Populorum Progressio
La encíclica Populorum Progressio, publicada por el Papa Pablo VI el 26 de marzo de 1967, es un documento fundamental en la Doctrina Social de la Iglesia Católica. Aborda la cuestión del desarrollo de los pueblos, enfatizando que el verdadero progreso no se limita al crecimiento económico, sino que debe ser integral, abarcando las dimensiones humanas, sociales, culturales y espirituales de cada persona y de la humanidad en su conjunto. La encíclica denuncia las crecientes desigualdades entre naciones ricas y pobres, aboga por la solidaridad global y la justicia social, y propone un modelo de desarrollo que prioriza la dignidad humana y el bien común, considerándolo un nuevo nombre para la paz.
Tabla de contenido
Contexto y Significado
Populorum Progressio fue promulgada en un período de creciente conciencia global sobre las disparidades económicas y sociales entre el Norte y el Sur del mundo. El Concilio Vaticano II había profundizado la comprensión de la Iglesia sobre su papel en el mundo moderno, y esta encíclica se convirtió en una expresión concreta de las exigencias del Evangelio en el ámbito del desarrollo humano1. El Papa Pablo VI, con una clara conciencia de estas demandas, consideró su deber ayudar a todas las personas a explorar este grave problema en todas sus dimensiones y a comprender la necesidad de una acción concertada1.
El Papa Benedicto XVI, más de cuarenta años después, calificó a Populorum Progressio como la «Rerum Novarum de la era actual», destacando su importancia para iluminar el camino de la humanidad hacia la unidad y el desarrollo humano integral2. La encíclica Rerum Novarum de León XIII (1891) había abordado la «cuestión obrera» y las relaciones entre capital y trabajo, sentando las bases de la Doctrina Social de la Iglesia3,4. Populorum Progressio expandió esta perspectiva, afirmando que la cuestión social había adquirido una dimensión mundial5.
El Concepto de Desarrollo Integral
Uno de los pilares de Populorum Progressio es su concepto de desarrollo integral del hombre y de todos los hombres2,6. El Papa Pablo VI enfatizó que el desarrollo no puede reducirse únicamente al crecimiento económico7. Para ser auténtico, el desarrollo debe ser completo, promoviendo la evolución de cada individuo y de la persona en su totalidad7.
Este desarrollo integral implica:
Crecimiento moral y espiritual: El objetivo final de los programas de productividad debe ser servir a la naturaleza humana, reduciendo las desigualdades, eliminando la discriminación y liberando a los hombres de la servidumbre. Esto les permite mejorar su situación temporal, fomentar su crecimiento moral y desarrollar sus dones espirituales8.
Dimensión social: El desarrollo auténtico no es solo una acumulación de riqueza o una mayor disponibilidad de bienes y servicios si esto se logra a expensas del desarrollo de las masas o sin considerar las dimensiones sociales, culturales y espirituales del ser humano5.
Dominio del propio progreso: El hombre es verdaderamente humano solo si es dueño de sus propias acciones y juez de su valor, el arquitecto de su propio progreso, actuando de acuerdo con su naturaleza dada por Dios y aceptando libremente sus potenciales y exigencias8.
El Papa Juan Pablo II, en su discurso a la Comisión Trilateral en 1983, señaló que es una ilusión perseguir únicamente el desarrollo material. La conciencia de la dignidad humana es la raíz de todo, incluidos los dinamismos de producción y beneficio. Atacar esta dignidad debilita todos los esfuerzos de desarrollo. Por el contrario, crear condiciones sociales, culturales y espirituales que protejan a las personas de la opresión, la explotación y la dependencia degradante es una garantía para el éxito de los proyectos de desarrollo6.
La Dimensión Mundial de la Cuestión Social
Populorum Progressio subraya que la cuestión social ha trascendido las fronteras nacionales para convertirse en un problema global5. La encíclica destaca la extrema disparidad entre naciones en niveles económicos, sociales y educativos, lo que provoca celos y discordia, poniendo a menudo en peligro la paz9.
Pablo VI afirmó que la lucha contra la pobreza y las condiciones injustas actuales no solo promueve el bienestar humano, sino que también fomenta el desarrollo espiritual y moral del hombre, beneficiando así a toda la raza humana9. La paz, según la encíclica, no es simplemente la ausencia de guerra, sino que se construye día a día mediante esfuerzos dirigidos al establecimiento de un universo ordenado por Dios, con una forma más perfecta de justicia entre los hombres9.
La encíclica también resalta la obligación moral de la solidaridad5. Los líderes políticos y los ciudadanos de los países ricos, especialmente si son cristianos, tienen el deber moral de considerar la interdependencia entre su conducta y la pobreza y el subdesarrollo de millones de personas en sus decisiones personales y de gobierno5.
Llamado a la Solidaridad Global y la Cooperación
La encíclica hace un enérgico llamado a la solidaridad y la cooperación internacional10. El desarrollo del individuo implica necesariamente un esfuerzo conjunto para el desarrollo de toda la raza humana10. El Papa Pablo VI instó a que «el hombre se encuentre con el hombre, la nación con la nación, como hermanos y hermanas, como hijos de Dios»10.
Para lograrlo, la encíclica propone varias vías:
Diálogo entre naciones: Todas las naciones deben iniciar un diálogo, especialmente entre quienes ofrecen ayuda y quienes la reciben. Este diálogo permitiría una evaluación equilibrada del apoyo necesario, considerando tanto la generosidad de las naciones donantes como las necesidades reales de los países receptores y el uso que se dará a la asistencia financiera11.
Condiciones justas para la ayuda: Los países en desarrollo no deben verse abrumados por deudas cuyo reembolso absorba la mayor parte de sus ganancias. Las tasas de interés y los plazos de reembolso deben organizarse de manera que no sean una carga excesiva para ninguna de las partes, considerando donaciones, préstamos sin intereses o con intereses bajos, y el tiempo necesario para liquidar las deudas11.
Respeto a la soberanía: Los donantes tienen derecho a pedir garantías sobre el uso del dinero, pero los receptores tienen derecho a exigir que nadie interfiera en sus asuntos internos o perturbe su orden social. Como naciones soberanas, tienen derecho a gestionar sus propios asuntos, establecer sus propias políticas y elegir su propia forma de gobierno11.
Organización y coordinación de esfuerzos: Se alienta a los hombres a explorar formas concretas y practicables de organizar y coordinar sus esfuerzos para compartir los recursos disponibles, forjando así vínculos genuinos entre naciones10.
Asociaciones multilaterales: Se espera que asociaciones internacionales amplias y multilaterales emprendan el trabajo de organización necesario para ayudar a las naciones necesitadas a escapar de las ataduras actuales y a descubrir el camino hacia el progreso cultural y social, manteniéndose fieles al genio nativo de su tierra12.
El Desarrollo como Nuevo Nombre de la Paz
Un punto crucial de la encíclica es la afirmación de que el desarrollo es el nuevo nombre de la paz9,13. La extrema disparidad económica, social y educativa entre naciones genera celos y discordia, amenazando la paz mundial9. Por lo tanto, luchar contra la pobreza y las injusticias no es solo promover el bienestar humano, sino también fomentar el desarrollo espiritual y moral, beneficiando a toda la humanidad y construyendo una paz duradera basada en la justicia9.
El Papa Pablo VI dirigió un llamado a «todos los hombres de buena voluntad», recordándoles que el progreso civil y el desarrollo económico son el único camino hacia la paz. Instó a los delegados de organizaciones internacionales, funcionarios públicos, periodistas, maestros y educadores a reconocer su papel en la construcción de un nuevo orden mundial13.
Impacto y Legado
Populorum Progressio tuvo un impacto significativo en la Doctrina Social de la Iglesia y en la conciencia global sobre el desarrollo. Su influencia se extendió más allá de los círculos católicos, inspirando a organizaciones internacionales y gobiernos a repensar sus enfoques sobre la ayuda y el desarrollo.
Posteriores Papas han continuado y profundizado las enseñanzas de Populorum Progressio:
San Juan Pablo II conmemoró el vigésimo aniversario de la encíclica con su propia encíclica Sollicitudo Rei Socialis (1987), donde reafirmó la dimensión mundial de la cuestión social y la obligación de solidaridad2,5. También lamentó que, a pesar de los esfuerzos, la brecha entre ricos y pobres seguía creciendo6.
Benedicto XVI publicó Caritas in Veritate (2009) en el 40 aniversario de Populorum Progressio, revisitando y actualizando sus enseñanzas sobre el desarrollo humano integral en el contexto de los desafíos contemporáneos, como la globalización y la crisis económica2.
En 1969, el Papa Pablo VI estableció el Fondo Populorum Progressio como una continuación de su visita a América Latina, con el objetivo de ayudar al desarrollo de ese continente. Este fondo se utilizaría inicialmente para apoyar a los campesinos de Colombia en la implementación de la reforma agraria, simbolizando el llamado de Cristo a ayudar a los que sufren14.
La encíclica Populorum Progressio sigue siendo un faro para aquellos que buscan un mundo más justo y solidario, donde el desarrollo no sea solo una cuestión de riqueza material, sino de la plena realización de la dignidad de cada persona.
Citas
Introducción - La preocupación de la Iglesia, Papa Pablo VI. Populorum Progressio, § 1 (1967). ↩ ↩2
Papa Benedicto XVI. Caritas in Veritate, § 8 (2009). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Rerum Novarum, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Rerum Novarum. ↩
Papa León XIII, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Papa León XIII. ↩
II. Originalidad de la encíclica Populorum Progressio, Papa Juan Pablo II. Sollicitudo Rei Socialis, § 9 (1987). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Papa Juan Pablo II. A los miembros de la Comisión Trilateral (18 de abril, 1983) - Discurso, § 2 (1983). ↩ ↩2 ↩3
I. El desarrollo integral del hombre - El auténtico desarrollo, Papa Pablo VI. Populorum Progressio, § 14 (1967). ↩ ↩2
I. El desarrollo integral del hombre - El fin último, Papa Pablo VI. Populorum Progressio, § 34 (1967). ↩ ↩2
II. El desarrollo común de la humanidad - El desarrollo, nuevo nombre de la paz, Papa Pablo VI. Populorum Progressio, § 76 (1967). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
II. El desarrollo común de la humanidad, Papa Pablo VI. Populorum Progressio, § 43 (1967). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
II. El desarrollo común de la humanidad - El diálogo entre las naciones, Papa Pablo VI. Populorum Progressio, § 54 (1967). ↩ ↩2 ↩3
II. El desarrollo común de la humanidad - Esperanzas para el futuro, Papa Pablo VI. Populorum Progressio, § 64 (1967). ↩
II. El desarrollo común de la humanidad - A todos los hombres de buena voluntad, Papa Pablo VI. Populorum Progressio, § 83 (1967). ↩ ↩2
Papa Pablo VI. Discurso para la creación del Fondo «Populorum Progressio» (26 de marzo, 1969) - Discurso (1969). ↩