Primer libro de Samuel

El Primer Libro de Samuel forma parte del Antiguo Testamento de la Biblia católica y narra los orígenes de la monarquía en Israel, centrándose en la figura del profeta Samuel, el rey Saúl y el ascenso de David. Este texto, integrado en la Historia Deuteronomista, combina elementos históricos, teológicos y narrativos para ilustrar la providencia divina en la elección de líderes y la fidelidad del pueblo a Dios. Desde la perspectiva católica, resalta temas como la obediencia a la voluntad divina, el rol de la profecía y la prefiguración de la realeza mesiánica en Cristo. El libro, dividido en veinticuatro capítulos en la Vulgata, se considera inspirado por el Espíritu Santo y es fundamental para entender la transición de los jueces a la monarquía, con un enfoque en la alianza entre Dios e Israel.
Tabla de contenido
Título y canonicidad
En la tradición católica, el Primer Libro de Samuel se conoce también como el Primer Libro de los Reyes en algunas versiones antiguas de la Biblia, como la Vulgata latina, donde se denomina Liber Primus Regum. Este título refleja su contenido principal, que abarca la historia de la monarquía israelita desde el período de los jueces hasta el reinado de Saúl y el inicio del de David. En el canon hebreo, forma parte de los Profetas Anteriores, junto con Josué, Jueces y el Segundo Libro de Samuel, constituyendo una unidad narrativa conocida como la Historia Deuteronomista.1
La canonicidad del libro está firmemente establecida en la Iglesia Católica desde los primeros concilios, como el de Hipona (393) y el de Cartago (397), que lo incluyeron en el canon del Antiguo Testamento. La Dei Verbum, del Concilio Vaticano II, afirma que todos los libros de la Escritura, incluido Samuel, son inspirados por Dios y transmiten la verdad salvífica.2 En la Septuaginta, la traducción griega utilizada por los primeros cristianos, se divide en dos libros para adaptarse al formato de rollos, una división que la Iglesia latina adoptó en la Vulgata de San Jerónimo. Hoy, en ediciones católicas como la Biblia de Jerusalén o la Nueva Vulgata, se presenta como un texto unitario con el Segundo Libro de Samuel, aunque separados para fines litúrgicos y de estudio.
Desde el punto de vista católico, el libro no solo relata eventos históricos, sino que revela la acción de Dios en la historia de Israel, prefigurando la venida de Cristo como Rey eterno. Su inclusión en el canon se basa en la tradición apostólica y la confirmación eclesial, rechazando cualquier duda sobre su autenticidad divina.
Autoría y composición
La autoría del Primer Libro de Samuel no se atribuye a un solo escritor en la tradición católica, sino que se considera un compilado inspirado por el Espíritu Santo, posiblemente redactado durante el exilio babilónico (siglo VI a.C.). La tradición judía y cristiana antigua lo asocia con el profeta Samuel mismo, aunque esto es simbólico, ya que el texto narra su muerte (1 Sm 25). Fuentes como la Enciclopedia Católica indican que se basa en tradiciones orales y documentos reales de Israel y Judá, integrados en la llamada Narrativa Primaria, que abarca desde Génesis hasta 2 Reyes.3
La composición forma parte de la Historia Deuteronomista, un marco teológico influido por el libro del Deuteronomio, que enfatiza la obediencia a la Ley como clave para la bendición divina. Autores como Gregory Vall destacan que los redactores, guiados por el Espíritu, unieron el Tetrateuco Sacerdotal con esta historia, creando una macronarrativa que testimonia el Reino de Dios en la historia real del antiguo Oriente Próximo.3 El Pontificio Comisión Bíblica, en su documento de 2014 sobre la inspiración de la Escritura, explica que estos libros históricos no son crónicas modernas, sino testimonios teológicos de la salvación, donde Dios actúa en la historia para salvar a su pueblo.2
En la exégesis católica, se reconocen fuentes variadas: archivos reales para la monarquía, tradiciones proféticas para figuras como Samuel y elementos legendarios para periodos anteriores, todo tejido bajo inspiración divina. San Tomás de Aquino, en su enfoque tradicional, ve en estos textos una conexión entre la palabra profética oral y su fijación escrita, mediada por hombres santos.4 La datación se sitúa entre el siglo X y VI a.C., con redacciones finales postexílicas para enfatizar lecciones sobre el pecado y la misericordia divina.
Estructura y contenido
El Primer Libro de Samuel se divide en veinticuatro capítulos, estructurados en secciones narrativas que marcan la transición de la teocracia de los jueces a la monarquía. Su división natural sigue el flujo histórico: la vida de Samuel, el reinado de Saúl y el surgimiento de David. Esta organización, confirmada por resúmenes masoréticos y la Septuaginta, facilita su lectura como una unidad coherente.1
Historia de Samuel
Los primeros capítulos (1 Sm 1-7) presentan el nacimiento y vocación de Samuel, hijo de Ana y Elcana, dedicado al servicio de Dios en Silo. Ana, estéril, ora fervientemente y promete ofrecer a su hijo al Señor; el sacerdote Elí, cuyos hijos son corruptos, bendice su petición (1 Sm 1). Samuel crece en el santuario, recibiendo su llamada profética en una visión donde Dios le revela el juicio sobre la casa de Elí por la impiedad de sus hijos, Jofní y Finees (1 Sm 3).5
La narración culmina con la derrota israelita ante los filisteos, la captura del Arca de la Alianza y la muerte de Elí (1 Sm 4). El Arca, símbolo de la presencia divina, causa plagas en territorio filisteo y es devuelta a Bet-Semes y luego a Quiriat-Yearim (1 Sm 5-6). Samuel emerge como juez y profeta, liderando una reforma espiritual: convoca al pueblo en Mispá, donde se arrepienten y Dios derrota a los filisteos con un trueno milagroso (1 Sm 7). Samuel erige la piedra de Ebenézer, diciendo: «Hasta aquí nos ha ayudado el Señor» (1 Sm 7,12).6 Esta sección subraya el rol de Samuel como mediador entre Dios y el pueblo, prefigurando la mediación sacerdotal de Cristo.
Historia del gobierno de Saúl
Los capítulos 8-15 relatan la demanda del pueblo por un rey, rechazando la teocracia samuelita. Samuel advierte de los peligros de la monarquía (1 Sm 8), pero Dios le ordena ungir a Saúl, de la tribu de Benjamín, mientras busca asnas perdidas (1 Sm 9-10). Saúl es elegido por sorteo en Mispá y confirmado por su victoria sobre los amonitas (1 Sm 11). Samuel pronuncia un discurso de despedida, recordando la fidelidad de Dios (1 Sm 12).
El reinado de Saúl se ve empañado por desobediencias: ofrece un sacrificio sin Samuel, lo que lleva a la profecía de su rechazo (1 Sm 13), y perdona al rey amalecita Agag contra el mandato divino, confirmando su destitución (1 Sm 15). Estos episodios ilustran el tema deuteronomista de la obediencia como condición para la bendición.1 Saúl, inicialmente humilde, cae en la inseguridad y la idolatría, contrastando con la humildad requerida en la alianza.
Transición a David
La segunda mitad (1 Sm 16-31) introduce a David, ungido en secreto por Samuel en Belén (1 Sm 16). David, el menor de los hijos de Jesé, es elegido por su corazón recto, no por apariencia externa (1 Sm 16,7). Entra al servicio de Saúl como músico para calmar su espíritu maligno, derrota al gigante filisteo Goliat con una honda y la fe en Yahvé (1 Sm 17), y forma una amistad con el hijo de Saúl, Jonatán (1 Sm 18-20).
La persecución de Saúl a David ocupa capítulos clave (1 Sm 21-27): David huye, se refugia en cuevas como Adulán y Engadí, y respeta la vida de Saúl dos veces (1 Sm 24 y 26), mostrando piedad filial. David se alía con los filisteos en Siclag, pero regresa para vengar un ataque (1 Sm 27-30). El libro culmina con la muerte de Saúl y sus hijos en la batalla de Gilboa contra los filisteos (1 Sm 31), abriendo el camino al reinado de David.
Esta estructura narrativa, híbrida de historia y teología, usa fuentes como archivos reales y tradiciones proféticas para tejer un relato coherente.3
Temas teológicos
Desde la doctrina católica, el Primer Libro de Samuel es rico en temas que iluminan la revelación divina. Central es la soberanía de Dios en la elección de líderes: Samuel, Saúl y David son ungidos por mandato divino, prefigurando la unción mesiánica de Jesús como Rey y Sacerdote.7 El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2579) ve en Samuel un modelo de profeta intercesor, cuya oración y obediencia reflejan la del pueblo de Dios.
Otro tema clave es la obediencia versus rebeldía: La demanda de un rey (1 Sm 8) representa un rechazo a Dios como Rey, pero Él lo permite para educar al pueblo, como explica la teología deuteronomista.2 Saúl encarna el fracaso por desobediencia, mientras David, «varón según el corazón de Dios» (1 Sm 13,14; cf. Hch 13,22), prefigura a Cristo en su humildad y confianza.
La providentia divina se manifiesta en el Arca y las victorias milagrosas, recordando que la salvación viene de Dios, no de fuerzas humanas. El libro también aborda la alianza, extendiendo la de Sinaí a la monarquía, con promesas davídicas que se cumplen en el Nuevo Testamento (2 Sm 7, pero iniciadas aquí). En la tradición patrística, como en San Agustín, estos textos ilustran la caída y redención humana, con David como tipo de Cristo.8
La Comisión Bíblica Pontificia enfatiza que estos relatos no son historiografía moderna, sino testimonio de la acción salvífica de Dios en la historia, revelando su justicia y misericordia.2
Importancia en la tradición católica
En la liturgia católica, el Primer Libro de Samuel se lee en el Leccionario durante el ciclo anual, especialmente en Adviento y Cuaresma, para meditar la vocación profética y la realeza de Cristo. Por ejemplo, el cántico de Ana (1 Sm 2,1-10) es un Magnificat del Antiguo Testamento, proclamado en Laudes.9 En la tradición, figuras como San Juan Pablo II han usado pasajes como la unción de David (1 Sm 16) para reflexionar sobre la elección divina de todos los bautizados como sacerdotes, profetas y reyes.7
El libro influye en la teología moral: la piedad de David ante Saúl enseña el respeto a la autoridad, incluso injusta, y la confianza en la providencia. En el arte sacro, escenas como David y Goliat inspiran representaciones de la victoria espiritual sobre el mal. Hildegarda de Bingen, en sus visiones, interpreta elementos samuelitas como alegorías de la lucha contra el pecado y la redención por Cristo.10
En la exégesis moderna, el Pontificio Instituto Bíblico y documentos como la Inspiration and Truth of Sacred Scripture (2014) lo ven como parte de la revelación progresiva, donde la historia de Israel apunta a la plenitud en Jesús.11 Su estudio fomenta la lectura orante de la Escritura, como recomienda la Dei Verbum.
Interpretaciones y controversias
Aunque la Iglesia Católica afirma la historicidad nuclear de los eventos (especialmente la monarquía davídica, confirmada por arqueología), reconoce géneros literarios variados: narrativos históricos con toques poéticos y teológicos.12 Críticos modernos cuestionan detalles, pero la tradición católica, guiada por el Magisterio, prioriza el sentido espiritual sobre precisiones cronológicas.2 No hay controversias dogmáticas; el libro se interpreta en continuidad con el Nuevo Testamento, donde Pablo cita a David como precursor de Cristo (Rm 15,9).
En resumen, el Primer Libro de Samuel es un pilar de la fe católica, invitando a contemplar cómo Dios forma su pueblo a través de líderes imperfectos, culminando en el Reino eterno de Cristo.
Citas
Primer y segundo libros de los Reyes, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Primer y Segundo Libros de los Reyes. ↩ ↩2 ↩3
Segunda parte el testimonio rendido por los escritos bíblicos a su propia verdad, Pontificia Comisión Bíblica. La inspiración y verdad de la Sagrada Escritura, § 70 (2014). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Gregory Vall. Palabra y acontecimiento: Una reevaluación, § 26. ↩ ↩2 ↩3
Denis Farkasfalvy, O.Cist. Fundamentos bíblicos para una teología de la inspiración, § 24. ↩
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, § 1 Samuel 2. ↩
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, § 1 Samuel 7. ↩
Papa Juan Pablo II. 29 de marzo de 1981: Visita pastoral a la parroquia de San Sabas en Roma - Homilía, § 3 (1981). ↩ ↩2
Interpretando y mediando los gesta dei, Francis Martin. Reflexiones sobre «Biblia versus Teología» del profesor Bockmuehl, § 14. ↩
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Sirácides 46. ↩
Hildegarda de Bingen. Libro de las obras divinas, § 107. ↩
Mark Reasoner. Un estudio introductorio del documento de 2014 de la Pontificia Comisión Bíblica: La inspiración y verdad de la Sagrada Escritura, § 8. ↩
El tiempo de los documentos del Pentateuco, y el género literario de los once primeros capítulos del Génesis - Carta del secretario de la comisión bíblica al cardenal Suhard, arzobispo de París, 16 de enero de 1948], Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las fuentes del dogma católico (Enchiridion Symbolorum), § 3864. ↩
