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Postrimerias

Las postrimerías se refieren a los Novísimos, es decir, los últimos eventos en la vida de una persona y al final de los tiempos. En la teología católica, estos incluyen la muerte, el juicio particular, el cielo, el infierno y el purgatorio, así como el juicio final, la resurrección de la carne y la consumación del Reino de Dios. La Iglesia Católica enseña que la reflexión sobre las postrimerías es fundamental para la vida espiritual, motivando a los fieles a vivir una vida de santidad y a prepararse para el encuentro definitivo con Dios.

Tabla de contenido

La Muerte

La muerte es el final de la vida terrenal y el punto de partida para el encuentro con Dios1. La Iglesia enseña que la muerte es una consecuencia del pecado original, pero que, a través de la muerte y resurrección de Jesucristo, se ha transformado en un paso hacia la vida eterna1. Para el cristiano, la muerte no es el fin absoluto, sino una transición hacia una nueva existencia.

Es crucial que los moribundos reciban atención y cuidado para vivir sus últimos momentos con dignidad y paz2. La Iglesia insta a los familiares a asegurar que los enfermos reciban a tiempo los sacramentos que los preparan para encontrarse con Dios vivo2.

El Sacramento de la Unción de los Enfermos

La Unción de los Enfermos es un sacramento instituido por Jesús para fortalecer a quienes se encuentran gravemente enfermos o en peligro de muerte por enfermedad o vejez3,4,5. Este sacramento no es solo para quienes están a punto de morir, sino para cualquier fiel que comience a estar en peligro de muerte4,5. Su propósito es fortalecer al enfermo en su tiempo de enfermedad y prepararlo para la muerte5.

El sacramento confiere una gracia especial del Espíritu Santo que ayuda a la persona enferma en su salvación, infundiéndole confianza en Dios y fortaleza contra las tentaciones del maligno y la angustia de la muerte6,5. De este modo, el enfermo puede soportar valientemente los sufrimientos, luchar contra ellos y, si conviene a su salud espiritual, incluso recuperar la salud corporal6,5. También, si es necesario, otorga el perdón de los pecados y la consumación de la penitencia cristiana6.

El rito esencial de la Unción de los Enfermos consiste en la unción de la frente y las manos del enfermo con aceite bendecido por el obispo o, si es necesario, por el mismo sacerdote celebrante7,8. Esta unción va acompañada de la oración litúrgica del celebrante que pide la gracia especial de este sacramento7. Solo los sacerdotes (presbíteros y obispos) pueden administrar válidamente este sacramento8,9.

La Iglesia, a través de la Unción de los Enfermos, encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado, pidiendo que alivie su sufrimiento y los salve4. Exhorta a los enfermos a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo, contribuyendo así al bienestar de todo el Pueblo de Dios4. El sacramento es un signo eficaz de alivio y perdón, ya que Cristo hace suya la fragilidad del hombre y la rescata10.

El Viático

El Viático es la recepción de la Sagrada Eucaristía por parte de quienes están en peligro de muerte3,11. Es considerado el «pan espiritual» que sostiene al cristiano en su peregrinación mortal y lo prepara para el paso a la gloria y felicidad eternas11. La Eucaristía como viático es uno de los «sacramentos que preparan para la patria celestial» o «que completan la peregrinación terrenal»1.

Existe un precepto divino que obliga a recibir la Sagrada Eucaristía cuando se está en peligro de muerte11. En este momento, el comulgante está exento del ayuno tradicional11. El Viático puede ser recibido repetidamente por el moribundo durante su enfermedad11.

El Concilio de Trento se refirió a la Unción de los Enfermos como el «sacramento de los que parten» (sacramentum exeuntium)12. La relación entre la Unción de los Enfermos y el Viático se hace evidente en situaciones de enfermedad grave, donde la comunión en el Cuerpo y la Sangre de Cristo aparece como semilla de vida eterna y poder de resurrección3.

El Juicio Particular

Inmediatamente después de la muerte, cada persona se enfrenta al juicio particular, donde Cristo juzga su vida en relación con el amor que ha demostrado1. Este juicio es la retribución inmediata, según las obras y la fe de cada uno1.

El Cielo

El cielo es el estado de felicidad suprema y definitiva con Dios1. Es la comunión de vida y amor con la Santísima Trinidad, con la Virgen María, los ángeles y todos los santos1. Aquellos que mueren en gracia de Dios y están perfectamente purificados viven en el cielo1.

El Infierno

El infierno es la separación eterna de Dios para aquellos que mueren en pecado mortal sin arrepentimiento y sin aceptar el amor misericordioso de Dios1. La enseñanza de la Iglesia sobre el infierno es una advertencia sobre la gravedad del pecado y la necesidad de la conversión1.

El Purgatorio

El purgatorio es el estado de purificación final para aquellos que mueren en gracia de Dios, pero que aún necesitan ser purificados de las imperfecciones o de las consecuencias temporales del pecado antes de entrar en la gloria del cielo1. La Iglesia cree en la eficacia de las oraciones y las obras de caridad de los fieles para ayudar a las almas del purgatorio1.

El Juicio Final

Al final de los tiempos, Cristo vendrá de nuevo en gloria para juzgar a vivos y muertos en el Juicio Final1. Este juicio revelará la verdad de la relación de cada persona con Dios y con sus semejantes1.

La Resurrección de la Carne

La resurrección de la carne es la creencia en que, al final de los tiempos, los cuerpos de todos los hombres resucitarán y se reunirán con sus almas, para ser juzgados junto con ellas1.

La Consumación del Reino de Dios

La consumación del Reino de Dios es el establecimiento definitivo del nuevo cielo y la nueva tierra, donde Dios será todo en todos1. En este estado final, el bien triunfará plenamente sobre el mal y se establecerá la justicia y la paz eternas1.

Acompañamiento Pastoral y Sacramento

La Iglesia, como el Buen Samaritano, está llamada a acompañar con misericordia a los más débiles en su camino de sufrimiento, a preservar su vida teologal y a guiarlos a la salvación13. El cuidado del prójimo que sufre debe favorecer su encuentro con el Señor de la vida, quien es el único que puede derramar el «óleo de consuelo y el vino de esperanza» sobre las heridas humanas14,15,16.

El momento sacramental es siempre la culminación de todo el compromiso pastoral de cuidado14,15. La Iglesia llama a la Penitencia y la Unción de los Enfermos «sacramentos de curación», ya que culminan en la Eucaristía, que es el «viático» para la vida eterna14,15. A través de la cercanía de la Iglesia, el enfermo experimenta la cercanía de Cristo, que lo acompaña en su camino hacia la casa del Padre y lo ayuda a no caer en la desesperación, sosteniéndolo en la esperanza, especialmente cuando el camino se vuelve agotador14,15.

La parábola del Buen Samaritano ilustra profundamente el misterio que se manifiesta en la Unción de los Enfermos. Cada vez que se celebra este sacramento, el Señor Jesús, en la persona del sacerdote, se acerca al que sufre, está gravemente enfermo o es anciano17. El aceite bendecido por el obispo y el vino, signo del amor y la gracia de Cristo, son vertidos sobre las heridas, simbolizando la curación y la gracia que fluyen del don de su vida17. Finalmente, la persona sufriente es confiada a un cuidador, para que siga atendiéndola sin escatimar gastos17.

El cuidado de la vida es la primera responsabilidad del médico en el encuentro con el enfermo, no solo cuando la recuperación es un resultado realista, sino incluso cuando la curación es improbable o imposible18. Este cuidado se extiende al bienestar psicológico y espiritual del paciente, quien nunca debe ser abandonado18.

Conclusión

La reflexión sobre las postrimerías no es un ejercicio mórbido, sino una llamada a la esperanza y a la acción. Nos recuerda la transitoriedad de la vida terrenal y la importancia de vivir cada día en preparación para la eternidad. La Iglesia, a través de sus sacramentos de curación y su constante acompañamiento pastoral, ofrece consuelo, fortaleza y la promesa de la vida eterna a todos los que se enfrentan a estos últimos momentos, guiándolos hacia el encuentro definitivo con el Señor.

Citas

  1. Sección segunda los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1525. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17

  2. Sección segunda los diez mandamientos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2299. 2

  3. Parte primera - La Eucaristía y los sacramentos - III. La Eucaristía y la unción de los enfermos, Papa Benedicto XVI. Sacramentum Caritatis, § 22 (2007). 2 3

  4. Papa Pablo VI. Sacram Unctionem Infirmorum (1972). 2 3 4

  5. Papa Juan Pablo II. A los enfermos, ancianos y minusválidos de Wellington (23 de noviembre de 1986) - Discurso, § 5 (1986). 2 3 4 5

  6. II. De sacramentis infirmis conferendis, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (El cuidado pastoral de los enfermos: ritos de la unción y del viático), § 11. 2 3

  7. Sección segunda los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1531. 2

  8. Sección segunda los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1530. 2

  9. Comentario, Congregación para la Doctrina de la Fe. Nota sobre el Ministro del Sacramento de la Unción de los Enfermos (2005).

  10. Papa Juan Pablo II. Al clero de Todi y Orvieto (22 de noviembre de 1981) - Discurso (1981).

  11. Preparación para la muerte, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Preparación para la Muerte. 2 3 4 5

  12. Romanus Cessario, O.P. Unción de los enfermos: La Santificación del Sufrimiento Humano, § 5.

  13. III. El «corazón que ve» del samaritano: La vida humana es un don sagrado e inviolable, Congregación para la Doctrina de la Fe. Samaritanus bonus, § III (2020).

  14. V. La enseñanza del magisterio - 10. El acompañamiento pastoral y el apoyo de los sacramentos, Congregación para la Doctrina de la Fe. Samaritanus bonus, § V.10. (2020). 2 3 4

  15. V. La enseñanza del magisterio, Congregación para la Doctrina de la Fe. Carta Samaritanus bonus sobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida (14 de julio de 2020), § V.10 (2020). 2 3 4

  16. Introducción, Congregación para la Doctrina de la Fe. Samaritanus bonus, § Introducción (2020).

  17. Audiencia general del 26 de febrero de 2014, Papa Francisco. Audiencia General del 26 de febrero de 2014 (2014). 2 3

  18. I. El cuidado del prójimo, Congregación para la Doctrina de la Fe. Samaritanus bonus, § I (2020). 2