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Profeta

Profeta
Gebhard Fugel: Moisés recibiendo las tablas. Dominio Público.

El término profeta designa a aquellos individuos que, a través de una revelación divina, transmiten un mensaje de Dios a la humanidad. En la tradición católica, los profetas son figuras esenciales en la historia de la salvación, ya que anuncian la voluntad divina, advierten sobre las consecuencias del pecado y guían hacia el camino de la redención. Este artículo explorará la definición y el papel de los profetas en la Biblia, su interpretación en la teología católica, las distintas categorías de profetas y la relevancia continua de la profecía en la vida de la Iglesia y en la esperanza escatológica.

Tabla de contenido

Definición y Origen del Término

El vocablo profeta proviene del griego prophētēs (προφήτης), que significa «predecir» o «anunciar». En el contexto bíblico, un profeta es aquel que «habla en nombre de Dios» y que recibe una revelación directa del Creador1. La enseñanza católica subraya que el profeta no solo predice eventos futuros, sino que también proclama la verdad de la fe, exhorta al arrepentimiento y manifiesta la voluntad divina en el presente1.

Los Profetas en el Antiguo Testamento

El Llamado Divino

En el Antiguo Testamento, los profetas son elegidos y llamados por Dios para ser sus portavoces1. El relato de Abraham es un ejemplo temprano de esta revelación: «Dios le dijo a Abram: Ve a la tierra que te mostraré» (Génesis 12:1)2. Este encuentro marca el inicio de una relación particular entre Dios y su pueblo, en la que la palabra divina es transmitida a través de los profetas2. Los profetas eran conscientes de esta misión divina, como lo expresó Amós, quien afirmó no ser un profeta profesional, sino un pastor al que el Señor tomó para profetizar a Israel (Amós 7:14-15)1.

Profetas Mayores y Menores

La distinción entre profetas mayores (Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel) y profetas menores no se refiere a su importancia, sino a la extensión de sus escritos1. Los profetas mayores abordan temas de gran alcance, como el juicio divino y la esperanza mesiánica, mientras que los profetas menores, aunque con textos más breves, también transmiten mensajes cruciales de justicia y misericordia1.

El Papel de la Profecía

La profecía en el Antiguo Testamento cumple tres funciones principales:

  1. Anunciar la voluntad de Dios: Los profetas comunican los designios divinos y la verdad de la fe1.

  2. Advertir sobre el pecado y sus consecuencias: Convocan al pueblo a la conversión del corazón y a la fidelidad a la Ley3,4.

  3. Ofrecer esperanza en la venida del Mesías: Preparan el camino para el nuevo reino de Dios que el Mesías establecería1,5.

Los profetas, por tanto, son instrumentos de la providencia divina, guiando al pueblo hacia la salvación y formando a la comunidad en la esperanza de una nueva y eterna Alianza5.

Los Profetas en el Nuevo Testamento

Jesús como el Gran Profeta

En el Nuevo Testamento, Jesús es presentado como el profeta por excelencia, quien cumple todas las profecías del Antiguo Testamento1. Su vida, muerte y resurrección representan la culminación de la palabra de Dios. Jesús no recibe la verdad de una fuente externa, sino que su enseñanza emana de Él mismo, promulgándola con una autoridad sin precedentes1.

Los Apóstoles y la Profecía

Los apóstoles también ejercen un oficio profético. Después de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, Pedro y los demás reciben la capacidad de «proferir profecías» (Hechos 2:17)1. La Iglesia primitiva valoró la profecía como un carisma importante para la edificación, exhortación y consuelo de la comunidad, y para guiarla en la verdad del Evangelio1.

El Oficio Profético en la Iglesia

El Llamado de Dios a los Fieles

La Iglesia Católica reconoce que el don profético no se limita a las figuras bíblicas, sino que se extiende a los fieles. El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que «el pueblo de Dios participa también del oficio profético de Cristo» (CCC 785)6. Este llamado implica una vida de oración, discernimiento y testimonio de la fe, adhiriéndose infaliblemente a la fe recibida y profundizando su comprensión para ser testigos de Cristo en el mundo6.

El Papel de la Profecía en la Liturgia

La liturgia católica incorpora la profecía a través de las lecturas bíblicas, los himnos y la proclamación del Evangelio. Los textos proféticos se leen en diversos momentos, recordando a los fieles la continuidad de la palabra de Dios y su relevancia para la vida presente.

Revelaciones Privadas y su Dimensión Profética

Las revelaciones privadas aprobadas por la autoridad de la Iglesia, como las apariciones marianas de La Salette, Lourdes, Fátima, Banneux y Beauraing, poseen una dimensión profética4. Estas revelaciones no añaden nada a la Revelación Pública, que culminó en Cristo, pero pueden ayudar a vivirla más plenamente en una época determinada4. Sus mensajes a menudo instan a la conversión, la oración y la penitencia, mostrando analogías con las intervenciones de los profetas del Antiguo Testamento, quienes buscaban la conversión del pueblo de la Antigua Alianza4. En este sentido, la Virgen María, a través de estas apariciones, continúa una misión profética dentro de la Iglesia, actuando como mediadora de la voluntad salvífica de Dios4.

Tipos de Profecía

Aunque no se establece una clasificación rígida, se pueden identificar distintas manifestaciones de la profecía:

La Profecía y la Escatología

La Esperanza en la Segunda Venida

La profecía es un elemento central en la enseñanza escatológica católica. Los profetas anuncian la segunda venida de Cristo y el establecimiento definitivo del Reino de Dios1. La Iglesia enseña que la profecía no se limita al pasado, sino que se proyecta hacia el futuro, ofreciendo esperanza y dirección a los fieles en su espera del retorno de Cristo1.

El Fin de los Tiempos

Textos proféticos, como el Libro del Apocalipsis, se interpretan dentro de la doctrina católica como una visión simbólica del juicio final y la victoria de Cristo. La Iglesia invita a los fieles a vivir en constante preparación, confiando en la fidelidad de Dios y en la consumación de todas las cosas en Cristo1.

Conclusión

El profeta, en la tradición católica, actúa como un puente entre lo divino y lo humano. Su misión abarca la proclamación de la voluntad de Dios, el llamado al arrepentimiento y la infusión de esperanza en la redención. Desde los profetas del Antiguo Testamento que formaron al pueblo en la esperanza de la salvación5, hasta los apóstoles del Nuevo Testamento y las manifestaciones proféticas dentro de la Iglesia, la palabra de Dios se transmite a través de la profecía, guiando a la comunidad de creyentes hacia la salvación. La profecía sigue siendo una fuente de inspiración y un signo de la presencia activa de Dios en la vida de los fieles, manifestando que la verdad de la fe alcanza su plenitud al confrontarse con la situación histórica4.

Citas

  1. Profecía, Profeta y Profetisa, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Profecía, Profeta y Profetisa. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

  2. Parte primera - La profesión de fe. Capítulo segundo - Dios sale al encuentro del hombre. La revelación de Dios, Promulgado por el Papa Benedicto XVI. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, § 8 (2005). 2

  3. Sección primera La oración en la vida cristiana, Catecismo de la Iglesia Católica, §párr-2595.

  4. Boguslaw Kochaniewicz, OP. ¿Apariciones Marianas como Locus Theologicus? , § 4. 2 3 4 5 6

  5. Sección primera «Creo» - «Creemos», Catecismo de la Iglesia Católica, §párr-64. 2 3

  6. Sección segunda I. Los Credos, Catecismo de la Iglesia Católica, §párr-785. 2