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Primacía de Pedro

La primacía de Pedro es una doctrina fundamental en la teología católica que afirma la posición única y preeminente del Apóstol Pedro entre los Doce Apóstoles, y la continuación de este oficio en sus sucesores, los Obispos de Roma (los Papas). Esta primacía no es meramente honorífica, sino que implica una autoridad real y específica en el gobierno, la enseñanza y la santificación de la Iglesia universal, establecida por Jesucristo mismo. La Iglesia Católica entiende que esta función es esencial para la unidad y la cohesión de todo el Cuerpo de Cristo.

Tabla de contenido

Origen Bíblico de la Primacía de Pedro

La doctrina de la primacía de Pedro se fundamenta en varios pasajes del Nuevo Testamento, donde se observa a Simón Pedro recibiendo un encargo especial de Jesucristo y ocupando un lugar destacado entre los Apóstoles.

El Nombramiento de la «Roca»

Uno de los pilares de esta doctrina se encuentra en el Evangelio de Mateo, cuando Jesús dice a Simón: «Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos» (Mt 16,18-19)1,2,3. Este pasaje es interpretado por la Iglesia Católica como el establecimiento de Pedro como el fundamento visible de la Iglesia.

El nombre «Pedro» (del griego Petros, que significa «roca») subraya la función de Simón como cimiento firme. La promesa de las «llaves del Reino de los Cielos» simboliza una autoridad de gobierno, otorgándole el poder de «atar y desatar»1,2,4. Este poder, que también fue dado al colegio apostólico unido a Pedro, es un oficio pastoral que perdura en la Iglesia a través de los obispos bajo la primacía del Papa2.

El Encargo de Apacentar el Rebaño

Después de su Resurrección, Jesús confiere a Pedro la jurisdicción de pastor supremo sobre toda su grey, preguntándole tres veces: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?… Apacienta mis corderos… Apacienta mis ovejas» (Jn 21,15-17)1,3. Este triple encargo de apacentar el rebaño se corresponde con la triple negación de Pedro, mostrando que su ministerio se deriva completamente de la gracia divina y no de su propia fuerza3.

El Papa Benedicto XVI destacó que este encargo de Pedro de «fortalecer a sus hermanos» (Lc 22,31-32) se sitúa en el contexto de la Última Cena, en el momento de la institución de la Eucaristía, lo que subraya que el ministerio de Pedro es un elemento constitutivo de la Iglesia. Su misión es ser el custodio de la comunión con Cristo para todos los tiempos, guiando a las personas a esta comunión y asegurando que la unidad de la Iglesia perdure5.

Pedro en los Hechos de los Apóstoles y las Epístolas

Los Evangelios sinópticos y los Hechos de los Apóstoles consistentemente listan a Simón Pedro en primer lugar entre los Doce Apóstoles6. En la comunidad cristiana primitiva, la imagen de Pedro se mantuvo como la del Apóstol a quien Cristo asignó el primer lugar y una tarea distintiva y específica en la Iglesia6.

Pedro es el primer testigo de la Resurrección5. En el Libro de los Hechos, Pedro desempeña un papel directivo: predica en Pentecostés (Hch 2,14-40), realiza el primer milagro apostólico (Hch 3,1-10), y es fundamental en la recepción de los gentiles en la Iglesia (Hch 10)7,5. Su comportamiento fue tan decisivo que provocó tanto comentarios como críticas5. En el Concilio de Jerusalén, Pedro ejerce un papel de liderazgo5. El Apóstol Pablo también reconoce la preeminencia de Pedro5.

Desarrollo Histórico de la Doctrina

Desde los primeros siglos, la Iglesia ha comprendido que el ministerio de unidad confiado a Pedro pertenece a la estructura permanente de la Iglesia de Cristo, y que esta sucesión se establece en la sede de su martirio en Roma6.

Los Padres de la Iglesia

Los Padres de la Iglesia, como San Ireneo, San Cipriano, San Juan Crisóstomo y San León Magno, atestiguaron la importancia de Pedro y de la Sede Romana. San Efrén el Sirio, por ejemplo, se refiere a Pedro como «la cabeza y la lengua del cuerpo de tus hermanos» y «la roca firme»8. San Juan Crisóstomo, al comentar Mateo 18:1, señala que los discípulos se preguntaban quién era el más grande en el Reino de los Cielos porque veían que Pedro era preferido y se le daba un lugar más honorable9.

En el año 422, el Papa Celestino I afirmó que el cuidado vigilante de la Iglesia universal confiado a Pedro perdura en el Obispo de Roma, ya que la Iglesia fue fundada sobre Pedro según el testimonio del Evangelio4.

Concilios Ecuménicos

A lo largo de los siglos, los concilios ecuménicos han reafirmado la primacía del Romano Pontífice. El Concilio Vaticano I, en particular, definió dogmáticamente la primacía de jurisdicción del Papa sobre toda la Iglesia y su infalibilidad cuando habla ex cathedra1.

El Concilio Vaticano II, en la Constitución Dogmática Lumen Gentium, reafirmó y profundizó la enseñanza sobre la primacía papal, integrándola en una comprensión más amplia de la colegialidad episcopal.

La Primacía de Pedro en la Teología Católica

La teología católica concibe la primacía de Pedro como un elemento esencial de la constitución jerárquica de la Iglesia.

Fuente y Fundamento de Unidad

El Señor estableció a Pedro como la «roca» de su Iglesia y lo instituyó pastor de todo el rebaño2. La Lumen Gentium declara que Cristo «puso al bienaventurado Pedro sobre los demás Apóstoles, e instituyó en él el principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad de la fe y de la comunión»10. El Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, es el principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad tanto de los obispos como de los fieles11.

Esta unidad se manifiesta en la fe, la disciplina y la caridad12,13. La Sede de Pedro preside sobre toda la asamblea de la caridad y protege las diferencias legítimas, asegurando que no obstaculicen la unidad, sino que contribuyan a ella14,12.

Poder Pleno, Supremo y Universal

El Papa, en virtud de su oficio como Vicario de Cristo y pastor de toda la Iglesia, tiene un poder pleno, supremo y universal sobre la Iglesia, y es siempre libre de ejercerlo15. Este poder no es contrario a la autoridad de los obispos, sino que la complementa. El colegio episcopal, unido a su cabeza, el Romano Pontífice, también es sujeto de este poder supremo y pleno sobre la Iglesia universal, pero solo puede ejercerse con el consentimiento del Papa15.

Santo Tomás de Aquino argumentó que el Romano Pontífice es el primero y más grande entre todos los obispos, y que tiene la plenitud de poder sobre toda la Iglesia de Cristo9.

El Magisterio del Papa

El Papa, como supremo pastor y maestro de todos los fieles, tiene el carisma de la infalibilidad cuando, por un acto definitivo, proclama una doctrina de fe o moral16. Esta infalibilidad, prometida a la Iglesia, reside también en el cuerpo de los obispos cuando ejercen el magisterio supremo con el sucesor de Pedro16.

La tarea de interpretar auténticamente la Palabra de Dios ha sido confiada exclusivamente al Magisterio de la Iglesia, es decir, al Papa y a los obispos en comunión con él17. El Romano Pontífice y los obispos son «maestros auténticos, es decir, maestros dotados de la autoridad de Cristo, que predican la fe al pueblo a ellos confiado, la fe que ha de ser creída y puesta en práctica»18.

Sucesión Apostólica

Así como el oficio concedido individualmente a Pedro es permanente y se transmite a sus sucesores, también el oficio de los apóstoles de nutrir la Iglesia es permanente y es ejercido sin interrupción por el orden sagrado de los obispos19. Los obispos, por institución divina, han sucedido a los apóstoles como pastores de la Iglesia19. El obispo recibe la plenitud del sacramento del Orden, lo que lo integra en el colegio episcopal y lo convierte en cabeza visible de la Iglesia particular a él confiada. Como sucesores de los apóstoles y miembros del colegio, los obispos comparten la responsabilidad y misión apostólica de toda la Iglesia bajo la autoridad del Papa, sucesor de San Pedro20.

El Ministerio Petrino en la Actualidad

El ministerio petrino, ejercido por el Papa, se caracteriza por ser un servicio o diaconía que busca generar y hacer prosperar la comunión en todo el cuerpo de la Iglesia21. El Papa Juan Pablo II, en Pastor Bonus, enfatizó que el ministerio de la Curia Romana, unido al ministerio petrino, se dedica al bien de toda la Iglesia y de las Iglesias particulares, y cumple un ministerio de unidad13,22.

La Curia Romana, al servicio del ministerio petrino, ayuda al Papa a ejercer su misión para el bien de la Iglesia universal23. Este ministerio de unidad se enraíza en la unidad de la fe, de la cual el sucesor de Pedro es el principal guardián y protector, y en la unidad de la disciplina general de la Iglesia13.

El Papa, como «servidor de los siervos de Dios», se preocupa por los asuntos de las Iglesias particulares, alentando a sus hermanos en la fe y promoviendo la unidad de fe y disciplina en toda la Iglesia24. Las visitas ad limina Apostolorum de los obispos a Roma son una expresión de esta solicitud pastoral y una oportunidad para fortalecer la comunión y la unidad en la Iglesia25,26,27.

La primacía de Pedro, aunque confiada a seres humanos débiles, debe ser ejercida siempre en su sentido original, tal como el Señor lo deseó, para garantizar la comunión con Cristo y la unidad de la Iglesia5. La Iglesia Católica cree que este ministerio de unidad es un don de Cristo para el mundo, un signo e instrumento de comunión con Dios y de unidad entre toda la humanidad26.

Citas

  1. Cap. 1. La institución del primado apostólico en San Pedro, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 30353 (1854). 2 3 4

  2. Sección II I. Los Símbolos de la Fe, Catecismo de la Iglesia Católica, § 881. 2 3 4

  3. Capítulo III - El ministerio de unidad del Obispo de Roma, Papa Juan Pablo II. Ut Unum Sint, § 91 (1995). 2 3

  4. El primado del Romano Pontífice - De la carta, «manes beatum», a Rufo y los demás obispos de toda Macedonia, etc., 11 de marzo de 422, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 234 (1854). 2

  5. Pedro, la roca, Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 7 de junio de 2006: Pedro, la roca (2006). 2 3 4 5 6 7

  6. I. Origen, propósito y naturaleza del primado, Congregación para la Doctrina de la Fe. Consideraciones sobre La Primacía del Sucesor de Pedro en el misterio de la Iglesia, § 3 (1998). 2 3

  7. Buenaventura. El Papa y las Sagradas Escrituras, § 29.

  8. Papa Benedicto XV. Principi Apostolorum Petro, § 20 (1920).

  9. Parte II - Capítulo 32, Tomás de Aquino. Contra Errores Graecorum, § 32 (1263). 2

  10. Capítulo III - Sobre la estructura jerárquica de la Iglesia y en particular sobre el episcopado, Concilio Vaticano II. Lumen Gentium, § 18 (1964).

  11. Capítulo III - Sobre la estructura jerárquica de la Iglesia y en particular sobre el episcopado, Concilio Vaticano II. Lumen Gentium, § 23 (1964).

  12. Capítulo II - Sobre el Pueblo de Dios, Concilio Vaticano II. Lumen Gentium, § 13 (1964). 2

  13. Introducción, Papa Juan Pablo II. Pastor Bonus, § 11 (1988). 2 3

  14. Capítulo III - Sobre la estructura jerárquica de la Iglesia y en particular sobre el episcopado, Concilio Vaticano II. Lumen Gentium, § 19 (1964).

  15. Capítulo III - Sobre la estructura jerárquica de la Iglesia y en particular sobre el episcopado, Concilio Vaticano II. Lumen Gentium, § 22 (1964). 2

  16. Capítulo III - Sobre la estructura jerárquica de la Iglesia y en particular sobre el episcopado, Concilio Vaticano II. Lumen Gentium, § 25 (1964). 2

  17. Sección I - «Creo» - «Creemos», Catecismo de la Iglesia Católica, § 100.

  18. Sección I - La vocación del hombre: la vida en el Espíritu, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2034.

  19. Capítulo III - Sobre la estructura jerárquica de la Iglesia y en particular sobre el episcopado, Concilio Vaticano II. Lumen Gentium, § 20 (1964). 2

  20. Sección II - Los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1594.

  21. Introducción, Papa Juan Pablo II. Pastor Bonus, § 1 (1988).

  22. Juan Pablo II - Apéndice II - Los colaboradores de la Sede Apostólica como comunidad de trabajo - (cf. arts. 33-36), Papa Juan Pablo II. Pastor Bonus, § 1 (1988).

  23. Introducción, Papa Juan Pablo II. Pastor Bonus, § 3 (1988).

  24. Introducción, Papa Juan Pablo II. Pastor Bonus, § 2 (1988).

  25. Introducción, Papa Juan Pablo II. Pastor Bonus, § 10 (1988).

  26. Juan Pablo II - Apéndice I - Significado pastoral de la visita ad limina apostolorum - (cf. arts. 28-32), Papa Juan Pablo II. Pastor Bonus, § 5 (1988). 2

  27. Juan Pablo II - Apéndice I - Significado pastoral de la visita ad limina apostolorum - (cf. arts. 28-32), Papa Juan Pablo II. Pastor Bonus, § 4 (1988).