Primera cruzada

La Primera Cruzada (1096‑1099) fue la expedición militar iniciada por el papa Urbano II con el objetivo de responder al pedido de ayuda del emperador bizantino Alejo I Komneno, liberar los lugares santos de Jerusalén y los territorios cristianos de Oriente de la dominación musulmana, y reforzar la autoridad papal en la cristiandad occidental. El llamado, pronunciado en el Concilio de Clermont, desencadenó una ola de fervor religioso que movilizó a nobles, caballeros y campesinos de toda Europa, culminando con la toma de Jerusalén en 1099 y la fundación del Reino Latino de Jerusalén, cuyos efectos políticos, religiosos y culturales marcaron profundamente la historia medieval.1,2
Tabla de contenido
Contexto histórico
La situación en Oriente y la petición bizantina
A finales del siglo XI, el Imperio bizantino sufría los constantes avances de los turcos selyúcidas, que habían arrebatado importantes provincias orientales. El emperador Alejo I solicitó ayuda militar a Occidente, enviando una delegación al papado para pedir una cruzada que defendiera la cristiandad oriental. Esta petición fue el detonante que motivó al papa Urbano II a plantear la idea de una expedición armada.1,3
El papado y la reforma gregoriana
Urbano II, reformista y defensor de la disciplina eclesiástica, había continuado la lucha contra la simonía y el matrimonio clerical, reforzando la autoridad papal. Su pontificado coincidió con el auge de la idea de una cruzada como medio para unir a la cristiandad bajo la guía del pontífice.4
Convocatoria de la Primera Cruzada
El Concilio de Clermont (noviembre‑1095)
En el Concilio de Clermont, reunido en la iglesia de Notre‑Dame du Port, asistieron catorce arzobispos, 250 obispos y más de 400 abades, junto a una multitud de nobles y caballeros. Allí, Urbano II proclamó la necesidad de «rescatar Jerusalén y las iglesias de Asia del yugo sarraceno», ofreciendo una indulgencia plenaria a quienes partieran «por sola devoción». El discurso concluyó con el clamor popular de Deus lo vult («¡Dios lo quiere!»).2,1
La indulgencia y la Truce of God
El papa concedió una indulgencia plenaria a los cruzados, declaró sagrados los bienes de quienes tomaran la cruz y extendió la Truce of God (tregua de Dios) para proteger a los civiles de la violencia feudal. Aquellos que no estuvieran aptos para la expedición fueron prohibidos de participar.1,3
Predicación y toma de la cruz
El viaje del papa por Francia
Urbano II recorrió Francia durante varios meses, predicando la causa de la cruzada con una elocuencia que, según la crónica de William de Malmesbury, hizo que «el galés dejó su caza, el escocés sus compañeros de lince, el danés su bebida, el noruego su pescado crudo». Miles de personas respondieron al llamado, tomando la cruz como símbolo de su compromiso.5,1
El papel de los predicadores y la masa popular
Los predicadores itinerantes, entre ellos Pedro el Ermitaño, difundieron el mensaje en toda Europa, mientras que la gente común, atraída por la promesa de indulgencia y la defensa de la fe, se aglomeró en los campos de Clermont para recibir la cruz roja. El fervor popular se manifestó en gritos de Deus lo vult y en la promesa de «salvar el Sepulcro».2,6
Las principales armadas
La «Armada Popular» o «Peregrinos»
Compuesta mayormente por campesinos y burgueses sin entrenamiento militar, esta fuerza se movilizó rápidamente, cruzando el Danubio y cometiendo saqueos y actos violentos contra comunidades judías en el camino.2
La «Armada de los Príncipes»
Formada por líderes nobles como Godofredo de Bouillón (Ducado de Lorena), Bohemundo de Tarento, Raimundo de Saint‑Gilles y Balduino de Florencia, esta armada contaba con caballería pesada y recursos logísticos superiores. Cada líder perseguía tanto motivos religiosos como ambiciones territoriales.2
La «Armada Veneciana» y la ayuda naval
Las repúblicas marítimas de Génova, Pisa y Venecia aportaron flotas que facilitaron el desembarco en Acre y el asedio de Jerusalén, demostrando la importancia del apoyo naval en la campaña.2
Campañas y batallas
Paso por Anatolia y la toma de Nicea (1097)
Las fuerzas cruzadas, tras cruzar el Bósforo, avanzaron hacia Nicea, que cayó tras un asedio prolongado, marcando el primer gran éxito militar.2
El asedio de Antioquía (1098)
Tras la captura de Antioquía, los cruzados quedaron sitiados por el ejército de Kerbûga. La supuesta aparición de la Santa Lanza por parte del sacerdote Pierre Barthélemy revitalizó la moral cristiana y permitió la victoria sobre los musulmanes.2
La conquista de Jerusalén (julio‑1099)
El 14 de julio de 1099, los cruzados iniciaron el asalto final a Jerusalén; al día siguiente, después de intensos combates, lograron entrar en la ciudad y perpetraron una masacre de sus habitantes musulmanes y judíos. Godofredo de Bouillón se proclamó «Defensor del Santo Sepulcro», rechazando el título de rey.2,7
Fundación del Reino Latino de Jerusalén
Organización política y eclesiástica
Tras la conquista, se estableció el Reino Latino de Jerusalén, con Balduino I coronado rey en la basílica de Belén en diciembre de 1100. Se crearon patriarcados latinos en Jerusalén y Antioquía, sustituyendo o paralelizando a los patriarcados greco‑ortodoxos.7,8
Relaciones con el Imperio bizantino
El establecimiento de jerarquías latinas generó tensiones con la Iglesia ortodoxa, contribuyendo a la creciente antagonismo entre latinos y griegos que se manifestó en posteriores cruzadas, como la Cuarta Cruzada.8,9
Consecuencias y legado
Expansión del papado y la idea cruzada
La Primera Cruzada consolidó la autoridad papal como guía de la cristiandad occidental y sentó las bases para las posteriores cruzadas, que se prolongarían durante casi dos siglos. El concepto de «cruzada» se convirtió en un modelo de acción cristiana que combinaba fe, guerra y expansión territorial.1,4
Impacto cultural y económico
El contacto con Oriente introdujo a Europa nuevas mercancías, conocimientos y rutas comerciales, mientras que la presencia de colonos latinos en Tierra Santa fomentó un intercambio cultural sin precedentes.6
Críticas y controversias
Los actos de violencia contra judíos y musulmanes, los saqueos de los ejércitos cruzados y la imposición de jerarquías latinas sobre iglesias ortodoxas generaron críticas contemporáneas y posteriores. Los historiadores señalan que, aunque la intención era liberar los lugares santos, los resultados incluyeron masacres y tensiones interconfesionales que perduraron.5,2,9
Controversias y críticas posteriores
La masacre de los judíos y musulmanes
Durante el avance de los cruzados, se registraron masacres de comunidades judías en ciudades alemanas y de poblaciones musulmanas en Jerusalén, actos que la propia crónica de la época describe como «frightful massacre».2
El papel de la propaganda y la «paz de Dios»
Aunque el papa extendió la Truce of God para proteger a los civiles, la realidad mostró que muchos grupos cruzados actuaron sin disciplina, cometiendo atrocidades que contrastaron con la retórica de paz y caridad.1
El legado ecuménico
El establecimiento de patriarcados latinos y la supresión de la autonomía de la Iglesia ortodoxa en Antioquía y Jerusalén alimentaron el cisma entre Oriente y Occidente, dificultando futuros intentos de reconciliación.8,9
Bibliografía y notas
Citas
Papa Bto. Urbano II, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa Bto. Urbano II. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Cruzadas, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Cruzadas. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 214. ↩ ↩2
Papa #159: Bto. Urbano II, Magisterium AI. Breve Historia de los Papas de la Iglesia Católica, §Papa 159: Bto. Urbano II (2024). ↩ ↩2
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 215. ↩ ↩2
Cruzadas, las, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Cruzadas, Las (2015). ↩ ↩2
Reino Latino de Jerusalén (1099-1291), The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Reino Latino de Jerusalén (1099-1291). ↩ ↩2
B1. Desde 1054 hasta el Concilio de Florencia (1438-1439), Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Sinodalidad y Primado en el Segundo Milenio y Hoy, § 1.8 (2023). ↩ ↩2 ↩3
Iglesia Griega, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, § Iglesia Griega. ↩ ↩2 ↩3