celestial1. Esta forma de discurso, al referirse a hechos y cuestiones de la vida diaria, facilitaba el contacto con una audiencia incluso poco instruida2.

Jesús, al igual que los profetas del Antiguo Testamento que utilizaron formas similares como fábulas o cantos alegóricos (por ejemplo, el apologético de Jotam en Jueces 9:8-15 o la reprensión de Natán a David en 2 Samuel 12:1-4), empleó las parábolas para enseñar1. Sin embargo, a diferencia de los profetas, Jesús no actuaba ni se describía a sí mismo actuando en las historias que narraba1. Su enseñanza a la multitud fue principalmente parabólica, como se desprende de Mateo 13:34 y Marcos 4:331.

Características y Forma de las Parábolas

Las parábolas de Jesús se caracterizan por su sencillez y su arraigo en la experiencia cotidiana y la contemplación de la creación3. Jesús tomaba inspiración del trabajo del hombre y la mujer, como una mujer amasando levadura, remendando un vestido, un buscador de perlas negociando, o la gestión del dinero4. También hacía referencia a fenómenos naturales y trabajos agrícolas, como la siembra, la cosecha, los lirios del campo, los pájaros, la cizaña y el trigo, el vino y el aceite5.

El Catecismo de la Iglesia Católica señala que la invitación de Jesús a entrar en su Reino se presenta en forma de parábolas, una característica distintiva de su enseñanza6,7. Estas parábolas son como espejos para el hombre, que le hacen cuestionarse si será tierra dura o buena para la palabra, o qué uso ha hecho de los talentos recibidos6,7.

Propósito de las Parábolas

El propósito de las parábolas es tanto revelar como ocultar la verdad1. Jesús explicó a sus discípulos que a ellos se les había concedido conocer el misterio del Reino de Dios, pero para los de fuera, todo venía en parábolas, «para que miren y vean, pero no perciban; escuchen y oigan, pero no entiendan» (Marcos 4:10-12)8. Esto no significa que la verdad se oculte arbitrariamente, sino que la comprensión requiere una disposición interior y una adhesión a Cristo6,7.

El Papa Juan Pablo II explicó que Jesús habla en parábolas porque este es el «estilo» de Dios, ya que la creación misma es una gran parábola3. El Hijo unigénito tiene la misma manera de hacer y de hablar que el Padre celestial3.

Significado Teológico

Las parábolas enseñan lecciones éticas y dogmáticas, con implicaciones proféticas que alcanzan la consumación de todas las cosas1. Su analogía con los sacramentos, de los cuales la Encarnación de nuestro Señor es la fuente y el modelo, nunca debe pasarse por alto1. El Reino de Dios es el corazón secreto de las parábolas de Jesús6,7.

El Reino de Dios como Centro

Las parábolas sobre el Reino de Dios son fundamentales para comprender el origen de la Iglesia y su carácter de desarrollo histórico y espiritual9. El Reino de Dios es comparado con un hombre que siembra una semilla que germina y crece misteriosamente (Marcos 4:26-29)9, un campo donde crecen trigo y cizaña hasta la cosecha (Mateo 13:24-30), una semilla de mostaza que se convierte en un gran árbol (Mateo 13:31-32), o levadura en la harina (Mateo 13:33)10.

San Roberto Belarmino y otros Padres de la Iglesia vieron en las parábolas del Reino una cristología velada11. Por ejemplo, si el Reino es como un tesoro escondido en un campo, este tesoro es la Divinidad misma, oculta en la humanidad de Cristo11. De manera similar, la perla de gran valor o el pago a los trabajadores de la viña también representan a Cristo11.

Llamada a la Conversión y la Elección Radical

Las parábolas de Jesús invitan a las personas al banquete del Reino, pero también exigen una elección radical: para ganar el Reino, uno debe darlo todo6,7. No bastan las palabras, se requieren obras6,7. Jesús invita a los pecadores a la mesa del Reino, pero también a la conversión, sin la cual no se puede entrar en él6. La inmensa misericordia del Padre hacia ellos y la gran alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente se manifiestan en sus palabras y acciones6.

Parábolas Principales

Los Evangelios Sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) contienen un total de treinta y tres parábolas, aunque algunos las elevan a sesenta al incluir expresiones proverbiales1. Marcos tiene una parábola peculiar, la semilla que crece en secreto (Marcos 4:26), y comparte tres con Mateo y Lucas: el sembrador, la semilla de mostaza y los viñadores malvados1. Otras parábolas como la levadura y la oveja perdida se encuentran en Mateo y Lucas1.

Parábolas sobre el Crecimiento del Reino

Parábolas sobre la Misericordia y el Juicio

Parábolas sobre la Oración y la Perseverancia

Uso Litúrgico y Catequético

Las parábolas de Jesús forman una parte esencial de la liturgia y la catequesis católica. Son leídas y meditadas regularmente en las celebraciones eucarísticas, proporcionando enseñanzas atemporales para la vida de los fieles. El Catecismo de la Iglesia Católica las presenta como un medio para comprender los misterios del Reino y la necesidad de una respuesta activa a la llamada de Cristo6,7.

Recepción en la Iglesia

Desde los primeros Padres de la Iglesia, las parábolas han sido objeto de profunda reflexión y estudio. Escritores ortodoxos consideran la parábola del sembrador como un modelo tanto de narrativa como de interpretación1. Padres como Ireneo, Ambrosio y Agustín consideraron la historia de Lázaro como una narrativa real, no una ficción1. La Iglesia Católica, a lo largo de su historia, ha mantenido que el Hijo de Dios, al instruir a sus discípulos para todos los tiempos, les confiaría misterios celestiales, «cosas ocultas desde la fundación del mundo» (Mateo 13:35)1.

Interpretaciones Contemporáneas

En la actualidad, las parábolas siguen siendo una fuente inagotable de inspiración y enseñanza. La interpretación moderna busca profundizar en su significado, reconociendo tanto su contexto histórico como su relevancia perenne para la vida cristiana. Se enfatiza que Jesús y la presencia del Reino en este mundo están secretamente en el corazón de las parábolas, y que para «conocer los secretos del Reino de los cielos» es necesario entrar en el Reino, es decir, convertirse en discípulo de Cristo6,7.

Conclusión

Las parábolas de Jesús son mucho más que simples historias; son ventanas a la naturaleza de Dios, a la dinámica del Reino de los Cielos y a la vocación del ser humano. A través de ellas, Jesús nos invita a una conversión del corazón, a una fe activa y a una vida que refleje la misericordia y la justicia divinas. Son un llamado constante a la reflexión y a la acción, revelando verdades eternas de una manera que resuena en cada época y cultura.

Citas

  1. The Encyclopedia Press, Catholic Encyclopedia, Parables. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22

  2. Pope John Paul II, General Audience of 20 April 1988, 8 (1988).

  3. Pope John Paul II, 11 July 1993: Eucharistic Celebration in Santo Stefano di Cadore (Belluno - Italy) - Homily (1993). 2 3

  4. Pope John Paul II, 8 May 1988: Liturgy of the Word in «Explanada del Barrio La Concordia» in Melo (Uruguay) - Homily, 2 (1988).

  5. Pope John Paul II, 17 May 1988: Holy Mass for farmers at Villarrica (Paraguay) - Homily, 4 (1988).

  6. Catechism of the Catholic Church, CCC, 1.2.2. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

  7. Catechism of the Catholic Church, CCC, 546 (1992). 2 3 4 5 6 7 8

  8. Emmanuel Durand, O.P., Understanding Revelation according to a Sacramental Mode, 10. 2

  9. Pope John Paul II, General Audience of 25 September 1991 (1991). 2 3

  10. Synod of the Ukrainian Greek Catholic Church, Catechism of the Ukrainian Catholic Church: Christ – Our Pascha, 210 (2016). 2 3

  11. Ezra Sullivan, O.P., Seek First the Kingdom: A Reply to Germain Grisez’s Account of Man’s Ultimate End, 33. 2 3

  12. Pope John Paul II, General Audience of 18 March 1987 (1987). 2

  13. Pope John Paul II, 23 September 1990: Eucharistic Celebration in Ferrara (Italy) - Homily, 4 (1990).

  14. Catechism of the Catholic Church, CCC, 4.1.