Profetas menores

Los Profetas Menores son un grupo de doce libros proféticos del Antiguo Testamento, considerados «menores» no por su importancia teológica, sino por su extensión más breve en comparación con los libros de los Profetas Mayores. Estos doce profetas (Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías) ofrecieron mensajes cruciales al pueblo de Israel y Judá, abordando temas como la infidelidad, el juicio divino, la penitencia y la promesa de salvación, y sus escritos son parte integral del canon católico del Antiguo Testamento.
Tabla de contenido
Introducción a los Profetas Menores
En el canon del Antiguo Testamento, los libros proféticos se dividen tradicionalmente en dos categorías: los Profetas Mayores y los Profetas Menores1,2. Esta distinción no se refiere a la relevancia de su mensaje o a su autoridad, sino a la longitud de sus escritos1. Los Profetas Menores son un conjunto de doce libros más breves que los de Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel, quienes son clasificados como Profetas Mayores1,2.
Estos doce profetas son:
El libro de Baruc, aunque no está incluido en el canon hebreo, se une al libro de Jeremías en las Biblias católicas1.
El Papel de los Profetas en Israel
Los profetas en el Antiguo Testamento actuaron como portavoces de Dios, transmitiendo sus oráculos y advertencias al pueblo elegido1. Su ministerio a menudo implicaba la enseñanza oral, complementada con actos simbólicos que captaban la atención de sus oyentes1. Por ejemplo, Jeremías caminó por Jerusalén bajo un yugo de madera para simbolizar la inminente subyugación de las naciones por el rey de Babilonia1. La práctica de escribir sus profecías, iniciada probablemente por Amós, permitió que su influencia fuera más amplia y duradera, dejando pruebas irrefutables de que Dios había hablado a través de ellos1.
Los profetas siempre mantuvieron su autoconciencia y nunca estuvieron sujetos a las condiciones psíquicas desordenadas de los adivinos paganos1. Sus pronunciamientos eran a menudo sublimes y siempre dignos de Dios, a diferencia de los oráculos enigmáticos y pueriles de las sibilas1.
Los Doce Profetas Menores y sus Mensajes
Cada uno de los Profetas Menores ofreció una perspectiva única sobre la relación de Dios con su pueblo, abordando las realidades políticas, sociales y religiosas de su tiempo.
Oseas
Oseas, cuyo nombre significa «Salvación», fue un profeta del Reino de Efraín (Israel)4. Su ministerio se sitúa aproximadamente entre 750 y 735 a.C., siendo contemporáneo de Amós y de los primeros años de Isaías4. El libro de Oseas se divide en dos partes principales: los capítulos 1-3 y los capítulos 4-144. En la primera parte, Oseas se casa con Gomer, una «mujer de fornicaciones», y sus hijos reciben nombres simbólicos que representan la infidelidad de Israel hacia Yahvé4. A pesar de la condena, el mensaje de Oseas concluye con una promesa de misericordia4. Orígenes de Alejandría interpretó que «La Palabra del Señor» que llegó a Oseas se refiere a la venida del Hijo, la Palabra, enviado por el Padre, y que Oseas, etimológicamente «Salvado», se convierte en hijo de la sabiduría de Dios5.
Joel
Joel, hijo de Fatuel, es el segundo en la lista de los Profetas Menores6. La escena de su ministerio fue el Reino de Judá, probablemente Jerusalén, dada sus frecuentes referencias al templo y al altar6. El libro de Joel, compuesto por setenta y tres versículos, presenta una estructura típica de discurso profético: advertencias sombrías del juicio de Yahvé para despertar al pueblo de la letargia moral, y noticias gozosas de la obra de salvación de Yahvé para mantener viva la fe en la venida del Reino de Dios6. El libro describe la devastación de la tierra de las doce tribus por plagas y predice que el Espíritu Santo será derramado sobre los siervos y siervas de Dios después de la caída del pueblo anterior7.
Amós
Amós, un pastor y recolector de higos sicómoros de Tekoa, profetizó entre los años 760-750 a.C., siendo quizás el más antiguo de los profetas escritores1. A pesar de su origen humilde, Amós no puede ser explicado en pocas palabras, ya que sus profecías abarcan las transgresiones de Damasco, Gaza, Tiro, Idumea, Moab, los hijos de Amón, y especialmente Judá e Israel7. Amós denuncia la opresión social y la idolatría, anunciando la caída de las casas grandes y pequeñas, y una «hambre en la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír las palabras del Señor»7.
Abdías
Abdías, cuyo nombre significa «siervo de Yahvé», es el autor del libro profético más corto del Antiguo Testamento, con solo veintiún versículos8. Se le atribuye haber pertenecido al Reino de Judá8. Su profecía se centra casi exclusivamente en el destino de Edom, condenándola por su conducta poco fraternal hacia Judá durante el saqueo de Jerusalén8. Abdías predice la destrucción total de Edom, a pesar de su confianza en sus fortalezas rocosas8.
Jonás
Jonás es el quinto de los Profetas Menores9. Su nombre, que usualmente significa «paloma», podría también derivar de una raíz que significa «lamentarse» o «quejarse», una interpretación que se alinea con las palabras de queja del profeta en el capítulo 4 de su libro9. Jonás es mencionado en 2 Reyes 14:25 como un profeta que predijo la restauración de las fronteras de Israel por Jeroboam II9. San Jerónimo interpretó el naufragio de Jonás como una figura de la pasión del Señor, y su predicación a Nínive como el anuncio de la salvación a todos los gentiles7.
Miqueas
Miqueas de Moréset, contemporáneo de Isaías1, anuncia el despojo de la «hija del ladrón» y el asedio contra ella, porque ha golpeado la mandíbula del juez de Israel7. Su mensaje se centra en la justicia social y la condena de la corrupción en Judá e Israel.
Nahúm
Nahúm, cuyo nombre hebreo significa «consolador» o «consuelo», es el séptimo en la lista tradicional de los Profetas Menores10. Poco se sabe de su vida, y la información se extrae principalmente de su propio libro10. Nahúm, el «consolador del mundo», reprende la ciudad sangrienta de Nínive y, cuando es derrocada, exclama: «¡He aquí sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas!»7.
Habacuc
Habacuc, el octavo de los Profetas Menores, probablemente floreció hacia finales del siglo VII a.C.11. Su nombre, que se asemeja al asirio «hambakûku» (nombre de una planta), se interpreta comúnmente como «abrazo» o «abrazo ardiente»11. Habacuc es descrito por San Jerónimo como un «luchador fuerte e inflexible» que se para en su puesto y en la torre para contemplar a Cristo en la cruz7. Su profecía contiene una oración en el capítulo 3 que algunos estudiosos sugieren que podría indicar que fue miembro del coro del Templo11.
Sofonías
Sofonías, el noveno de los Profetas Menores, predicó y escribió en la segunda mitad del siglo VII a.C., siendo contemporáneo y partidario de Jeremías12. Su nombre hebreo, Zephanja, significa «el Señor oculta» o «el Señor protege»12. La actividad del profeta se sitúa durante el reinado del rey Josías (641-611 a.C.), y su libro es un documento importante para comprender esa era12. Sofonías denunció la idolatría y la corrupción moral en Jerusalén, amenazando con destruir el «remanente de Baal»12. Su profecía anuncia un «gran día del Señor», un día de ira y angustia, donde la plata y el oro no podrán salvar a los pecadores13.
Ageo
Ageo, el décimo de los Profetas Menores, cuyo nombre significa «el festivo» o «mi fiesta es Yahvé», profetizó durante el segundo año del reinado del rey persa Darío I (520 a.C.)14. Su libro es muy corto y no ofrece mucha información personal, aunque la tradición judía lo sitúa como nacido en Caldea durante el cautiverio babilónico y como uno de los exiliados que regresaron a Jerusalén14. Ageo se ocupó de la reconstrucción del Templo, representando al Señor diciendo: «Todavía una vez, es un poco de tiempo, y yo sacudiré los cielos, y la tierra, y el mar, y la tierra seca; y sacudiré a todas las naciones, y vendrá el deseado de todas las naciones»7.
Zacarías
La profecía de Zacarías, en parte, se fecha entre 520 y 518 a.C.1. Junto con Ageo, Zacarías fue fundamental en el impulso de la reconstrucción del Templo de Jerusalén tras el exilio babilónico. Sus visiones y oráculos ofrecen consuelo y esperanza, apuntando hacia un futuro mesiánico.
Malaquías
Malaquías, cuyo nombre hebreo Mál’akhî significa «mi mensajero» o «mi ángel», es el último de los doce Profetas Menores y el último de los profetas canónicos del Antiguo Testamento15. Su ministerio se sitúa a mediados del siglo V a.C.1. Las escuelas judías lo identificaron tempranamente con el escriba Esdras, una tradición sin valor histórico, pero que lo veía como un intermediario entre los profetas y la «gran sinagoga»15. Malaquías denuncia la infidelidad sacerdotal y la negligencia del pueblo en el cumplimiento de la ley15. El profeta Malaquías predice la venida del Señor Todopoderoso y el día de su venida, describiéndolo como un fuego de horno y jabón de batanero, que refinará y purificará16.
La Importancia de los Profetas Menores en el Canon Católico
Los libros de los Profetas Menores son una parte integral del canon del Antiguo Testamento en la Iglesia Católica, tal como fue definido explícitamente por el Concilio de Trento en la Sesión IV, en 15463. La lista de estos doce profetas es consistente con la tradición y el orden de los libros sigue, en su plan general, el de la Septuaginta3.
Estos escritos, aunque más breves, son fundamentales para comprender la historia de la salvación y la preparación para la venida de Cristo7. Orígenes de Alejandría enfatiza la unidad y armonía de las Escrituras, señalando que lo que a algunos les parece un conflicto entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, o entre la Ley y los Profetas, no es tal para aquellos que tienen «oídos para oír» la armonía divina17. La Palabra de Dios, el único Pastor, une todas las Escrituras en perfecta concordia17.
Conclusión
Los Profetas Menores, a través de sus diversos mensajes y contextos históricos, ofrecen una rica tapicería de la intervención divina en la vida de Israel. Sus profecías no solo condenaron el pecado y llamaron a la penitencia, sino que también ofrecieron esperanza y anunciaron la llegada del Mesías y la plenitud de la salvación. Sus escritos siguen siendo una fuente vital de enseñanza y discernimiento espiritual para los fieles católicos, recordándonos la fidelidad de Dios y la importancia de la obediencia a su Palabra.
Citas
Profecía, profeta y profetisa, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Profecía, Profeta y Profetisa. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 8 de mayo de 1985 (1985). ↩ ↩2 ↩3
Canon del Antiguo Testamento, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Canon del Antiguo Testamento. ↩ ↩2 ↩3
Oseas, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Oseas. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Libro II - Comentario sobre el evangelio de Juan, libro II, Orígenes de Alejandría. Comentario sobre el Evangelio de Juan, § 1 (230). ↩
Joel, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Joel. ↩ ↩2 ↩3
Eusebio Sofronio Jerónimo (Jerónimo de Estridón o San Jerónimo). Carta 53 - A Paulino, § 8 (394). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9
Abdías, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Abdías. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Jonás, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Jonás. ↩ ↩2 ↩3
Nahúm, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Nahúm. ↩ ↩2
Habacuc (Habacuc), The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Habacuc (Habacuc). ↩ ↩2 ↩3
Sofonías (Sofonías), The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Sofonías (Sofonías). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Sofonías 1. ↩
Ageo (Hageo), The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Ageo (Hageo). ↩ ↩2
Malaquías (Malaquías), The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Malaquías (Malaquías). ↩ ↩2 ↩3
Comentario sobre el Credo de los Apóstoles, Tirannius Rufinus (Rufino de Aquilea). Comentario sobre el Credo de los Apóstoles, § 34 (404). ↩
Fragmento del libro II - Comentario sobre el evangelio de Mateo, fragmento del libro II, Orígenes de Alejandría. Comentario sobre Mateo, §Comentario sobre el evangelio de Mateo, fragmento del libro II (250). ↩ ↩2