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Reforma protestante

Reforma protestante
Disputatio pro declaratione virtutis indulgentiarum 95條論綱 Martin Luther 馬丁 路德 Wittenberg: Melchior Lotter d.J., 1522 Signatura: RA 92/3237. Dominio Público.

La Reforma Protestante fue un movimiento religioso del siglo XVI que supuso una fractura significativa en la unidad del cristianismo occidental, dando origen a diversas confesiones protestantes. Surgió de una serie de críticas a doctrinas, prácticas y estructuras de la Iglesia Católica, impulsadas por figuras como Martín Lutero y Juan Calvino. Aunque los reformadores católicos ya habían iniciado un movimiento de reforma dentro de la Iglesia, la Reforma Protestante, con sus objeciones a la doctrina católica sobre los sacramentos, el culto y la piedad popular, llevó a una profunda división que la Iglesia Católica abordó principalmente a través del Concilio de Trento y la Contrarreforma.

Tabla de contenido

Orígenes y Causas

El surgimiento del protestantismo a principios del siglo XVI fue precedido por un período de inquietud dentro de la Iglesia. Ya en 1517, poco después de la clausura del Quinto Concilio de Letrán, que había dispuesto la instrucción de la juventud en la liturgia, la crisis que conduciría a la Reforma Protestante comenzó a manifestarse1. Martín Lutero, en 1518, apeló a un concilio general, convencido de que sería condenado en Roma por sus doctrinas heréticas2. Las Dietas de Núremberg (1523) y Espira (1524) también demandaron un «concilio cristiano libre» en suelo alemán para resolver las disputas religiosas y las acusaciones contra Roma2.

Los reformadores protestantes plantearon numerosas objeciones a la doctrina católica sobre los sacramentos, el culto de la Iglesia y la piedad popular1. Estas críticas no solo se centraron en prácticas que consideraban abusivas, sino que abordaron convicciones fundamentales, como la comprensión de la fe y su papel en la vida cristiana, que difería significativamente de la tradición teológica medieval3.

Principales Figuras y Doctrinas

Entre las figuras más influyentes de la Reforma Protestante se encuentran Martín Lutero y Juan Calvino.

Martín Lutero y la Justificación por la Fe

Martín Lutero fue una figura central en el inicio de la Reforma. Su principal preocupación teológica era la doctrina de la justificación: ¿qué es lo que nos hace justos ante Dios?4. La respuesta de Lutero fue la justificación solo por la fe, separada de las obras4. La Iglesia Católica, aunque coincidía en que la justificación es un don de la gracia y que la fe sobrenatural es necesaria para la salvación, discrepó con la fórmula de Lutero simul justus et peccator (justo y pecador al mismo tiempo)4. Lutero sostenía que uno podía ser justo por la fe mientras permanecía alienado de Dios en la voluntad por la herida interior del pecado4. En contraste, el Concilio de Trento enseñó que la infusión de la caridad sobrenatural es una dimensión esencial de la justificación, y que la fe, la esperanza y el amor, obrando juntos por la gracia, apartan libre y voluntariamente a la persona del pecado y la vuelven hacia Dios4.

La teología de Lutero también influyó en su visión de la relación entre la agencia divina y humana, donde a menudo concebía la actividad de Dios y del hombre como intrínsecamente excluyentes: donde Dios actúa por gracia para justificarnos, el libre albedrío es excluido, y viceversa5. Esta teología de «concurrencia» o rivalidad entre la causalidad divina y creada afectó profundamente su teología de la justificación, su doctrina política de los dos reinos y su teología sacramental5.

Juan Calvino y la Centralidad de la Iglesia

Juan Calvino, otra figura clave, también enfatizó la necesidad de la Iglesia. Su catecismo, por ejemplo, subraya que rechazar la Iglesia «hace ineficaz la muerte de Cristo… Porque el único efecto que resulta de todo es que hay una Iglesia»6. Los teólogos católicos concuerdan con Calvino en este punto, aunque se preguntan sobre la consistencia de la Iglesia y de sus actos6.

La Respuesta Católica: El Concilio de Trento y la Contrarreforma

La Iglesia Católica respondió a la Reforma Protestante con el Concilio de Trento (1545-1563) y el movimiento conocido como la Contrarreforma1,7.

El Concilio de Trento

El Concilio de Trento fue el decimonoveno concilio ecuménico, convocado para abordar la situación de la Iglesia ante la propagación del protestantismo1,2. Su objetivo principal fue la determinación definitiva de las doctrinas de la Iglesia en respuesta a las herejías protestantes, y la ejecución de una reforma profunda de la vida interna de la Iglesia mediante la eliminación de numerosos abusos2.

El concilio abordó cuestiones litúrgicas y de piedad popular desde una perspectiva doctrinal y cultual1. Se denunciaron errores, se condenaron abusos y se defendió la fe y la tradición litúrgica de la Iglesia1. El decreto De reformatione generali propuso un programa pastoral para la instrucción litúrgica del pueblo, cuya activación fue encomendada a la Santa Sede y a los obispos1.

Aunque el Concilio de Trento no definió el primado papal debido a fuertes «contratendencias episcopales», especialmente en Francia, la Iglesia Católica se centralizó cada vez más en doctrina, liturgia y actividad misionera después de Trento8. El papado se convirtió en un foco importante en la controversia con el protestantismo sobre la verdadera fe, y su autoridad se fortaleció en el período post-tridentino, marcando la identidad confesional católica romana8.

El Concilio de Trento también estableció la norma de que los sínodos diocesanos debían celebrarse anualmente y los sínodos provinciales cada tres años, para transmitir el impulso de las reformas tridentinas a toda la Iglesia9. Ejemplos de esto fueron San Carlos Borromeo en Milán y Santo Toribio de Mogrovejo en América, quienes convocaron numerosos sínodos9.

La Contrarreforma

El término Contrarreforma se refiere al período de renacimiento católico desde el pontificado del Papa Pío IV (1560) hasta el final de la Guerra de los Treinta Años (1648)7. Aunque el nombre sugiere que el movimiento católico fue posterior al protestante, la reforma en realidad comenzó en la Iglesia Católica antes de Lutero, y continuó ganando terreno en el sur católico7.

La Contrarreforma no fue simplemente una reacción, sino un ejercicio de reforma en sí misma, con un énfasis en la «reformatio in pristinum» (reforma hacia lo anterior) y la «reformatio ad melius» (reforma para lo mejor)10. Se buscó la recuperación de la ortodoxia teológica y la innovación en la disciplina y la catequesis10. La preocupación principal era la cura animarum (cuidado de las almas), buscando superar la brecha entre la erudición teológica y la fe vivida10.

Este período vio un fortalecimiento de la autoridad papal y el surgimiento de nuevas órdenes religiosas como los jesuitas, que desempeñaron un papel crucial en la reforma tridentina y la misión, contribuyendo a la autoridad del papado8,11. Figuras santas como San Carlos Borromeo, el Papa Pío V, Santa Teresa de Ávila y San Roberto Belarmino fueron entusiastas partidarios de las reformas disciplinarias12.

Un aspecto importante de la Reforma Católica fue el «igualitarismo salvífico», la noción de que el estatus social no tenía influencia en la salvación, lo que hizo que la espiritualidad católica fuera accesible a la gente común y facilitó su expansión global13.

Las Diferencias Fundamentales y el Diálogo Ecuménico

Las diferencias entre católicos y protestantes han sido profundas. Los protestantes a menudo han criticado a la Iglesia Católica por supuestamente haber corrompido la religión original al añadir doctrinas ajenas al Evangelio, incluyendo el primado de jurisdicción del Papa14. Para muchos protestantes, la oficina petrina misma es el obstáculo fundamental para ser católico, ya que la consideran una distorsión de la verdad del Evangelio15. La doctrina de la sola Scriptura (la Biblia y solo la Biblia es la religión de los protestantes) y el juicio privado han sido marcadores distintivos del protestantismo15.

Desde la perspectiva católica, la autoridad y supremacía de Pedro y sus legítimos sucesores son esenciales para pertenecer a la única Iglesia de Cristo16. La Iglesia Católica no puede participar en asambleas que comprometan la verdad divinamente revelada, ya que su doctrina no ha desaparecido ni se ha oscurecido, sino que es sostenida por Dios mismo17.

A pesar de las diferencias históricas, ha habido esfuerzos en el diálogo ecuménico. El diálogo teológico ha puesto de manifiesto un vasto patrimonio de fe que une a católicos y protestantes, como la confesión del mismo Dios Uno y Trino, el Hijo de Dios encarnado y muerto por la salvación, y el mismo Credo apostólico18. La doctrina de la justificación fue el punto de partida de la Reforma Protestante y la causa de la ruptura de la unidad de los cristianos occidentales18. Se espera que una comprensión común de esta doctrina ayude a resolver otras controversias relacionadas18.

Sin embargo, el ecumenismo no significa camuflar las divergencias existentes, sino profundizar en el Misterio de Cristo y asimilar su mensaje de manera adecuada18. El Papa Pío XI advirtió contra el «irenismo» falso, que busca la unidad a expensas de la verdad completa de la fe católica19. La Iglesia Católica sigue exhortando a los hermanos separados a regresar al abrazo del Buen Pastor y a la comunión de la misma fe20,16.

Legado y Perspectiva Católica

La Reforma Protestante, aunque dolorosa en su división, también impulsó a la Iglesia Católica a una profunda renovación interna que se manifestó en el Concilio de Trento y la Contrarreforma1,7. Este período de reforma católica se centró en la santificación de la vida eclesiástica, la transmisión auténtica de la doctrina y la celebración digna de los sacramentos11.

La Iglesia Católica, a través de su Magisterio, ha mantenido una vigilancia constante sobre el depósito de la fe, rechazando novedades profanas y oposiciones de conocimiento falsamente llamado21,22,23. La historia, desde la perspectiva católica, no es una manifestación del mal, y la naturaleza humana no ha sido corrompida por el pecado, permaneciendo intacta interiormente incluso en el hombre caído24.

Hoy en día, el diálogo entre católicos y protestantes sigue siendo un camino importante para la claridad sobre los principios fundamentales3. La Iglesia Católica busca comprender y aprender de otras tradiciones religiosas, al mismo tiempo que proclama el Evangelio y la verdad que lleva en sí misma con integridad y vitalidad4.

Citas

  1. Parte primera: Historia de las tendencias emergentes, magisterio y teología - Capítulo primero: Liturgia y piedad popular en una perspectiva histórica - Liturgia y piedad popular a lo largo de los siglos - El período moderno, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Directorio sobre la piedad popular y la liturgia: principios y orientaciones, § 38 (2001). 2 3 4 5 6 7 8

  2. Concilio de Trento, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Concilio de Trento. 2 3 4

  3. Conclusión, Michael Root. Lutero y Calvino sobre el papel de la fe en los sacramentos: un análisis católico, § 20. 2

  4. IV, Thomas Joseph White, O.P. El genio tridentino del Vaticano II, § 8. 2 3 4 5 6

  5. John Webster, Michael T. Dempsey, et al. Reseñas de Libros (Nova et Vetera, Vol. 6, No. 2), § 29. 2

  6. Charles Morerod, OP. Comuniones eucarísticas como contribución cristiana a la sociedad, § 17. 2

  7. La Contrarreforma, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §La Contrarreforma. 2 3 4

  8. B2. De la Reforma al siglo XVIII, Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Sinodalidad y Primado en el Segundo Milenio y Hoy, § 2.2 (2023). 2 3

  9. Capítulo 1 - Sinodalidad en la Escritura, en la Tradición y en la Historia - 1.3 el desarrollo del procedimiento sinodal en el segundo milenio, Comisión Teológica Internacional. La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia, § 35 (2018). 2

  10. Janet Soskice, Mary M. Keys, et al. Reseñas de Libros (Nova et Vetera, Vol. 22, No. 2), § 15. 2 3

  11. Thomas Joseph White, O.P. Sobre la santificación del sacerdocio católico, § 5. 2

  12. Premoción, Romanus Cessario, O.P. Premoción, Santidad y Papa Benedicto XIII (1724–30): Algunas retrospectivas históricas sobre Veritatis Splendor, § 4.

  13. Janet Soskice, Mary M. Keys, et al. Reseñas de Libros (Nova et Vetera, Vol. 22, No. 2), § 16.

  14. Papa Pío XI. Mortalium Animos, § 7 (1928).

  15. Reinhard Hutter. ¿Por qué el Papa importa a los protestantes? , § 3. 2

  16. Papa Pío XI. Mortalium Animos, § 11 (1928). 2

  17. Papa Pío XI. Mortalium Animos, § 8 (1928).

  18. Papa Juan Pablo II. 5 de octubre de 1991: Celebración ecuménica con motivo del sexto centenario de la canonización de Santa Brígida - Homilía (1991). 2 3 4

  19. Papa Pío XII. Humani Generis, § 43 (1950).

  20. Papa León XIII. Caritatis Studium (1898).

  21. Papa Pío X. Pascendi Dominici Gregis, § 1 (1907).

  22. Papa Pío XI. Non Abbiamo Bisogno, § 53 (1931).

  23. Papa León XIII. Humanum Genus, § 3 (1884).

  24. Papa Pío XII. Discurso Vous avez voulu a los participantes en el X Congreso Internacional de Ciencias Históricas (7 de septiembre de 1955), § 7 (1955).