Querubines

Los querubines son una de las órdenes más elevadas de los ángeles en la jerarquía celestial católica, conocidos por su «plenitud de conocimiento» y su cercanía a la gloria de Dios. Frecuentemente mencionados en el Antiguo Testamento y una vez en el Nuevo, no son meras representaciones simbólicas, sino seres espirituales reales y personales que cumplen funciones ministeriales divinas. Su iconografía ha evolucionado, desde guardianes del Edén y portadores del trono de Dios, hasta figuras artísticas en el Santuario judío y, en la teología posterior, seres llenos de sabiduría que contemplan a Dios de cerca.
Tabla de contenido
Etimología y Significado del Nombre
La palabra «querubín» (plural hebreo: querubim) se deriva del asirio kirubu, que significa «estar cerca» o «cercanos»1. Esto sugiere que los querubines son seres íntimos a la Majestad de Dios, sirvientes personales, guardaespaldas o cortesanos celestiales1. Por extensión, el término llegó a significar «Espíritu Angélico»1.
En la teología cristiana, particularmente con San Gregorio Magno, el nombre «querubín» se interpreta como «plenitud de conocimiento»1,2. Estos seres celestiales son llamados así porque están llenos de un conocimiento más perfecto, ya que se les permite contemplar la gloria de Dios de manera más cercana1,2. Esta interpretación se remonta a Filón y fue combinada con la función veterotestamentaria de los querubines por San Agustín, quien afirmó que «Querubín significa el Asiento de la Gloria de Dios y se interpreta: Plenitud de Conocimiento»1. Clemente de Alejandría también señaló que el nombre «Querubín» denota «mucho entendimiento»1.
Querubines en las Sagradas Escrituras
Los querubines aparecen en diversas ocasiones en el Antiguo Testamento y una vez en el Nuevo, desempeñando roles significativos y con descripciones variadas.
En el Génesis y su Función Protectora
La primera mención de los querubines se encuentra en el Génesis, donde Dios los sitúa a la entrada del Paraíso después de la caída de Adán, junto con una espada flameante, para guardar el camino del árbol de la vida1. Esta función de guardianes y ministros divinos que ejecutan los mandatos de Dios es clave para entender su existencia como seres reales y no solo símbolos1,3. La descripción indirecta de este pasaje sugiere que los querubines fueron creados en un estado de perfección, sabiduría, impecabilidad, cercanía a Dios y gloria preternatural1. La frase «con alas extendidas en protección» también puede traducirse como «querubín de la unción, que cubre», lo que añadiría características de realeza y beneficencia1.
Las Visiones Proféticas de Ezequiel
El profeta Ezequiel ofrece las descripciones más detalladas y complejas de los querubines. En su visión del «carro viviente» de Dios (Ezequiel 1 y 10), describe cuatro seres vivientes con cuerpos de hombres, pero con cuatro caras cada uno: un rostro humano al frente, un rostro de águila detrás, un rostro de león a la izquierda y un rostro de buey a la derecha1,4,5. Sus piernas eran rectas, sus pies como pezuñas de becerro y brillaban como bronce bruñido4. Tenían cuatro brazos, dos en cada hombro, y un ala a lo largo de cada brazo1. Dos alas se extendían hacia arriba y dos cubrían sus cuerpos1,4. Estos seres se movían en cualquier dirección sin girar, y entre ellos había cuatro ruedas grandes, cada una doble, que también se movían en cualquier dirección1,5. Tanto los ángeles como las ruedas estaban llenos de ojos5. Sobre sus cabezas, había una expansión de cristal y sobre ella un trono de zafiro, con la semejanza de la gloria de Yahvé1.
La complejidad de estas visiones ha dado lugar a múltiples interpretaciones1. Las cuatro caras se entienden como símbolos de la sabiduría inteligente del hombre, la fuerza ágil del león, el peso ponderoso del buey y la sublimidad del águila1. Aunque en el arte cristiano primitivo estas figuras querubínicas se asociaron a los cuatro Evangelistas, esto se considera un sensus accommodatus, una aplicación secundaria1.
Ezequiel también menciona a los querubines en su profecía contra el Príncipe de Tiro (Ezequiel 28, 14 ss.), donde Tiro es descrito como un ángel caído de la gloria1.
Querubines como «Carro de Dios»
En varios pasajes bíblicos, Dios es descrito como «el que se sienta sobre los querubines» (1 Samuel 4:4; 2 Samuel 6:2; 2 Reyes 19; Isaías 37:37, 16; Salmos 79:2 y 98:1)1. Esto se refiere a la morada de Yahvé en el Santo de los Santos, pero también se entiende como una referencia a los querubines celestiales que sirven como portadores del trono de Dios1. El Salmo 17 describe a Yahvé descendiendo sobre un querubín y volando sobre las alas del viento1. La idea del querubín como «carro de Dios» se indica también en 1 Crónicas 18, donde los querubines del Templo son descritos como «el Carro», simbolizando tronos vivientes y alados sobre los cuales el Todopoderoso viaja por los cielos1.
Querubines en el Arte y el Santuario Judío
Los querubines son frecuentemente mencionados en la Biblia en relación con figuras esculpidas, grabadas y bordadas utilizadas en el mobiliario y la ornamentación del Santuario judío1.
El Arca de la Alianza y el Propiciatorio
Según Éxodo 25:18-21, se colocaron figuras de dos querubines de oro labrado sobre el kapporeth o tapa del Arca (el «Propiciatorio»)1. Estos querubines miraban el uno al otro, con sus alas extendidas sobre el propiciatorio1.
El Templo de Salomón
En el Templo de Salomón, se colocaron dos enormes querubines de madera de olivo recubiertos de oro en el Santo de los Santos (1 Reyes 6:23 ss.; 2 Crónicas 3:11 ss.)1. Sus alas se extendían de pared a pared1. Además, los querubines fueron grabados como un «motivo» artístico en la madera y el metal que cubrían el revestimiento del Templo, tanto interior como exterior, junto con palmeras y flores abiertas1,6. El Mar de Bronce también estaba adornado con figuras de leones, bueyes y querubines1.
El Velo del Tabernáculo
Según Éxodo 26:31, los querubines fueron bordados en el Velo del Tabernáculo, que separaba el Lugar Santo del Santo de los Santos1. Se tejieron con «azul, púrpura, carmesí y lino fino torcido»1. Se cree que estas figuras representaban espíritus guardianes1.
Querubines en la Teología Católica
La Iglesia Católica sostiene firmemente que los querubines son seres espirituales reales y existentes, no meras representaciones simbólicas de ideas abstractas1. Desde los primeros siglos del cristianismo, la Iglesia aceptó la personalidad de los querubines1.
Jerarquía Angélica
En la jerarquía angélica, los querubines, junto con los serafines, ocupan el lugar más alto1,7. Esta división de nueve órdenes angélicas, con los serafines, querubines y tronos en el coro más elevado, se hizo prácticamente universal después de Pseudo-Dionisio (alrededor del año 500 d.C.) y fue popularizada en Occidente por el Papa Gregorio Magno1.
San Gregorio Magno describe a los querubines como poseedores de la «plenitud de conocimiento», una sabiduría que es más perfecta cuanto más de cerca pueden contemplar la gloria de Dios1,8,2. San Bernardo de Claraval también los describe como «los que beben de la fuente misma de la Sabiduría, la boca del Altísimo, y a su vez derraman los arroyos del conocimiento para todos sus conciudadanos»9. Bonaventura, por su parte, afirma que en los querubines, Dios «conoce como verdad»2. Su misión especial es impartir la verdad a los hombres2.
Distinción entre Querubines y Serafines
Aunque ambos se encuentran en el coro más elevado, los serafines y querubines son distintos7. Los serafines están delante de Dios como siervos ministrantes en la corte celestial, mientras que los querubines llevan o velan a Dios, mostrando la presencia de su gloria en el santuario terrenal7. El nombre «serafín» se deriva del hebreo saraph, «consumir con fuego», lo que se relaciona con su función de purificar con fuego celestial7. Los serafines se asocian con el ardor del amor, mientras que los querubines con la plenitud del conocimiento8,2,10.
Función de los Querubines en la Liturgia
La Iglesia, en su liturgia, se une a los ángeles para adorar al Dios tres veces santo11. Invoca su asistencia y celebra la memoria de ciertos ángeles11. Aunque el «Himno Querubínico» de la Liturgia Bizantina celebra la memoria de los ángeles en general, los querubines son parte integral de la veneración angélica en la Iglesia11.
La Naturaleza de los Ángeles
Los ángeles, incluidos los querubines, son criaturas espirituales que sirven a Dios1. La vida del Verbo encarnado, desde la Encarnación hasta la Ascensión, está rodeada de la adoración y el servicio de los ángeles12. Ellos proclaman la Buena Nueva de la Encarnación y Resurrección de Cristo y estarán presentes en su regreso12. Todos los signos en las celebraciones litúrgicas, incluidas las imágenes sagradas y los ángeles, se relacionan con Cristo, quien es glorificado en ellos13.
Los ángeles son capaces de reconocer «cuán majestuoso es el nombre del Señor en toda la tierra»14. La providencia divina ha encomendado a los ángeles la custodia de las naciones, lo que limita el orgullo de la humanidad caída15.
Errores y Clarificaciones
Es importante notar que, a pesar de las descripciones detalladas de Ezequiel, la apariencia exacta de los querubines del Templo de Salomón o del Santuario pre-salomónico no se conoce con certeza1. Incluso los judíos en tiempos de Cristo habían olvidado por completo su apariencia1. Josefo afirmó que nadie sabía o podía adivinar su forma1. Sin embargo, el hecho de que la Biblia no dé explicaciones detalladas sugiere que eran figuras comunes en el arte de la época1.
Algunos estudiosos protestantes modernos opinan que los querubines son solo representaciones simbólicas de ideas abstractas, pero la Iglesia Católica sostiene que son seres espirituales existentes1.
Conclusión
Los querubines son figuras centrales en la angelología católica, reconocidos por su profunda sabiduría y su cercanía a Dios. Desde su papel como guardianes del Paraíso hasta su lugar en la más alta jerarquía celestial, su existencia real y sus funciones ministeriales son parte integral de la fe. Su representación, aunque variada y a menudo simbólica en el arte, siempre apunta a su rol como portadores de la gloria divina y dispensadores de la verdad y el conocimiento de Dios.
Citas
Querubines, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Querubines. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29 ↩30 ↩31 ↩32 ↩33 ↩34 ↩35 ↩36 ↩37 ↩38 ↩39 ↩40 ↩41 ↩42 ↩43 ↩44 ↩45
Randall B. Smith. La Reductio de Buenaventura de los Nueve Coros de Ángeles: Cómo Buenaventura Comprimió Dos Tradiciones Monumentales en Nueve Palabras y Nueve Frases Cortas, § 17. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Ángeles, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Ángeles. ↩
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Ezequiel 1. ↩ ↩2 ↩3
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Ezequiel 10. ↩ ↩2 ↩3
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Ezequiel 41. ↩
Serafines, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Serafines. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Providencia - De los rangos y el orden de los ángeles, Tomás de Aquino. Compendio de Teología (Compendium Theologiae), §Parte I - Capítulo 126 (1273). ↩ ↩2
Parte II: Los doce grados del orgullo - Capítulo X - El primer grado -- Curiosidad -- Lo opuesto a la modestia -- Especialmente de los ojos, Bernardo de Claraval. Los Doce Grados de la Humildad y del Orgullo, §Parte II - Capítulo X (1120). ↩
Randall B. Smith. La Reductio de Buenaventura de los Nueve Coros de Ángeles: Cómo Buenaventura Comprimió Dos Tradiciones Monumentales en Nueve Palabras y Nueve Frases Cortas, § 14. ↩
Sección dos, I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, §párrafo-335. ↩ ↩2 ↩3
Sección dos, I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, §párrafo-333. ↩ ↩2
Sección uno, La economía sacramental, Catecismo de la Iglesia Católica, §párrafo-1161. ↩
Sección uno, La oración en la vida cristiana, Catecismo de la Iglesia Católica, §párrafo-2566. ↩
Sección uno, «Creo» - «Creemos», Catecismo de la Iglesia Católica, §párrafo-57. ↩